Un libro para enmarcar

NOTA: Esta reseña fue publicada originalmente en catalán como «La tribu Einaudi: retrato de grupo» en el Blog de l’Escola de Llibreria de la Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals de la Universitat de Barcelona el 28 de abril de 2021.

De izquierda a derecha, Alberto Moravia, Lucio Mastronardi y Giulio Einaudi.

No será muy osado describir el período que va desde principios de los años sesenta hasta bien avanzados los setenta como una etapa dorada de la edición europea. Son los años en que coinciden en el tiempo una serie de editores con unos posicionamientos políticos y estéticos, unas maneras de estructurar sus equipos, de funcionar y de hacer propuestas a sus lectores hasta ciento punto comunes y, por lo menos desde el punto de vista cultural, no sólo exitosas sino absolutamente esplendorosas. Son quizás, en Francia, los mejores años de las Éditions de Minuit de Jérôme Lindon, la etapa en que Christian Bourgois, después de dirigir entre 1962 i 1966 Julliard y pasar fugazmente por Grasset, crea la editorial que lleva su nombre; la época también de los grandes éxitos de Siegfried Unseld en Suhrkamp y  una de las etapas más brillantes de Rowohlt, en Alemania; así como la de la actividad más frenética de Carlos Barral y de los nacimientos de Tusquets, Lumen, Anagrama o Edicions 62 en España. Por lo que atañe a Italia, son las décadas de mayor prestigio cultural de dos editores legendarios, Giangiacomo Feltrinelli (1926-1972) y Giulio Einaudi (1912-1999). Y a estos nombres de editores europeos de primerísima fila se podrían añadir aún muchos otros que permiten defender esa etapa como una edad de oro de la edición cultural europea.

Si para conocer la estremecedora trayectoria de Giangiacomo Feltrinelli es imprescindible recurrir a la biografía que sobre él escribió su hijo Carlo (Senior service: biografía de un editor), en el caso de Einaudi, la madrileña editorial Trama de Manuel Ortuño se ha ocupado muy eficientemente de ofrecernos las herramientas indispensables per hacerlo adecuadamente. Hace ya un poco más de una década que la valiosísima colección Tipos Móviles recuperaba la traducción que la prestigiosa Esther Benítez (1937-2001) hizo del excelente libro donde, animado por Severiano Cesari, el propio editor contaba en primera persona su trayectoria profesional y sus ideas sobre la edición de libros (Conversaciones con Giulio Einaudi, inicialmente publicado en español por Anaya & Mario Muchnik). Más recientemente, Trama ha complementado esa visión inevitablemente interesada con el libro del editor turinés Ernesto Ferrero La tribu Einaudi, traducido por Chiara Giordano y Javier Echalecu y prologado por Manuel Rodríguez Rivero que, como muy acertadamente señala el subtítulo, es «Un retrato de grupo». También el siempre fiable Rodríguez Rivero acierta cuando define el libro como «una memoria no académica de la peripecia de su fundador, Giulio Einaudi», y al mismo tiempo como «una crónica eficaz y suficientemente experimentada “desde dentro” de la desaparición de un tipo de edición que, hoy día, salvo excepciones, parece relegada a los pequeños (o no siempre tan pequeños) sellos independientes».

Algunos con mejor iluminación y otros en la penumbra o más borrosos, mejor o peor perfilados, pero lo cierto es que la pléyade de intelectuales que aparecen en este relato, con grados diversos de responsabilidad e influencia en lo que se publicaba bajo el sello Einaudi, es absolutamente impresionante, y Ferrero pone de manifiesto una sagacidad y una perspicacia poco comunes para identificar y sacar punta a los detalles que definen el carácter de cada uno de ellos: Felice Balbo, Norberto Bobbio, Italo Calvino, Luciano Foà, Natalia Ginzburg, Primo Levi, Elsa Morante, Cesare Pavese, Pier Paolo Pasolini, Daniel Ponchiroli, Leonardo Sciascia, Raf Vallone, Elio Vittorini… y, como no podía ser de otra manera, Giulio Bollati, el otro gran puntal, con una visión financiera de la editorial acaso más realista que la del propio Einaudi, de quien en cierto modo era el contrapunto.

Si alguna idea ha dejado en el imaginario Eunaudi en el ámbito de la práctica editorial es la de «la edición sí», aquella que pretende llegar a crearse un lector fiel que congenia y se fía del criterio que rige las propuestas de unos determinados intelectuales y confía en que nunca le darán gato por liebre, hasta el punto de ser capaz de comprar un libro por el simple hecho de lucir éste un determinado sello en la sobrecubierta. En palabras de Jorge Herralde en Opiniones mohicanas, optar por la edición «sí» consiste en apostar por aquella edición «que investiga, se arriesga, busca la parte oculta, lo prohibido, desvela los intereses profundos. Enfrente, la edición “no”, a favor de lo obvio, del mercado, del caballo ganador, sin más preocupaciones que la cuenta de resultados». Y eso no tiene por qué depender siempre del tamaño o la supuesta «independencia» de la editorial. Esto está también muy en sintonía con la idea de otro gran editor contemporáneo de Einaudi, Samuel Fischer, para quien la misión más importante y bella de la actividad editorial es obligar al público a aceptar nuevos valores, que no siempre coincidirán con aquellos que desea.

Además de unos retratos que tienen un altísimo valor por sí mismos y ponen de manifiesto el entrenado talento literario de Ferrero, la mayor virtud de La tribu Einaudi es, pues, mostrar cómo operaba esta modalidad de edición literaria, cómo se estructuraba una empresa de este tipo, qué actividad y qué peso tenían en ella los directores de colección, cómo era el día a día y cómo se resolvían —atención, spoiler: a menudo haciendo más caso a la intuición que a la costumbre o a la tradición— los problemas que forman parte de la cotidianidad de toda empresa editorial. En cierto modo, ejemplifica con casos concretos y viene a confirmar afirmaciones como la siguiente del propio Einaudi en sus conversaciones con Cesarini:

Quizá el mayor defecto de una editorial cultural, donde necesariamente la atmósfera debe ser laboriosa, sí, pero no burocrática, sea la falta de felicidad. Es una impresión mía, acaso sea una impresión errónea, pero entonces, ¿por qué tanta inquietud y tanto descontento?

Añado que la tendencia de una empresa que produce cultura a volverse burocrática, a hacer demasiada “literatura empresarial”, derrochando tiempo y papel, se conjuga con el riesgo de destruir el bien más precioso, el sentido y la práctica del trabajo colectivo.

Es precisamente este trabajo colectivo, alegre, edificante y estimulante, que además se ramificaba en una colaboración culturalmente fructífera de veras entre los diversos grandes editores europeos de la época, lo que mejor y más eficazmente expone este libro de Ferrero, quien tiene la ventaja adicional de poder hacerlo desde dentro, dado que desde 1963 y hasta bien avanzada la década de los ochenta trabajó en Einaudi y fue no sólo testigo sino además, en muchos casos ‒en particular mientras fue su director editorial‒, uno de los protagonistas principales. Un libro, un retrato, para enmarcar y tener siempre a la vista.

Ernesto Ferrero, La tribu Einaudi: retrato de grupo, prólogo de Manuel Rodríguez Rivero, traducción de Chiara Giordano y Javier Echalecu, Madrid, Trama (Tipos Móviles 31), 2020.

Fuentes adicionales:

Severino Cesari, Conversaciones con Giulio Einaudi, traducción de Esther Benítez, Madrid, Trama (Tipos Móviles 5), 2010.

Carlo Feltrinelli, Senior service: biografía de un editor, traducción de Mercedes Corral. Barcelona: Anagrama (Biblioteca de la memoria 34), 2016. 470 p., [8] p. de làm.. ISBN 978-84-339-0799-8.

Jorge Herralde, Opiniones mohicanas, prólogo de Sergio Pitol, Barcelona, Acantilado (El Acantilado 43), 2001.

2 comentarios en “Un libro para enmarcar

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