En un pasaje de la novela Campo de los Almendros (1968), el escritor valenciano Max Aub (1903-1972) dejó constancia, en el estilo vivaz y preciso que le caracteriza, de la existencia de un libro editado durante la guerra por el sello creado por Manuel Altolaguirre (1905-1959) que luego ha dado mucho que hablar:
–Se llamaba Abraham de segundo nombre. Lo suelen olvidar.
–¿Era judío?
–¡A qué santo! Nieto –por ambas partes– de curas españoles.
–¿De quién estáis hablando?
–De un peruano que dice éste que era muy importante.
–¿Murió?
–Sí, en París.
–¿Cuándo?
–El año pasado.
–¡Ah!
Como si ya diera lo mismo: la muerte pasada carece de importancia, está ahí, alrededor, con la lluvia fría y el mar. Alfredo se relaja, las manos hundidas a más no poder en los bolsillos de su chaquetón de cuero raspadísimo. Vuelve.
–¿Cómo se llamaba?
–Vallejo.
–¿César?
–¿Le conocías?
–Sí, estábamos haciendo la edición de un libro suyo. Lo estarán leyendo los fachas. No sé si [José Herrera] Petere salvó algunos ejemplares. Creo que no.
Efectivamente, no consta que el también escritor José Herrera Petere (José Herrera Aguilera, 1909-1977) lograra conservar ningún ejemplar, o en cualquier caso que este no se extraviara enseguida durante su exilio en el campo de Saint Cyprien, antes de salir con destino a México (gracias a la ayuda de Picasso) y Suiza. Este libro de César Vallejo (1892-1938), el tercero y último de las Ediciones Literarias del Comisariado del Ejército del Este (tras España en el corazón. Himno a las glorias del pueblo en la guerra, de Pablo Neruda, y Cancionero menor para los combatientes (1936-1938), de Emilio Prados) era España, aparta de mí ese cáliz, que según el colofón se terminó de imprimir el 20 de enero de 1939; es decir, dos días antes de que los organismos oficiales de la Generalitat fueran evacuados de Barcelona y a una semana de la llegada del Cuerpo del Ejército Navarro y el Cuerpo marroquí a la montaña del Tibidabo.
Se trataba de un librito de 64 páginas de texto, que incluye un dibujo original de Pablo Picasso (1881-1973) y el texto introductorio de Juan Larrea (1895-1980) «Profecía de América», del que se imprimieron 1.100 ejemplares, 250 de ellos numerados. La impresión se llevó a cabo en el monasterio de Montserrat, donde la Generalitat de Catalunya había establecido el Hospital del Ejército del Este y Unidad de Imprentas, aprovechando la infraestructura con la que ya contaba el monasterio (un taller que databa del siglo XV).
Juan Larrea cuenta alguno de los prolegómenos de este libro, en los que también desempeñó un papel importante la buena predisposición y la gestión de la viuda del poeta, Georgette Marie Philippart Travers (1908-1984):
Picasso no conocía a Vallejo. Apenas se produjo la muerte de César, me reuní, una larga tarde, con el pintor y le leí un buen puñado de versos vallejianos. Picasso, profunda y visiblemente emocionado, exclamó: «A éste sí que le hago el retrato». Allí mismo, Picasso, en cosa de diez minutos, acabó varios dibujos del poeta.
En cuanto a las circunstancias en que se llevó a cabo este trabajo, quedan sucinta pero adecuadamente explicadas en la portada del mismo libro:
Soldados de la República fabricaron el papel, compusieron el texto y movieron las máquinas. Ediciones Literarias del Comisariado. Ejército del Este. Guerra de la Independencia. Año de 1939.
Aun así, más jugosas resultan las explicaciones que da Altolaguirre en sus memorias acerca del proceso para fabricar papel empleando unos viejos molinos de la barcelonesa localidad de Orpí, cerca de Capellades (donde actualmente existe un museo-molino papelero) para poder llevar a cabo todas esas ediciones, y, según dice, obtuvo:
un papel precioso. Los trapos viejos triturados y blanqueados se transformaban en hojas blanquísimas de papel de hilo con transparentes marcas de agua. Papel que salía hoja a hoja y que eran colgadas de los cordeles con los mismos ganchos con que las lavanderas cuelgan la ropa limpia. Producción limitada pero sorprendente. El Boletín del Cuerpo de Ejército y su suplemento literario fueron impresos en ese papel de lujo. También editamos varios libros. Entre ellos España en el corazón, de Pablo Neruda; como materia prima para ese libro se usaron banderas enemigas, chilabas de moros y uniformes de soldados italianos y alemanes.
Y en una carta de noviembre de 1941, que probablemente le sirviera en el momento de redactar sus memorias, incluso aporta Altolaguirre algún detalle más:
el día que se fabricó el papel del libro de Pablo [Neruda] fueron soldados los que trabajaron en el molino. No sólo se utilizaron las materias primas (algodón y trapo) que facilitó el Comisariado, sino que los soldados echaron en la pasta ropas y vendajes, trofeos de guerra, una bandera enemiga y la camisa de un prisionero moro. El libro de Pablo, impreso bajo mi dirección, fue compuesto a mano e impreso también por soldados.
Se suponía que la entrada de los franquistas en el monasterio en febrero de 1939 acabó con todas las ediciones que allí se habían llevado a cabo durante los años de guerra civil. Sin embargo, en 1983 Julio Vélez y Antonio Molino localizaron en el Monasterio de Montserrat cuatro ejemplares de esta obra de Vallejo, que se daba ya por completamente perdida, y al año siguiente la reprodujo en la editorial madrileña Fundamentos (y de 2013 hay un segundo facsímil de la cooperativa Árdora Ediciones, con un epílogo de Alan Smith Soto).
Este texto parafrasea, resume y abrevia las páginas 70-72 de mi A dos tintas. Josep Janés, poeta y editor, Barcelona, Debate, 2013.
Fuentes:
Manuel Altolaguirre, El caballo griego, en Obras Completas I, edición de James Valender, Madrid, Istmo (Col. Bella Bellatrix), 1986.
Manuel Altolaguirre, Las vidas de Pablo Neruda, México, Grijalbo, 1973.
Max Aub, Campo de los almendros, edición de Francisco Caudet y Lluis Llorens Marzo, en Obras completas, vol. III-B, València, Institució Alfons el Magnànim, 2002. El pasaje citado, en p. 337.
Marco Aurelio Torres H. Mantecón, «Poetas en guerra: Neruda, Prados y Vallejo en un curioso sello editorial: las “Ediciones Literarias del Comisariado del Ejército del Este” (1938-1939)”», en Congreso Internacional La Guerra Civil Española 1936-1939, celebrado en Madrid el 27, 28 y 29 de mayo de 2006, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, edición electrónica.
Gonzalo Santonja, Un poeta español en Cuba: Manuel Altolaguirre, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 1995.
James Valender, Manuel Altolaguirre y Concha Méndez. Poetas e impresores, Madrid, Residencia de Estudiantes, 2001.
James Valender, «Pablo Neruda y Manuel Altolaguirre. Notas sobre la primera edición española de España en el corazón», que acompaña la edición facsimilar de este texto, Sevilla, Renacimiento, 2004.
Marko Zouvek, «Los libros perdidos de la República Española», blog personal de Marko Zouvek, 15 de mayo de 2014.