Del primer libro de Miguel Ángel Asturias a una edición del Popol Vuh

En el primer libro publicado de Miguel Ángel Asturias (1899-1974) es posible, retrospectivamente, advertir algunos indicios de por dónde discurriría luego su obra mayor (Hombres de maíz, Mulata de tal, Leyendas de Guatemala, etc.), como es el caso del interés por las culturas indígenas de su país o el empleo de la antropología como herramienta para la creación literaria, por ejemplo. El hecho de que en 1971 (en El problema social del indio y otros textos) todavía revisara y corrigiera algunos de los planteamientos y afirmaciones de ese librito inicial es indicativo de la importancia que él mismo le concedía y de la impronta que dejó en su obra posterior.

Miguel Ángel Asturias en 1922.

Previamente, Asturias había dado a conocer un capítulo de la novela inacabada e inédita El acólito de Cristo en Studium, así como algunos textos en El Imparcial y Tiempos Nuevos, pero Sociología guatemalteca. El problema social del indio es su primer libro. Con él culmina, en cierto modo, la etapa universitaria de Asturias, jalonada por su participación en la Asociación General de Estudiantes Universitarios, la creación de la Universidad Popular (en la que se impartieron gratuitamente cursos y conferencias a los más desfavorecidos) o la organización de las huelgas que en la primavera de 1920 contribuirían a derrocar al dictador liberal Manuel Estrada Cabrera (1857-1924).

Sociología guatemalteca fue la tesis con la que en 1923 Asturias se doctoró como abogado en la que entre 1875 y 1918 y entre 1920 y 1944 fue conocida como Universidad Nacional (y desde entonces rebautizada como Universidad de San Carlos de Guatemala, o USAC) y obtuvo el máximo galardón que ese centro otorga, el Premio Gálvez.

Como era habitual en las publicaciones de este tipo en este centro, se hizo cargo de ella uno de los primeros talleres privados que en Guatemala dispuso de una linotipia (una August Mergenthaler de 1884), la Tipografía Sánchez y De Guise, que desde 1898 se había hecho muy célebre por sus revistas-calendarios (muy parecidos a los almanaques) y cuyo nombre aludía a José Víctor Sánchez y Víctor Manuel De Guise (primos por línea materna).

El Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas ofrece algunos datos sobre un Luis de Guise nacido en Escuintla entre 1877 y 1887 que pueden llevar a confusión. Este Luis, hijo natural de Elena de Guise, contaba en 1900 con «un reconocido taller tipográfico situado en la Avenida El Golfo 21 en la ciudad de Escuintla», cosa que sería poco menos que imposible si hubiera nacido en 1887 (contaría trece años). Sin más transición, menciona luego un par de los títulos obreristas del mexicano Juan de Dios Bojorquez (1892-1967) salidos, ciertamente, de la Tipografía de Sánchez y De Guise, y añade que en 1929 este Luis de Guise fue detenido por imprimir folletos subversivos. Por su parte, Thelma Judith Mayen García menciona en su tesis la Imprenta de Sánchez y De Guise y la Imprenta de Luis de Guise como dos empresas distintas surgidas ambas entre 1894 y 1918.

Sin embargo, la Tipografía Sánchez y De Guise tuvo su razón social en la Octava Avenida Sur 24 (que luego sería Octava Avenida 12-58 Zona 1) de la Ciudad de Guatemala, y el cofundador no era Luis sino Víctor Manuel de Guise, a quien en el número del 8 de enero de 1934 del Diario de Centroamérica (p. 14) ‒del que fue director su primo y socio José Víctor Sánchez‒ se le describe como «inteligente tipógrafo». Además, se tiene como fecha de la fundación de Sánchez y De Guise el 13 de noviembre de 1893.

Al parecer, en fecha indeterminada, los dos primos hicieron un largo viaje para comprar en Alemania y Estados Unidos la maquinaria necesaria para poner en marcha el negocio, y en cuanto a su financiación hay algunos datos interesantes. En el Diario de Centro-América correspondiente al jueves 21 de abril de 1892 aparece un anuncio con el siguiente texto: «Se venden dos diligencias de la clase, grandes, sólidas y de la mejor construcción, con aparato encima para cargar equipajes. Informará Don José Víctor Sánchez en la Tipografía de la Unión». Esto tal vez permita suponer que José Víctor Sánchez estaba por entonces trabajando en La Unión y recabando fondos para poner en marcha el negocio, si bien su nieto ha contado que si pudo ser socio capitalista fue gracias a la inesperada aportación de los ahorros de la madre de José Víctor Sánchez. Esto también podría llevar a confusión, porque a principios del siglo XIX había surgido una imprenta La Unión que dirigía Juan José de Arévalo, pero también la Imprenta El Progreso fue rebautizada como Imprenta La Unión y aun había una tercera con el mismo nombre, y una Unión Tipográfica (que durante un tiempo se llamó La Royal, para luego recuperar su nombre). Sin embargo, su nieto afirma que trabajaba en la Tipografía Nacional (fundada en 1894) y que incluso llegó a dirigirla.

Quizás arroje un poco de luz saber que, por lo menos en 1901, el Diario de Centro-América (dirigido por Manuel Dardón Vasoncelos y con Manuel Hernández como administrador), lo imprimía la Tipografía La Unión, pues ya se ha mencionado el vínculo entre José Víctor Sánchez y este periódico.

Sánchez y De Guise había sido tradicionalmente, desde principios del siglo XX, una impresora de publicaciones periódicas, como El Estudiante de Comercio, La Reivindicación del Progreso, El derecho, La familia cristiana, La Cruz, Fígaro, El Mercurios, El Anunciador, El Grito del Pueblo, El Mercurio, El Pueblo, etc. Sin embargo, bastante antes de la tesis de Miguel Ángel Asturias, de la Tipografía Sánchez y De Guise ya habían salido algunos libros, como es el caso, ya en 1897, de la Corona fúnebre que a la memoria del licenciado Antonio Machado y Palomo dedican sus amigos (en su portada la dirección de la empresa aparece consignada como 8ª calle Poniente núm. 5). Y en los años inmediatamente previos a la tesis de Asturias había salido de sus talleres el voluminoso segundo tomo del clásico La América Central ante la Historia. (Época colonial, el reino de Guatemala) (1920), del político, historiador y polígrafo Antonio Batres Jáuregui (1847-1929) ‒el primer tomo lo imprimieron Marroquín Hermanos y el tercero la Tipografía Nacional ‒, así como, el mismo año, un Informe presentado al señor ministro de Relaciones Exteriores, del político y periodista Marcial García Salas, que había dirigido La República y en 1909 había adquirido a la estadounidense Margenthaler otra de las primeras linotipos del país.

Del mismo año que la tesis de Asturias es uno de los mencionados libros de Juan de Dios Bojórquez, Crónicas de México. Calles (1923), al que seguiría poco después La actual situación de México (1924), pero de esa misma década son también el cuarto tomo de El Libro de las Efemérides (1920), del periodista e historiador Federico Hernández de León (1882-1959), las obras de quien es considerado uno de los insignes antecedentes del realismo mágico, Rafael Arévalo Martínez (1884-1975) ‒La Oficina de Paz de Orolandia (1925) y Las noches en el Palacio de la Nunciatura (1927)‒ o una compilación de la obra del filósofo hondureño José Cecilio del Valle (1777-1834) preparada por José del Valle y Jorge del Valle Matheu, ya en 1930.

Sin embargo, quizá el libro más interesante salido de estos talleres sea el Manuscrito del Chichicastenango (Popoj Buj) ‒más conocido como Popol Vuh o Libro del Consejo‒, que según explica el extenso subtítulo reúne «Estudios sobre las antiguas tradiciones del pueblo quiché», acompañados del «Texto indígena fonetizado y traducido al castellano», así como de «Notas etimológicas y grabados de sitios y objetos relacionados con el célebre Códice guatemalteco». Sus autores son J. Antonio Villacorta, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y Flavio Rodas, inspector de monumentos arqueológicos y miembros ambos de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, y lo enriquecían ilustraciones de Carlos A. Villacorta en zinografía de las que se ocuparon los Talleres de Artes Gráficas de Carlos Matheu.

Al margen del indudable interés del libro y del esmero que se puso en su elaboración, es también valioso por dejar constancia en su colofón de muchos datos acerca de los trabajadores y colaboradores de la imprenta y de cuáles eran las ocupaciones de cada uno de estos profesionales:

Fuentes:

Centro Histórico de Guatemala, con fotografías de Boris de León, «Museo de la Imprenta Sánchez y De Guise», en la web del Centro Histórico de Guatemala.

José Luis Escobar, «La compra ideal en diciembre», Prensa Libre, 13 de noviembre de 2016.

José Luis Escobar, «La imprenta, arte y oficio de pocos», Prensa Libre, 8 de enero de 2017.

Thelma Judith Mayen García, Aproximación histórica al Museo de la Tipografía Nacional de Guatemala (2000-2013), tesis de licenciatural presentada en la Universidad San Carlos en 2014.

Aracelly Krisanda Mérida González, El periodismo escrito en la ciudad de Guatemala durante los años 1900-1925, trabajo de maestría presentado en la Facultad de Humanidades de la Universidad San Carlos en 2003.

Omar Lucas Monteflores, Omar y Arturo Taracena Arriola, Arturo (2022), «De Guise, Luis», en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas (2022).

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