A David Paradela, traductor, profesor y bloguero Malapartiano.
Cèsar August Jordana (1893-1958) fue en los años treinta el detonante de una anécdota libresca bastante curiosa. Con una obra ya notable a sus espaldas, a finales de 1931 publicó lo que fue calificado por algún crítico como “pornografía literaria estéticamente digna”, Una mena d´amor (Proa, 1931) una novela que en la literatura catalana tenía pocos antecedentes (se ha meencionado Fanny, de Carles Soldevila, por ejemplo) y que se ha comparado en ciertos aspectos con la obra de D. H. Lawrence. Lo más interesante, sin embargo, no es que Jordana incursionara en ese género y lo dotara de cierta dignidad literaria (algo que en esa época estaba sucediendo también con otros géneros, como el policíaco), sino que esta obra fuera mencionada en una de las novelas catalanas de esos años que mejor han resistido el paso del tiempo, Aloma (1938), de Mercè Rodoreda (1908-1983). La protagonista de esa novela, de un nivel cultural limitado, compra el libro de Jordana en un quiosco, lo que ya resulta indicativo, y procura leerlo a escondidas. Pero Jordana recibiría otro inesperado impulso promocional cuando el esperantista Delfí Dalmau (primer descubridor de Rodoreda, a quien abrió las páginas de la revista Clarisme), publicó una réplica titulada Una altra mena d´amor (Edicions Clarisme, 1933). Poco después, en 1934, Jordana traduciría para las Edicions de la Rosa dels Vents de Josep Janés Flush, de Virginia Woolf (cuya primera edición en castellano es de 1944, en Destino), entre otras obras que requieren un buen traductor.

Jordana en Barcelona, antes de la guerra civil.
Sin embargo, mucho más interesante es la obra póstuma de Jordana, El món de Joan Ferrer, publicada originalmente por Joan Olivé en Aymà, en 1966, y no recuperada hasta 2009 por Edicions de 1984, que incorporó a Jordana a una colección (Mirmanda) en la que convive con Doctorow, Dino Buzzati, Hans Fallada, Claudio Magris o Ford Madox Ford; es decir, entre grandes autores de alcance universal y de interés permanente. Resulta un poco extraño que El món de Joan Ferrer no se haya publicado en lengua española (e idealmente en una editorial bonaerense), sobre todo a tenor de su tema (o más bien de su hilo conductor).
Joan Ferrer es un catalán que a raíz del resultado de la guerra civil, tras un paso episódico por Francia y Chile, se ha instalado como traductor literario y editor en Buenos Aires, para una editorial tras la cual se oculta (y se oculta muy poco) la Editorial Sudamericana de Antonio López Llausàs (hoy en el Grupo Penguin Random House). Como señala Maria Campillo en el texto introductorio, esta obra de Jordana propone muchos niveles de lectura, pero leerla como novela en clave resulta particularmente divertido, porque además Jordana sabe muy bien de lo que habla. Después de haber traducido durante mucho tiempo al catalán antes de la guerra civil (sobre todo para Barcino y Proa, donde publicó la de Mrs. Dalloway), en Chile y en Argentina Jordana tradujo muchos libros para Editorial Sudamericana, además de muchos otros para Poseidón (del exiliado catalán Joan Merli) y la chilena editorial Ercilla, lo que hace más evidente si cabe el fuerte componente autobiográfico de esta novela. De Jordana son por ejemplo las traducciones de La vida secreta de Salvador Dalí (Poseidón, 1944) o La filosofía perenne, Mono y esencia, Adonis y el alfabeto y otros ensayos y Esas hojas estériles, entre otras, de Aldous Huxley (Sudamericana, 1947, 1951, 1958 y 1959). Obra suya son también algunas de las traducciones que Sudamericana publicó de Thomas Merton, Will Durant, Hubert Wilkins, Roger Caillois, Julian Huxley…

Sede de Sudamericana en los años cuarenta.
Joan Ferrer escribe informes de lectura, traduce, e incluso rechaza, por razones de conciencia, un puesto en el servicio de prensa en la época en que la “Editorial Andina” (léase Sudamericana), que dirigen Pau Vallès (Antonio López Llausàs) y Arturo Rabínez (¿Rafael Vehils?) está lanzada en la lucrativa racha de libros de autoayuda (léase de Dale Carnegie), al tiempo que publica la obra literariamente más valiosa de aquellos autores británicos, franceses e italianos que la censura franquista impide que publiquen las editoriales españolas. De Vallès, se dice, por ejemplo, que lo concocía “desde hacía muchos años, había tenido tratos con él como escritor y sabía muy bien hasta qué punto se podía uno fiar de él, cuánto podía obtener o cuánto podía perder con él. Incluso cuando le prometía una cosa y hacía otra, Joan no se consideraba muy engañado, porque siempre se le veía venir y se lo esperaba” [la tarducción es mía].

Proa, 1966.
Las interioridades del funcionamiento de la editorial, las triquiñuelas de sus empleados para ascender, las pugnas entre los propietarios y las chapuzas del disparatado y enloquecido responsable del departamento editorial son fuente inagotable de carcajadas para quien conozca un poco el mundillo editorial por dentro. Las escenas, por ejemplo, en que el protagonista se ve en la necesidad de justificar un informe de lectura muy negativo acerca de un libro de viajes disparatado del autor estrella de la casa, ha lidiar con la revisión de una prueba de traducción que ha realizado una «enchufada» muy poco talentosa o tiene que defender su traducción, una vez ya publicada, que ha sido objeto de una corrección completamente absurda y torpe se cuentan entre las más graciosas de la novela. Y la cosa cobra más trascendencia y retranca si uno sabe que antes de la guerra Jordana fue jefe de la Oficina de Estilo de la Generalitat de Catalunya. Seguro que a más de un traductor o redactor de informes de lectura son escenas que le resultarán familiares y difícilmente podrá reprimir, cuando menos, una sonrisa.
Sin embargo, más interesantes si cabe son sus atinadas e irónicas reflexiones sobre la tarea de traducir, sobre la eufonía, sobre los «falsos amigos», sobre la traslación del ritmo de la prosa, y sus asociaciones de ideas a partir de la comparación entre palabras de diferentes lenguas. Harán las delicias de los profesionales en la materia.

C.A. Jordana
Incluso tras los títulos y autores que menciona Jordana sería posible investigar si no se ocultarán a algunos escritores y libros reales: Un Don Felipe´s Heart, de un tal Cought, una Sikorsky´s New Theory: Superegos at Work, unas graciosas Réflexions sur la cuisine française, o La theorie de la relativité sans mathematiques, de Jean Remi, Christopher Sullivan… De lo que no hay duda es del carácter autobiográfico del pasaje en que Joan Ferrer, un poco a modo de balance, contempla su biblioteca de traducciones. Ahí están Marlow, Sterne, Lessage, Hugues, Charles Morgan, Martin de Gard…, e incluso sus propias obras como narrador, entre las que aparecen una recopilación de cuentos titulada Tot de misteris (Tot de contes, 1929), Els tripijocs dels inmortals, protagonizada por un tal detective Sam Weller (El collar de la Núria, 1927), una biografía de Plaerdemanvida (?), la recopilación de artículos Esplais i cabòries y unas Excursions literàries.

Carles Riba (1893-1959)
También en sus miradas retrospectivas al pasado encontramos algunos guiños bastante evidentes: un tal Carmel Margenat (Carles Riba), por ejemplo, o un antólogo tras el que es fácil reconocer a Joan Triadú y su Antologia de la poesia catalana. 1900-1950 (Selecta, 1951)
Sería interesante y divertido contar con una traducción al español de El món de Joan Ferrer, en la que se investigaran y anotaran todos esos guiños, que a menudo remiten a editores y escritores reales. Y la calidad de la obra, con sus espléndidas introspecciones joyceanas y sus pinceladas costumbristas bien distribuidas, lo justificaría sobradamente.
César August Jordana, El món de Joan Ferrer, prólogo de Maria Campillo, Barcelona, Edicions de 1984, 2009.
Nota de octubre de 2015: La editorial Entre Mundos ha publicado la versión en español, con el título El mundo de Joan Ferrer, en traducción de Palmira Feixas.
Fuentes:
En el Arxiu Nacional de Catalunya se conserva el epistolario de Cèsar August Jordana, que incluye abundante correspondencia entre la que se cuenta la mantenida con las editoriales Ercilla, Sudamericana y Aymà.
Miquel Adam, “El món de Joan Ferrer vist per un ignorant”, Núvol, 7 de febrer de 2013.
Montserrat Bacardí, La traducció catalana sota el franquisme, Lleida, Punctum-Trilcat-Gettcc (Quaderns 5), 2012.
Josep M. Benet i Jornet, “C.A. Jordana, més enllà de la pulcritud”, Els Marges, núm 1 (1974), pp. 110-114.
Helena Bonals, «Ressenya d´El món de Joan Ferrer«, Anticànons, 1 de agosto de 1007.
Lluis Busquets i Grabulosa, “Epistolaris d Xavier Benguerel. Un pou d informacions”, en Manuel Aznar Soler, ed., El exilio literario español de 1939. Actas del Primer Congreso Internacional (Bellaterra, 27 de noviembre-1 de diciembre de 1995), Barcelona, Gexel, 1998.
Lluis Busquets i Grabulosa, «Cèsar August Jordana, un epistològraf a l’exili», Revista de Catalunya, n. 178 (octubre de 1993), pp. 103-112.
Maria Campillo, “Situació i sentit d´ Una mena d´amor”, Els Marges, n. 11 (1977), pp. 101-109.
Maria Campillo, “Cèsar-August Jordana, El món de Joan Ferrer”, Quaderns. Revista de Traducció, n. 16, (2009), pp. 29-42.
Júlia Costa, «Cèsar August Jordana, oblits i recuperacions«, La panxa del bou, 5 de abril de 2013.
Cèsar August Jordana, «L’art de traduir. Justificació d’un assaig«, Revista de Catalunya, n. 88 (15 de julio de 1938), reproducido en Montserrat Bacardí, Joan Fontcuberta y Francesc Parcerisas, eds., Cent anys de traducció al català (1891-1990). Antologia, Vic, Eumo, 1998, pp. 117-125.
Montserrat Majó i Ubach, Cèsar-August Jordana i la traducció. Repàs biobibliogràfic, trabajo de investigación dirigido por Montserrat Bacardí y fechado en septiembre de 2004.
Reblogueó esto en Julia Ojidosy comentado:
Saber más…
C.A. Jordana fue también el suegro de Juan Benet. Me gusta recordarlo en este escrito, muy interesante, que propone la traducción al español de la novela en cuestión…
Si has leído la novela, estaremos de acuerdo en que no sería mala idea hacerla accesible a los lectores en español, ¿no? Muchísimas gracias por el comentario, y por la información sobre ese parentesco, que desconocía.
I tant que sí, Josep, traduir la novel·la al espanyol s’ha de fer ! Qui ho farà? Ni idea, però molts lectors l’agrairien…
És obvi que hi estem d´acord, oi? Penso que per tancar el cercle, seria fantàstic que en contractés els drets la Sudamericana, no?
Sí, del tot d’acord. Envia el link d’aquest post a la Sudamericana per començar… Sort !
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Muy útil la indicación, Josep. Leí esta entrada hace tiempo y desde entonces tenía pendiente la lectura de la novela de Jordana. Ahora por fin lo he hecho ya en traducción. A ratos, la sátira de Jordana llega a ser brutal. Algunas sugerencias sobre lo que apuntas: que Rabínez quizá no sea Vehils, como sugieres, sino Julián Urgoiti. Y que Don Felipe’s Heart sea The Heart of Jade (1944), publicado como El Corazón de piedra verde por Sudamericana en 1945, el mismo año en que Jordana se incorporó a la editorial. En ese caso, Coughlin sería el muy anglófilo Salvador de Madariaga, ya por entonces autor estrella de la editorial Sudamericana/Andina (y lo sería por muchos años). En fin, que aparte de los méritos literarios -que sin duda los tiene-, esta novela da para muchas horas de entretenimiento… Mil gracias por tu magnífico blog, siempre tan ameno, sugerente y riguroso.
Muchísimas gracias, Fernando, por las sugerencias. Ciertamente, el trasunto de Rabínez me resultaba problemático, de ahí las dudas, e incluso es posible que haya personajes que sean compendios de rasgos de varias personas reales distintas. Por lo que sé, Urgoiti encajaría, sí. Y las sugerencias que haces de títulos creo que son también muy acertadas, en particular la de Madariaga supondría además un guiño al tema andino, además de al autor. Imagínate lo divertido que podría ser hacer una edición crítica en serio de este libro de Jordana… Gracias una vez más y hasta pronto.
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