El «gran editor» al que enterró Max Aub

En el primer número de la revista Los Sesenta, publicado en México en 1964, apareció por primera vez el cuento de Max Aub (1903-1972) «Entierro de un gran editor», que ese mismo año se ponía al alcance de los lectores españoles en el volumen El Zopilote y otros cuentos mexicanos gracias a la colección El Puente creada muy poco antes por Guillermo de Torre (1900-1971).

Los cinco números de la revista Los Sesenta.

El cuento en cuestión, que sin atraer tanta atención como «Librada» o «La verdadera muerte de Francisco Franco», se cuenta entre los más apreciados por la crítica, fue incluido por Javier Quiñones en su antología Enero sin nombre. Los relatos completos del Laberinto mágico (Alba Editorial, 1994), pero tampoco en el prólogo a esta selección de narrativa breve aubiana se aventura ninguna hipótesis acerca de la identidad del interfecto. Y lo mismo sucede en la edición, a cargo de Lluis Llorens Marzo y Javier Lluch Prats, de este cuento en el tomo de las obras completas —que siguiendo una muy hispana tradición de la que Aub era muy consciente, siguen incompletas—dedicadas a Los relato de El laberinto mágico (Generalitat Valenciana, 2006).

Francisco Giner de los Ríos, Ricardo Martínez, Max Aub, José Luis Martínez y Joaquín Díez-Canedo.

También resulta muy borgeana la mención en «Entierro de un gran editor» a tres obras de carácter histórico (Historia general del mundo, Historia de la Marina Española y Diccionario de frases hechas y por hacer), pues son en apariencia inexistentes, si bien la primera podría aludir a la obra del cronista de Indias Antonio de Herrera y Tordesillas (1549-1626), publicada con ese mismo título originalmente en tres volúmenes, y la segunda podría ocultar Cuando el mar no era un camino. Apuntes para la historia de la Marina Española, de Julio Pardo Canalís (¿1918?-2003), publicada en enero de 1937 por la zaragozana y muy fascista Tipografía La Editorial.

Sin embargo, Sebastiaan Faber sí abrió el camino para develar a quién se oculta en el cuento aubiano al proponer a un posible candidato —si bien advirtiendo que «no es seguro que el cuento “Entierro de un gran editor […] se refiera a Juan Grijalbo»— basándose sobre todo en algunas coincidencias biográficas entre el valenciano Solà y el editor de Gandesa y ofreciendo una explicación bastante sugerente.

…ambos [nacieron] en el seno de una familia humilde, con padres que valían poco; los dos se destacaron por sus dotes comerciales; ambos desempeñaron una función importante en un sindicato (Grijalbo en la UGT, Solá en la CNT); los dos se casaron más de una vez; y los dos fundaron una empresa editorial poco después de llegar a México, especializándose en un principio en las obras de referencia.

Además, no puede ser casual que Aub decidiera narrar la muerte del editor ficcional Solá precisamente cuando el Grijalbo real se disponía a establecerse definitivamente en la España de Franco —decisión, en esa época, bastante mal vista por la comunidad exílica y que bien podría interpretarse como una muerte metafórica.

Sin embargo, como es lógico, muchos otros datos pueden dirigir la investigación en otras diversas direcciones. Se nos dice, por ejemplo, que «el difunto se había hecho muy rico aprovechando como parias a mil refugiados republicanos españoles» y que «allí trabajamos casi todos, unos al principio —como yo—, otros luego, en los puestos que dejamos al crecer el negocio», en referencia a los exiliados de 1939. Con esos datos, uno pudiera aventurar que quizás Aub está aludiendo al gallego José María González Porto (1895-1975), el célebre creador de la Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, conocida por sus siglas UTEHA (que recuerda la H.U.S.C. de V. mencionada en el cuento). Al igual que Gabriel Solá padre, González Porto se dedicó inicialmente a la venta de libro de viejo, en su caso en cuanto llegó a Cuba, y una vez establecido en México había puesto un pie en Barcelona ya en 1952 mediante la compra de la editorial Montaner i Simón (especializada en libro técnico y grandes obras enciclopédicas).

La alusión al abundante reclutamiento de exiliados podría hacer pensar también en el Fondo de Cultura Económica, y hay algún que otro dato adicional para apoyar esta hipótesis, pero lo cierto es que, desde el principio, en UTEHA trabajó como corrector de pruebas en sus primeros meses de exilio quien fuera ministro de Economía y gobernador del Banco de España, Lluís Nicolau d’Olwer (1888-1961), así como un buen puñado de republicanos llegados a México que colaboraron en el muy famoso Diccionario Enciclopédico de UTEHA en diez volúmenes y dos apéndices —y recuérdese la mención en el cuento a «el Gran Diccionario Solá»— , como fue el caso del militar Vicente Guarner (1893-1981), el matemático Marcelo Santaló Sors (1905-¿?) y su hermano (geógrafo) Miguel Santaló, el físico y astrónomo Pedro Carrasco Garrorena (1883-1966), el escritor Lluís Feran de Pol (1911-1995) o el también escritor y dibujante Pere Calders (1912-1994), que destacó como uno de los principales ilustradores de los libros de UTEHA.

Aun podría añadirse otra hipótesis a las planteadas, la del editor Marín Civera Martínez, nacido en Valencia en 1900 y fallecido en México en 1975, quien ya en 1919 se había afiliado a la CNT y ese mismo año fue delegado en el Congreso confederal del Comedia por el Sindicato Único de Empleados de Comercio (de Solá se dice que entró en ella en 1936, al iniciarse la guerra, e «hizo una carrera brillante y rápida»). En

Ramón J. Sender.

los años treinta, Civera dirigía los Cuadernos de Cultura en los que se fogueaban artistas como Manuel Monleón (1904-1976) y Josep Renau (1907-1982) y compartían página escritores como Ángel Pestaña (1886-1937), Rodolfo Llopis (1895-1983), Ramón J. Sender (1901-1982), Juan Gil Albert (1904-1994) o Carmen Conde (1907-1996), así como la también muy combativa y transgresora revista Orto. Durante la guerra civil Civantos pasó a dirigir primero El Pueblo, y más tarde, en Barcelona, Mañana, el órgano del Partido Sindicalista de Catalunya. Se da la circunstancia de que, tras su paso por el campo de refugiados de Argelés, cuando finalmente logró Civantos recalar en México, no tardó en convertirse en gerente de la editorial UTEHA. Sin embargo, eso no le impidió asumir la redacción de la revista del exilio valenciano Mediterrani ni colaborar con publicaciones como CNT, Comunidad Ibérica, Quaderns de l’Exili o Horizontes.

Es cierto que la fecha de la muerte de Civantos —como también la de Grijalbo— es bastante posterior a la publicación del cuento aubiano, pero quizá sea una candidatura que valga la pena estudiar con mayor detenimiento…

 

El editor Gonzalo Pontón y la historia

«Mucha gente diría que hubo una primera transición hasta el 23 de febrero de 1981, cuando los militares intentaron dar un golpe de Estado que fracasó, y luego a partir de ahí comenzó una segunda transición, que sería la actual. Otros dicen que la verdadera transición empezó cuando por primera vez en España los socialistas llegaron al gobierno, cuando Felipe González ganó las elecciones en 1982. Pero otros creemos que la transición todavía no terminó.»

Gonzalo Pontón

 

Es de suponer que a nadie extrañaría que en diciembre de 2005 la superagente literaria Carmen Balcells (1930-2015) fuera investida doctora honoris causa por la Universitat Autònoma de Barcelona, pero en realidad históricamente no ha sido muy habitual que, ni siquiera a iniciativa de las facultades de humanidades, las universidades españolas hayan reconocido de este modo a quienes a lo largo de las últimas décadas han intervenido de un modo crucial en la difusión del conocimiento y la cultura o en la mejora del ecosistema editorial. Es el caso, sin embargo, de Gonzalo Pontón Gómez (n. 1944), a quien, a propuesta del ámbito de Humanidades, el rectorado de la Universitat Pompeu Fabra aprobó el 17 de octubre de 2018 iniciar los trámites para concederle el doctorado honoris causa por esa universidad (en un acto celebrado casi exactamente un año después).

En la propia web de Pasado & Presente, se calcula que a lo largo de su trayectoria –más de medio siglo ya– Gonzalo Pontón, licenciado en Historia por la Universitat de Barcelona), habrá editado unos dos mil títulos aproximadamente, de los cuales la mitad dedicados a la historia, y en particular a la moderna y contemporánea, pero su adscripción es además clara a la estirpe de editores que se formaron en todos los procesos de elaboración del libro desde que en 1963 entró como corrector en la editorial Ariel, cuando esta se había convertido ya en sociedad anónima. Progresivamente pasó a ser en esta misma empresa jefe de producción, jefe de redacción y secretario de gestión, al tiempo que dejaba además algunas traducciones en el catálogo que más adelante revitalizaría (Hobsbawm y Cipolla, por ejemplo).

No es raro que de esa etapa se recuerde en particular la primera edición española de La historia de España, de Pierre Vilar (1906-2003) –publicada originalmente en las Presses Universitaires de France en 1947–, y no sólo porque Pontón la considera «la mejor síntesis interpretativa de la historia de España», sino también por las condiciones en que se llevó a cabo y por las consecuencias que tuvo su primera edición. Ariel era por entonces uno de los puntos de contacto que con la edición española tenía el librero y editor exiliado en París Antonio Soriano (1913-2005) , que había encargado a sus talleres la impresión de algunos libros que luego distribuía en el exilio, como es el caso de La España del siglo XIX, de Manuel Tuñón de Lara (1915-1997), pero además de esos mismos talleres salieron algunas otras ediciones clandestinas, como Así cayó Alfonso XIII, del que fuera breve ministro de la Gobernación en 1931, Miguel Maura (1887-1971).

Acerca de este caso, escribió Francisco Rojas Claros:

Desafortunadamente para los editores, la Brigada Político Social intervino una parte de los ejemplares del libro. Según establecía la Ley de Prensa e Imprenta, se abrió expediente contra la editorial, siendo el caso juzgado por el Tribunal de Orden Público. El pliego de cargos del Ministerio de Información y Turismo se basó en tres puntos fundamentales: imprimir una obra sin el debido pie de imprenta; difundirla sin efectuar el depósito de la misma (de los 7350 ejemplares, sólo fueron incautados 3834); ser inexactos los datos relativos al lugar de impresión (Librairie Espagnole, París).

Al gerente de la empresa, Alejandro Argullós Marimon, la broma le costó cuatro meses de arresto, pero a la editorial una multa de cien mil pesesetas y, entre otros daños colaterales, la inhabilitación política de Gonzalo Pontón (militante del PSUC, el Partit Socialista Unificat de Catalunya). El editor se resarciría de este mal trago años más tarde, cuando pudo por fin publicar en Crítica este mismo libro en condiciones, «con todos los honores», en sus palabras, al que añadiría varios de los títulos más importantes y representativos de Vilar.

Cuando finalmente en 1971 Ariel se fusionó con Seix Barral, que por entonces no se encontraba precisamente en su mejor momento en cuanto a saneamiento económico, Pontón se puso al frente de la empresa resultante pero nunca se sintió del todo cómodo, porque además había empezado a pensar ya en crear una editorial que, en el ámbito del ensayo, sacara todo el partido posible a la apertura que se suponía que conllevaría la muerte de Franco (si bien, como a otros muchos, a Pontón le pareció que esta se quedaba muy muy corta).

Como es bien sabido, fue el editor catalán exiliado en México Juan Grijalbo (1911-2002), con quien compartía además militancia, quien le proporcionó la oportunidad de poner a andar su propio proyecto, la Editorial Crítica, en el que la colaboración del prestigioso profesor Josep Fontana (1938-2018) fue fundamental y uno de cuyos primeros títulos fue La República y la Guerra Civil, de Gabriel Jackson, que Grijalbo había publicado ya en 1967 en México, y retomó también un ambicioso proyecto que había dado sus primeros pasos en esa capital americana, la edición en español de las obras de Marx y Engels. Fundada en fecha tan simbólica como el 14 de abril (de 1976), el impresionante catálogo de Crítica constituye un índice impecable de los historiadores más importantes en la materia, tanto españoles (Jordi Nadal, Xavier Moreno, José Álvarez Junco, Miguel Artola, Josep Termes, José Antonio González Casanova, Josep Fontana…), como extranjeros (Gabriel Jackson, Ian Gibson, Henry Kamen, Ronald Fraser, Antony Beevor, Eric Hobsbawn…), pero aparecen también políticos tan importantes como Iliá Ehrenburg, Santiago Carrillo o Manuel Azaña, y colecciones destinadas a otros ámbitos, como es el conocido caso de la colección Historia y Crítica de la Literatura Española. 

Cuando Juan Grijalbo finalmente se jubiló, el grupo que había creado fue absorbido en 1985 por el conglomerado italiano Mondadori, de lo que nació Grijalbo.Mondadori, donde completó su formación, entre muchos otros, Claudio López Lamadrid (1960-2019). Al frente de este nuevo grupo como consejero delegado, Pontón logró mantener la independencia de Crítica, pero tuvo además que lidiar con nuevos inconvenientes, que explicó con cierto detalla a Sergio Vila-Sanjuán:

Esencialmente los italianos no me aportaron nada. La idea era aprovechar su know-know para impulsar el desarrollo de Grijalbo-Mondadori en América Latina. Pero en medio los consejeros delegados iban cambiando y cada uno aparecía con un proyecto diferente. Se pierde mucho tiempo discutiendo con un montón de ejecutivos y administradores delegados, No es un mundo tan racional como parece: muchas veces los caprichos y las manías personales pesan mucho más que la consecución de beneficio. A mí los italianos solo me pedían grandes resultados económicos y los di: cuando lo cogí, el grupo facturaba treinta millones de dólares anuales; cuando lo dejé facturaban 100 millones, con cinco millones de beneficio.

Cuando lo dejó, Pontón compró la editorial gracias a la para muchos sorprendente ayuda de José Manuel Lara Hernández (1914-2003), de modo que Crítica pasó a integrarse en el Grupo Planeta y Pontón se convirtió en director general del área universitaria y cultural (formada por las editoriales Crítica,. Paidós y Ariel), y también fue en esta etapa cuando Crítica fue galardonada con el Premio a la Mejor Labor Editorial (en 2007). En 2009, para sorpresa y enfado de casi todos, se le empujó a una jubilación con una cláusula que le impedía además dedicarse a labores editoriales durante los dos siguientes años, lo que recuerda inevitablemente el acuerdo de Lara con Josep Janés cuando le vendió la editorial L.A.R.A. y que evidentemente incumplió.

Sin embargo, Pontón no perdió el tiempo, y además de ultimar su primer libro (La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII), con el que ganaría el Premio Nacional de Ensayo en 2017, empezó a poner las bases de lo que acabaría siendo la editorial Pasado&Presente, que arrancó en cuanto se cumplía el plazo establecido por el contrato con Lepanto, de Alessandro Barbero, y Por el bien del Imperio, de Josep Fontana, y ha dado continuidad a lo que antes los lectores conocían como Crítica (que ha proseguido su trayectoria en el Grupo Planeta).

Por si todo ello fuera poco, aún ha tenido tiempo para intervenir muy activamente en asociaciones y organizaciones destinadas a la colaboración entre editores, y así, presidió la Cámara del Llibre de Catalunya (1994-1998), se incorporó a la Junta Directiva del Gremi d´Editors de Catalunya, presidió la comisión de comercio exterior de la Federación de Gremios de Editores de España y fue el representante español en la comisión Libertad para Publicar de la Asociación Internacional de Editores.

Gonzalo Pontón no solo ha sabido mantener el interés y el prestigio de los catálogos que ha construido, por lo que sobre su aportación a la cultura escrita hay poca discusión posible, sino que además ha logrado mantener su combatividad e independencia tanto cuando ha trabajado a su aire como cuando ha tenido que hacerlo integrado en estructuras empresariales con las que, muy probablemente, ideológicamente no sintiera ninguna afinidad.

Fuentes:

Ab Origine Magazine, «La barbarie del capitalisme (entrevista a Gonzalo Pontón)».

Manuel Llanas, con la colaboración de Montse Ayats, L’edició a Catalunya. El segle XX (1973-1975), Barcelona, Gremi d Editors de Catalunya, 2006.

Ana Martínez Rus, «Semblanza de Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944- )», en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED.

Francisco Luis del Pino Olmedo, «Editorial Ariel. Feliz 70 cumpleaños», Clío, núm. 132 (2012), pp. 29-34.

Gonzalo Pontón [Gómez], «Tiempo de aprendizaje», Tiempo de Ensayo. Revista Internacional sobre el Ensayo Hispánico, núm. 1 (2017), pp. 240-256.

Gonzalo Pontón [Gómez], «Estoy orgulloso de haber publicado estos libros», Librotea El País.

Silvina Friera, «Un estratega contra la censura», Página 12, 9 de junio de 2007.

Francisco Rojas Claros, Dirigismo cultural y disidencia cultural en España (1962-1973), Universidad de Alicante, 2013.

Sergio Vila-Sanjuán, Pasando página. Autores y editores en la España democrática, Barcelona, Destino (imago mundi 26), 2003.

La traductora Margarita Nelken (con Borges al fondo)

La labor de Margarita Nelken (1894-1968) como traductora ha quedado indisolublemente vinculada a la polémica acerca de la autoría de la primera traducción de La metamorfosis de Franz Kafka, en apariencia obra de Jorge Luis Borges, publicada en los números XXIV (abril-junio de 1925) y XXV (julio-septiembre de 1925) de la Revista de Occidente.

Margarita Nelken.

Sin embargo, ya entonces la políglota Margarita Nelken tenía una pujante obra literaria en marcha, que había arrancado en 1911 con «L’Oeuvre de Julio Romero de Torres», artículo publicado en la revista parisina L’Art Decoratif, si bien muchas fuentes aluden a un primer texto sobre Goya publicado a los quince años en la británica The Studio. Según constata la tesis doctoral de Trinidad Barbero Reviejo, en The Studio se estrena Nelken en el número 235 (de octubre de 1912, pp. 258-262) con un texto titulado simplemente «Eduardo Chicharro», y «Los frescos de Goya de San Antonio de la Florida» aparece en el número 319, de octubre de 1919 (pp. 81-85). Además, había puesto su firma en Mercure de France, Gazzette des Beaux Arts, L’Art et les artistes, Renovación Española, Archivo de Arte Español, Gaseta de les Arts, La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro, La Esfera…

También anteriores a la polémica traducción kafkiana es la aparición de su libro de crónicas Glosario. Obras y artistas (Librería de Fernando Fe, 1917), el ensayo La condición social de la mujer en España (Minerva, 1920) y los de narrativa La trampa del arenal (Editorial Hernando, 1923), El Milagro (Los Contemporáneos, 1924) y El viaje a París (La Novela Corta, 1925).

En cuanto a las traducciones, tampoco eran escasas las que firmó hasta 1925: En 1922 había publicado en Nuevo Mundo (17 de marzo) la del cuento del belga Horace Van Offel «Los cisnes negros», y quizá de esas mismas fechas sea uno de los títulos del ciclo de Pimpinela Escarlata, El primer sir Percy, de la Baronesa de Orczy; al año siguiente, en la colección Breviarios de Ciencias y Letras de la editorial madrileña Calpe, se publica su traducción La cultura romana, de Theodor Brit, y con pie editorial de la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP)-Renacimiento aparecía el primer volumen de los cuatro que tradujo de la Historia del Arte de Elie Faure (el último se publicó en 1928), que en 1944 publicaría Joan Merli (1901-1995) en su bonaerense editorial Poseidón.

En 1924 aparece en la editorial parisina Redier et Cie su traducción al francés de La sensualidad pervertida: ensayos amorosos de un hombre ingenuo en una época de decadencia (Essais amoreux d´un homme ingénue), de Pío Baroja (1872-1956), que cuatro años antes había publicado Caro Raggio. Quizá valga la pena recordar aquí como curiosidad que Borges también tradujo al francés, en su caso en prensa parisina, a Baroja. Y de 1925 son la traducción de Nelken, a partir de la alemana, del De profundis de Oscar Wilde con el título La tragedia de mi vida, así como Anatole France en zapatillas, de Jean-Jacques Brouson (ambas en Biblioteca Nueva), Dominique, de Eugène Fromentin (en Librería y Editorial Madrid), La reencarnada: novela ocultista, de Franz Spunda (en El Adelantado de Sevilla) y, en la editorial Revista de Occidente, La prodigiosa historia de un archipiélago imaginario, de Gerhart Hauptmann, y La decadencia del mundo antiguo. Seis conferencias, de Ludo Moritz Hartmann (como primer número de la colección Historia Breve).

No parece que la polémica sobre la autoría de la traducción de La metamorfosis de Kafka en la Revista de Occidente haya tenido una conclusión unánimemente aceptada, pero está claro que su origen está en el hecho de haberse publicado sin indicación del traductor –añadido, eso sí, a la destrucción del archivo de la editorial durante la guerra civil– y a la publicación de esa misma traducción en 1938 con la firma de Jorge Luis Borges (1899-1986) en la bonaerense colección Pajarita de papel de la Editorial Losada (y luego reimpresa profusamente: en Losada, en Alianza, en las Obras Completas de Emecé…). En 1974 ya circulaban rumores de que Borges no era el autor de esta traducción, y en 1998 Cristina Pestaña Castro dio pie a un cruce de artículos con Fernando Sorrentino que condujo a la hipótesis de que la autora de la traducción era Margarita Nelken (sugerida también por José Ortega Spottorno), pero ni siquiera el cotejo y estudio de las diversas ediciones que Pestaña Castro llevó a cabo en 1999 consiguió acallar tampoco algunas voces reticentes. Aún en 2014 Ana Gargatagli se planteaba y argumentaba la posibilidad de que la traducción de La metamorfosis fuera de Borges, si bien no tenía en cuenta el currículo que en 1964 Nelken mandó a Juana Maíllo en que mencionaba esa traducción como propia. También es cierto que en ese mismo texto menciona como su primera publicación en The Studio el texto sobre Goya, si bien eso quizá pueda responder al hecho de que entre el primer texto escrito y mandado para su publicación no fuera el primero efectivamente publicado. (Para la polémica, veánse más adelante las fuentes.)

Nelken, pistola al cinto, durante la guerra civil.

En los años previos a la guerra civil, Nelken publica pocas traducciones más (al margen de la de alguna obra teatral y algunas breves en prensa), Historia de la República Romana, de Arthur Rosenberg, como segunda entrega de la mencionada colección Historia Breve de Revista de Occidente y el capítulo dedicado a Cervantes del Montaige et ses trois premiers-nés, de Elie Fauré, pubilcado en Retratos Literarios con una ilustración de Picasso, ambos en 1926, pero en su exilio mexicano vuelve a cultivar el género.

En cuanto a esas traducciones ya en el exilio, en algún caso aislado parece tratarse de traducciones alimenticias, como es el caso de Radiación y radioactividad (1959), de Jack Schubert, en Muchnik Editor- Compañía General Fabril, pero eso quizá sea la excepción. Ya en 1944 colabora en la traducción del libro colectivo Los derechos del hombre en el Fondo de Cultura Económica, con el que establece una cierta relación que la llevará a ocuparse también de La vida literaria en la Edad Media (1958), de Gustave Cohen y de La correspondencia de las artes. Elementos de estéticas comparadas (1965), del filósofo Étienne Souriau. Para Juan Grijalbo, ya sea en las Biografías Gandesa de la editorial Atlante o en la editorial Grijalbo, traduce Leonardo da Vinci, obrero de la inteligencia (1954), de Fred Bérence, Fray Junípero Serra, el último de los conquistadores (1956), de Omer Englebert y La URSS con los ojos abiertos (1958), de Jules Moch, y posteriormente trabaja también para la bonaerense Editorial Sudamericana de López Llausas (Confesiones de un autor dramático y Nuevas confesiones de un autor dramático, de H.R. Lenormand, en 1950 y 1957, respectivamente) y para la Renacimiento mexicana (Vida y pasión creadora de Molière, de Leon Thoorens, en 1964).

Nelken en su exilio mexicano.

Menos constancia ha quedado de su trabajo como colaboradora de Hélène Stassova, a quien, según documentó Trinidad Barbero, entre otras cosas recomendó publicar en la moscovita editorial de la revista Literatura Internacional al venezolano Miguel Otero Silva y a los mexicanos Juan de la Cabada y José Revueltas.

Fuentes:

Trinidad Barbero Reviejo, Margarita Nelken (Madrid 1894- México D.F, 1968). Compromiso político, social y estético, Universitat de Barcelona, 2014.

Carlos García, «Borges y Kafka», versión aumentada del capítulo XVIII de su libro El joven Borges y el expresionismo literario alemán, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2005.

Ana Gargatagli, «¿Y si La metamorfosis de Borges fuera de Borges?», versión compendiada y ampliada de una serie de artículos publicados previamente en el Centro Virtual Cervantes.

Pelayo Jardón Pardo de Santayana, Margarita Nelken: Del feminismo a la revolución, Alcorcón, Sanz y Torres (Colección Historia), 2013.

De izquierda a derecha, Borges, Sergio Piñero, Carlos Mastronardi y Guillermo de Torre.

Nina Melero, «Los traductores de La metamorfosis», Hyeronimus complutensis: el mundo de la traducción, núm. 12 (2005-2006), pp. 87-92.

Cristina Pestaña Castro, «Intertextualidad de F. Kafka en J. L. Borges», Espéculo. Revista de Estudios Literarios, núm.  7 (noviembre 1997 – febrero 1998).

—«¿Quién tradujo por primera vez La metamorfosis de Kafka?», Espéculo. Revista de Estudios Literarios, núm 11 (1999).

Fernando Sorrentino,  «La metamorfosis que Borges jamás tradujo», La Nación, 9 de marzo de 1977.

—«El kafkiano caso de la Verwandlung que Borges jamás tradujo», Espéculo. Revista de Estudios Literarios, núm. 8 (1998).

—«Borges y Die Verwandlung. Algunas precisiones adicionales», Espéculo. Revista de Estudios Literarios, núm. 12 (1999).

 

Elicio Muñoz Galache, de labores agrícolas a la impresión y edición de libros

Cuando en 1939 Elicio Muñoz Galache llegó a México procedente del campo de refugiados francés de Saint Cyprien, sus antecedentes difícilmente podían hacer pensar que se convertiría en un importante impresor. Nacido en Fuentelapeña (Zamora) en 1908, Elicio Muñoz se había desempeñado en diversas labores, pero todas ellas bastante alejadas del mundo de las letras: desde trabajos agrícolas en Tordesillas (Valladolid), hasta ayudante de panadero en la capital de la provincia, aunque al parecer había aprendido el oficio de impresor en el hospicio de Valladolid, antes de trasladarse a Barcelona en busca de mejor empleo.

Al poco tiempo de su llegada empezó a trabajar como prensista en una imprenta establecida por el SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles) situada en la calle Balderas –y que andado el tiempo se convertiría en las Gráficas Panamericanas–, donde también halló empleo su hermano Blas como cajista.

Firma de Elicio Muñoz.

Sin embargo, en cuanto puede, probablemente al filo de la década de 1940, Elicio Muñoz consigue establecerse por su cuenta, en una primera etapa para imprimir las cajas de los Laboratorios Zapata y algunas publicaciones de tipo científico, gracias a su relación con el naturalista de origen madrileño Ignacio Bolívar (1850-1944)  y su hijo el entomólogo Cándido Bolivar Pieltáin (1897-1976), vinculados ambos al Colegio de México y que en 1940 crearon la influyente revista Ciencia (que a partir de 1980 se convertiría en la publicación oficial de la Academia de Ciencias Mexicanas). No tarda tampoco Elicio Muñoz en empezar a imprimir para El Colegio de México y para el Departamento Literario del INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes).

De esta imprenta, que como editora adopta progresivamente los nombres de Imprenta Muñoz, Editorial Muñoz y Editorial Galache, sale por ejemplo en 1953 la compilación de poemas aparecidos en el suplemento de la revista Nueva Polonia compilados por el poeta cordobés Juan Rejano (1903-1976), con pie de Imprenta E. Muñoz Galache. Y del año siguiente es la traducción de la exdiputada por Badajoz y cofundadora de la Unión de Mujeres Antifascistas Margarita Nelken (1894-1968) de la obra de F. Berence Leonardo da Vinci, obrero de la inteligencia, que se publica con pie de Imprenta Muñoz Galache.

Poco posterior es la aparición en los mismos talleres de Un pueblo y dos agonías, cuyo autor, el intelectual de origen asturiano formado en Cuba Luis Amado Blanco (1903-1975), ante las dificultades para publicar este libro en la Cuba de Batista, decidió costeárselo en México y apareció en 1955 en la colección Novelas Atlante de la editorial de Juan Grijalbo (1911-2002). Con una cubierta diseñada por Juan Madrid y creada por Blas Muñoz Galache, el libro se acompañaba de una ilustración de Raúl Martínez.

Entre otros trabajos interesantes de la imprenta Muñoz para la Atlante de Grijalbo se cuenta también una novela de la madrileña Luisa Carnés (1905-1964), Juan Caballero (1956), y de ese mismo año —salvo error— es la publicación del primer libro firmado por el propio Elicio Muñoz, Fuente Abeja: Estampas castellanas, cuya edición en las mismas Novelas Atlante contiene un prólogo de Lusia Carnés (además de ilustraciones de la luego famosa artista mexicana de origen salmantino María Luisa Martín, que firma ya en este caso como Mary Martin).

Inicio de Fuente Abeja, con grabados de la santanderina exiliada en México María Luisa Martín.

Otra editorial importante y prestigiosa para la que trabajó Elicio Muñoz fue el Fondo de Cultura Económica, y muy en particular la colección literaria Tezontle, a cuyo cargo estaba el madrileño Joaquín Díez Canedo (1917-1999). En 1961 se publicó en esa colección el segundo libro de Muñoz, Muros y sombras.

En los años sesenta, aparecen con pie de la Imprenta de la editorial Galache algunos libros también notables por motivos diversos, como De Juan a J. Guadalupe Posada: Esquema de cuatro siglos de grabado en relieve mexicano (1973), de Francisco Díaz de León, para la Academia de Arte, o una Antología de poesía surrealista latinoamericana (1974) de Stefan Baciu para Joaquín Mortiz, la editorial creada por Díez Canedo a su salida del Fondo de Cultura Económica.

Un dato poco recordado acerca de esta imprenta y editorial es que en ella, en sus primeros años, se formó el pintor y diseñador gráfico nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) Miguel Prieto (1907-1956), que también se había visto confinado en el campo de Saint Cyprien, y todo parece indicar que esta primera experiencia profesional dejó su huella. Según contaba el también diseñador Vicente Rojo:

Las ediciones del INBA se imprimían en la imprenta Muñoz, que contaba con los tipos que a Prieto le gustaba utilizar, los clásicos Garamond, Baskerville, Bodoni, Caslon y el estilizado Empire, único tipo moderno que él usaba como contrapunto en sus hermosas composiciones tipográficas.

En su progresiva ampliación y crecimiento empresarial, Elicio Muñoz creó también una librería particularmente centrada en el fondo más que en las novedades, acerca de la que el editor mexicano Alfredo Herrera Patiño recordaba en 2006:

Recuerdo ahora la librería Barma, muy cerca de mis correrías de niño y adolescente. Refugiado español su dueño, tenía el gusto por el buen surtido y los libros poco comerciales. Descubrí en ella a León Felipe, editado entonces por Finisterre, a Gabriel Zaid, a Cortázar, a Octavio Paz, y claro, a Stendhal, a Hesse, a Manuel Alvar y la poesía sefardí, a Juan Valera, a Casona, a García Morente, al buen Kant, a Sartre, a tantos y tantos, y tantas y tantas editoriales, de la Porrúa a Latitudes, de Carlos Isla: las traducciones que hizo Paz de Mallarmé, Zaid de Vidyapati, las Cosillas para el nacimiento de Pellicer, La Sangre de Medusa de Pacheco, en fin. Recuerdo, en vitrina, Poemas en el regazo de la muerte de Isabel Fraire… Una gran librería, perfecta para ese lector en ciernes que era yo… Tardó en desaparecer, pero lo hizo hará unos seis años, y me pareció una pena enorme.

Fuentes:

Manuel Aznar Soler y José-Ramón López García, eds., Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, Sevilla, Renacimiento (Biblioteca del Exilio), 2016.

Lydia Elizalde Valdés, «Intención gráfica en Vicente Rojo», Escritos. Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, núm 32 (junio-diciembre de 2005), pp. 79-94.

Martí Soler, «Miguel Prieto, entre impresores y tipógrafos», en James Valdender et al., Los Refugiados Españoles y La Cultura Mexicana: Actas de las segundas jornadas celebradas en El Colegio De México en noviembre de 1996. El Colegio de México, 1999, pp. 255-266.

Alfredo Herrera Patiño, «Precio único», Erratas eminentes, 18 de marzo de 2006.

Vicente Rojo, «Primeros diseños», en Centro Virtual Cervantes.

Colofón de Libertad bajo palabra, editada al cuidado del autor y Marti Soler e impresa en los talleres gráficos de Editorial Muñoz.

Enric Borràs i Cubells y la edición independentista catalana en los ochenta

En el volumen con que cierra su monumental historia de la edición en Catalunya, Manuel Llanas establece ciertos paralelismos entre el origen y la orientación de iniciativas como Edicions de l´Arc de Berà y Edicions Mediterrània o, posteriormente, La Magrana y las de la editorial El Llamp, de la que cita el siguiente propósito procedente de un catálogo de 1989: «[Publicaremos] obras en muchos casos comprometidas, siempre con el pensamiento puesto en Cataluña, génesis y objetivo de nuestra tarea editorial». Sin embargo, también indica Llanas que, de todas las que menciona, El Llamp fue la que a lo largo de su trayectoria más fiel se mantuvo a estos principios ideológicos fundacionales.

Aunque el nombre remite a una histórica y combativa revista publicada entre 1921 y 1934, El Llamp empieza a gestarse durante el verano de 1980, y, salvo en los trámites iniciales para constituirse, nunca pagó tasas ni impuestos directos a la agencia tributaria ni a la seguridad social españolas, lo que ya es sobradamente indicativo de esta fidelidad al compromiso declarado. Un tiempo después, el 22 de febrero de 1982, está fechado en los obradores de Gràfiques Diamant el primer libro de El Llamp, Manual d’orientació, de Ferran Pàmies.

La iniciativa había surgido de Enric Borràs i Cubells (1920-1985) y de su hijo Enric Borràs Calvo. El primero tenía ya por entonces una larga experiencia en el mundo editorial, que había iniciado al poco de salir de prisión, pues como consecuencia de su compromiso político pasó en la cárcel Modelo los años que van de febrero de 1946 a mayo de 1950. Después de una temporada haciendo colaboraciones externas como corrector y redactor, en 1952 Borràs i Cubells entró en la editorial Teide, donde con el tiempo se convirtió en mano derecha del célebre historiador y editor Jaume Vicens Vives (1910-1960), además de en prolífico traductor. Y coincidiendo con el arranque de El Llamp empezaba a aparecer además una de las iniciativas importantes en las que se comprometió, la colección en catalán de Joan Grijalbo (1911-2002) Plec de Setze, que puso a disposición de los lectores catalanes a algunos nombres importantes de la literatura universal contemporánea gracias a la labor de escritores y traductores tan destacados como Xavier Benguerel, Avel·lí Artís-Gener, Quim Monzó o Francesc Parcerisas.

A los dos años del arranque de El Llamp aparecía además una revista homónima, inicialmente dirigida por el escritor e intelectual Joan Crexells (18961-1926), que avanzaba en paralelo y con los mismos objetivos y planteamientos que la editorial.

A lo largo de sus trece años de existencia la editorial El Llamp publicó alrededor de trescientos títulos encuadrados en diversas colecciones entre las que destaca por su extensión L’Aplec, dedicada a libros periodísticos, memorias, ensayos históricos y textos de narrativa obra de autores catalanes como Josep Espunyes, Joan Barceló o Maria Mercè Marçal, y sobre todo La Rella, centrada en textos más reflexivos y memorialísticos de tipo político e ideológico.

Es muy recordada también como pionera de la novela erótica en catalán gracias a la colección La Cuca al Cau, donde abundan los textos firmados con seudónimo y de atribución dudosa, como es el caso de Els quaderns d’en Marc (que a menudo se supuso obra del prolífico Manuel de Pedrolo [1918-1990]) e Historieta Gràfica, donde se abordaba la historia y la actualidad política en forma de cómic en una iniciativa que hoy puede considerarse pionera. Y a ellas deberían añadirse aún otras de título tan inequívoco como Antropología, La Franja, Sociolingüística o Comunicació.

Entre sus mayores éxitos, a veces polémicos, se cuentan, por ejemplo, varias obras del propio Crexells, como Si és boig, que el tanquin! Poesia popular anónima, 1977-1982 (1983), antología en cuya preparación contó con la colaboración del poeta y editor Pere Quart (Joan Oliver [1899-1986]), Origen de la bandera independentista (1984), El monument a Rafael Casanova (1985) o Premsa catalana clandestina i d’exili, 1917-1938 (1986), así como textos tan importantes o que han dejado una huella profunda en el pensamiento independentista como es el caso de Anarquisme i alliberament nacional (1987), obra de un colectivo encabezado por Ricard de Vargas Golarons (excompañero de Salvador Puig Antich en el Moviment Ibèric d’Alliberament y posteriormente militante de Olla [Organització de la Lluita Armada]), en el que figuraban entre otros Joan A. Montesinos, Joan Casares y Enric Cabra, y que, prologado, ampliado y actualizado, por su pertinencia y vigencia fue rescatado por Virus Editorial en 2007.

Fenecida la revista, que tenía una tirada de unos dos mil ejemplares (la mitad destinada a suscriptores), dos años después le siguió el cierre de la editorial (que previamente se había convertido en sociedad anónima), debido al parecer al cierre de la distribuidora y a la dificultad por aquel entonces para obtener créditos bancarios. Aun así, en cierto modo la revista ha tenido una segunda vida, dispersa, en internet.

Si sin duda puede considerarse El Llamp como una de las editoriales más insignes entre todas las independentistas surgidas en el siglo XX en Cataluña, tampoco parece muy discutible que fue la más radicalmente independiente de las últimas décadas del siglo.

Fuentes:

Enric Borràs, «El Llamp: doble aniversari», El Llamp, 22 de febrero de 2012.

Ferran Dalmau «30 anys de la fundació d’El Llamp», Llibertat.cat, 26 de enero de 2012.

Manuel Llanas, Historia de l’edició a Catalunya. El segle XX (els darrers trenta anys). 1975-2007, Barcelona, Gremi d´Editors de Catalunya, 2007.

Roger Palà, «La nissaga Borràs. De l’editorial independentista el Llamp al fotoperiodisme contra la extrema dreta», La nevera, 13 d’octubre de 2016.

 

 

Los inicios de Grijalbo

Juan Grijalbo Serres

Juan Grijalbo (1911-2002) fue un editor autodidacta, y quizás resulte un poco asombrosa la brillantez de su carrera como editor al recordar el hecho de que abandonó la escuela con poco más de quince años  y se formó sobre todo con la lectura de periódicos (El Sol, Abc, La Vanguardia y La Veu de Catalunya). En más de una ocasión dijo que se convirtió en editor por casualidad. Sin embargo, su Gandesa natal es tierra de editores. Allí nacieron Josep Lluís Monreal (n. 1932), que creó Danae y más tarde el Grupo Océano, y Enric Borras Cubells (1920-1985), que trabajó en Teide, con Grijalbo y posteriormente fundó la editorial El Llamp.

Su primer empleo, a los dieciséis años, fue en el Banc de Reus, donde su principal ocupación era registrar letras, y de allí pasó al cabo de pocos años al Banco Zaragozano. La militancia en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) le llevó más tarde a ocupar importantes cargos en el Consell d´Economia de la Generalitat (en representación de UGT) y a ser director general de Comercio, y en calidad de tal Estanislau Ruiz Ponsetí (1889-1967) le pidió ayuda para evitar que durante la guerra civil un grupo de anarquistas quemara un stock de libros de tema religioso de la editorial en la que trabajaba, Gustavo Gili. A raíz de su decisiva intervención en este asunto, Ramón Sopena, Santiago Salvat y el propio Gustavo Gili le avalaron como delegado de la Generalitat en la Cámara del Libro de Barcelona.

Joan Comorera

Una vez acabada la guerra, estando en Francia con la pensión que recibía de la Generalitat compró una máquina para abrir cartas, y ello le permitió convertirse en jefe de correspondencia del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE). También en París interviene en la creación por parte del PSUC de la editorial Atlante, cuya gestación resume Martín Ramos citando un informe titulado «EL PSUC en el exranjero» atribuido al dirigente comunista Joan Comorera (1894-1958):

A primeros de mayo [de 1939] era inminente la fundación de una editorial francesa para la publicación de nuestra prensa y propaganda ordinaria y de una editorial americana de tipo comercial para publicar nuestros libros y ver la manera de rehacer el tesoro del partido.

Estanislau Ruiz i Ponsetí

Para llevar a cabo esta labor, Comorera recabó la colaboración del geógrafo Leandro Martín Echevarría (1894-1958) y del abogado Manuel Sánchez Sarto (1897-1980), que había sido director de la Editorial Labor y quien a su vez cooptó a Grijalbo. La marcha de Comorera a Moscú retrasó la fundación de esta empresa, que se formalizó finalmente el 1 de julio de 1939 en la sede del Consulado de los Estados Unidos Mexicanos con un capital inicial de medio millón de pesos mexicanos aportados por el partido y con Ruiz Ponsetí y Miquel Serra Pàmies (1902-1968) como directores-gerentes, Martín Echevarría como subdirector, Serra Pàmies como representante del capital aportado y Grijalbo como administrador.

Miquel Serra i Pàmies en 1937.

Con las 6.000 libras esterlinas (algo más de millón y medio de pesetas) que Ruiz Ponsetí entregó a Grijalbo, éste se ocupó de la creación definitiva de Atlante en México, el 25 de septiembre, a la espera de recibir el resto del capital, que quedó en la Banque Commerciale de París y no tardó en ser bloqueado. Aun así, Atlante no se desvió de un ambicioso plan inicial que se explicitaba del siguiente modo en el artículo segundo de la sociedad:

La sociedad tendrá una finalidad productiva y su objetivo será editar por cuenta propia o en administración, obras de reconocida valía, mediante las cuales se contribuya a elevar el nivel de la cultura, y con cuyo rendimiento económico, obtenido conforme una rigurosa observancia de los costos, queden justamente remunerados todos los colaboradores intelectuales y materiales, y se asigne a quienes aporten los medios de financiación, una participación proporcionada de los posibles beneficios.

Portada de Destierro (1942) de Domenchina en Atlante. 17,5 x 12, 124 pp.

Atlante ayudó en los primeros años del exilio a muchos intelectuales españoles, pero cuando Comorera llegó a México la empresa ya estaba al borde del abismo. El 18 de septiembre el consejo de administración censuró por ello a Ruiz Ponsetí, que tuvo que dimitir como gerente (más tarde sería gerente de la editorial UTEHA), y, en palabras de Martín Ramos:

La empresa del PSUC recompuso su situación financiera mediante el artificio de la recompra de la mitad de las acciones por parte de un supuesto nuevo grupo encabezado por Abel Martín Echevarría [hermano de Leandro] que no hizo otra cosa que actuar como testaferro del partido, y en la práctica del propio Comorera, que iba a asumir el pleno control.

En Atlante predominaron las obras afines a la ideología del partido «desde clásicos del marxismo hasta las obras literarias rusas, traducidas con frecuencia de la lengua original», según Maite Férriz, pero también tuvo espacio para una prestigiosa y deficitaria revista científica (Ciencia. Revista hispanoamericana de ciencias puras y aplicadas), para las dos primeras ediciones del fundamental Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora (1941 y 1944) e incluso para algunas obras de creación literaria, como la Antología de la poesía española contemporánea, 1900-1936, preparada por Juan José Domenchina (1898-1959), varias obras del propio Domenchina o los mayores éxitos de Atlante: El motín del «Caine» (1952), de Herman Wouk, y las memorias del duque de Windsor. Entre las curiosidades, la colección de biografias Gandesa, cuyo logo diseñó Pere Calders basándose en el guante que aparece en el escudo de la ciudad natal de Juan Grijalbo.

Portada de Acolmán, un convento del siglo XVI. Texto y fotografías de Pere Calders y dibujos de Tísner y Pere Calders (Atlante, 1945)

Ante nuevas dificultades, la aportación de cincuenta millones de pesos por parte del director del Banco de México, Eduardo Villaseñor, y del muy célebre galerista y publicista Alberto Misrachi, añadido a un crédito de la Comisión Técnica de Ayuda a los Refugiados Españoles permitieron alargar unos meses la trayectoria de Atlante. Fue entonces cuando Grijalbo compró a plazos las acciones de la compañía (en manos de Villaseñor, Misrachi y Matilde Legorreta), liquidó las deudas y puso en pie Exportadora de Publicaciones Mexicanas, germen de la Editorial Grijalbo.

De izquierda a derecha, Carlos Barral, Juan Grijalbo y José Martínez Guerricabeitia (Ruedo Ibérico) en la Feria de Frankfurt en 1976.

Fuentes

Fundación Juan Grijalbo Serres, cuyo lema es «Impulsamos el desarrollo de lo futuros editores y de los lectores del mañana», aquí.

Juan Escalona, “Editores españoles en el exilio”, en Catálogo de la Exposición Editores del Exilio Republicano de 1939, Sant Cugat del Vallès, Associació d´Idees-Gexel, 1999, pp. 7-40.

Josep Maria Espinàs, Entrevista a Juan Grijalbo en el programa de TV3 Personal i intransferible, 28 de abril de 1994. Con documentación gráfica muy interesante y poco accesible de su archivo personal.

Teresa Férriz Roure, La edición catalana en México, Jalisco, Colegio de Jalisco, 1998.

Jorge Herralde, “Grijalbo, “homenot” del 90””, La Vanguardia, 3 de julio de 2001. Recogido en Por orden alfabético, Barcelona, Anagrama (Biblioteca de la Memoria), 2006.

Antonio Lago Carballo y Nicanor Gómez Villegas, eds., Un viaje de ida y vuelta. La edición española e iberoamericana (1936-1975), Madrid, Siruela (El Ojo del Tiempo 9), 2006.

Manuel Llanas, La edició a Catalunya. Segle XX (fins a 1939), Barcelona, Gremi d´Editors de Catalunya, 2005.

D.M., «El editor barcelonés Juan Grijalbo falleció ayer a los 91 años de edad“, Abc, 23 de noviembre de 2002, p. 63.

José Luis Martín  Ramos, Rojos contra Franco. Historia del PSUC, 1939-1947, Barcelona, Edhasa (Ensayo Histórico), 2002. El documento citado en el texto, y atribuido a Comorera, en el Archivo Histórico del Partido Comunista de España (Madrid).

Xavier Moret, “Muere a los 91 años Juan Grijalbo, editor de best sellers y de textos marxistas», El País, 23 de noviembre de 2002, p. 36.

F.L. del Pino, “Juan Grijalbo. “Yo soy autodidacta”” (entrevista), Diario de Tarragona, 24 de octubre de 1995, p. 39.

Gonzalo Pontón, «Ocho líneas de enciclopedia”, El País, 23 de noviembre de 2002, p. 36.

Gonzalo Santonja, Los signos de la noche. De la guerra al exilio. Historia peregrina del libro republicano entre España y México, Madrid, Castalia (Literatura y Sociedad 76), 2003.