El diseñador Mauricio Amster en Chile

A la librería Catalonia de Santiago de Chile.

Mauricio Amster (1907-1980) llega a Valparaíso (Chile) acompañado de su esposa Adina Amenedo (1916-2008) con el contingente de republicanos españoles embarcados en el Winnipeg, después de pasar una breve etapa en Francia. A su llegada, con una más que notable experiencia como diseñador de portadas en España, empieza casi de inmediato a trabajar en el nuevo país de acogida. Es más, durante el largo trayecto en barco los pasajeros pudieron leer algunos de los 2.000 ejemplares del folleto informativo Chile os acoge, cuyo diseño era obra de Amster.

Chile os acoge (1939)

Se trataba de un impreso de doce páginas, con seis fotografías,  en el que se ofrecía un apretado resumen que proporciona nociones generales acerca de diversos aspectos históricos, geográficos, económicos y referentes al régimen político (incluía incluso algunos artículos de la Constitución) del país al que viajaba el nutrido contingente de refugiados, entre los que se encontraban personalidades importantes como la ilustradora y grabadora Roser Bru (Barcelona, 1923), el historiador Leopoldo Castedo (1915-1999),  el dramaturgo José Ricardo Morales (Málaga, 1915), el pintor José Balmes (Montesquiu, 9127)… Se cerraba el mencionado folleto en la página 11 con un texto del propio Pablo Neruda, artífice de la organización del viaje, en el que les daba oficialmente la bienvenida a su nueva casa.

Imagen del Winnipeg tomada a su llegada a Valparaíso el 3 de septiembre de 1939.

A su llegada a la estación Mapocho de Santiago de Chile, debió de sorprender a Mauricio Amster ver, entre los numerosísimos carteles con que los chilenos saludaban a los republicanos españoles, uno en el que rezaba: “Mauricio Amster: Presentarse en la revista Qué Hubo [en la semana]”.

Luis Enrique Délano (1907-1985).

Al día siguiente empezaba a trabajar en este semanario, que encabezaban Luis Enrique Délano (1907-1985) como director, y el escritor Volodia Teitelboim (Valentín Teitelboim Volosky, 1916-2008), una publicación de información general que apenas superó el año de vida. Pero además no tarda en poder volver a su intenso ritmo de trabajo, que llegará a materializarse en hasta tres y cuatro portadas diarias, cuando el escritor y crítico literarios español José Maria Souviron lo recluta en 1940 como director artístico de la editorial Zig-Zag, que por aquellos años estaba experimentando una de sus épocas de esplendor y para la que, en opinión de Andrés Trapiello, “realizó seguramente lo mejor de su carrera”. Curiosamente, uno de los numerosísimos diseños que Amster hará en esos años para Zig-Zag (1940-1948) será el de Viejos relatos (1940), de Délano.

 

 

A esta tarea añade Amster, el mismo año 1940, la participación en la editorial Cruz del Sur creada por Arturo Soria (que nació y murió en los mismos años en que lo hizo Amster), en la que hizo algunas ediciones muy cuidadas en el aspecto formal y en algunos casos recurre como modelo –como por entonces hacía también Manuel Altolaguirre–, a tipografía tradicional española de los siglos XVI y XVII. Son años en los que Amster explora también el terreno de los libros artesanales para bibliófilos, que a menudo encuaderna su esposa Adina, quien había conocido a Amster en Barcelona cuando ambos trabajaban, en el Ministerio de Instrucción Pública, y quien explicó que “como Mauricio tenía un buen empleo no era necesario que yo trabajara, pero para hacer algo, decidí estudiar encuadernación en la Escuela de Artes Aplicadas. Así pude encuadernar algunas ediciones más adelante”. Por ejemplo, una edición de 110 ejemplares del Manifiesto comunista de Marx y Engels, en traducción del propio Amster, aparecida en 1948.

Portada de Amster par Dulce Patria, de Pablo Neruda (Editorial del Pacífico, 1949)

Patricia Córdoba ha señalado la continuidad del trabajo creativo de Amster al comentar las cubiertas “para libros de orientación izquierdista”, así como su trabajo como cartelista durante la guerra civil: “la fidelidad al tipo Futura de las letras dibujadas es tabn intensa que nadie pondría en duda su semejanza con los de plomo. Estas cubiertas anticipan la clase de trabajo que a Amster desarrollaría después en Chile” Y en un tono distinto, también Trapiello ha señalado esa continuidad o transición:

Las nuevas portadas estaban, desde luego, apoyadas siempre en la importancia de la tipografía, pero desaparecieron u ocuparon un segundo lugar las familias de palo seco, proletarias y duras, para dar paso a letras de corte romántico, inglesas, normandas y españolas chupadas, orlas, adornos, viñetas, corondeles. Tras la Deshumanización del Arte (y la letra Futura quería materializar tal deshumanización) la rehumanización de los sueños.

En 1944 se integraba ya Amster como director editorial y gerente de Babel. Revista de Arte y Crítica, que dirgía Enrique Espinoza (Samuel Glusberg,1898-1987), en una etapa en que formaron también parte del equipo editorial Luis Franco, Laín Díez, José Santos González Vera, Ernesto Montenegro y Manuel Rojas. Babel dio a conocer o divulgó en Chile la obra de ensayistas tan importantes como Albert Camus, Thomas Mann, Gabriela Mistral, Hannah Arendt o Ciro Alegría. Y bajo el amparo de Babel nacen las Colecciones del Olivar, donde Amster deja su impronta en portadas como las de los clásicos de la literatura española Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique, los Proverbios morales del rabí Sem Tob o El licenciado Vidriera de Cervantes.

Cabecera de Babel

A finales de los años cuarenta, Amster es ya sin ninguna duda un punto de referencia en el diseño chileno, así que no es de extrañar que la poderosa Editorial Universitaria le proponga hacerse cargo de su departamento artístico (labor que llevará a cabo a lo largo de los siguientes treinta años), lo que no le impedirá colaborar con otras muchas editoriales: Editorial Jurídica (donde diseñó su celebrada Historia del arte en el Reino de Chile), Andrés Bello, la Biblioteca Nacional (donde con Guillermo Feliu Cruz concibe los dos volúmenes de Impresos chilenos, 1776-1818) o la  Editorial del Pacífico.

Paralelamente, mediante su tarea como cofundador de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile (donde fue profesor titular de técnicas gráficas), y sobre todo como autor de libros de referencia tales como Técnica Gráfica. Evolución, procedimientos y aplicaciones (Editorial Universitaria, 1954) o Normas de Composición; Guía para Autores, Editores, Correctores y Tipógrafos (Editorial Universitaria, 1969), y en la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Mauricio Amster creó las condiciones necesarias para que su aprendizaje y su labor innovadora no desaparecieran con él, sino que constituyeran un legado para las nuevas generaciones de diseñadores del país que le acogió generosamente al término de la guerra civil española.

Exlibris del matrimonio Amster

Fuentes:

Página anónima, exhaustiva y excelente,  dedicada a Mauricio Amtser en Memoria Chilena.

José Manuel Allars, “Mauricio Amster, tipógrafo”, AQR, 49 (diciembre de 2001).

Patricia Córdoba, La modernidad tipográfica truncada, Valencia, Campgràfic, 2008.

Denisse Espinoza, “Las vueltas políticas de Mauricio Amster, el diseñador que reinventó la gráfica local”,  La Tercera, 28 de enero de 2012.

Tejeda, Juan Guillermo Tejeda, “Mauricio Amster” en Diccionario crítico del diseño, Barcelona, Paidós, 2006.

Juan Guillermo Tejeda, “La visualización gráfica de Chile. Desde Alonso Ovalle hasta Mauricio Amster”, Chile Gráfico, n. 50 (julio de 2009).

Andrés Trapiello, Imprenta Moderna. Tipografía y literatura en España, 1874-2005, Valencia, Campràfic, 2006.

 

Amster calificado como «diseñador estrella de Chile» con motivo de su centenario en 207.