El enigma de la traductora (¿?) Adelaida Muster

En su tesis sobre la edición del exilio español en México, el profesor Lluís Agustí reivindica la importancia y el valor de una empresa creada en 1940, la Compañía General Editora ‒que no debe confundirse con la Compañía General de Ediciones‒, que ciertamente ha sido muy desatendida incluso en la investigación especializada en la cultura del exilio republicano español. Escribe Agustí (a quien traduzco):

La Compañía General Editora es una de las editoriales que hemos podido comprobar que pasa muy desapercibida en la bibliografía sobre el exilio, y en cambio, por la obra publicada en este período es razonablemente activa, con autores de primera línea, como veremos, con textos importantes, bien editados, con una relación sólida con la investigación mexicana y una trayectoria editorial similar a la de obras como Atlante.

Creada en 1940 por Miquel Ferrer i Sanxis (1899-1990) ‒en colaboración con un impresor asturiano hasta ahora no identificado (¿Fernando Con del Dago?)‒ y activa hasta 1946, la Compañía General Editora tuvo en el momento de su arranque un volumen de producción y ritmo de publicación muy elevados, y Agustí ha identificado a lo largo de su existencia hasta casi sesenta títulos, si bien ese ritmo decreció y luego tuvo muchos altibajos (16 títulos en 1940, 8 en 1941 y 5 en 1942, pero 7 en 1944, 10 en 1945…). Por otra parte, progresivamente van consolidándose las colecciones dedicadas a las monografías médicas y jurídicas, así como luego la Biblioteca Deportiva, en detrimento de las literarias.

Entre los títulos aparecidos en ese explosivo año inicial de 1940 se cuenta la que, en una primera aproximación, parece ser la única traducción de una enigmática Adelaida Muster: Laura, de Alfred de Vigny (1797-1863), que se incluía originalmente en lo que en español en la editorial Calpe se tradujo como Servidumbre y grandeza militar (Les Consultations du Docteur-Noir. Première consultation: Stello ou les Diables bleus (Blue Devils), 1832) o, en el caso de la edición de 1939 de Lluís Miracle Editor, como Servidumbre y grandeza de las armas (en traducción de Alfons Nadal). Por su parte, en 1924 el insigne poeta catalán Carles Riba (1893-1959) había traducido al catalán Stella para estrenar la colección La Novel·la Estrangera del impresor Josep Vila como Laura o el segell roig.

Dos años más tarde, con el título Laura o el sello rojo (1942), otra versión española de Stello (1832) estrenaría la colección Colibrí de la barcelonesa Editorial Atlántida, en una traducción firmada por Emili Vallès (1878-1950) y acompañada de ilustraciones de Maria Cirici. Esta misma versión es la que se había publicado previamente como número 519 de la Revista Literaria Novelas y Cuentos (en fechas inciertas) de la Editorial Dédalo acompañada de «Proezas de detectives científicos» y «La velada de Vincennes».

En la Compañía General Editora, Laura se publica con un prólogo de Josep M. Miquel i Vergés (1903-1964) como quinto número de la colección Mirasol, donde previamente habían aparecido textos de Longo de Lesbos (la traducción de Juan Valera de Dafnis y Cloe), Jean Schlumberger (La paternidad inquieta, prologada por Émilie Noulet y en traducción de Josep Carner), Ricardo Palma (La monja de la llave, con prólogo de Pere Matalonga) y E.T.A. Hoffman (La olla de oro, traducida por Maria Teresa Pujol y Lluis Ferran de Pol), y contaba además con una variante llamada Pequeña colección Mirasol donde se publicaron traducciones firmadas por Antonio Sánchez Barbudo o Josep Carner, entre otros.

En su tesis sobre Las traducciones literarias del exilio español en México (1939-1945), Lizbeth Zavala apunta sin certeza absoluta que este libro «posiblemente también fuera publicado por un traductor español que utilizó el pseudónimo Adelaida Muster […] se encontró una publicación catalana que permite leer unas cuantas líneas que indican que Adelaida Muster es el pseudónimo de un catalán llamado Josep Andreu». Y quedémonos con este nombre.

Lo cierto es que, si bien la mayoría de colaboradores de la Compañía General Editora eran catalanes, Adelaida no es un apellido muy común en Catalunya, y desde luego el apellido tampoco parece catalán. Una pista inesperada para esclarecer la identidad de esa traductora aparece en el número del 17 de mayo de 1928 de la Revista de Reus. En ella aparece una Adelaida Musté Gili en un listado de contribuidores a la financiación del campeonato de España de Atletismo en Reus (con una participación de dos pesetas), de modo que puede deducirse que quien firma el libro de Alfred de Vigny no empleara un seudónimo sino que fuese esta misma mujer con el apellido modificado. El año siguiente, una nota en La Veu de Catalunya del 29 de octubre, la sitúa como una de las componentes de la Cort d’Amor en los Jocs Florals celebrados con motivo de las fiestas mayores de Reus (ganó Joan Bertran i Borràs, que más tarde sería alcalde de la ciudad y como tal firmaría en 1952 los Estatutos de la sociedad cultural, y editorial, Asociación de Estudios Reusenses).

Adelaida Muste Gili, una de las hijas del empresario Narcís Musté Prats, nacida en 1907 y fallecida en 1993, entró en México por Veracruz el 23 de noviembre de 1939 como ama de casa y con el nombre ligeramente alterado en la documentación del Servicio de Migración (Adelaida Muste Gile de Andreu). Aun con las alteraciones en el nombre, no hay duda de que se trata de la misma persona. Como puede suponerse, el «de Andreu» se le había añadido como consecuencia de haberse casado con el mencionado Josep Andreu i Abelló (1906-1993), que en 1931 fue uno de los fundadores de Esquerra Republicana de Catalunya, diputado al Parlament en 1932 y, entre otros méritos, presidió el histórico Club Natació Reus Ploms entre 1934 y 1939.

Adelaida había salido del país ya durante la guerra civil española ‒en la que su marido sufrió en agosto de 1937 un atentado como consecuencia de su cargo como presidente de la Audiència Territorial de Catalunya y del Tribunal de Cassassió‒ y se había establecido con su hijo en Perpinyà, donde en febrero de 1939 se le reunió su marido y junto se trasladaron en el mes de marzo a Marsella y de ahí a un chalet en Saint-Aygulfs (cerca de Fréjus) hasta el otoño de ese año.

Por lo tanto, medió menos de un año entre la llegada del matrimonio a México y la publicación del libro de Alfred de Vigny en la General Editora, pero no parece que haya datos que señalen inequívocamente que la traducción la llevó a cabo Josep Andreu empleando como seudónimo una aproximación al nombre de su esposa, ni tampoco datos que lo descarten categóricamente.

Por otra parte, resulta como mínimo desconcertante descubrir en una programación de Radio Barcelona del 20 de diciembre de 1945, durante la dictadura franquista, la aparición de una Adelaida Muste como solicitante de la conga «Un, dos, tres ahora».

Fuentes:

Lluís Agustí, L’edició espanyola a l’exili a Mèxic: 1936-1956. Inventari i propostes de significat, tesis doctoral, Facultat de Biblioteconomia i Documentació, Universitat de Barcelona, 2018.

Lizbeth Zavala Mondragón, El transtierro de un oficio. Las traducciones literarias del exilio español en México (1939-1945), tesis de licenciatura en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Universidad Autónoma de México, 2017.

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