En 1950 se publicó en las italianas ediciones Botteghe Oscure An Anthology of New Italian Writers preparada por la mecenas y editora Marguerite Caetani (1880-1963), princesa de Bassiano y duquesa de Sermoneta, que entre sus 477 páginas alberga obras de, entre otros, Giorgio Bassani (1916-2000), Attilio Bertolucci (1911-2000), Giorgio Caproni (1912-1990), Giuseppe Dessi (1909-1977), Franco Fortini (1917-1994), Alfonso Gatto (1909-1976), Tommaso Landolfi (1908-1979), Joyce Lussu (1912-1998), Guglielmo Petroni (1911-1993), Vasco Pratolini (1913-1991), Antonio Rinaldi (1914-1982) Roberto Roversi (1923-2012), Mario Soldati (1906-1999)… Un modo espléndido de dar a conocer de primera mano la poesía italiana del momento entre los interesados en la materia (lectores curiosos, pero sobre todo críticos y editores), pues la edición se distribuyó tanto en Europa como en diversos países americanos (en Gran Bretaña la distribuyó J. Lehmann y en Estados Unidos la la intrépida New Directions).
Marguerite Caetani se había creado una reputación como fundadora en París de la muy exquisita revista literaria trimestral Commerce (1924-1932), que publicó veintinueve números y fue dirigida por Paul Valéry (1871-1945), Léon-Paul Fargue (1876-1947) y Valery Larbaud (1881-1957), con Jean Paulhan (1884-1968) como redactor. Centrada sobre todo en el ensayo y la poesía pero distinguiéndose tanto como pudo de las revistas de escuela o de grupo, Commerce se singularizaba por la voluntad de descubrir nuevas voces tanto francófonas como extranjeras (fue la primera en publicar extractos del Ulises de Joyce en francés y de las primeras en dar a conocer en Europa a Faulkner, y en sus páginas aparecieron también textos de Kafka, Antonin Artaud, André Breton, Louis Aragon, Virginia Woolf o Henri Michaux), pero sobre todo por la calidad y sobriedad de la presentación de sus números (de un centenar de páginas cada uno).
Al concluir la segunda guerra mundial, Caetani se trasladó a Roma y en 1948 puso en pie otra revista, Botteghe Oscure, de la que proceden los poemas que daría a conocer en inglés en 1950. Esta segunda revista, que coordinó Giorgio Bassani con el asesoramiento del estadounidense Eugene Walters (1921-1998) para la literatura en lengua inglesa, se mostró incluso más ecléctica que Commerce, pero se diferenció de ella tanto por la extensión (cercana a las quinientas páginas) como por publicar en lengua original textos inicialmente franceses, italianos, ingleses y estadounidenses (si bien con los cuadernos IV, V y VI ya se publicaron simultáneamente unas separatas con las traducciones al inglés). Asoman por sus páginas algunos veteranos consolidados, como Georges Bataille o Maurice Blanchot, pero la pléyade de autores de que se nutren sus páginas responde también a la voluntad de abrir espacios a inéditos de los jóvenes más prometedores, y las generosas retribuciones que hicieron famosa a la revista ‒no sin problemas‒ eran además un modo muy elegante de ayudarles económicamente. De una selección de la poesía italiana publicada en los primeros cuadernos surge la mencionada antología.
La publicación por primera vez de fragmentos de El gatopardo de Lampedusa, Las cenizas de Gramsci de Pasolini y de obra hasta entonces inédita de Guglielmo Petroni, Dylan Thomas o René Char se cuentan entre los principales hitos de este proyecto editorial, pero la nómina de autores publicados antes de que fueran internacionalmente reconocidos es abrumadora: Italo Calvino, Mario Soldati, Tommaso Landolfi, Elsa Morante, Alberto Moravia, W. H. Auden, Georges Steiner, Robert Graves, Truman Capote, Saul Below, Carson McCullers, Albert Camus, André Malraux… Para ello, además de aprovechar sus extensas y ricas relaciones, Caetani y la revista contaron con muy selectos asesores que se ocupaban de determinados ámbitos lingüísticos: Paul Celan y Rudolf Kassner para la literatura en lengua alemana, T.S. Eliot para la literatura inglesa, el mencionado René Char para la francófona, y a partir de la década de 1950 el escritor y traductor Diego de Mesa (1912-1985), recién llegado de su primera etapa de exilio en México, y la filósofa María Zambrano (1904-1991) se ocuparon de la literatura en lengua española, aprovechando además la colaboración esporádica de Victoria Ocampo (1890-1979), editora de la revista Sur, en la que había publicado Zambrano.
En el primer semestre de 1951 (cuaderno VII) aparece en Botteghe Oscure la traducción de un artículo de María Zambrano que ese mismo año publica la revista cubana Orígenes, «El misterio de la pintura española en Luis Fernández» (luego recogido en el volumen España, sueño y verdad, publicado por Edhasa en 1965), al que acompañan entre otros un relato de Camus, poemas de Elsa Morante y un fragmento de El arpa de pasto de Truman Capote, pero el resultado de la colaboración importante de Zambrano con Bottegha Oscure aún tardaría en ver la luz, pues se incorpora activamente sobre todo a partir de 1954.
Es probable que la publicación de un poema del argentino Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983) en el cuaderno XIV (segundo semestre de 1954) se deba a la intervención de Zambrano, tal vez mediante su relación con Ocampo, pero sin duda hay constancia epistolar de que se debe a la mano de Zambrano la amplia representación que tiene la literatura en lengua española en el cuaderno XVI (segundo semestre de 1955), donde confluyen Emilio Prados (1899-1962), Luis Cernuda (1902- 1963), José Lezama Lima (1910-1976), Octavio Paz (1914-1998) y Pita Amor (1918-2000), con escritores mucho más jóvenes y por entonces apenas incipientes como los hispanomexicanos Jomi García Ascot (1926-1986) y Tomás Segovia (1927-2012) y el mexicano Carlos Fuentes (1928-2012), que publica un fragmento de La región más transparente que el aire distinto al aparecido ese mismo año en la Revista de Literatura Mexicana («La línea de la vida»); la selección se completa con los propios Zambrano y Mesa. Tal vez de explotar esa veta de jóvenes poetas hubiera podido llegarse a compilar material suficiente para una «antología de nuevos poetas en lengua española».
En una carta de ese mismo año 1955, escribe Zambrano a Caetani acerca de la difusión de esta revista-volumen (y por tanto de los textos en ella contenidos) y de las gestiones que está llevando a cabo:
No me extraña nada que Botteghe Oscure sea conocida en México; lo es también en Argentina, en Cuba, en Perú… Guillermo de Torre […] ofrece por si interesara para los próximos números, un capítulo de sus memorias literarias, inéditas. También me da —pues yo se la había pedido— la dirección de Jorge Luis Borges, por si interesa su colaboración.
Con todo, hay que esperar al segundo semestre de 1956 (cuaderno XVIII) para que se publiquen nuevos textos en lengua española, de nuevo combinando jóvenes con veteranos prestigiosos: León Felipe (1884-1968), Vicente Aleixandre (1898-1984), Jorge Guillén (1893-1984), Jorge Rodolfo Wilcock (1919-1978), Jaime García Terrés (1924-1976), Emanuel Carballo (1929-2014), y Jaime Gil de Biedma (1929-1990), y se repiten los nombres de Paz, Zambrano y Mesa. Es notable el caso del primer escritor español no exiliado, el por entonces veinteañero Gil de Biedma (se incluyen los que luego serían los poemas I y IV de «Las afueras»: «La noche se afianza» y «Mirad la noche del adolescente»), que además serviría de puente para que más tarde la revista publicara también obra de otros poetas del interior de su misma generación.
Una última entrega nutrida de literatura en lengua española se publica en el cuaderno XXII (segundo semestre de 1958): el treinteañero uruguayo Ricardo Paseyro (1926-2009), a quien Zambrano había conocido en París; el argentino Adolfo Bioy Casares (1914-1999), de quien aparece el relato «Las vísperas de Fausto», que en 1956 se había incluido en Historia prodigiosa (publicado en México en la Colección Literaria Obregón que dirigían Paz y Fuentes); un poeta jovencísimo de la conocida como Generación del cincuenta española, Claudio Rodríguez (1934-1999), con dos poemas del libro Conjuros, publicado ese año en Cantalapiedra; Manuel Merino-Rodríguez, con seis poemas, de quien solo he localizado el poemario El hombre y los demonios (publicado en Ágora en 1963); el ya entonces veterano José Bergamín (1895-1983), de quien se recoge el ensayo «Romántica de soledades», que se había publicado en el caraqueño El Nacional en diciembre de 1954 y la madrileña editorial Taurus recuperaría en 1959 en el volumen Lázaro, Don Juan y Segismundo; Carlos Barral (1928-1989), de quien se reproduce el poema «Ciudad mental» (de Metropolitano, 1957); el argentino Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983), director de la revista Poesía Buenos Aires, de quien se publican poemas de Cuaderno de Notas (1957); la mexicana Elena Poniatowska (n. 1932), con «La hija del filósofo» (que no se incluye en libro hasta 1979, en De noche vienes (Grijalbo)); el argentino Edgar Bayley (1919-1990); y a un veinteañero Alfredo Castellón (1930-2017), que luego se haría más famoso como cineasta pero que participaría con la llamada Escuela de Barcelona en el homenaje a Machado en Colliure en febrero de 1959.
Años después hubo otra interesante inclusión, la del poema «Pour la tombe d’ Antonio Machado», del exiliado español Jacinto Luis Guereña (1915-2006), que venía a añadirse a otros autores españoles que publicaron en Botteghe Oscure en otras lenguas, como fue el caso de Georges Santayana o Nieves de Madariaga, que lo hicieron en inglés.
Dispersas por epistolarios hay referencias a muchos otros intentos fallidos del equipo formado por Mesa y Zambrano para incluir a autores en lengua española, entre los que destacan los exiliados españoles Guillermo de Torre, Juan Ramón Jiménez (1881-1958), Rafael Alberti (1902-1999), Rosa Chacel (1898-1994), etc., así como al poeta cubano Mariano Brull (1891-1956), y aparecen también peticiones de ayuda para divulgar y dar a conocer la revista dirigidos a Max Aub y Laurette Séjouené, entre otros.
Sin embargo, este apoyo a la difusión internacional de la literatura francesa, italiana, inglesa y española tuvo que afrontar numerosos problemas, tanto organizativos como económicos, que resumió del siguiente modo la biógrafa y amiga de Caetani Iris Origo en Atlantic:
A veces pasaban seis meses antes de que pudiera pagar la factura de la imprenta, pero al mismo tiempo, enviaba cheques generosos para ayudar a los jóvenes poetas. A veces, la misma pieza se pagaba dos veces; a veces, un autor desafortunado le escribía recordándole que nunca le habían pagado. Y luego estaban los manuscritos perdidos, las páginas perdidas […] En cuanto a cualquier sugerencia de reducir gastos, se mantuvo firme. Cuando sus colaboradores le aconsejaban que redujera el número de sus contribuyentes o que rebajara las tarifas que les pagaba, ella se limitaba a sonreír, vendía uno de los cuadros de su excelente colección, firmaba algunos cheques y seguía adelante como si nada.
Con todo, Botteghe Oscure pudo editar también algunos modestos libritos, además de los suplementos con las traducciones al inglés, volúmenes de índices y el libro dedicado a la nueva poesía italiana, centrados todos ellos en la figura del poeta francés René Char (1907-1988), en cuya introducción en el mercado estadounidense parece que Caetani puso todo su empeño. De 1952 es la versión de René Char, de Pierre Guerre (1910-1978); de 1954 Interpretative Essays in two poems by René Char. To a tensed serenity. Lettera Amorosa, de René Menard, que incluye la versión francesa y la traducción al inglés de Robert Fitzgerald; de 1956 es una recopilación de estudios sobre Char de Gabriel Bonoure, Albert Camus, Maurice Blanchot, Georges Mounin y Gaston Picon (Studies) y además los libros de Char Poems (1952), traducidos por Denis Devlin y Jackson Mathews, y Leaves of Hypnos (Estratti) e Lettera Amorosa (1954), en traducción de Mathews.
El tesón de Caetani al apoyar un proyecto inviable desde el punto de vista económico y la labor infatigable y desinteresada de Zambrano para ayudar a los escritores en dificultades hicieron accesible a editores de toda Europa y América la literatura del momento, pero no podía durar y aun así Botteghe Oscure se mantuvo en pie durante más de diez años (hasta 1960).
Fuentes:
Azzurra Aiello, La Rivista Letteraria «Botteghe Oscure», tesis de licenciatura, Universita’ degli Studi di Roma La Sapienza, 1999.
Gabriele Barberio y Donata Ippolito «La letteratura spagnola nelle riviste italiane del secondo Novecento. Verso un primo censimento», en Nancy De Benedetto e Ines Ravasini, eds., Le letterature ispaniche nelle riviste del secondo Novecento italiano, Biblioteca di Rassegna iberistica 19, pp. 185-234.
Mariana Bernárdez, «Entrevista con Enrique de Rivas y correspondencia de María Zambrano con Diego de Mesa y Enrique de Rivas», Igitur, 25 de enero de 2021.
Pablo de Cuba Soria, «Un panadero barroco en la Botteghe Oscure», La Santa Crítica, 27 de mayo de 2021.
Francesco Luti, Italia-España, un entramado de relaciones literarias: la «Escuela de Barcelona», Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona, 2012.
Iris Origo, «Marguerite Caetani», The Atlantic Monthly, febrero de 1965, pp. 81-88.
Nuria Pérez Vicente, La narrativa española del siglo XX en Italia: Traducción e interculturalidad, Pesaro, Edizioni Studio Alfa, 2006.