Teatro en las Publicaciones de la Escuela Moderna

Alejandro Civantos califica en su excelente La Enciclopedia del Obrero. La revolución editorial anarquista (1881-1923) la iniciativa de las Publicaciones de la Escuela Moderna como «especialmente importante toda vez que ilustra a la perfección el impulso de difusión cultural ácrata, al margen de cualquier sectarismo y apostando por un proyecto integral que pusiera al alcance de los lectores modestos todos los saberes».

Es conocida la importancia que en el ámbito de la escuela moderna de Francesc Ferrer i Guàrdia (1859-1909) tenía el teatro, e incluso está documentada la celebración del cuarto curso ‒en lugar de con exámenes finales‒ con una fiesta en el Teatre de les Arts consistente en la representación de la obra en un acto Els vençuts de Josep Pous i Pagès (1873-1952), al que siguieron obras de títeres, lecturas de “pensamientos originales, canto coral y culminó con un almuerzo de hermandad.

Sin embargo, en el proyecto editorial de la Escuela Moderna la presencia del teatro es bastante residual, e incluso, para conseguir textos que se ajustaran a sus propósitos, se vieron en la necesidad de recurrir a la convocatoria de un concurso, dotado con cien pesetas, destinado a obras

que manifiesten más claramente, con más arte y mejor criterio las injusticias sociales; las trabas que la sociedad opone a la plenitud de la vida en sus naturales expansiones del amor, del saber, de la actividad y del goce como exteriorizaciones del derecho inmanente e ilegislable del individuo; las luchas pasadas, presentes y futuras realizadas por los hombres para emanciparse de la tiranía religiosa, jurídica, política y económica.

Este texto apareció por ejemplo en el reverso de la cubierta de la pieza ¡En guerra! (Idilio), del anarquista francés de origen italiano Charles Malato (1857-1938), traducida por Anselmo Lorenzo (1841-1914) y que se imprimió en La Neotípia para las Publicaciones de la Escuela Moderna en 1906 (y ese mismo año también en la Imprenta de Pedro Orúe en Eibar). El año anterior la misma editorial le había publicado ya a Malato, asiduo en sus catálogos, León Martín o la miseria, sus causas, sus remedios. Lectura popular, Correspondencia escolar. Primer Manuscrito e Impresiones y pensamientos de dos niños ausentes.

Hasta entonces, en el catálogo de esta editorial la literatura dramática era apenas existente.

Octave Mirbeau

La edición del «cuadro dramático» La jaula, de Lucien Descaves (1861-1949), se imprimió en la imprenta de José Ortega al parecer en 1903, en traducción firmada por Ángel Saver y como segundo número de la colección de Ediciones Económicas Avenir (el primero había sido Los malos pastores, de Octave Mirbeau en 1903). El Avenir era una iniciativa del cajista y tipógrafo Felip Cortiella (1871-1937) cuyo propósito era crear una alternativa al teatro burgués que imperaba en las salas barcelonesas. Ya previamente Cortiella había creado con la misma intención la Companyia Lliure de Declamació, cuyo repertorio incluyó a Pompeu Gener, Teresa Claramunt y sobre todo Ibsen (estrenó por primera vez en España Casa de niñas), y había intentado sin éxito crear una revista, Teatro Social, que quedó en un número único fechado en mayo de 1896. Mayor éxito tuvo en 1905 con la interesantísima Avenir. Publicació setmanal de nous horitzons de perfecció (cinco números entre marzo y abril de 1905).

La jaula, estrenada en el Théatre de la Renaissance el 15 de diciembre de 1897 con Sarah Bernhardt como protagonista, fue elegida unos años más tarde por el grupo Tierra y Libertad para una sesión benéfica cuyos ingresos debían ir destinados a los presos como consecuencia de la Semana Trágica que se celebró en el Teatro Condal y completada con Las Tenazas, de Paul Hervieu (1857-1913).

Precisamente Las Tenazas fue otra de las obras aparecidas en las Publicaciones de la Esucela Moderna, en 1904. Curiosamente, mientras que la edición francesa de Lemerre la describe simplemente como «pièce en trois actes», en la traducción publicada por las Publicaciones de la Escuela Moderna e impresa en la Tipografía de José Ortega aparece como «comedia», poco fiel al argumento de la obra («las tenazas» del título se refieren la opresiva institución del matrimonio). Esta obra en tres actos, estrenada en el Theatre Français en septiembre de 1895 y publicada el año siguiente por el célebre editor de los parnasianos Alphonse Lemerre (1838-1912), la había estrenado en Barcelona en 1902 la compañía Avenir del mencionado Felip Cortiella en el contexto de las Vetlladas de l’Avenir (en que se representan también otras tres piezas, Els mals pastors, y las obras de Ibsen Quan ens despertarem d’entre els morts y Els pilars de la societat).

Sobre este estreno barcelonés promovido por Cortiella dio justificación e información detallada la edición vespertina del 19 de agosto de 1902 de El Diluvio:

Unos cuantos jóvenes deseosos de gozar las emociones estéticas en que abundan las modernas obras teatrales han organizado una serie de representaciones que se darán en la Sociedad Teatro de las Artes, con el título Vetllades Avenir, por el siguiente orden: sábado 30 de agosto, el drama trágico en cinco actos, de Octavio Mirbeau, traducción de Feipe Cortiella, Els mals pastors; jueves 4 de septiembre, el drama en tres actos de Enrique Ibsen, traducción de Emilio Tintorer, Quan ens despertarem d’entre els morts; sábado 6 de septiembre, el drama en cuatro actos del propio escritor, traducción de J. Pérez Jorba, Els pilars de la societat, y el jueves 11 del mismo mes, la comedia en tres actos de Pablo Yierven [sic], traducción de Ángel Saver, Las Tenazas.

Estas cuatro obras serán representadas por la compañía dramática de Guitart Llorente.

Del mismo año que ¡En guerra! (1906) es Floreal, «drama social en tres actos» firmado por Jean Pierre Chardon (Maurice Charron) y traducido de nuevo por Anselmo Lorenzo, que fue seleccionada entre las presentadas al ya aludido concurso.

No indica fecha pero es posible que sea de 1916 o del año siguiente la edición en las Publicaciones de la Escuela Moderna de La Epidemia, de Octave Mirbeau (1848-1917), una farsa muy crítica con los discursos políticos que había sido estrenada el Théatre Antoine en abril de 1898 y publicada ese mismo año por Frasquelle en el volumen Farses et moralités (en la Bibliothéque Charpentier). Previo a esta edición en español había aparecido ya en 1904 en las Ediciones Económicas Avenir y en 1917 aparecería en la Biblioteca Tierra y Libertad, en ambos casos en la traducción de José Chassinet.

Los vínculos entre las Publicaciones de la Escuela Moderna y el Avenir de Cortiella parecen evidentes, pero en cualquier caso más enigmática resulta la escasa presencia de textos dramáticos en esta editorial.

Fuentes:

Alejandro Civantos Urrutia, La enciclopedia del obrero. La revolución editorial anarquista (1881-1923), Jaén, Piedra Papel Libros, 2022.

Estefanía Fernández Antón, «El contenido artístico en la Escuela Moderna de Barcelona, difusión de ideas y práctica educativa páginas», Páginas. Revista Digital de la Escuela de Historia, núm. 35 (mayo-agosto de 2022).

Ignacio C. Soriano Jiménez, «Semblanza de Publicaciones de la Escuela Moderna (1901-1937)», Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED, 2006.

Pascual Velázquez Vicente, La Escuela Moderna. Una editorial y sus libros de texto (1901-1920), tesis doctoral presentada en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación de laUniversidad de Murcia en 2009.

La vida breve de la Biblioteca Minúscula Catalana

En el año 1921, a punto de cumplirse sesenta años de la muerte del poeta Bonaventura Carles Aribau (1798-1862), se estrenaba en Barcelona una exquisita colección cuyo primer número contenía el que, hasta entonces, muy probablemente fuese el grabado de menor tamaño jamás publicado. De hecho, se trató en su momento de los libros de menor formato publicados en catalán.

En consonancia con el nombre de la colección, Biblioteca Minúscula Catalana, se trataba de unos libros de formato extremo, 42 x 29 mm, y a tenor del esmero con el que fueron editados y las dimensiones de las tiradas que se hicieron de ellos destinados sobre todo a bibliófilos caprichosos.

La Biblioteca Minúscula Catalana se estrena con el poema más emblemático de Aribau, La Pàtria, que no sólo está considerado la primera muestra del romanticismo poético en lengua catalana sino que, además, se toma como el punto de arranque del impetuoso y prolífico movimiento de la Renaixença literaria.

Según indica el pie editorial, se imprimió en La Neotipia, nacida como «empresa colectiva obrera» (por iniciativa del tipógrafo Francesc Millà i Gàcio, y los cajistas Francesc Sirvent, Ramon Larrosa i Josep Domènech, entre otros) y que se convirtió enseguida en otro de los referentes de la edición popular, si bien es recordada sobre todo por el llamado «conflicto de La Neotipia» de 1908-1909.

Figura como editora al frente del proyecto de esta colección de miniaturas bibliográficas Eugènia Simon, si bien, según Santi Barjau, «fue promovida por el médico oculista Simon, quien quiso que los libros más pequeños editados hasta entonces en catalán (la caja mide 22 x 13 milímetros) llevaran el nombre de su hija». Lo más probable es que aluda al prestigioso oftalmólogo, historiador y coleccionista de lentes Josep M. Simón de Guilleuma (1886-1965), que había publicado ya textos importantes en las revistas especializadas Tribuna Médica, Clinique Ophtalmologique, Revista Española de Electrología y Radiología Médicas, Annals de l’Academia i Laboratori de Ciències Mèdiques a Catalunya y Annals Ciències Mèdiques, entre otras, y no tardaría en iniciar la publicación de sus por entonces famosas Notas per a la història de les ulleres (Imprenta Badia, 1922-1933).

Eudald Canivell (a veces escrito Canibell).

La dirección de esta mínima serie de libros mínimos corrió a cargo de uno de los grandes hombres del libro del momento, el experto tipógrafo y editor Eudald Canivell (1858-1928), que en esos mismos meses estaba redactando las entradas referidas al libro en la Enciclopedia Espasa, al tiempo que dirigía el Anuario Tipográfico Neufville y la Crónica Poligráfica. Es también, según explicita la publicidad de la obra, quien se ocupó de orlar la cubierta de la primera entrega de la colección.

 A la singularidad del formato se añade la de la tipología, pues no es muy común en libros tan pequeños el añadido de una amplia noticia previa sobre la vida y obra del autor (cuya autoría, además, está aún por determinar). Aun así, el valor característico de este primer volumen se lo otorga el trabajo del artista (y más tarde cartelista) valenciano Lluís Garcia Falgàs (1882-1954), que por entonces tenía fama como diseñador de ex libris, si bien su popularidad se debe al diseño en los años sesenta de la imagen gráfica de Norit, entre otros trabajos publicitarios. Sin embargo, resulta muy acertado el título del trabajo que a su figura dedicó Barjau, «Lluís Garcia Falgàs, grabador i dissenyador gràfic entre l’art elitista i l’art massiu», y en el caso que nos ocupa no hay duda de que se trata de un trabajo destinado a las élites. Para este primer volumen, Garcia Falgàs se ocupó de los fotograbados y un aguafuerte: creó un ex libris, el frontispicio (con el nombre de la colección y un motivo alusivo) y un grabado que ilustra el primer verso del poema, que aparece tanto en blanco y negro como coloreado a mano.

De las 112 páginas de las que se compone La Pàtria se hizo una tirada sobre papel de hilo de cien ejemplares, otra de veinte sobre papel del siglo XVII y otra de quince ejemplares numerados sobre papel Japon.

La breve vida de esta colección se concretó al año siguiente con la Vida de Santa Eulàlia, con unas características formales y una tirada muy similares. De nuevo aparece Eugènia Simon como editora y se imprime igualmente en La Neotípia, si bien se trata de un librito mucho más breve (48 páginas), y aunque incluye ilustraciones no se consigna la autoría de estas.

Se desconocen las circunstancias que impidieron la continuidad de la colección, que se cerró con este segundo volumen, pero llegó a anunciarse un tercer y un tanto enigmático título, Lo gayter y la Nineta, que dados los antecedentes bien podría tratarse de un libro de (o sobre) el poeta Lo Gayter del Llobregat (Joaquím Rubió i Ors, 1818-1899).

En cualquier caso, no dejaría de tener su retranca que detrás de una de las primeras iniciativas de elaborar libros microscópicos llevadas a cabo en la Península (si acaso no es la primera) estuviera un reconocido oftalmólogo con conocida afición por los libros.

Fuentes:

Santi Barjau, «Lluís Garcia Falgàs, gravador i dissenyador gràficentre l’art elitista i l’art massiu», Locus Amœnus, núm. 3 (1997), pp. 177-193.

Louis W. Bondy, Miniature Books. Their History from the beginnings to the present day; Londres, Sheppard Press, 1981.

Antoni Dalmau i Ribalta, «El conflicte de La Neotipia (1905-1911). Un episodi clau en la pugna entre lerrouxistes i anarquistes», Recerques núm. 62 (agosto de 2011), pp. 95-116.

Miguel Ángel Fernández, «El conflicto de La Neotipia o la pugna por la hegemonía en el movimiento obrero catalán», Ser Histórico, 7 de marzo de 2000.

Manuel Llanas (amb la col·laboració de Montse Ayats), L’edició a Catalunya: el segle XIX, Barcelona, Gremi d’Editors de Catalunya, 2004.

Josep M. Simón Tor, Sara Isabel Simón Castellví, Josep M. Simón Castellví y Guillermo Simón Castellví, «Josep M. Simón De Guilleuma (1886-1965), Historiador». Gimbernat: Revista d’Història de la Medicina i de les Ciències de la Salut, [en línia], 2003, Vol. 40, p. 187-98.

Percy Edwin Spielmann, Catalogue of the library of miniature books: together with some Descriptive Summaries, Londres, Edward Arnold Publishers, 1961.