En la Biblioteca Nacional de Chile se conserva la copia de un poema bastante asombroso de Pablo Neruda (1904-1973) dedicado a su enemigo íntimo y también enorme escritor chileno Vicente Huidobro (1893-1948), «Aquí estoy». Al parecer, la enemistad tuvo su origen en las acusaciones de plagiario de Neruda, en particular por las evidentes semejanzas entre diversas piezas incluidas en Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) y algunos de los poemas de Tagore que desde 1914 había ido traduciendo Zenobia Camprubí (1887-1956), entre los que era muy evidente el parecido en entre el 16 de Veinte poemas y el 30 de El jardinero (tanto es así, que a partir de la tercera edición apareció con el añadido «paráfrasis de R. Tagore»). Ya en un 1935, la revista Vital (dirigida por Huidobro), publicó un no por documentado menos interesado y vitriólico resumen de los acontecimientos que habían llevado la enemistad hasta ese punto.
En cuanto al mencionado documento, según la esmerada descripción del archivo se trata de cinco hojas de 25 x 18 que contienen doscientos cincuenta versos mecanografiados con cinta negra y morada e indicaciones a lápiz azul, y está fechado en España en agosto 1935.
Al parecer, el texto empezó a circular como anónimo (cosa lógica dada la condición de diplomático de Neruda), aunque no tardaron los lectores un poco avezados en atribuírselo a quien hacía apenas unos meses había triunfado con la edición en dos volúmenes de Residencia en la tierra (1935). La inaudita violencia verbal de ese extenso poema parece haber sido uno de los argumentos de peso para que no se publicara, ni siquiera en alguna revista de poca monta, pero, como explica quien quizá mejor lo ha estudiado, el profesor René de Costa, sí se colaron algunos versos de este poema en una conferencia que dio en la Universidad de Chile y en la sociedad Amigos del Arte el también poeta Arturo Aldunate Phillips (1902-1985), quien empleó los menos duros y explícitos de ellos como ejemplo de la «originalidad y firmeza» de Neruda, así como de «la honradez de su masculinidad poética» [sic], si bien ya advertía que su carácter difamatorio los hacía a todas luces impublicables en su integridad.

Esta conferencia fue publicada ese mismo año por Nascimento con el título El nuevo arte poético y Pablo Neruda. Apuntes de una charla dada en la universidad, pero ya antes se había dado a conocer a través, entre otros, de un artículo de Gabriela Huneeus en el periódico El Mercurio (5 de julio de 1936).
El mencionado René de Costa halló una copia de 1954 impresa sobre papel del siglo XVII cuyo colofón se iniciaba del siguiente modo: «La presente copia, efectuada por Fernando Rivera Zavala, fue transcrita de otra, facilitada por José María Souvirón, a quien un amigo del poeta se la remitió», lo que viene a confirmar, por lo menos, que el poema estuvo circulando profusamente durante muchos años por España.
Sin embargo, más interesante es sin duda una edición que se presenta como impresa en París en 1938 —es decir, durante la guerra civil española— por «amigos del autor» (que no estaría mal saber quiénes fueron). Se trata de una carpeta con cuatro pliegos que completan veinticinco páginas impresas, del que según el bibliógrafo nerudiano Horacio Jorge Becco se hizo una tirada de unos trescientos ejemplares, y que va acompañado de una viñeta del pintor Ramón Gaya (1910-2005). Además, fecha el poema con mayor precisión: Barcelona, 1935.
Si bien el propio Costa puso inicialmente en duda la veracidad de ese colofón y lo atribuyó a una edición pirata mucho más moderna, posteriormente matizó esas sospechas, y parece más bien que esa fue, efectivamente, la primera edición del tan combativo poema, que marca un mojón en la enemistad entre los dos poetas chilenos y universales, como no es de extrañar si se lee ni que sea superficialmente.
CABRONES
Hijos de puta.
Hoy ni mañana
ni jamás acabaréis conmigo.
Tengo lleno de pétalos los testículos
tengo lleno de pájaros el pelo,
tengo poesía y vapores,
cementerios y casas,
gente que se ahoga,
incendios en mis veinte poemas,
en mis semanas y en mis caballerías,
y me cago en la puta que os mal parió,
derrocas, patíbulos,
Vidobros,
y aunque escribáis en francés con el retrato de Picasso en las verijas
y aunque muy a menudo robéis espejos y llevéis a la venta el retrato de vuestras [hermanas,
a mí no me alcanzáis ni con anónimos,
ni con saliva…
Desde luego, por su crudeza e intensidad demoledora, Neruda se sitúa aquí más cerca de los poemas de maldecir que de los de escarnio, si bien tampoco las alusiones o sobreentendidos que tal vez solo quienes pertenecían a los círculos literarios de la época pudieron interpretar adecuadamente, lo acerca a esta segunda modalidad poético-bélica. Para entender mejor la alusión a Picasso, por ejemplo, resulta útil recordar que la edición española de Altazor la publicó la CIAP (Compañía Ibero Americana de Publicaciones) acompañada de un retrato de Huidobro realizado por Pablo Picasso (1881-1973), y que ésta se incluyó también en la edición chilena, numerada, de Cruz del Sur en 1949, por lo que los lectores de poesía podían entender perfectamente a qué se refería Neruda.
El caso es que esa edición parisina de Aquí estoy, por un lado, explicita por primera vez la autoría del poema, pero por otra parte mantiene en el anonimato tanto a los editores como al impresor, si hacemos caso del colofón, y no parece (o no me consta) que hayan salido a la luz muchos documentos más a los que agarrarse para esclarecerlo por completo. De todos modos, esta edición tuvo el valor de fijar el texto, porque es evidente que, de copia en copia, lógicamente tuvieron que multiplicarse las alteraciones (intencionadas o no) y las variantes entre las diferentes versiones, lo que sin duda sería un festín delirante para el intrépido filólogo que consiguiera reunir una buena cantidad de copias, cotejarlas e intentar atribuir inequívocamente la autoría de esas variantes.
El poema en cuestión no volvió a publicarse en volumen hasta 2001, cuando Hernán Loyola lo incluyó en la edición de Galaxia Gutenberg de las Obras completas de Neruda, en el tomo titulado Nerudiana dispersa I.
Fuentes:
René de Costa, «Sobre Huidobro y Neruda», Revista Iberoamericana, núm. 106-107 (enero-junio de 1979), pp. 379-386.
Renée de Costa, «El Neruda de Huidobro», en Ángel Flores, comp., Nuevas aproximaciones a Pablo Neruda, Fondo de Cultura Económica, 1973, pp. 273-279.
Fernando Lizama Murphy, «Los plagios de Pablo Neruda», blog personal, mayo de 2017.
Olvido Rius, «Huidobro, Neruda, de Rokha: enemigos íntimos», Drugstore, 24 de febrero de 2015.