Helios Gómez, ilustrador de libros

Los años de formación de Helios Gómez (1905-1956) en las artes plásticas fueron sin duda intensos y se cruzaron muy pronto con la ilustración de libros, si bien sus inicios como aprendiz en las alfarerías de Triana o como pintor para la fábrica Pickman ya permiten suponerle una cierta predisposición artística. Al mismo tiempo, además, parece que fue bastante activo en los círculos anarquistas sevillanos incluso antes de empezar a militar en la CNT (Confederación Nacional del Trabajo): en junio de 1921 (tenía entonces dieciséis años) El Noticiero Sevillano informa de que ha sido detenido por segunda vez (la primera fue en marzo de ese mismo año por su presunta participación en un negocio de compraventa de armas), acusado de intervenir en la preparación de un asalto a las cárceles de Sevilla y Carmona. Uno de los indicios de su participación fue el hallazgo de diversas acuarelas que mostraban tanto la prisión como las calles adyacentes, además de un plano de la cárcel. Con él fueron detenidos dos redactores de Solidad Obrera, la publicación que, como consecuencia de su prohibición en Barcelona, había sido traslada a Sevilla con Felipe Alaiz (1887-1959) como director y con la que no tardaría en colaborar. Mientras, Helios Gómez aún encontraba tiempo para asistir como alumno nocturno a la Escuela de Artes y Oficios y de Bellas Artes.

Autorretrato.

Al parecer, aún no había cumplido los dieciocho años cuando se publicó el primer libro ilustrado (con catorce grabados) por Helios Gómez, el cuento largo Oro molido, que apareció en la colección Novela de Actualidad sevillana (la que dirigía el periodista y escritor Antonio Rodríguez de León [1896-1965]) en junio de 1923 y que es interesante por el paralelismo que puede establecerse entre la historia que cuenta y la biografía de Helios Gómez: narra la trayectoria de una joven madre soltera que, como consecuencia de la visita a una exposición de arte de vanguardia, inicia un proceso de emancipación. Por otra parte, ese mismo año había empezado a colaborar como ilustrador en el periódico ácrata Páginas Libres.

A partir de las relaciones personales y de los ambientes y tertulias que frecuentaba (en particular el café Kursaal, donde se gestaron las revistas Grecia y Gran Guiñol y donde hizo su primera exposición), Pedro G. Romero deduce de un modo muy convincente que ya durante su etapa sevillana Helios Gómez entró en contacto con el cubismo y con las vanguardias postcubistas, con el movimiento arts & craft, con el futurismo, con el ultraísmo, con el vibracionismo de Manuel Barradas (1900-1929), con el simultaneísmo…

También entre sus primeros trabajos editoriales se cuentan las ilustraciones del libro del poeta Rafael Laffon (1895-1978) El sol desaparecido, escrito entre 1922 y 1924 pero que permaneció inédito hasta 1997. A partir de ese momento no deja de viajar, por lo que su obra gráfica queda dispersa en editoriales muy alejadas en términos geográficos (pero no tanto estética y/o ideológicamente). Pese a su vida un tanto bohemia en el Madrid de 1926, que en La novela de un literato Rafael Cansinos Assens (1882-1964) recrea con cierta saña, tiene tiempo para ilustrar con mucho brío y movimiento, a una sola tinta, la cubierta de Duquesa de Nit (novela de aristócratas), de Joaquin Arderíus (1885-1969) para Alejandro Pueyo Editor. Precisamente Cansinos Assens escribió sobre esta novela breve que en ella «continúa Arderíus su labor demoledora y exaltada en la que un arte luminoso y fuerte surge de entre ruinas y sombras» (en La nueva literatura, 1926).

En marzo de ese mismo año aparece en la barcelonesa Llibreria Catalònia la primera edición de Servitud: memòries d’un periodista, de Joan Puig i Ferreter (1882-1956) —con una cubierta austera y elegante, como todas las de la colección Catalonia—, novela de la que al año siguiente aparece la traducción de Felipe Alaiz en la también barcelonesa Editorial Cosmos. Para ella crea un fondo Helios Gómez que evoca los escenarios propios del cine expresionista alemán de aquellos mismos años. En esta novela, sirviéndose de su propia experiencia en el oficio, Puig i Ferreter da una visión muy crítica de la prensa de la ciudad de los veinte y traspone los nombres de célebres periodistas y literatos de la época que pululan alrededor del periódico La Llanterna (trasunto de La Vanguardia). Vale la pena señalar que, a raíz de su participación en una larga huelga en 1920, el autor había sido despedido del periódico y su nombre no volvió a mencionarse en él hasta 1973, así como que también en 1926, del 7 al 20 de diciembre, Helios Gómez expone «acuarelas decorativas» en las prestigiosas Galerías Dalmau de Barcelona.

En 1927, además de empezar a publicar ilustraciones en las revistas Tiempos Nuevos de Liberto Callejas (Juan Perelló Sintes, 1884-1969) y en la malagueña Rebelión, pasa un tiempo en París (expone en Saint Michel y en Montparnasse y publica en Vendredi) hasta que es expulsado del país y decide viajar a Bruselas, donde expone en el Egmontpaleis (o Palais d’Egmont). Ese mismo año la editorial barcelonesa Bauzá publica en su colección Ideal la traducción de Emilio Gómez de Miguel de La mujer caída del cielo, del italiano Bruno Corra (Bruno Ginanni Corradini, 1892-1976), cuyo diseño de cubierta se ha atribuido a Helios Gómez, si bien resulta enigmático que no aparezca firmada.

En la capital belga se publican en 1928 dos libros en los que participa Helios Gómez: Tétrico anido o el moderno Calígula, con texto firmado como Solterra, para el que crea tanto la cubierta como las ilustraciones interiores y que aparece sin indicación de editorial (lo que no es de extrañar porque deja a la Guardia Civil hecha unos zorros), y la obra teatral Rien qu’un homme, de Max Deauville (Maurice Duwez, 1881-1966) publicado por unas enigmáticas Éditions L’Esquerre.

También de 1928 podría ser quizá la publicación en Valencia, de la mano de las ediciones de la «revista ecléctica» Estudios, Los cardos del Baragán. Las narraciones de Adrián Zograffi, de Panait Istrati (1884-19359, en traducción del sindicalista ácrata Pere Foix (1893-1978). En el catálogo que publica la mencionada revista en el número 102 (febrero de 1932) se describe como una novela «profundamente sugestiva y emocionante, como todas las del ya célebre bohemio oriental, y es al mismo tiempo una formidable acusación de uno de los crímenes más infames que los gobiernos hayan cometido contra el pueblo trabajador. He aquí el valor inapreciable de la pluma genial de Istrati puesta al servicio de la justicia, y que al mismo tiempo traza una de las mejores joyas literarias de nuestra época».

De su fructífero paso por Berlín el año siguiente no parece que, salvo error, haya quedado ninguna participación en ediciones de libros (sí colabora en Berliner Tageblatt, por ejemplo), pero a partir de entonces su firma es bastante frecuente en volúmenes publicados en Barcelona. De ese mismo año 1929 son las cubiertas para la editorial Lux del libro de Istrati Domnitza de Snagov, traducida por el ensayista mallorquín Joaquim Verdaguer (1895-1966), y para la edición de ese año del de Josep M. Francès (1891-1966) La rossa de mal pèl y del siguiente es la de Del amor y la muerte (1930), de Eugenio Carballo.

Otra de las editoriales para las que crea varias cubiertas en estos años es la ya mencionada y muy veterana B. Bauzá (célebre por ser el germen del popular TBO), para la que firma los diseños de cubierta de Carne de hospital, del escritor uruguayo Elías Castelnuovo (1893-1982), Tardes serenas, del colombiano José María Vargas Vila (1860-1933), la antología Cien temas eternos (1930), Seis años de guerra civil en Italia (1931), del socialista italiano exiliado en Francia Pietro Nenni (1891-1980), El evadido de Guayana (1930) de Albert Londres (1884-1932)… Y también para las Edicions Ariel de esa etapa trabaja en más de una ocasión, y suyas son por ejemplo las cubiertas y las ilustraciones interiores de La revolució russa de 1905 (1930), de Miguel Matvee y traducida por Emili Granier-Barrera, e Historia popular de la revolució d’Octubre (1931), de Sergei Andreevich Piontkovsky (1891-1937).

De esa etapa es curioso el caso del exitoso Boston Barcelona (Un campament a l’Atlàntic), en el que Enric Blanco (1890-1964) narra su travesía a bordo del velero Evalú, con el único acompañamiento de Mary Rader y de la hija común de siete años Evaline Lucy (hay edición de 2006 en Edicions La Campana, con textos adicionales de Sergi Dòria). De 1930 es una edición en rústica firmada como Enrique Blanco, profusamente ilustrada con fotografías fuera de texto y publicada por J. Horta con el título La gesta del Evalú. A través del Atlántico en un pequeño balandro; en la cubierta aparece una ilustración fotográfica del velero. Al año siguiente, aparece una edición con el sello José Montesó Editor (en Aribau, 204 de Barcelona) con esa misma cubierta, y otra con una ilustración de Helios Gómez y un subtítulo diferente en la portada (De Boston a Barcelona). También de 1931 es la edición más conocida, la de Edicions Rambla de Catalunya, en la que el nombre del autor aparece como Enric Blanco, el título ha cambiado a Boston-Barcelona, pero aún así la cubierta es de nuevo de Helios Gómez, bastante más luminosa que la primera.

Al iniciarse la década de los treinta Helios Gómez era ya un reputadísimo ilustrador de libros y sus diseños de cubiertas para las principales editoriales de vanguardia españolas, así como algunos de los famosos carteles que hizo durante la guerra civil española, tal vez sean bastante más conocidos.

Fuentes:

Web de la Fundación Helios Gómez.

Pauline Cherbonnier, «Helios Gómez, la Capilla Gitana y la cárcel Modelo», Blog de los voluntarios europeos de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña, 2 de mayo de 2017.

Daniel Díaz, «Los gitanos en las artes plásticas», Museu Virtual del Poble Gitano a Catalunya.

Alicia García Medina, Las cubiertas de los libros de las editoriales españolas 1923-1936. Modelo de renovación del lenguaje plástico, tesis presentada en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, 2017.

Teresa Lafita Gordillo, «Nuevas aportaciones para el estudio del pintor sevillano Helios Gómez (Sevilla 1905-Barcelona 1956), junto con un estudio de la revista Las fiestas de Sevilla (1912-1938)», Laboratorio de Arte, 22 (2010).

Eloi Latorre, «Pa, terra, llibertat, constructisme i “soleares”», Directa, 22 de diciembre de 2020.

Pedro G. Romero, «Helios Gómez, un artista lumpen», en el catálogo Helios Gómez, dibujo en acción, 1905-1956, Centro de Estudios Andaluces, 2010, pp. 24-41.

María Sierra, «Helios Gómez: la invisibilidad de la revolución gitana», Historia y política, núm. 40 (2018).

Gumsay, del lenguaje popular a la vanguardia gráfica

En el número 1692 del periódico anarcosindicalista Solidaridad Obrera (correspondiente al 21 de octubre de 1937, en plena guerra civil española), se anunció un impreso bastante singular y original:

Está próximo a editarse un álbum de 26 estampas original del dibujante Gumsay. Si título será

ESTAMPAS DE LA ESPAÑA

QUE SUFRE Y LUCHA

Será un grito revolucionario del Arte.

Serán las estampas de toda biblioteca selecta.

Los jóvenes al editar este álbum lo hacen para que el Arte sea extendido entre el pueblo. Para que las estampas negras de nuestra guerra se graben en la mente de todos. Para que no se olvide que no ha de ser estéril la sangre de los hijos del pueblo.

El Comité Regional de JJ. LL. de Cataluña

Tras el seudónimo Gumsay se ocultaba el barcelonés de adopción Gumersindo Sáinz Morales de Castilla (1900-1976), nacido en Madrid pero trasladado a la capital catalana para reunirse con su hermano cuando quedaron huérfanos.

Para entonces Gumersindo Sàinz se había formado ya como pintor en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando y había empezado a ilustrar algunos libros sobre todo para la editorial Mundo Latino de José Maria Yagües Arribas, de cuya dirección editorial había pasado a ocuparse Manuel Ciges Aparicio (1873-1936). Suyo es por ejemplo el diseño de cubierta para la serie de libros que publica en esos años Mundo Latino de Guido da Verona (1881-1939): El amor que vuelve (1921), Mimi Bluette (1922), El loco de Candalaor (1923), Yvelise (1923), Rayo de sol (1923), El caballero del Espíritu Santo (1923)…

A partir de 1927 empieza a figurar como diseñador de cubiertas para editoriales barcelonesas. Así, para Iberia se ocupa por lo menos del tercer volumen de la Biblioteca Selecta (Misterios, de Hugo Conway, en 1927) y libros de Conan Doyle y Gustavo Aimard).

Para la editorial Lux de Joan Balagué i Pallarés (1893-1965) ilustra en 1928 algunos libros de aventuras africanas de Mihái Tican Ruano (El hombre mono y sus mujeres, La danza de los caníbales, Perdidos entre las fieras, El lago de los elefantes), la traducción firmada por Mario Verdaguer (1885-1963) de Mi tío Anghel de Panait Istrati (1884-1935), así como una cubierta tipográfica de Tres pipas. Memorias noveladas, de Mario Verdaguer (por entonces director literario de Lux).

También en 1928 ilustra la cubierta de por lo menos los dos primeros números de la colección La Novela Selecta, de la editorial Mentora (en cuya fundación figuran editores del círculo de Reguera, Juventud y Molino): Dinero para uno, de Berta Ruck, y Pared por medio, de Florencia L. Barclay.

Ya en los años treinta colabora con otras colecciones populares del mismo círculo, como es el caso de las de José Sanxo Farrerons, que se había dado a conocer como impresor de la revista Teatre català y en los años veinte triunfaba como editor de novelas folletinescas y sicalípticas. Algunos libros de La Aventura Moderna lucen ilustraciones de Sáinz en sus cubiertas, como La torre del Ksar, de Paul Darcy, aunque más interesante resulta que ilustrara el enigmático Los salvajes, de M. P. Arzibachief (¿?), con la que se estrenaba la colección Nuevo Surco, dirigida por Laura Brunet (seuedónimo de Sanxo), que figura también como coautora de la traducción (con Vicente Polo Barbero) y firma además el prólogo. Para la misma colección diseñó la cubierta de La tumba de las vírgenes, de Alexander Kuprin (1870-1938), igualmente a cargo de Polo Barbero y Laura Brunet, a decir de los créditos editoriales.

Trabajó también Sáinz Morales para colecciones populares de Publicaciones Mundial (célebres ya a principios de siglo por el Papitu), para el omnipresente Bartomeu Bauzá Roselló (1876-1943), para La Novela Rosa de la editorial Juventud, para Molino, ilustró el libro de Manuel Chaves Nogales (1897-1944) La bolchevique enamorada (1930) para la Colección Aster del grupo editorial Estampa y el de Joaquín Arderius (1885-1969) Los amadores de Manqueses (1931) para Asther, el de Salvador Espriu (1913-1985) Laia que Josep Janés publicó en sus Quaderns Literaris en 1934, los dos volúmenes de El vicario de Wakefield de Goldsmith que la Llibreria Catalònia publicó ese mismo año… Se había convertido ya, pues, en un habitual diseñador de cubiertas para editoriales de muy distinto signo, y para una enorme diversidad de libros. Y quizá los detalles florales impactantes fueran inicialmente su signo de identidad, pero la versatilidad de sus diseños salta a la vista.

 Es también a partir de esos años y sobre todo tras el inicio de la guerra cuando empieza a hacerse frecuente la firma Gumsay, inicialmente en su faceta de cartelista y en algunas ilustraciones, y cuando colabora más asiduamente con publicaciones periódicas anarquistas, tanto con ilustraciones como con fotomontajes: Tierra y Libertad, Porvenir (donde coincide con el pintor y fotógrafo alicantino Tomás Vera Morales), el Esfuerzo, de las Juventudes Libertarias de Barcelona, que dirigía Ramon Liarte Viu (1918-2004), Fraternidad, la Umbral de la CNT, Nuevos Tiempos

Fue ya en ese contexto, pero en fecha incierta, cuando publicó en Barcelona las Estampas de la España que sufre y lucha, editadas por el Comité Regional de Juventudes Libertarias de Cataluña e impresa en la colectivizada Relieves Basa y Pagès, que consiste en veintiséis dibujos distribuidos en doce hojas de tamaño folio, sin paginar, y que muestra imágenes alusivas a la guerra.

Al concluir la guerra, Sáinz Morales salió con destino a Francia, pero a finales del año 1940 ya se encuentra de nuevo en Barcelona, donde se dedicó sobre todo a la pintura y más ocasionalmente a la ilustración de libros.

Interior de Estampas de la España que sufre y lucha.

Fuentes:

Albert Domènech, Teresa Ferré y Carles Hernando, «Las cubiertas», en Observatori de la Vida Quotidiana, ed., Gràfica anarquista. Utòpica tinta. 1931-1939, Barcelona, Ajuntament de Barcelona, pp.132-139.

Inés Escudero Gruber, «La guerra perenne. Persistencias de un conflicto en imágenes», en Alberto Castán, Concha Lomba y M.ª Pilar Poblador, eds., El tiempo y el arte. Reflexiones sobre el gusto, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2018, vol. IV, pp. 433-444.

Carles Fígols, «Gumersindo Sainz Morales de Castilla», Pintors i dibuixants catalans, 7 de noviembre de 2020.

Alicia García Medina, Las cubiertas de libros de editoriales españolas, 1923-1936. Modelo de renovación del lenguaje plástico, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2017.

 Joselito, «Gumersindo Sainz Morales de Castilla (Gumsay) (Vida y obra)». Joselito. 3-10-2018. Sobre la Anarquia y otros temas, 3 de octubre de 2018.

Isabelle Mornat, «Au détour de la représentation: les estampes satiriques de la guerre civile espagnole (Gumsay, A. Martínez de León, L. Quintanilla)», en Jonathan Barkate, dir., Les répresentations de la guerre d’Espagne,  Collections Numeriques du Laboratoire LISAA, 2017, pp. 65-86.

Shum, ilustrador antifascista

La biografía del dibujante popularmente conocido como Shum (pero también como Joan Baptista Acher, El poeta de las Manos Rotas o El Poeta), quizá no suficientemente conocida, constituye un ejemplo de lo que fueron muchas otras trayectorias vitales de creadores anarquistas del siglo XX que, debido al empleo de seudónimos y al paso a la clandestinidad, apenas han dejado rastro o este es muy difícil de seguir.

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Alfons Vila i Franquesa.

Tras la firma Shum que empleaba en su obra gráfica se ocultaba Alfons Vila i Franquesa (1897-1967), quien antes de cumplir los doce años, a la muerte de su madre, se trasladó de su Sant Martí de Maldà a Terrassa y posteriormente a Barcelona, malviviendo del dibujo (retratos y caricaturas) en los cafés. En los años finales de la Gran Guerra (1914-1918) se encontraba en París, donde se imbuyó del ideario anarquista, antes de su regreso a la península en los primeros años veinte. Comprometido con el anarquismo activo, en 1921 participó en el atentado contra el concejal carlista barcelonés Salvador Anglada y, tras el fallido contra Martínez Anido, posteriormente fue detenido y encarcelado a raíz de un accidente mientras manipulaba explosivos en un piso franco. Condenado a muerte, pasó entonces por la prisión Modelo y por el Penal de El Dueso, desde donde empezó a mandar ilustraciones para publicaciones periódicas catalanas como la efímera El Senyor Daixonses/ La Senyora Dallonses (1926) y la más consolidada L´Esquella de la Torratxa (1872-1939), además de iniciarse como ilustrador de libros con cubiertas como la de Quinet, de Felipe Alaiz en HOY en 1924 o con nueve dibujos a color y uno a tinta que aparecieron en la traducción que el también preso José Donday (alias «Pildorita») hizo de El fantasma de Canterville. Cuento panteoidealista, de Oscar Wilde, impreso en la Juan Sallent de Sabadell en 1926. Del año siguiente es la cubierta para La ascensión de Maria. Novela de los bajos fondos barceloneses, de Ángel Samblancat (1885-1963), en la Colección Ideal de Bauzá. Ya en esos años fue un ilustrador muy prolífico de las editoriales y colecciones anarquistas barcelonesas (La Novela Ideal, La Novela Social…).

lirarebeldeTambién de los años veinte, es la cubierta que dibujó para Letras. Lira Rebelde, un volumen de poemas de Elías García, prologado por Ramon Magre y con algunas láminas del pintor uruguayo establecido en L´Hospitalet Rafael Barradas (1890-1929) para la Editorial Lux, que en 1927 reapareció reentapado en tela en la editorial Vértice. Resulta un poco chocante que fuera la escritora Concha Espina (1869-1955) quien emprendiera una intensa campaña para obtener el indulto para el joven Shum, a la que se sumaron enseguida diversos periódicos (con Solidaridad Obrera a la cabeza) y destacadas personalidades del mundo de la cultura como Ramón Mª del Valle Inclán, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Jacinto Benavente, Henri Barbusse, Rafael Altamira, Santiago Ramón y Cajal y un larguísimo etcétera. Liberado finalmente en 1931, después de haberle sido conmutada la pena capital por cadena perpetua, regresa a Barcelona, momento que Victor Alba recordó del siguiente modo: «a mediados de febrero, con la amnistía [empezaron a dejarse ver] nombres de exiliados que volvían o de presos que salían de prisión: el dibujante Shum, con una mano lisiada por una bomba de estar por casa que le había explotado». Una vez en Barcelona, crea el Grup dels Sis, con Hélios Gómez (1905-1956), Josep Bartolí (1910-1995), Marcel·lí Porta (1903-1979), Lluis Elias (1896-1953) y Alfred Pascual i Benigani (1902-1995) y colabora en publicaciones políticas, satíricas y humorísticas vinculadas a las izquierdas como L´Opinió, La Humanitat, La Campana de Gracia, etc. Con Maroto, es también uno de los principales ilustradores de la cabecera madrileña Post-guerra (1927-1928).

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Cubierta de 1932.

De 1928 deben de ser sus colaboraciones en el hebdomadario fundado por el comunista Henri Barbusse Monde de París, que menciona Vicente Llorens en Memorias de una emigración, y cuyo comité de redacción da buena muestra de su vocación internacional: Albert Einstein, Mathias Morhardt, Upton Sinclair, P. Fireman, Miguel de Unamuno, Maxim Gorki, Mihaly Karoly y Manuel Ugarte. Pero ya en los años treinta empieza a publicar en Papitu y en algunas cabeceras próximas a la CNT, y 1934 es nombrado vocal de la Junta de Museos de Barcelona, cargo que ocupa hasta el inicio de la guerra civil española, cuando entra a formar parte del Sindicat Professional de Dibuixants; pero no tarda en alistarse y combatir en el frente de Aragón (concretamente en Tardienta), si bien de esos años son también muchas cubiertas para la colección Los Pensadores de las valencianas Ediciones Estudios.

Concluida la guerra, pasa a Francia con su compañera Montserrat Ventós y sus hijos, donde iniciaron un periplo por tierras francesas (Chartres, Toulouse, Perpiñán, París), y allí llega a un acuerdo con la Societé Stock para publicar un libro de dibujos que, estando ya listas las planchas, queda en el limbo debido al avance de las tropas nazis y a la caída de la línea del Sena. Finalmente, pues, embarca con destino a Santo Domingo, donde, en palabras de Llorens:

Llevó una vida muy estrecha, lo que no le impidió compartir su pobreza con otros compatriotas refugiados que estaban peor que él. No pudo acoger en su casa a más de catorce, según dice [el periodista también exiliado] Fraiz Grijalva, «pues al llegar a este número la parva economía de su hogar dio quiebra. Entonces él y su familia partieron al interior y se instalaron en La Vega, durante un año, comiendo yuca y arroz, ha realizado una extensa colección de obras». Volvió luego a la capital de Santo Domingo y allí participó en varias exposiciones y, gracias a una de ellas en que en cinco horas vendió todo lo expuesto, en 1942 se trasladaron a Cuba.

Aparte de exponer en el Casal Català de Cuba y en el Country Club, la obra de Shum es abundante en los números de la revista cubana Lux en 1942 y 1943, así como en El Día Gráfico y Minerva, pero sin duda su publicación más importante en la isla caribeña es la del libro que había quedado en el aire en París, 15 dibujos de Shum, a los que acompañan textos del dramaturgo también exiliado Francisco Parés y que publica nada más y nada menos que Manuel Altolaguirre (1905-1959) en su voluntariosa imprenta La Verónica en 1942. Decía el propio Altolaguirre en una conferencia en el Centro Asturiano de Cuba ese mismo año 1942: «Toda la obra de Shum es una invitación a la poesía. Después de admirar sus cuadros me siento más inclinado a ilustrar poéticamente cada uno de sus dibujos que a escribir un ensayo crítico sobre su arte».

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Caricatura firmada por Shum para Por esas Españas.

En 1944 se encuentra en Estados Unidos, y a partir de esos años, al parecer menos documentados, colabora a menudo con los estudios de la Metro Goldwin Mayer dibujando carteles, tarjetas y todo tipo de material propagandístico, así como haciendo también escenografías. Sin embargo, uno de sus trabajos más lucrativos de esa etapa fueron las ilustraciones de Por esas Españas. Cuentos tragicómicos ([Henry] Holt, Rinehart & Winston, 1944), un libro destinado a la enseñanza del español redactado por Pedro Villa Fernández que gozó de una espectacular acogida en los centros de enseñanza estadounidenses.

Establecido durante mucho tiempo en Estados Unidos, finalmente se trasladó a México, concretamente a Cuernavaca, y en marzo de 1965 expuso en la galería Mer-Kuk 35 óleos en una exposición conjunta con la escultora de origen ruso Dina Frumin (1914-1981). Y finalmente falleció dos años más tarde en Cuernavaca, donde fue enterrado en un féretro envuelto en la bandera catalana.

 

Fuentes:

MemosEmigraciónJaume Capdevila i Herrero, «Dibuixant amb l´esquerra. Els ninotaires de la prensa d´ERC durant la República», Gazeta vol, 2 (2010), pp. 43-53.

José Domingo Cuadriello, El exilio republicano español en Cuba, Madrid, Siglo XXI, 209.

Julià Guillamon, El dia revolt, Barcelona, Editorial Empúries, 2008.

Humoristán, Shum.

Vicente Llorens, Memorias de una emigración. Santo Domingo, 1939-1945, Barcelona, Ariel (Horas de España), 1975.

Sílvia Senz, «El Sindicat de Dibuixants Professionals, la contribució dels cartellistes, dibuixants i ninotaires catalans a la construcció i defensa de la Segona República Espanyola», De Editione, 14 de abril de 2011.

Víctor Alba, Sísif i el seu temps. I-Costa avall, Barcelona, Laertes, 1990.

Joan Balagué, editor, y los nuevos escritores

Al abordar la efímera Col·lecció Balagué destinada a principios de la década de 1930 a descubrir nuevos talentos de la literatura catalana, suele evocarse el fragmento de las memorias de Sebastià Juan Arbó (1902-1984) en que expone las gestiones de Ramon Xuriguera (1901-1966) ante el librero Joan Balagué i Pallarés (1893-1965):

Sebastià Juan Arbó.

Xuriguera había convencido al librero Balaguer [sic] para lanzar una colección; se trataría de novelas breves –entre cuento y novela– y cada una con el retrato del autor –tenía su vanidad–, hecho por un artista.

En la colección publicó una obra suya, creo que Espills dormits, para la cual le hizo [Emili] Grau Sala un bonito retrato, donde se le veía, con su cara redonda y su aire satisfecho, interpretado estupendamente.

Me pidió alguna obrita; yo tenía unas notas escritas en momentos de mal humor, en que desahogaba los venenos del alma, las decepciones acumuladas, y me aliviaba. Las reuní, les puse por título Notes d´un estudiant que va morir boig, obra que después, con diferentes títulos, corregida y aumentada, se ha hecho en repetidas ediciones.

Con este motivo, Emilio (Grau Sala) me hizo el retrato.

Rosa M. Arquimbau.

Sin embargo, el librero Joan Balagué ya tenía por aquel entonces una cierta trayectoria como editor al frente de la Editorial Lux, e incluso por aquellos mismos años había iniciado en catalán una Colecció Balagué, que inicialmente y de manera efímera apareció bajo el sello de Lux, como es el caso de  La dona dels ulls que parlaven i altres contes (1930), de una jovencísima Rosa Maria Arquimbau i Cardil (1909-1992) (primer número de una serie Fémina, del que parece fue el único publicado), un volumen de una Serie Nacional iniciada en 1929 con la novela de Josep M. Francès (1891-1966) La rossa de mal pèl, la obra del filósofo bohemio Diego Ruiz El crim dels Reis Catòlics i la fi de la missió de Castella (1931) o tres volúmenes de una Serie Internacional en 1930 entre los que figuraban las obras de Henri Barbusse El foc (en traducción de Santiago Masferrer i Cantó) y Elevació (en traducción del propio Joan Balagué), con cubiertas ilustradas a color por Sáinz de Morales. Posteriormente la colección, con un rumbo un tanto errático, pasó a estar auspiciada por la Librería Vilella.

Segunda edición (o reentape de la primera) de El Foc (Colecció Balaguer. Serie Internacional III, 1930).

 

Bajo el sello de la Librería Vilella se publican, por ejemplo, los dos volúmenes encuadernados en tapa dura y con láminas de la Historia Ilustrada de la Revolución Española, 1870-1931 (1931), de Francisco Caravaca y Antonio Orts-Ramos, o las memorias de Francisco Rispa Perpiñá (Cincuenta años de un conspirador. Memorias político-revolucionarias, 1853-1903), que, aparecidas en 1932, se presentaban como el primer número de una “Serie Biografías” que al parecer no tuvo continuidad.  Del año siguiente son La naturaleza y el hombre: en los fenómenos físicos y biológicos se descubren los fundamentos de la ley moral (1933), de un para mí incógnito A.B. Areny, una reedición del Kyra Kyralina (traducida por Delaville, prologada de Romain Rolland, con una carta de Vicente Blasco Ibáñez, un epílogo de J. Francés y retrato de Shum) que es la misma que ya había aparecido en Lux, con una muy buena cubierta a todo color de Sáinz de Morales.

Y aun paralelamente hay otros títulos en castellano sin otra indicación que su pertenencia a la Colección Balagué y que, salvo una compilación de literatura hispanoamericana que firman Miguel Rivas y el propio Juan Balaguer (y que José Simón Díaz describe como el compendio de “los textos de costumbre, pero llenos de erratas”), son quizá los más interesantes.

Portada de la edición en la Balagué de Imán.

En 1932 aparece la primera edición de Siete domingos rojos, de Ramón J. Sender (1901-1982), de la que sólo se había anticipado un fragmento con el título “Sabotaje” en la revista valenciana Orto en septiembre de ese mismo año. En 1933 se publica en esta misma colección otro libro de Sender, Imán. Novela de la Guerra de Marruecos, de la que sólo había una edición anterior (la de Cénit, de 1930), y la apuesta por Sender prosigue aún en 1933 con la edición del opúsculo Ramón Sender y la novela social, que recoge la serie de seis artículos que Rafael Cansinos Assens (1882-1964) había publicado con este título general en la madrileña revista La Libertad entre el 4 de enero y el 9 de febrero de 1933. El año siguiente este librito se distribuyó gratuitamente entre los lectores con motivo de la Feria del Libro.

El referido comentario de Sebastià Juan Arbó se refiere específicamente a una Nova Serie de la Col·lecció Balagué, de la que se publicaron tan sólo cuatro títulos de jóvenes autores emergentes: Espills dormits (1932), de Ramon Xuriguera; Notes d´un estudiant que va morir boig (1933), de Juan Arbó; La vida d´Olga (1934), de Xavier Benguerel, y Peikea, princesa caníbal  i altres contes oceànics (1934), de Aurora Bertrana (1892-1974)  a los que podrían sumarse, aunque en sentido estricto no pertenecen a ella, la novela Al marge (1933), de Rosa Maria Arquimbau y Desembre. La novela de la Revolució espanyola (1934), del hermano de Ramon, Joan Baptista Xuriguera (1908-1987), entre algunos otros títulos.

En su tesis sobre Ramon Xuriguera, Josep Camps i Arbós especifica que se hacía una doble edición (rústica y tapa dura con sobrecubierta, y como es natural con dos precios distintos) y recoge interesante material epistolar en que se ponen de manifiesto las más que agobiantes dificultades económicas por las que pasaba Balagué para conseguir llevar adelante su proyecto editorial.

Ramon y Joan Baptista Xuriguera.

El mismo epistolario le permite identificar como una de las obras en preparación que no llegaron a ver la luz novela Diagonal, la primera de Ignacio Agustí y la única en catalán, que aparecería en 1934 en la Imprenta Altés, y tampoco pasa por alto Camps i Arbós la poca coincidencia que supone que Josep Janés i Olivé (1913-1959) incorporara poco después a sus Quaderns Literaris tres de las obras publicadas en la Balagué (las de Ramon Xuriguera, Benguerel y Juan Arbó), pues la colección janesiana tenía como uno de sus puntales la misma idea e intenciones que se expresaba en la publicidad de esta Nova Serie de la Col·lecció Balagué: “Los autores más destacados de la actual generación” y “Las corrientes más significativas de la moderna producción catalana”.

Cubierta y portada de la edición de 1936 d´Espills adormits en los Quaderns Literaris de Josep Janés.

Fuentes:

Just Arévalo, «Notes sobre editors, col·leccions i obres populars i de consum que sí varen existir a la Barcelona del primer terç del segle.» Marges, Els: revista de llengua i literatura, núm. 67 (2000), pp. 107-124.

Josep Camps i Arbós, Ramon Xuriguera (1901-1966). Ideología, activitat cultural y literatura, tesis doctoral presentada en el Departament de Filologia Catalana de la Universitat Autònoma de Barcelona en septiembre de 2004, publicada con el mismo titulo en Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2007.

Josep Miquel Ramis, “Autotraducció i història d’un text literari. Hores en blanc. Notes d’un estudiant que va morir boig, de Sebastià Juan Arbó”, Revista de Filología Románica, núm. 2, vol. 29, pp. 319-336.

Ignacio C. Soriano y Francisco Madrid, Bibliografía del anarquismo en España, 1868-1939. Enriquecida con notas y comentarios, esdocs.org

 

La Editorial Lux, más sombras que luces

Narcís Monturiol.

No es fácil averiguar a ciencia cierta si se trata de una curiosa coincidencia de nombres o bien la barcelonesa Editorial Lux que publicó la segunda edición de la traducción de Narcís Monturiol y Francisco José Orellana del Viaje por Icaria, de Étienne Cabet, es la misma a cuyo frente se encontraba mediada la década de 1920 el librero Joan Balagué i Pallarés (1893-1965). En primer lugar, porque no parece haber noticia de que exista ninguna documentación acerca de la actividad editorial de Balagué i Pallarés, y, además, porque la Editorial Lux (o ambas) tenían la muy molesta costumbre de no indicar el año de publicación en sus libros, por lo cual esa información debe recabarse en reseñas o anuncios en prensa y boletines comerciales (no siempre fáciles de localizar), o bien hallar datos dispersos en epistolarios o testimonios orales.

Sin mayores explicaciones, los catálogos en los que aparece esa segunda edición del Viaje por Icaria (la primera, en la Imprenta y Librería Oriental es de 1848) la suponen aparecida hacia 1910 (yo la creo más bien de hacia 1920), mientras que el librero Joan Balagué ya de muy niño había montado con sus hermanos Josep y Ramon una mesa en el Mercat de Sant Antoni donde intercambiaba tebeos con el sistema del dos por uno, posteriormente se hicieron con la parada y los fondos de un librero que falleció y en 1917 abrían sus primeras librerías: Josep,  la Llibreria Balagué (en el carrer de la Palla), y Joan, la Lux, en el número 26 de la calle Aribau, a un centenar de metros de la plaza de la Universidad. La ubicación de la librería de Joan Balagué era tan buena, que pronto la compra venta de libro universitario le permitió abrir una segunda, más amplia y con una parte dedicada a la exposición de arte, en la calle Muntaner (núm. 40), que adoptó el nombre de Balagué (y la sala anexa se convertiría en la Sala Vilumara) .

Mercat de Sant Antoni en 1932.

Entre los primeros libros de la Editorial Lux que pueden fecharse con indudable precisión se encuentra la obra de una de las figuras señeras del anarquismo barcelonés, Juan Usón, de quien en la Imprenta La Neotípia se publicó en 1926 una tirada de 310 ejemplares numerados de Doscents aforismes (máximes, setències i consells), acoblats per un llibeter de vell anomenat Usón i endreçats als amants del llibre, amb ilustracions de Niel. Nacido en Bujaraloz, Juan Usón, que empleó entre otros el seudónimo de Juanonus, ejerció en Barcelona como un librero de viejo los domingos, actividad que a principios de siglo compaginaba con el empleo en una empresa de derribos, y, en alguna época difícil de determinar, trabajó para Joan Balagué en la librería Lux. La gesta de Usón en el mundo del libro, sin embargo, fue su solicitud a Capitanía General durante la Dictadura de Primo de Rivera para que le autorizara a organizar en Barcelona una Feria del Libro (origen remoto de la Diada de Sant Jordi).

María Luz Morales (1898-1980).

Sin embargo, ya en 1924 la Editorial Lux había contratado como director literario al periodista y escritor en cierne Màrius (o Mario) Verdaguer (1885-1973), y ese mismo año aparecen los primeros números de la colección de novela rosa Novela Mensual: La raqueta embrujada, de Henry d´Asfeld, Trenzas de abril, de Paulina Elman, Murks prepara su boda, de Scherman y Veleidosa, de Enrique de Leguina (uno de los fundadores de la revista Mundo Ibérico), a los que se añaden luego títulos de autores más o menos ignotos, al margen de la célebre periodista María Luz Morales (con Amor en el camino), Carlota O´Neil y Jack London. Diana Sanz Roig se ha servido del epistolario de Verdaguer para identificar La casa de las pulgas (1925), firmada por un inexistente Abel King, como obra del escritor mallorquín, y vale la pena subrayar también que con la firma de Abel King se publica en la misma colección La novela de un guardameta.  En 1928, la colección Novela Mensual pasa a manos de la empresa de Santiago Costa Publicaciones Mundial, pero Lux prosigue su andadura.

Màrius Verdaguer.

Al parecer, fue idea de Verdaguer la creación de una colección literariamente más homogénea, rigurosa y coherente en Lux, proyecto que se concretó en la serie Grandes Éxitos Literarios (donde Verdaguer publicó sus propias obras La isla de oro, en 1926, y El marido, la mujer y la sombra, en 1927), pero quizá la necesidad económica impidió que Lux siguiera ese incierto y arriesgado rumbo. Otros proyectos de los años treinta (en particular la “Colección Balagué”, donde alternaron Juan Arbó, Cansinos Assens, Benguerel, Sender y Ramon Xuriguera) hacen pensar que esa voluntad de centrarse en la edición de nueva y más ambiciosa literatura nunca se abandonó por completo).

Sin embargo, ese mismo año 1928, los propietarios de la barcelonesa Editorial Vértice, Hermoso Plaja y Carmen Paredes, se ven agobiados con los problemas con la justicia debido a su militancia activa en el anarquismo, por lo que deciden traspasar parte de sus fondos, entre ellos ejemplares de la Biblioteca del Libro Económico (La lucha por la existencia, de Darwin, y La mancebía (La Maison Tellier) de Maupassant), algunos números de la Colección Vértice (Los habitantes de Marte, de Camilo Flammarion, Sobre el pasado y el porvenir del pueblo, de Lammennais) y los Cuadernillos Athenea a partir del número 11 (Cuestiones de enseñanza, de Ricardo Mella y Cea, Narraciones humorísticas, de Averchenko, y La mujer y la Revolución, de Stackelberg), a los que Lux se limitan a añadir una portada con su logo. Con semejante batiburrillo en el que se entremezclaban la novela rosa con  textos de pensamiento revolucionario, traducciones de prosa literaria con las inclasificables obras de aventuras del “intrépido viajero” Michel Ticán (La vida del blanco en la tierra del negro, La danza de los caníbalesEl hombre mono y sus mujeres, En el corazón de la selva virgen, El lago de los elefantes…) o El Discurso de la cavallería de torear  (1927) de Pedro Mesía de la Cerda (1700-1783) con Humano ardor (1928), la novela autobiográfica del anarquista argentino Alberto Ghiraldo (1875-1946), difícilmente podía mantenerse un catálogo coherente.

El hombre mono y sus mujeres, de Michel Ticán Rumano, publicado por Lux en 1928, con lámninas y fotografías.

De esas mismas fechas son las ediciones en Lux de varias obras de Panait Istrati, como Mi tío Anghel (1927), Los Aiducs (reseñada por Juan Rejano en mayo de 1928), Domnitza de Snagov. Las narraciones de Adrian Zoografi (en traducción de Joaquim Verdaguer, hermano de Màrius, y con cubierta de Helios Gómez), Kyra Kyralina. Las narraciones de Adrián Zograffi (con prólogo de Romain Rolland, carta de Blasco Ibáñez, epílogo de J. Francés, retrato del caricaturista Alfons Vila i Franquesa, Shum) o un volumen que reunía todos los títulos anteriores que apareció ya en 1930. También de 1930 (19 de diciembre) es el estreno de la obra de Verdaguer El sonido 13, en el madrileño Teatro Íntimo Fantasio, que también publica Balaguer en una cuidada edición en Lux que reproduce los figurines.

Sobrecubierta de El sonido 13, que reproduce los figurines de rto Pérez de la Ossa.

El punto de unión de Verdaguer y Balagué lo sitúa Sanz Roig en la tertulia comandada por el pintor, escenógrafo e ilustrador de libros Rafael Barradas (1890-1929), el Ateneíllo de Hospitalet (luego trasladado a Barcelona y en activo entre 1925 y 1928), donde confluyeron dos de los padres de las vanguardias catalanas, Sebastià Gasch (1897-1980) y Lluis Montanyà (1903-1985), con otros jóvenes literatos como Juan Gutiérrez Gili (1894-1939), Sebastià Sánchez-Juan (1904-1974) y Guillermo Díaz Plaja (1909-1984), el propio Verdaguer o el artista Ángel Ferrant (1890-1961), y por la que más o menos episódicamente pasaron Salvador Dalí, Luis Buñuel, J.V. Foix y Federico García Lorca entre otros.

Única foto conocida del Ateneíllo en L´Hospitalet. En la imagen: Barradas, Josep M. de Sucre, Gasch, Verdaguer, Sánchez-Juan, Ferrant, Luis Góngora, Joan Alsamora…

En el seno de esta tertulia había se había gestado en 1927 la interesantísima revista Mundo Ibérico, de la que ese año se publican ocho números y en la que figuraba como director Mario Verdaguer y como secretario el ya mencionado como autor de Lux Enrique Leguina. Lo que interesa aquí de esa lujosa revista ilustrada en la que pueden hallarse las firmas de Gómez de la Serna, López-Picó, Cansinos Assens o Giménez Caballero , entre otras primeras espadas de las vanguardias artísticas de la época es sobre todo el apoyo que en forma de reiterada publicidad (junto a la reiteradísima de la Editorial Lux) recibió Mundo Ibérico de la naviera Compañía Transatlántica, de la que había sido gerente Josep Pascual i Deop (1844-1919) y por entonces era copropietario Emili Pascual y Monturiol (quien en las décadas de 1910 y 1920 había publicado dibujos humorísticos bajo los seudónimos Pal y Miliu en publicaciones como La Esquella de la Torratxa).

Elementos de oceanografía (Barcelona, Apolo, 1928).

Emilio Pascual Monturiol, nieto del impresor que inventó el submarino, no tardaría en ponerse al frente de una profunda renovación de la Editorial Apolo, que hasta entonces publicaba el Libro de Información y Tarifas de la Compañía Transatlántica Española y obras tales como el Bosquejo histórico de la Marina Española (1923), de F. Condeminas Mascaró, Notas de mi vuelta al mundo. Impresiones de viaje (1924), de Benjamín E. del Castillo y Estudios de oceanografía (1926) y Elementos de oceanografía (1928), de Condeminas, todas ellas con publicidad en las primeras páginas y profusamente ilustradas.

Como es bien sabido, la traducción que de La montaña mágica de Thomas Mann venía haciendo Mario Verdaguer desde, por lo menos, abril de 1932, se publicó en España por primera vez en dos tomos aparecidos en 1934 en la Editorial Apolo.

Fuentes:

Just Arévalo, «Notes sobre editors, col·leccions i obres populars i de consum que sí varen existir a la Barcelona del primer terç del segle«, Els Marges. Revista de llengua i literatura, núm. 67 (2000), pp. 107-124.

Franquet, “Anécdotas de Juan Usón”, CNT (Toulouse), núm. 799-800 (28 de agosto de 1960).

Enric Gil, “Rafael Barradas a L´Hospitalet. L´Ateneillo dels mil días”, L´H Digital, 29 de agosto de 2014.

Mundo Ibérico, en ARCA (Arxiu de Revistes Catalanes Antigues).

Jaume Passarell, Llibre de llibreters de vell i de bibliòfils barcelonins d´abans i d´ara, Barcelona, Millà (Edicions Selectes Catalanes 3), 1949.

Carles Puig-Pla y Antoni Roca Rossell, “Narcís Monturiol (1819-1885), pioneer of submarine navigation”, Contributions to science, vol. 5, núm. 2 (2009), pp. 147-157.

Diana Sanz Roig, “Los proyectos editoriales de Mario Verdaguer: La revista Mundo Ibérico y las editoriales Lux y Apolo”, Revista de Literatura, vol. LXXV, núm. 149 (enero-junio de 2013), pp. 179-205.

Ignacio C. Soriano y Francisco Madrid, Bibliografía del anarquismo en España, 1868-1939. Enriquecida con notas y comentarios, esdocs.org.

Monturiol, el impresor que inventó el submarino

En su ambicioso libro L´edició a Catalunya: el segle XX (fins a 1939), confiesa Manuel Llanas respecto a la Editorial Apolo, que a partir de 1951 pasó a engrosar la creciente empresa que estaba construyendo el editor Josep Janés (1913-1959):

Todos los intentos por averiguar sus orígenes y trayectoria han resultado fallidos, hasta el punto que la Apolo constituye el paradigma de los enormes déficits de información que acumula la historia de nuestra edición, empezando paradójicamente por la más reciente.

Narcís Monturiol.

Sin embargo, hay un hilo del que al tirar surgen informaciones bastante curiosas. El propietario de esta editorial era Emili Pascual Monturiol (1890-¿1941?), nieto del célebre Narcís Monturiol i Estarriol (1819-1885), quien a su vez debe la fama sobre todo a la creación del Ictíneo (uno de los primeros submarinos si no el primero), pero que se mantenía como impresor mientras iniciaba sus primeros experimentos de modo artesanal.

Narcís Monturiol, nacido en Figueres, inició estudios de derecho en Barcelona, después de haber abandonado los de medicina en Cervera, y fue en la Ciudad Condal donde nació su interés por el socialismo utópico y en particular por el pensamiento de Étienne Cabet (1788-1856), lo que a su vez le llevó más adelante a formar parte del grupo de Abdó Terrades (1812-1856), a incorporarse como redactor de El Republicano y, tras formarse en 1845 como cajista e impresor en Madrid, de nuevo en Barcelona creó gracias a la imprenta de su amigo Martí Carlé la revista La Madre de Familia (1846, ocho números).

Étienne Cabet.

Posteriormente, se asocia a Carlé para crear la Imprenta y Librería Oriental, donde en 1847 funda La Fraternidad. Periódico de educación y de moral, cabecera descrita a menudo como la primera comunista de la Península y que al año siguiente será suspendida por las autoridades, por lo que Montoliu deja entonces la imprenta en manos de Joan Capdevila para marcharse al exilio en Perpiñán durante un año. Añádase que en 1849 sale de una «Imprenta de Joan Capdevila» (situada en la calle San Pablo, 68) la Reseña de las doctrinas sociales antiguas y modernas firmada por Narcís Monturiol.

Manuel A- Alonso Pacheco.

Otras ediciones con pie de imprenta en la Oriental aparecidos en esos mismos meses fueron, por ejemplo, el Cancionero de Borinquen. Composiciones originales en prosa y verso (1846), compilación en la que aparecen, entre otros jóvenes puertorriqueños residentes en Barcelona, el escritor y médico Manuel A. Alonso Pacheco (1822-1889), que por aquellas fechas se encontraba en Barcelona estudiando medicina y que hoy está considerado como la primera gran figura de las letras portorriqueñas, seis poemas de Santiago Vidarte (1828-1848), que en 1843 había iniciado estudios de derecho en la misma ciudad, su hermano Juan Bautista Vidarte (1826-¿?), Pablo Sáez (1827-1879) o quien pasa por ser el padre del humorismo literario en la isla, Francsico Vassallo Cabrera. De esta curiosa obra, una de las iniciales de la literatura portorriqueña, apenas se encuentra otra noticia que el comentario que le dedica Menéndez Pelayo, quien a su vez, como pone de manifiesto su epistolario, recibe la información de Miguel Sánchez Pesquera, quien en carta del 9 de agosto de 1892 lo describe como un “libro de poco empuje y creo que inocente por lo que recuerdo”. No es muy raro, si se advierte que los autores contaban entre diecisiete y veintidós años.

También con pie de 1846 sale la obra de explícito título Exposición razonada que en forma de cartas dirige al Excelentísimo Señor Ministro de Hacienda la Comisión de Fábricas de Hilados, Tejidos y Estampados de Algodón de Cataluña sobre los dos sistemas de libertad y de protección, a cargo de la Comisión de Fábricas de Hilados, Tejidos y Estampados de Algodón.

Marià Cubí.

En la misma imprenta aparece una enigmática publicación titulada El Eco de la Frenología y de las Escuelas Filosóficas, cuyos colaboradores firman casi todos sólo con iniciales, pero entre los que Menéndez Pelayo identifica a diversos discípulos del lingüista y frenólogo Marià Cubí (1801-1875), como es el caso del también cabetista de Figueras Narcís Gay i Beya (1819-1872), el clérigo aragonés Julián Soto y el sastre Magí Pers i Ramona (1803-1888). A ellos se han añadido los nombres del catedrático en farmacia Joan Llach i Soliva (1816-1860), colaborador también de La Madre de Familia,  el zoólogo Francesc Barceló i Combis (¿?-1889), el médico Sebastià Vinent y el pedagogo Julián González de Soto (1803-1862). Con el despampanante subtítulo de Estudios sobre las relaciones del hombre físico, moral e intelectual por una sociedad de literatos, médicos, juristas y teólogos, la cabecera alcanzó los diecisiete números entre el 1 de enero y el 15 de septiembre de 1847.

Otro ejemplo salido ese mismo año 1847 de la misma imprenta, que es ya evidente que era poco común, es el delirante libro firmado por “Un Gorrión”, Memorias de un buitre. Cencerrada social, cuyo prólogo inicial (o no prólogo) no tiene desperdicio:

Voy á caza pues de un prólogo cuco, flamante como la gente de tricornio en día de gala, espléndido como festín de caimán con poderes, magnífico como el encantador galán que no da cuartel al marido , y me esfuerzo inútilmente como los maridos y papás en socorrer á la honestidad que está dando las últimas boqueadas; en vano he recurrido al café , el café es prosaico como un sochantre; en vano he pedido socorro al ron , al poeta de férvidas inspiraciones que nos alegra, entusiasma, como la declaración del amartelado galán á la enamorada doncella, que á los quince abriles no sueña ya en pintados colorines, ni en olorosas flores, ni en la poética hermosura de una noche bella y tranquila como vida de doctor, sino en rendidos adoradores, y se aflige al pensar cuán pocos se afiliaron bajo sus banderas…

 

Víctor Balagué.

Quizá el más noble de los libros salidos de la imprenta de Carlé y Monturiol sea el Flores de mi Alma, primera obra publicada en volumen del escritor, periodista y traductor Víctor Balagué (1824-1901), que en los años sucesivos haría una exitosa carrera tanto en su condición de escritor como en la de político.

Monturiol visto por Ramon Martí Alsina (1826-1894).

Pero en relación al impresor-inventor, más interesante es que, fiel seguidor de las ideas de Étienne Cabet, Monturiol continuó y acabó la traducción de Voyage et aventures de lord William Carisdall en Icarie, que Francisco José Orellana había iniciado y empezado a publicar por entregas en La Fraternidad (de Orellana es la traducción hasta la página 144, de las 502 que tiene el volumen), y de la que posteriormente, con el título Viage por Icaria, se hizo una primera edición en 1848 en su Imprenta y Librería Oriental de Martí Carlé, y una posterior, sin fecha pero de principios de siglo (¿1910?), en la Editorial Lux en dos volúmenes. He aquí el eslabón perdido entre el impresor Narcís Monturiol y la editorial Apolo, sobre el que habrá que volver.

El primer invento de Monturiol, que no dejaba de pagar multas debido a las ideas revolucionarias que publicaba por aquel entonces en diversas revistas, fue financiado mayoritariamente por Josep Oliu y se inscribió en agosto de 1854: una máquina para imprimir sobre papel continuo las líneas destinadas a los cuadernos de escritura de los escolares, que pronto se amplió a la impresión de páginas para partituras, a la que se añadía además un ingenioso método para cortarlas a medida que salían impresas. Una vez impreso, podría cortarse al gusto y encuadernar las páginas necesarias. Hasta entonces, se trabajaba a partir de papel blanco sobre el que el alumno o el músico debía trazar las rayas horizontales a distancias uniformes para tales menesteres. Con tal objetivo se creó la compañía Monturiol i Oliu, con un capital de 3.000 duros y dedicada a “la impresión de cartapacios y papeles de música”, en la que el inventor aportaba la máquina (valorada en 1.500 duros). Aunque resulte un poco asombroso, el negocio fue un absoluto fracaso.

Narcís Monturiol.

En sus últimos años, Monturiol volvió a ejercer trabajos relacionados con la letra impresa. A finales de la década de 1870, crea con el segundo apellido de su padre el seudónimo M. Draper, con el que publica Escenas históricas desde los más remotos siglos hasta nuestros días (1874) y, en colaboración con Juan Landa, escribe y edita los dos volúmenes de biografías Hombres y mujeres célebres de todos los tiempos y de todos los países: biografías de personajes ilustres, artistas, poetas, legisladores, guerreros, que han inmortalizado sus nombres (Joan Seix i Cía., 1875-1877) y –muy probablemente con seudónimo– publica traducciones de obras francesas. En esos años pasa por otros empleos, como administrativo del periódico La Corona o asesor administrativo del periódico El Anunciador Financiero, editado por el Banc de Mataró (que cerró en 1883).

Tal vez no lo parezca a simple vista, pero resulta muy ilustrativo que su obra póstuma, Ensayo sobre el arte de navegar por debajo del agua (1891), se financiara mediante suscripción de los empleados de la empresa Compañía Transatlántica, pues entre sus gerentes se encontraba el ingeniero industrial Josep Pascual i Deop (1844-1919), quien tras casarse con la única hija de Monturiol (Anna), había tenido un hijo al que pusieron por nombre Emili, es decir: Emili Pascual Monturiol.

Como ya queda apuntado, el eslabón perdido entre la actividad editorial de Narcís Monturiol y la Editorial Apolo de su nieto Emilio Pascual está, probablemente, en la Editorial Lux que publicó su traducción del Cabet, y en cambio no es fácil que tuviera relación con la revista de fotografía que entre 1916 y 1922 dirigió Rafael Areñas (y que desde 1919 era el órgano de la Unión Fotográfica de Barcelona). Diana Sanz Roig tuvo el acierto de insinuar esa relación entre Lux y Apolo al analizar los trabajos editoriales de otro personaje singular, Mario Verdaguer Travesi (1885-1963), autor de la primera traducción de La montaña mágica. Habrá, pues, que tirar del hilo.

Fuentes:

David Nofre Mateo, Una ciencia de l´home, una ciencia de la societat. Frenología i magnetisme animal a Catalunya, 1842-1854, tesis doctoral presentada en el Centre d´Estudis de la Història de les Ciències de la Universitat Autònoma de Barcelona, 2005.

Carles Puig-Pla y Antoni Roca Rossell, “Narcís Monturiol (1819-1885), pioneer of submarine navigation”, Contributions to science, vol. 5, núm. 2 (2009), pp. 147-157.

Diana Sanz Roig, “Los proyectos editoriales de Mario Verdaguer: La revista Mundo Ibérico y las editoriales Lux y Apolo”, Revista de Literatura, vol. LXXV, núm. 149 (enero-junio de 2013), pp. 179-205.

Josep Termes, Anarquismo y sindicalismo en España (1864-1881), Barcelona, Crítica (Biblioteca de Bolsillo 34), 2000.