Ediciones Reguera, un éxito invisible

Durante casi toda la década de 1940 estuvo activa en Barcelona una editorial cuya línea fue cambiando y adaptándose rápidamente al mercado, las Ediciones Reguera.

Su primera colección de cierta entidad, Dios, creó…, es significativa del ambiente ideológico que dominaba aquellos tiempos y de la voluntad de proporcionar un cierto tipo de educación a los jóvenes. Se estrenó en 1942 con El Universo, de G[uillermo y] L[uis] Gossé, autor de una versatilidad muy asombrosa que un par de años después publicaba el inequívoco título Disparos al amanecer (1944) en la no menos denotativa Colección Riesgo, además de prodigarse en la invención de seudónimos con los que firmar novelas populares (O. y L.G. Cleyman, Lewis y William O. Cleyman, L.G. Cleyman y A. Marban, Stanley Palmer y Warren Powell, E. Van Davin…). A este siguieron entre otros en la mencionada colección de Reguera, Los mares, firmado por el traductor José Baeza, El hombre primitivo, de Joaquín H. Mateo, y El mundo de los microbios, de Manuel Cubertoret.

Sin embargo, es probable que anterior a esta colección fuera una edición del libro Caperucita y el lobo (1942), firmada por Blanca (Concepció Ponsà de Gorina) y acompañada de ilustraciones de [Francesc] Tur [Mahén, 1895-1960], que se comercializaba junto con un juego de mesa. Se trataba de un libro en formato folio (22,5 x 30), con un tablero desplegable de cartulina y piezas recortables, pero vale la pena anotar que en las páginas finales aparece publicidad de la Editorial Maravilla. También de Blanca y de 1942 es la antología Escenas infantiles: monólogos, diálogos, poesías, lo que crea una imagen inicial de Reguera como una editorial con unos planteamientos industriales dedicada a la elaboración de libros vistosos destinados al público infantil y juvenil. Pero más interesante resulta aún la intervención del dibujante Tur, que se dedicó sobre todo a las artes gráficas y la publicidad, pero fue también colaborador de la popularísima TBO y más tarde el creador de la serie de historietas Don Cleque en el circo que publicó la revista Junior Films y que posteriormente llevó al cine en una empresa, Dibsono Films, creada con Enrique Ferrán Dibán y Alejandro Fernández de la Reguera, lo que lleva de nuevo a tirar de los hilos de la familia de los Fernández de la Reguera.

En la misma línea que el anterior se sitúa en enero del año siguiente La fuga de los juguetes (1943), de la autora italiana de literatura infantil y enigmática trayectoria Olga Ginesi (1894-1943), que en 1938 había visto como sus obras eran prohibidas en Italia debido a su ascendencia judía y posteriormente, durante la ocupación alemana, fue detenida y asesinada en la conocida como masacre del lago Maggiore. Se trata en este caso de un libro también encuadernado en cartoné y vistosamente ilustrado a color con dibujos de la propia Ginesi.

También de 1943 es la colección La Estela Azul, dedicada a lo que podríamos llamar textos clásicos menores decimonónicos y encuadernada en cartoné y sobrecubierta ilustrada, con una presentación general muy esmerada y en apariencia destinada principalmente a las lectoras. Se inicia con El sueño de una noche de mayo, de Mili Dandolo, en traducción de Javier de Zengoitia, y prosigue en 1944 con títulos como Sibila (1944), de Octave Feuillet (1821-1890); Primer amor, 1944), de Ivan Turguenev (1818-1883); Criquette (1944), de Ludovic Halévy (1834-1908), etc.

No debieron de funcionar mal estos primeros títulos, pero no tarda en iniciarse inicia una de las colecciones, dividida a su vez en series, que mayor popularidad dieron a las Ediciones Reguera, la colección Oasis, que se dieron a conocer en 1944 presentándose como una serie que «publica a precio económico y magníficamente presentadas las mejores novelas de la literatura mundial». Los primeros títulos no lo desmienten, si bien aparecen encuadernadas en rústica, con cubiertas a menudo ilustradas por Roc Riera Rojas (1913-1992): El grillo del hogar (1944), de Charles Dickens; Cumbres borrascosas (1944), de Emily Brontë,  El extraño caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde, de Stevenson, Las dos novias (1944), de Alfred de Musset; Morriña (1944), de Emilia Pardo Bazán; Tres ingleses en Alemania (1945), de Jérome K. Jerome; Renata Mauperin (1945), de Guy de Maupassant;, el libro de Dandolo publicado previamente en La Estela Azul; Rasselas, príncipe de Abisinia (1945), de Samuel Johnson; Siberia (1945), de Vladimir Korolenko…

Mucho interés tienen también los numerosos libros que aparecieron en Reguera con la firma de Roman D’Artois, que era el nombre con el que solía firmar Ramon Capmany i Ayné, que tras haber dejado su rastro en diversas revistas y periódicos publicó en los años veinte las obras satírico-epigramáticas Breviario de la mujer: Para hallar marido, para ser feliz (Políglota, 1922) y Amar o ser amada (Juventud, 1929) y en 1943 había reeditado en Molino una versión ampliada de Un viaje al país del matrimonio. Escuela de las solteras y de las casadas (publicada en 1935 en Omnia) En 1944 publicó en Reguera El arte de conseguir amigos. Cómo influir por simpatía en las personas, El arte de tratar con las mujeres y El arte de ser bien educado.

Uno de los intereses de estos títulos surge de su relación con la retahíla de títulos del polifacético y agudo escritor Noel Clarasó (1899-1985) que publicó José Janés en Lauro a partir de 1946: El arte de perder el tiempo (1946), El arte de no tener amigos y no dejarse convencer por las personas (1947), El arte de no decir que sí (Manual de técnica interpretativa) (1947), El arte de no pensar en nada (Manual de técnica interpretativa) (1947), que luego aún tuvo continuidad en otras colecciones janesianas: El arte de tratar y maltratar a las mujeres (1953) en La Aventura del Hombre, El arte de ser un nuevo rico (1954) en Los Novelistas de Nuestro Tiempo y una segunda parte de El arte de perder el tiempo (1958). Parece evidente la relación poco menos que mimética entre estos ensayos humorísticos y los libros de Roman D’Artois, que a su vez están parodiando los libros que con tantísimo éxito internacional venía publicando el padre del best seller de autoayuda, Dale Carnegie (1888-1955), desde Cómo ganar amigos e influir en las personas, aparecido originalmente en 1936 y publicado por primera vez en español en 1940 en las Ediciones Cosmos (creadas por Antonio López Llausàs como satélite de su Editorial Sudamericana).

De finales de la década es la muy popular colección Novela Gráfica, pero el desenlace de la editorial Reguera debió de ser un poco accidentada, pues aún en 1952 se publica una edición de Demasiado tarde, de Mogens Linck (que previamente había publicado en Reguera Los guantes amarillos, como segunda entrega de la colección La Tela de Araña), que sería el primer y único número de una Nueva Colección Oasis.

Renovación del humorismo en la edición de posguerra

«Una originalísima creación editorial que reunirá las más interesantes novelas de humor y de optimismo, seleccionadas entre la obra de los máximos escritores de nuestro tiempo.» Así se presentaba a los lectores en 1942 la colección Al Monigote de Papel, encuadrada por José Janés (1913-1959) en la editorial Aretusa, y lo cierto es que los autores que publicó ese año no desmerecen esa ambición: Chesterton (El Club de los negocios raros), P.G. Wodehouse (Luna de verano), Ramón Gómez de la Serna (El Gran Hotel), Pierre Mac Orlan (El canto de la tripulación), a los que seguirían al año siguiente Henri Lavedan (la traducción de Gabriel Miró de Su Majestad), el reciente vencedor del Premio Rühmann Rolf Lennar (El acompañante inofensivo), Mark Twain (Un yanqui en la corte de Rey Arturo), Max Beerbohm (Zuleika Dobson) y Achile Campanille (Si la luna me trae fortuna)…

José Janés.

Quizá no tenga mucho sentido preguntarse si esta fue la colección con que en España arrancó en la posguerra el resurgir de la literatura humorística –que, efectivamente, lo fue–, pues lo cierto es que contaba con muy notables antecedentes, como Los Humoristas de Espasa ya desde 1929 o en los años veinte la colección de Biblioteca Nueva dedicada a humoristas españoles contemporáneos. Y también es cierto que ya en la inmediata posguerra Janés había prestado atención al género, por ejemplo en la serie Humoristas de la colección Constelación de las Ediciones de la Gacela, en la que había publicado, entre otras obras, Nuestra diosa comedia, Massimo Bontempelli (1878-1960), a quien antes de la guerra ya publicaba en catalán, o El monóculo, de Aldous Huxley (1894-1963). Y, por su parte, tendría enseguida importantes imitadores y continuadores, en particular la colección de los años cincuenta El Club de la Sonrisa, en Taurus.

No es verdad que sea la muerte, de Giovanni Mosca (1948).

Lo cierto es que la influencia de la colección fue enorme, y en el siglo XXI han dejado testimonio de la importancia que tuvo en su formación desde un editor como Jorge Herralde hasta un cómico y humorista como Paco Mir (El Tricicle).

Mark Twain y Wodehouse se convirtieron en los primeros años en los grandes atractivos de la colección y en los autores más representados, pero hizo algunas incorporaciones muy interesantes que dejaron un poso en el humorismo español, como es sobre todo el caso de los autores cercanos al semanario milanés Bertoldo (1936-1943), publicado originalmente por Rizzoli y en los años cincuenta retomado por otras editoriales. Dirigida al alimón por Giovanni Mosca (1908-1983) y Vittorio Metz (1904-1984) y con Giovanni Guareschi (1908-1968) como redactor jefe, Bertoldo reunió a autores veinteañeros como Carletto Manzoni (1909-1975), Mario Brancacci (1910-1991), el polifacético Leo Longanesi (1905-1957) y al un poco más veterano Achille Campanille (1899-1977), entre otros, que renovaron y airearon por completo el lenguaje humorístico italiano, tanto gráfica como literariamente. Janés puso en circulación ya en 1943 a Campanille (Si la luna me trae fortuna, Jovencitos, no exageremos) y reincidiría en 1958 (¿Qué huevo frito es el amor?), y al año siguiente a Guareschi (El destino se llama Clotilde), pero mediada la década, al tiempo que el éxito de Wodehouse se mantenía, triunfaron otros autores, como sobre todo Joan Butler, de quien aparecieron una enorme cantidad de títulos ya desde 1945 (La obra de las camisas, Medias vacaciones, Fastidiando al alimón, Donde menos se piensa salta un heredero, Un asesinato a medias…). Del irlandés Joan Butler (Robert William Alexander, 1905-1979), cuyo estilo se vincula a menudo con el de Wodehouse y el de Thorne Smith (1892-1934), sólo se había dado a conocer hasta entonces en España El solitario (1940) como número 184 de la colección La Novela Aventura (1933-1944), publicada en Hymsa (Hogar y Moda, S. A.) y donde convivía con títulos de Agatha Christie, George Simenon o la por entonces popular serie del detective Sexton Blake (creado originalmente por Harry Blith, oculto tras el seudónimo Hal Meredeth).

En cuanto a la literatura española, a partir de mediada la década Al Monigote de Papel se convirtió en el trampolín editorial de buena parte de los humoristas aglutinados alrededor de la muy celebre revista La Codorniz, como es el caso de Edgar Neville (1899-1967), de quien aparece La familia Mínguez (1945) Don Clorato de Potasa (1947) y Torito Bravo (1955), Álvaro de Laiglesia (1922-1981), con Un náufrago en la sopa (1947), El baúl de los cadáveres (1948) y La gallina de los huevos de plomo (1951) o Miguel Mihura (1905-1977), con Mis memorias (1948), a los que siguió publicando obras hasta que progresivamente se pasaron a la órbita de Planeta, pero no por ello dejó de publicar Janés a algunos grafómanos jóvenes como Pedro Voltes (Adorable loca, 1950) y sobre todo al injustamente olvidado Noel Clarasó (1899-1945), de quien asombrosamente sigue inédita la novela con que ganó el Premi Creixells en 1938 (Francis de Cer), y que en Al Monigote de Papel publicó la Crónica de varios males crónicos (1945), la novela en clave sobre el mundillo cultural barcelonés La señora Panduro sirve pan blando (1946), Enrique Segundo, el Indeciso (1946), Blas, tú no eres mi amigo (1946), La batalla de las Termo Pilas (1946), La gran aventura de un hombre pequeño (1947), Tres eran los yernos de Helena (1948), Blas, cuidado con la mujer del prójimo (1948)…

Enric Cluselles.

Los ejemplares de Al Monigote de papel, se publicaron encuadernados en rústica con solapas y con ilustraciones en la cubierta de Enric Cluselles (1914-2014), quien según Guillamon creó en ellas «una galería de personajes de la posguerra: hombres pagados de sí mismos, tipos que van tras las mujeres como si pretendieran cazarlas, familias mal y bien avenidas, maridos y mujeres (generalmente, las mujeres grandotas y los hombres raquíticos).» Y enmarcaba estas ilustraciones de humorismo costumbrista una cenefa de curiosa historia editorial y que dice mucho sobre las ideas gráficas del tándem Cluselles-Janés.

Incluso en este aspecto gráfico, fueron del mayor interés también las ambiciosas antologías de humoristas de otros ámbitos, encuadernadas en tapa dura y con sobrecubierta, entre la que tal vez la más conocida sea la Antología de humoristas húngaros contemporáneos (1945) preparada por Andrés Révész y J. García Mercadal (a partir de una previa aparecida en Espasa Calpe preparada por Révész), pero a la que habían precedido otras  dedicadas a italianos (1943) e ingleses (1945), seleccionados y traducidos respectivamente por Simón Santainés y Andrés Guilman,  G. B. Ricci y José Janés. En estos casos, cada una de las portadillas que precedía a la obra de cada autor iba ilustrada con un dibujo de Cluselles alusivo al texto, que se reproducían todos, coloreados y en abigarrada distribución, en la sobrecubierta.

Muerto Janés, ya en los años ochenta Plaza & Janés, en quien había recaído la responsabilidad de asumir y reorganizar el impresionante fondo de Janés, recuperó el nombre de esta colección y la reabrió con ¡Vamos al Oeste!, de Smith H. Allen (1907-1976), Dieciocho agujeros y Un par de solteros, de Wodehouse, Mi familia al derecho y al revés y varios otros libros del humorista israelí Efraim Kishón (1924-2005), la recuperación de diversas obras de Joan Butler (El tiro por la culata y Armando la gorda, entre ellas), etcétera; una nueva etapa que se cerró abruptamente y sin previo aviso en 1984.

Fuentes:

Julià Guillamon, Enric Cluselles. Ninots i llibres (catálogo), Barcelona, Biblioteques de Barcelona, 2015.

Jorge Herralde, «Josep Janés en su centenario: A dos tintas», Claves de Razón Práctica, n. 233 (marzo-abril 2014), pp. 158-165.

Jacqueline Hurtley, «La obra editorial de José Janés: 1940-1959», Anuario de Filología (Universitat de Barcelona), n. 11-12 (1985-1986), pp. 293-329.

Jacqueline Hurtley, Josep Janés. El combat per la cultura, Barcelona, Curial (Biblioteca de Cultura catalana 60), 1986.

Josep Mengual, A dos tintas. Josep Janés, poeta y editor, Barcelona, Debate, 2013.

Miqui Otero, «Jorge Herralde, “Los que desdeñan lo divertido necesitan medicación”», entrevista, El Confidencial, 16 de junio de 2014.

Rafa Rodríguez Gimeno, «La risa según Paco Mir» (entrevista), Verlanga, s/f.

Sergio Vila-Sanjuán, «Jeeves y Wooster, la vida es una comedia», Zenda, 1 agosto 2016.