Ramon Masats, del libro artístico y literario al turístico

Cuando en 1965 Ramón Masats (n. 1931) se estrenó como director cinematográfico con El que enseña (un reportaje sobre la vida de un profesor de escuela en la España rural) y Prado vivo y triunfó luego con la comedia musical protagonizada por la cantante Guillermina Motta (n. 1942) y el grupo Los Íberos Topical Spanish (1970), tenía ya a sus espaldas una más que notable producción bibliográfica que le había convertido en una de las puntas de lanza de la fotografía española. Sus primeros pasos como aficionado los había dado a principios de los años cincuenta en el ámbito de la Asociación Fotográfica del Casino de Comerç de Terrassa (que tenía su origen en el Casino dels Artistes y publicaba un boletín mensual) y en 1953 ya llamaron mucho la atención sus reportajes sobre Las Ramblas.

Al año siguiente ingresó en la AFC (Agrupació Fotogràfica de Catalunya), donde coincidió con quienes serían los fotógrafos señeros de la llamada gauche divine, Oriol Maspons (1928-2013), Xavier Miserachs (1937-1998) y Colita (Isabel Steva Hernández, n. 1940), y con los dos primeros participó en su primera exposición, en la sede de la mencionada AFC. Fueron precisamente estas relaciones las que propiciarían una etapa de intensa colaboración con iniciativas editoriales.

Sin embargo, a partir de 1955 se embarca en un encargo de la Gaceta Ilustrada consistente en expresar mediante imágenes los principales «valores patrios», muy en sintonía con las consignas que llegaban desde el Ministerio de Educación y Turismo franquista, y es también en estos años cuando trabaja a menudo en el tema de la tauromaquia, de donde saldrá alguna de sus fotografías más famosas.

No obstante, el primer libro importante que publicó iba en una dirección muy distinta. En Confesiones de una editora poco mentirosa, Esther Tusquets explica las gestiones asociadas a los primeros títulos de la colección Palabra e Imagen y comenta acerca de Neutral Corner (1962):

Me sorprendió un poco que Ignacio [Aldecoa] propusiera un libro sobre boxeo. Pero el texto, los breves textos, son buenísimos. Y también lo fueron las fotos de Ramón Masats, gran fotógrafo catalán —amigo y compañero de otros dos grandes fotógrafos catalanes: Oriol Maspons y Xavier Miserachs— recién instalado en Madrid, en cuyo piso a medio amueblar conocí a Carlos Saura con su primera mujer.

El libro, de 23 cm y treinta y ocho páginas sin numerar, con numerosas ilustraciones (algunas a doble página), lo diseñaron los arquitectos Luís Clotet (n. 1941) y Oscar Tusquets (n. 1941) y lo imprimió la Sadag (Sociedad Alianza de Artes Gràficas); sin duda constituye uno de los números más rompedores y atractivos de la colección.

Del año siguiente, 1963, es la publicación del resultado de su colaboración para un libro gestado en Espasa Calpe por el que obtuvo el Premio Ibarra al libro mejor editado, Los sanfermines, con textos del célebre periodista y escritor falangista Rafael García Serrano (1917-1988) y que se inscribe en la tremenda campaña de conmemoración de los llamados «veinticinco años de paz». En consecuencia, el texto que acompaña a las centenar y medio de fotografías de Masats (en blanco y negro y en color) se reproduce tanto en español como en francés, inglés y alemán (en traducciones de Claude Martin, Alfred Dire y Francisco de A. Caballero, respectivamente). Se trata de un libro de 29 x 23 y 275 páginas, que maquetó el mismo Masats.

Al año siguiente vuelve a publicar en la prestigiosa colección de Lumen Palabra e Imagen ilustraciones fotográficas para Viejas historias de Castilla la Vieja, de Miguel Delibes (1920-2010), en un libro diseñado por Hans Romberg y Oscar Tusquets con un formato de 21,5 x 22,5 . En contra de lo inicialmente proyectado para esta colección, y que constituía su principal signo de identidad, en este caso no fue el texto lo que se adaptó a unas imágenes preexistentes sino que Delibes ya disponía de unos textos inéditos que habían sido elogiados por Pedro Laín Entralgo (1908-2001) y Jualián Marías (1914-2005), entre otros (véase «Miguel Delibes, ilustrador ilustrado». La opinión de Esther Tusquets no es sin embargo entusiasta:

…es muy hermoso, y espléndidas las fotos. Pero Masats da en ellas, o eso me parece a mí, una imagen negra de la España mesetaria y profunda, que contrasta, creo, con la visión nostálgica y entrañable de los textos, y me sorprende que Delibes, tan receloso con el pobre Maspons, acusado de fotografiar a las perdices fuera de temporada y desde un coche [para La caza de la perdiz roja, en esta misma colección], no pusiera en esta ocasión ningún reparo.

Edición en Palabra e Imagen, la mítica colección de Lumen. Foto de Marcelo Caballero en Miradas Cómplices.

Según escribió en un número monográfico de Los olviddos Jesús García de Dueñas:

Neutral corner (1926), Los Sanfermines (1963) y Viejas historias de Castilla la Vieja (1964) forman una trilogía ejemplar y constituyen un prodigioso retablo de la España que a trancas y barrancas despegaba de un tradicionalismo servil, de unos márgenes de libertad que parecía que nunca se podrían saltar, de un ahogo moral y del sofoco y la vergüenza que producía una dictadura interminable.

Unos años más tarde —durante los cuales Masats había ido engrosando su obra en revistas como Gaceta Ilustrada, Destino o Actualidad Española, así como en periódicos conservadores como Ya o Arriba—, en 1967 se entregaban al depósito legal procedentes de la imprenta de la Sadag los primeros ejemplares de una edición de cuatro mil del Quijote en dos volúmenes elaborada en Alfaguara que venía a sumarse a la conmemoración del 350 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes (1547-1616). El proyecto era realmente de empaque, pues el texto cervantino, fijado por Martín de Riquer (1914-2013), iba precedido de un extenso prólogo, unas ciento cincuenta páginas, del historiador español exiliado en Estados Unidos Américo Castro (1885-1972) e ilustrado con gran cantidad de fotografías en blanco y negro. El libro apareció en dos tomos de 713 y 626 páginas, respectivamente, encuadernado en imitación de piel y con el corte superior dorado. Se incluyó en la por entonces recién estrenada colección Puerto Seguro, de la que los primeros números había aparecido en 1966 y dedicados a obras de Camilo José Cela: Caminos inciertos. La colmena (con litografías de Eduardo Vicente), Viaje a la Alcarria (con fotografías de Karl Wlasak).

En esa época empieza a intensificarse la dedicación de Masats al cine y la televisión, y en particular sus obras de no ficción para la cadena estatal española, de modo que el siguiente libro no aparecería hasta 1984. Se trata de Madrid es más que Madrid, en el que sus fotografías acompañan textos del periodista Luis Carandell (1929-2002) y publica en su campaña de captación de turistas la Comunidad de Madrid (luego ese material se reciclaría una y otra vez con diversos títulos y formatos).

A partir de los años ochenta, coincidiendo con su salida de la televisión pública, establece una estrecha colaboración con la editorial Lunwerg, que por entonces empezada a dar sus primeros pasos (se había fundado en 1979), y empieza a publicar ya constantemente fotografías en color. De este modo, Masats haría algunos otros los trabajos editoriales, pero por entonces ya no existía una colección como Palabra e Imagen ni nada lejanamente similar, así que se trató sobre todo de libros más convencionales, muchos de ellos centrados en la capital de España (Madrid es más que Madrid, Un paseo por Madrid, El agua de Madrid, Del cielo a Madrid…) y a menudo con un marcado carácter propagandístico.

Fuentes:

AA.VV., «Ramón Masats, Iberia inédita», Los Olvidados, 2000.

AA.VV., «De vocación, fotógrafo» (entrevista), Minerva (Círculo de Bellas Artes de Madrid), 2008 (entrevista realizada en1999).

Eva María Contreras, «Ramon Masats: “Me gustan los tópicos”» (entrevista), Baobab, núm. 6 (6 de enero de 2001).

Luismi Romero Carrasco, «Fotografía española contemporánea (22): Ramon Masats: tópicos e ironía al servicio de la ironía», Rinconete, 5 de mayo de 2021.

Publio López Mondejar, Ramón Masats, magia y realidad, Centro Virtual Cervantes.

José Ángel Montañés, «El buen ojo de Ramon Masats», El País, 7 de mayo de 2017.

Esther Tusquets, Confesiones de una editora poco mentirosa, Barcelona RqueR, 2005.

Miguel Delibes, ilustrador ilustrado

En edición distinta los libros dicen cosas diferentes.

Juan Ramón Jiménez

Entre finales de 1959 y principios de 1960, el artista grabador Jaume Pla había hecho una serie de diecisiete grabados al buril con Castilla como tema con el propósito de hacer un libro para las selectas ediciones de la Rosa Vera. El primer escritor en el que pensó como autor del texto fue Camilo José Cela, pero no llegaron a un acuerdo y el escritor catalán Josep M. Espinàs le sugirió entonces a Pla proponer el proyecto a Miguel Delibes. En carta a Delibes del 13 de junio de 1960, Espinàs presenta la colección como «una extraordinaria iniciativa para revalorar –casi resucitar– el noble, antiguo y difícil arte del grabado», a Jaume Pla como «un artista admirable» y la tarea que se le encomienda como «interpretaciones literarias de Castilla, como los grabados son interpretaciones gráficas».

Pasado un tiempo, Jaume Pla y su esposa Nerina Bacin viajaron a Valladolid para entrevistarse con el escritior, mostrarle los grabados y contarle el proyecto: «quería que sobre cada uno de aquellos grabados que había hecho él escribiera un texto que los ilustrara». Delibes se mostró inicialmente reacio y le propuso a cambio un inédito con el que seguramente la censura franquista se mostraría más benevolente si se presentaba en edición de bibliófilo (y por tanto en una tirada corta y dirigida a un público minoritario) que en edición comercial. El texto en cuestión era Las ratas. Pla aprovechó el tiempo para hacer un grabado más, pero deseaba unos textos inspirados por las imágenes, y finalmente logró convencer al Delibes.

Las breves historias de juventud evocadas por un campesino castellano emigrado a América que escribió el autor vallisoletano («Las piedras negras», «Los nublados de Virgen a Virgen», «Sisinia, mártir de la pureza»…) se convertirían en el libro de gran formato (apaisado) Castilla (1960), prologado por Pedro Laín Entralgo, del que se tiraron 150 ejemplares (con doce preferentes que incluían encartadas las cuartillas manuscritas de Delibes) y se expuso en las galerías Syra de Barcelona y en la Sala Biosca de Madrid.

Evocando esa edición, el escritor consignó en sus obras completas (en Destino), que «no fue, pues, Pla quien ilustró mis textos, sino mis textos los que ilustraron los grabados de Pla». Es interesante esta precisión porque poco tiempos después estos mismos textos se publicaron en lo que Jorge Herralde describió como «una estupenda y gloriosa colección en la que el texto, programáticamente, tendría igual importancia que la imagen». En esta colección, Palabra e Imagen, Esther Tusquets había obtenido en Lumen un primer éxito inesperado de ventas con La caza de la perdiz roja (1963), con textos de Delibes y fotografías de Oriol Maspons, y para la que en carta de marzo de 1962 Delibes propone a Tusquets: «Ya sabes, aquel mamotreto de grabados que te enseñé. Julián Marías, Laín Entralgo y varias personas más creen que es lo mejor que he escrito». El libro apareció en 1963 con el título Viejas historias de Castilla la Vieja, en el formato más habitual de la colección (21,5 x 22,5 cm), diseñado por Hans Romberg y Oscar Tusquets, con fotografías en blanco y negro de Ramon Masats impresas sobre papel cuché y el texto impreso sobre un papel acartulinado de un color terroso, entre grisáceo y verdoso. La cubierta, en cartoné, la ocupa una única fotografía apaisada.

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Edición en Palabra e Imagen, la mítica colección de Lumen.
Foto de Marcelo Caballero en Miradas Cómplices.

En este segundo caso, pues, el texto ya existente de Delibes fue ilustrado fotográficamente por Ramos Masats, y en 2010 La Fábrica lo recuperó con una portada distinta y algunas otrs diferencias. Obviamente, el texto luego se incluyo en las obras completas (que como es lógico y habitual homogeneizan todos los textos que contienen) y tuvo muchas otras ediciones, incluso de bolsillo. A partir de un mismo texto, que además el autor siempre consideró una de sus mejores obras, el lector (o el bibliómano) dispone de por lo menos tres libros bastante diferentes, es decir, de tres propuestas de experiencias estéticas notablemente distintas.

Edición de La Fábrica (2010)

Edición de La Fábrica (2010)

Fuentes:

Sobre Jaume Pla i Pallejà (1914-1995), vale mucho la pena visitar su página (en catalán) aquí, que contiene textos, bibliografías e imágenes.

Marcelo Caballero, «Palabra e Imagen: una combinación iniciática», en Miradas complices el 12 de diciembre de 2011.

Pedro Fernández Melero, «Serie Palabra e Imagen. Editorial Lumen» (Noviembre de 2008).

Román García Domínguez, El quiosco de los helados. Miguel Delibes de cerca, Barcelona, Destino (Imago Mundi 81), 2005.

Jorge Herralde, «Esther Tusquets editora», texto leído en el homenaje de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluya y publicado en cuarto poder aquí.

Jaume Pla, «Miguel Delibes» en Famosos i oblidats. 38 retrats de primera mà, Barcelona, La Campana (Serie Documents/Societat), 1989, pp. 71-75.

Esther Tusquets, «Delibes, Castilla, las perdices rojas», en Confesiones de una editora poco mentirosa, Barcelona, RqueR, 2005, pp. 51-58. Hay edición en Bruguera, y una versión un poco distinta en «Miguel Delibes en el recuerdo y en el presente«, en El País, 10 de mayo de 2003.