El exagente de la CIA Philip Agee, la autocensura editorial y el hispanomexicano José Ramón Enríquez

La primera edición en español de Inside the Company: CIA diary, del exagente de inteligencia y luego polémico escritor Philip Agee (1935-2008), a quien se considera el primer tránsfuga de la CIA, la publicó en España en septiembre de 1978 la editorial Laia como número 37 su añorada colección Paperback, en traducción de María Antonia Menini y, según consta en los créditos, revisada por E. L., con el título Diario de la CIA. La compañía por dentro y con un prólogo del autor para esa edición.

El escándalo generado en todo el mundo por ese libro, que con los siguientes suyos ponían al descubierto las operaciones de Estados Unidos para marcar el rumbo político de los países latinoamericanos, fue más que notable, y durante mucho tiempo su autor se vio obligado a cambiar de residencia con cierta asiduidad debido a las presiones de los gobiernos estadounidenses de turno.

Apenas un año después de la aparición de ese título en Laia aparecía la misma traducción en coedición con Bruguera, con una cubierta diseñada por el argentino Mario Ezquenazi, y hasta mayo de 1987 no aparecería la edición argentina en Sudamericana, en traducción de Silvia Lerendegui y con una cubierta atribuida a Mario Blanco pero idéntica a la de Penguin.

En su interesantísimo libro La otra guerra secreta, Jacinto Rodríguez Munguía reconstruye el largo proceso de revisión y reconsideración al que esa traducción fue sometida en la editorial Grijalbo, pues se temía sobre todo una reacción devastadora por parte del presidente mexicano Luis Echeverría (1922-2022) porque en ese libro no queda en muy buen lugar y además saca a la luz aspectos hasta entonces muy poco conocidos de la llamada matanza de Tlatlelolco, entre otros detalles comprometedores (como la estrecha relación del presidente Díaz Ordaz con la CIA, por ejemplo). Todo ello podía desembocar incluso en una prohibición del libro, y es de suponer que el caso del libro de Oscar Lewis (1914-1970) Los hijos de Sánchez ‒que provocó o por lo menos propició la salida de del Fondo de Cultura Económica de Arnaldo Orfila Reynal (1897-1998)‒ seguía en la memoria de muchos editores.

Un aspecto relevante en la decisión de comprar o no los derechos para su publicación era precisamente el riesgo, porque el contrato obligaba a la publicación en el término de dieciocho meses o se perdería ese derecho, pero en el otro lado de la balanza se temía que otras editoriales, y en particular los argentinos y españoles, o incluso empresas anónimas y clandestinas, pudieran arrebatar a Grijalbo la oportunidad de publicar un libro de enorme potencial comercial. Por ello, la editorial empezó a tantear al gobierno mexicano y a remitir diversas cartas al presidente Echeverría que sistemáticamente quedaban sin respuesta.

Vale la pena recordar también que, coincidiendo con la aparición de la versión original del libro de Agee en Penguin, a finales de 1974 Gabriel García Márquez (1927-2014) había entrevistado al autor (en España se publicó en la revista Triunfo) y que incluso periódicos mexicanos ‒algunos tan difundidos como Excelsior, por ejemplo‒ ya habían puesto de manifiesto el potencial escándalo político que el libro podía propiciar en Latinoamérica.

Según documenta Rodríguez Munguía, en Grijalbo se sometió el texto a una severa y minuciosa revisión, se detectaron algunos pasajes arriesgados en exceso, se sugirieron cambios de cierta importancia (aun a riesgo de que el autor los rechazara) y ese texto revisado ‒tal vez uno de los casos mejor documentados de autocensura editorial‒ fue el que apareció finalmente en Laia, precedido de una nota en la que el autor aludía sin detalles a algunas de las causas del retraso de su aparición en español:

La edición española tenía que haberse editado hace tres años, pero la intervención de un gobierno interesado impidió su publicación hasta ahora. Pero finalmente los lectores de España, Latinoamérica y otros países hispanoparlantes tendrán otro que añadir a la colección de libros, que revelan la actuación de la CIA aparecidos en estos últimos años.

Esa desagradable tarea de manipulación del texto recayó en José Ramón Enríquez, quien en noviembre de 1974 ya firmaba como director del Departamento de Producción de Grijalbo un informe en el que proponía algunas modificaciones tendentes a evitar que la edición en español pudiera ser censurada en México y, en menor medida, en otros países latinoamericanos cuyos gobiernos salían muy mal parados pero donde la pérdida económica para Grijalbo era sensiblemente menor.

José Ramón Enríquez, nacido en Ciudad de México en 1945, fue el segundo de los tres hijos del periodista y pedagogo español Isidoro Enríquez Calleja (1900-1971), quien durante la guerra había publicado La literatura antifascista en la nueva escuela (¿1937?)y al término de la misma había llegado a México a bordo del Sinaia integrado en uno de los primeros contingentes de republicanos (se da la circunstancia que si en 1989 pudo hacerse una edición facsímil del diario publicado a bordo por los republicanos españoles fue gracias a que Enríquez Calleja conservó cuidadosamente durante años dieciocho originales de ese singular periódico). Fue también gracias a la ayuda de su padre que ya en 1963 pudo publicar José Ramón Enríquez su poemario Al pie de mi amor clavado, con pie editorial de Oasis.

Casi inmediatamente después inicia José Ramón Enríquez el noviciado como franciscano, que se homosexualidad le lleva a abandonar tiempo para luego militar en el Partido Comunista y a convertirse en activista de los derechos civiles y en particular de los de los homosexuales. Después de iniciar y abandonar estudios en letras hispánicas, se introdujo en el sector editorial como corrector de estilo y traductor, pero eso no le impidió matricularse en 1968 en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (que abandonó dos años después).

En 1970 la misma editorial Oasis le publica el libro que le da a conocer más ampliamente, Ritual de estío (que incluye la obra homónima y La validez del sueño), y la primera mitad de esa década la dedica intensivamente a la creación teatral en un sentido muy amplio (actor, director, dramaturgo) y pasa por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Son también los años en que frecuenta el Teatro Clandestino de Vicente Leñero (1933-2014), Luis de Tavira y Osvaldo Dragún (1929-1999).

En Grijalbo, además de corrector de estilo y traductor, ejerció como director editorial entre 1974 y 1976, para pasar luego a dirigir durante 1977 las ediciones destinadas al mercado latinoamericano. Posteriormente asesoró a la dirección literaria del Fondo de Cultura Económica en los años 1978 a 1982 y ocupó cargos de dirección también en el Departamento de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Puebla, entre 1983 y 1984, en Océano los dos años siguientes y en Esfinge. Al mismo tiempo, había iniciado una frecuente labor como crítico literario y teatral, entre otras cabeceras en El Heraldo Cultural y La Cultura en México y fue jefe de redacción de El Machete, revista financiada por el Partido Comunista Mexicano y dirigido en esos años por el antropólogo también hispanomexicano Roger Bartra.

Sin embargo, la vocación le llevó a convertirse sobre todo en reputado un hombre de teatro con una extensa e influyente obra a sus espaldas.

Fuentes:

José Ramón Enríquez, «Isidoro Enríquez Calleja. De Juan de Mairena a la lección lorquiana», en María Teresa González de Garay y José Díaz-Cuesta Galián, coords., El exilio literario de 1939. Setenta años después, Universidad de La Rioja, 2013, pp. 49-55.

María Teresa González de Garay, «José Ramón Enríquez. Un ritual para Telémaco», Revista de la Universidad de México, núm. 124 (2014), pp. 67-71.

Clary Loisel, «Entrevista con José Ramón Enríquez», Latin American Theatre Review, vol. 36, núm. 1 (otoño 2002), pp. 127-131.

Jacinto Rodríguez Munguía, La otra guerra secreta, Barcelona, Grijalbo, 2016.

Mª Teresa Santa María, «Panorama de la dramaturgia española exiliada en México», Las Puertas del Drama. Revista de la Asociación de Autores de Teatro, núm. 52 (2019).

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