Chartier, obra selecta

Con este mismo título, esta reseña se publicó inicialmente en catalán en el Blog de l’Escola de Llibreria el 21 de marzo de 2022.

De la importancia y la influencia de Roger Chartier en los estudios sobre el libro y todo aquello que lo rodea es difícil ya añadir nada nuevo, porque posiblemente sea el especialista en la materia más atendido, traducido y respetado en nuestros días (y muy probablemente lo será también durante mucho tiempo en el futuro).

A la larga lista de galardones y reconocimientos a su labor, Chartier añadió en el año 2019 el honoris causa por la Universitat de València, el servicio de publicaciones de la cual, en su colección destinada a tales menesteres, publicó una brillante selección de aquellos textos suyos que quizá sean los más significativos para el lector español. La selección la llevó a cabo el propio investigador francés, pero los responsables de la edición —el catedrático de Ciencias Historiográficas Francisco M. Gimeno Blay y el profesor de Historia y especialista en la llamada generación del 98 Francisco Fuster Garcia— la han enriquecido hasta convertirla en una perfecta introducción al trabajo y el pensamiento de Chartier y, al mismo tiempo, en un breviario muy bien estructurado de sus ideas principales y de la trascendencia que éstas han tenido en sus discípulos.

Leer y releer a Chartier siempre es un placer por la inteligencia, profundidad y aparente sencillez de su escritura, pero en este caso el contexto también es importante.

Abre el libro una breve nota a la edición de Gimeno Blay y, a continuación, unos textos quizás obligatorios pero no protocolarios, o no en el sentido banal del término. En la laudatio académica del nuevo doctor, Gimeno Blay contextualiza sucintamente y sitúa con precisión la figura de Chartier. A continuación, se reproduce la lectio pronunciada por el nuevo doctor y las palabras de clausura del acto (en que también fue investido honoris causa el prestigioso jurista alemán Jürgen Basedow) de la rectora de la universidad, Vicenta Mestre Escrivà;  cierra esta primera parte una aguda selección bibliográfica de Chartier preparada por Fuster García y enmarcada por una muy breve biografía previa del nuevo doctor que equilibra la trayectoria propiamente biográfica y académica con el lugar que ocupa en el pensamiento humanístico actual.

En el primero de los textos seleccionados se plantea Chartier con qué materiales cuenta todo historiador y cómo se construye la representación del pasado, teniendo en cuenta el diverso tipo de condicionantes que impregnan la historiografía y la literatura y, en consecuencia, el tipo de información que pueden aportar estas disciplinas para la construcción del pasado; una actividad, por otro lado, que siempre está en movimiento y, por lo tanto, también lo está nuestra idea del pasado. A partir de un recorrido de cómo han enfocado diversos filósofos, historiadores y filólogos esta relación, de complementariedad y al mismo tiempo de jerarquización, lo que al fin y al cabo hace Chartier es historiar las relaciones entre estas dos disciplinas o instituciones.

En «Curiosidad, lectura y ocio en el Siglo de Oro», el siguiente artículo compilado, el centro de atención son las evoluciones y cruces de los conceptos de ocio (peligroso en determinadas culturas), curiosidad y lectura, deteniéndose en particular en la España de los siglos XVI y XVII, de la cual vuelve a poner de manifiesto hasta qué punto tiene un conocimiento muy profundo. A partir inicialmente de la evolución de estos términos en los diccionarios de referencia, analiza lo que llama «la tensión entre la curiosidad como pecado o tentación y la curiosidad como conocimiento» para ponerla en relación con las prácticas de lectura y de formación de bibliotecas de la época.

Enlazando cronológicamente con el anterior, y relacionándose con él también por la referencia a la evolución de los términos en los diccionarios de la época, «Barroco y comunicación» se centra en el estatuto ontológico de la comunicación y en la diversidad de modos en que ésta se producía durante la relativamente larga transición de los manuscritos al predominio del impreso, teniendo en cuenta además el prestigio de la imagen (pintada o grabada).

A continuación llega Chartier a la figura del «pícaro» y a cómo la literatura contribuye a la construcción de la realidad, mostrando hasta qué punto las distorsiones llevadas a cabo por las traducciones o las ediciones abreviadas o poco escrupulosas pueden interferir en esta construcción (toma como uno de los ejemplos principales la recepción y divulgación inicial de El Buscón de Quevedo).

Uno de los artículos más sugerentes y literariamente brillantes del libro es «Encuentros. Cervantes en Inglaterra. Inglaterra en Cervantes», que sólo podía escribir alguien que ha leído con inteligencia y de manera profunda a ambos autores, y que proporciona al lector un equilibrio exquisito entre conocimientos y traviesa amenidad.

Cierran esta recopilación de perlas dos reflexiones que de un modo u otro abordan la práctica del historiador. En «Los hombres encantados» se plantea, a partir de Pierre Vilar y el Quijote, la relación entre los fenómenos históricos y los observadores que son contemporáneos a ellos, y, como siempre tratándose de Chartier, seguirlo en sus argumentaciones es una experiencia que depara sorpresas (en este caso en un último apartado que titula «Vilar lector de Vilar»).

Pierre Vidal (1930-2006)

A continuación («Edición y Universidad [siglos XV-XXI]»), un breve repaso histórico al papel de las universidades en la divulgación del pensamiento le lleva a exponer las principales transformaciones y los riesgos inherentes a la preponderancia creciente de la desaparición del concepto de revista (en el sentido de unidad con unos consejos de dirección y de validación inequívocamente establecidos y reconocibles), desde el momento en que leemos artículos dispersos disponibles en la red. Resulta particularmente oportuna la inclusión de este artículo porque subraya una de las virtudes más elogiadas de Chartier: su capacidad para mantener a lo largo de toda su trayectoria una mirada simultánea hacia el pasado, en el presente y hacia el futuro.

En el siguiente y último texto reivindica Chartier las lecturas compartidas con un criterio particularmente útil para establecer «generaciones» de historiadores —y, por extensión, de intelectuales—, dado que las revistas y colecciones, las lecturas, en definitiva, dotan de una fisonomía más definida a los colectivos que no según que experiencias vitales o académicas.

Gracias a los criterios que han dirigido la selección de textos, este volumen se convierte no tanto en un «grandes éxitos» sino en una invitación excelente a acercarse a los aspectos principales de la obra de Chartier, uno de los intelectuales más interesantes, sugerentes y apasionados de nuestro tiempo. 

Roger Chartier, Presencias del pasado: libros, lectores y editores: escritos seleccionados, edición de Francisco M. Gimeno Blay y Francisco Fuster García, València, Universitat de València, 2021.