Sobre el primer libro en catalán tras la guerra civil y el «Mosaic III» de Víctor Català

Parece que hay negacionistas para todo, incluso para rebatir que tras la guerra civil española se prohibió la publicación de libros en catalán. Y, según como se exprese, la afirmación puede incluso parecer cierta porque más que una prohibición explícita lo que hubo es la limitación de publicar, solamente, aquellos libros que apenas nadie desearía leer (y en ningún caso novedades literarias).

Se ha mencionado a menudo Mosaic III (1946), de Victor Català, como la primera novedad publicada en catalán después de 1939, cosa que además de requerir matización no es correcta en sentido estricto. En primer lugar, porque sobre todo en los primeros años de posguerra hubo unas cuantas ediciones que circularon con páginas de créditos falsos (con fechas anteriores a 1939) o se publicaron y distribuyeron de forma clandestina, pero aún hay más.

 En un libro publicado en 1975, Els altres quaranta anys, el lingüista y editor mallorquín Francesc de Borja Moll (1903-1991) contó cómo logró colar a censura ya en 1943 un nuevo libro de Miquel Dolç (1912-1994), El somni encetat, encuadrándolo entre autores consagrados y dando a entender que se trataba de un clásico en la colección Les Illes d’Or, creada en 1934 y en la que figuraban Joan Alcover (1824-1926), Antoni Maria Alcover (1862-1932), Miquel Costa i Llobera (1854-1922) y Pere d’Alcàntara Penya (1823-1906), entre otros. Después de haber visto como le denegaban permiso para publicar una traducción suya de Das Fräulein von Scuderi de ETA Hoffmann y Cançons mallorquines de Guillem Colom (1890-1979) e incluso una pieza teatral del muy franquista Josep M. Tous i Maroto (1870-1949), a Moll debió de parecerle una buena idea, y el caso es que coló.

Sin embargo, la primera novedad que recibió autorización a cara descubierta, entre otras cosas porque mantenía las convenciones ortográficas anteriores a las normas de Pompeu Fabra (1868-1948) y por tanto presentaba severas dificultades para el lector común, fue ciertamente el mencionado libro de Víctor Català (Caterina Albert, 1869-1966), quien previamente había publicado ya una reedición de la traducción que en 1907 hiciera Francesc Xavier Garriga (1864-1941) para Montaner y Simón de Solitud (1942), así como una edición de bibliófilo de la novela en castellano Retablo (1944), ilustrada por Joan Colom (1879-1964) y decorada por Evarist Mora para la que tuvo que escribir un segundo prólogo porque el primero lo rechazó la censura debido a las alusiones a la catalanidad de la autora.

De la existencia de Mosaic ya tenían noticia el común de los lectores interesados por lo menos desde 1926, cuando en declaraciones al célebre poeta y traductor Tomás Garcés (1901-1993) publicadas en la prestigiosa Revista de Catalunya la autora explicaba que, además de un libro de versos, tenía inédita una recopilación de trabajos en prosa titulado Mosaic. Pero sus orígenes se remontan aún a varias décadas atrás.

La edición de Mosaic III de 1946 incluye veinticuatro textos, por lo menos muchos de ellos publicados previamente en los primeros años del siglo xx en la revista La Renaixença («La Tramuntana»), en la Ilustració Catalana («Ma cambra blanca», «Les teulades», «Mon niu», «La tortuga», «La tramuntana», «L’euga») y en el suplemento de esta última publicación, Feminal, que dirigía Carme Karr (1865-1943) («L’hort»). Sin embargo, el primer indicio de este libro se encuentra en la primera edición en volumen de la novela más conocida de Víctor Català, Solitud (1905), en cuya contracubierta se anuncia «Intimitats».

De Mosaic III se hizo en 1946 una edición de bibliófilo en cuya página de cortesía puede leerse (traduzco):

Por imposibilidad material de preparar el volumen entero Mosaic para poder darlo al público en fecha determinada, sale hoy su última parte, esperando que sea factible publicar a no tardar las dos primeras, titulada una de ellas «Vibracions» y la otra, «Encunys».

Puede deducirse de ello que la única parte que la autora llegó a ordenar y compilar fue esta tercera parte originalmente titulada «Intimitats», si bien el subtítulo que lleva es «Impressions literàries sobre temes domèstics».

De esa edición de bibliófilo acabada en la Imprenta Vda. de J. Ferrer i Coll, se tiraron veintinueve ejemplares en papel de hilo, cuatro de ellos fuera de venta, más veinticinco ejemplares numerados y, según la justificación de tirada, «firmados por el autor» (lo cual no parece ni casualidad ni error tratándose de una autora como Víctor Català). En cambio, de la edición comercial se tiraron unos tres mil y la única diferencia fue que se encuadernó con una cubierta distinta en la que, en lugar del sello de Llibreria Dalmau (Passeig de Gràcia, 80) figuraba el de Dalmau i Jover. Pero la diferencia más significativa es que en la edición de bibliófilo esta edición se consignaba como el primer título perteneciente a una Biblioteca Nova Renaixença tanto en la portada como en la cubierta y la contracubierta, mientras que en la edición comercial solo aparecía esa mención en la portada.

De nuevo, el motivo parece ser la censura, que vetó el nombre de la colección cuando el editor Rafael Dalmau (1904-1976) la propuso, así que con el interior ya impreso debió de encuadernar la tirada con una nueva cubierta de la que desapareciese la mención a La Nova Renaixença y, sobre el mismo logo, apareciera una a Biblioteca Literaria Catalana, que así fue como finalmente decidió llamar a la colección.

Rafael Dalmau se había iniciado como editor poco antes de la guerra civil, y en unas iniciales Edicions Mediterrània (en la calle Mallorca, 95) tuvo tiempo de publicar libros iniciales de colecciones diversas: L’empeltament dels arbres fruiters, de Oscar Bonfiglioli, con muchas ilustraciones en blanco y negro, El Sis d’Octubre des del Palau de Governació, de Josep Dencàs (1900-1966), una traducción del propio Dalmau de Pilsudski, de Sigismomd Stanislav Klingsland, con prólogo de Rafael Cardona (1890-1943) y Les aventures de Marcel, de Antoni Jaume y con ilustraciones de J. Altamira. No fue hasta el término de la guerra que este militante de Estat Català y de Unió Catalanista pudo reincorporarse al mundo del libro, inicialmente como librero.

Al Mosaic III de Víctor Català con el que se inició la Biblioteca Literaria Catalana le siguieron Cromos de la vida noucentista. (Memòries d’un barceloní), de Joaquim M. Nadal (1883-1972), Memòries d’un antiquari, novela del propio Rafael Dalmau; el poemario Urània o la música de les esferes, de Agustí Esclassans (1895-1967), y la novela de Josep Ribalta Clos (1890-1966) Jaume Farell.

Para que se completara el Mosaic III tal como la autora lo concibió originalmente hubo que esperar a la edición de 2021 que Agnès Prats y Blanca Llum Vidal prepararon para Club Editor, que dio pie tanto a una cierta reinterpretación de esta obra como a una revisión de la imagen pública de Víctor Català.

Fuentes:

Pilar Arnau i Segarra, «Paratextos en el discurs literari català durant el franquisme: censura i compromís en els pròlegs de Josep Maria Llompart», Journal of Catalan Studies, núm. 17 (2014), pp. 90-113.

Maria Josepa Gallofré i Virgili, L’edició catalana i la censura franquista (1939-1951), Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat,1991.

Tomás Garcés, «Conversa amb Victor Català», Revista de Catalunya, núm. 26 (agostp de 1926), pp. 126-134.

Irene Muñoz i Pairet, «Epistolari entre Francesc Matheu i Víctor Català (1902-1934)», Actes del XVIIè Col·loqui de l’Associació Internacional de Llengua i Literatura Catalana (València, 2015), pp. 403-411.