Avel·lí Artís i Balaguer y su colección literaria popular

En su completísima tesis sobre Avel·lí Artís i Balaguer, Óscar Fernández Pozas reproduce un pasaje de De l’exili a Mèxic, de Artur Bladé i Desumvila  (1907-1995), que pone de manifiesto hasta qué punto era un impresor y editor escrupuloso el fundador de la Col·lecció Popular Les Ales Esteses, referido además a lo que sin duda era un problema morrocotudo (en particular en México), que podría traducirse del siguiente modo:

 En cierta ocasión tuvo que imprimir un libro en una imprenta mediocre, la mejor que pudo encontrar, que ya tenía todas las especialidades, salvo una, la l·l. Este dígrafo, o mejor la ausencia de este dígrafo, fue motivo de constantes tropiezos, de la primera a la última página. Y eso que él mismo le había explicado previamente al linotipista la manera de hacerlo como es debido. Sólo era cuestión de tener cuidado al escribir primero la l, luego el punto sobrealzado, y a continuación la otra l. Aun así, el dígrafo salía siempre en mala postura, en ocasiones caída (l.l), en otras con un apóstrofo impertinente (l’l), e incluso en otros casos como l-l. […] Fue combate ceñudo y duro, que duró meses, entre la dejadez, combinada con mala fe, y la tenacidad perseverante. Avel·lí Artís nunca permitió una ele geminada incorrecta.

Avel·lí Artís i Balaguer.

De la escrupulosidad de Artís i Balaguer en estos menesteres abundan los testimonios, y Rafael Tasis, por ejemplo, menciona «el amor profundo» que siempre tuvo por «el oficio en el que había empezado la lucha por la vida, y se explayaba en las maquetas y la composición y compaginación de los libros y las revistas que editaba o confeccionaba», así como que «no solo era uno de los cajistas con más arte de Barcelona, sino también un corrector exigente».

Cuando en 1929 empezaron a publicarse los primeros volúmenes de La Col·lecció Les Ales Esteses, tenía ya una experiencia amplia y diversa, con revistas como El Teatre Català, La Mainada o Un enemic del poble, así como los volúmenes de la Biblioteca de La Mainada, y seguramente ello le sirvió en el diseño, tanto editorial como gráfico, e incluso en sus modalidades de distribución, de este nuevo proyecto. Vistos en perspectiva los veinte títulos que llegaron a publicarse (véase Anexo), es evidente la ambición de lograr mostrar una panorámica de la literatura catalana desde el siglo xx hasta el momento “actual”, salpicados además de algunos nombres notables de la literatura universal, Alfred de Musset (1810-1857), Jean Jacques Bernard (1888-1972) y Adelbert von Chamisso (1781-1838), concediendo además espacio a los géneros más diversos, desde la poesía, el cuento y el teatro, hasta el ensayo.

La intención era publicar cada quince días un volumen de menos de cien páginas a un precio que estuviera por debajo de la peseta (en general, alrededor de ochenta céntimos), lo que condiciona la forma de los volúmenes, y ofrecer a los lectores habituales la posibilidad de recibir a domicilio cada uno de los volúmenes, de modo que les salían incluso notablemente más baratos (la suscripción anual era de veinte pesetas). Como es fácil suponer, y queda constancia en el epistolario reproducido por Maria-Mercè Miró i Vilà, los autores no recibían ningún pago por la publicación de su obra, más allá del número de ejemplares que desearan.

X. Benguerel.

A ello se añade la voluntad de incorporar al catálogo a los jóvenes escritores que estaban empezando a pugnar por establecerse en el ámbito de la novela en catalán, y a ello responde el generoso premio Les Ales Esteses (mil pesetas para el ganador) que instituyó ya en el año de su nacimiento, y que tuvo el acierto además de galardonar en su primera edición al debutante Xavier Benguerel (1905-1990) por sus Pàgines d’un adolescent. Además también al finalista, el muy enigmático Joan Crespí i Martí, se le publicó, póstumamente, la irónica novela de aventuras La ciutat de la por, que periódicamente ha sido recuperada (en 1987 por Pòrtic y en 2016 por Males Herbes) y ha ganado siempre su pequeño círculo de adeptos. No podrá negarse, pues, la productividad de las apuestas de Les Ales Esteses por los nuevos autores.
Encuadernados, lógicamente, en rústica, se trataba de unos volúmenes muy cercanos ya al concepto del libro de bolsillo, con un formato de 10,5 x 14 cm, que raramente se acerca siquiera al centenar de páginas. Un caso particular, en este aspecto, es el de Julita, culmen de la novela romántica catalana, pues la idea inicial de Artís i Balaguer era publicar del mismo autor La reyneta del Cadí, debido precisamente a su menor extensión, pero Martí Genís i Aguilar lo convence para que cambie su elección inicial, y aprueba sin mayor discusión la labor de adaptación a las normas ortográficas fabrianas del texto que lleva a cabo el editor. Y no solo eso, sino que, para evitarse problemas, Artís suprime, con la aprobación del escritor, lo que define como un «canto a sentimientos que no alberga el corazón de nuestro pueblo [que] podía perjudicarnos a todos» y que se refiere a un episodio de la guerra en el norte de África que Artís interpreta como de cierto tono militarista. El dedicado a Genís i Aguilar fue el único volumen que alcanzó las doscientas páginas, y también fue bastante superior al habitual su precio, 1,50 pesetas.

Un volumen un poco desconcertante, no numerado (al parecer de 1929), es Cançons valencianes, de Miquel Duran de València, cuyas 70 páginas se pusieron a la venta encuadernada en cartoné a 1,50 pesetas pero fuera de la colección por motivos no muy fáciles de dilucidar. Es posible que fuera anterior a la concepción de la Col·lecció Popular Les Ales Esteses, porque de otro modo no se explicaría fácilmente esta singularidad.

J. Janés i Olivé.

La concepción general de esta colección hará pensar fácilmente a los conocedores de la obra editorial de Josep Janés (1913-1959) en la colección no nata que en marzo de 1934 anunció en el Diario Mercantil como La Setmana Literària –y que más tarde se conseguiría materializar como Quaderns Literaris–, tanto por la concepción general ecléctica en la selección de títulos como por la vocación de acercar la literatura a las clases populares. En este sentido es inevitable evocar un pasaje de la obra de Jacqueline Hurtley Josep Janés. El combat per la cultura, que traducido vendría a ser algo así como:

[Janés] había conocido [a Avel·lí Artís Gener] a través de su padre [Avel·lí Artís i Balaguer], propietario de la librería Renaixença. Avel·lí Arrtís i Balaguer llevaba la librería y papeleria, y a la vez dirigía la biblioteca literaria Col·lecció Popular de les Ales Esteses, de periodicidad quincenal. Aproximadamente en el año 1929, Artís i Balaguer le hablaba a su hijo de «un cliente insólito con pinta de curita», que compraba muchos libros y solía pagar en sellos.

Más notable es la insistencia de Janés en la conveniencia de reeditar en Les Ales Esteses la compilación de cuentos de Agustí Esclasans (1865-1967) Històries de la carn i de la sang, que apareció como número 11 y que tiene también una historia editorial singular. La primera selección de los treinta cuentos que componían originalmente este título la recibió la editorial de Sabadell La Mirada ya en 1928, pero su director, Francesc Trabal (1899-1957) aceptó publicarlo sólo si se reducían a veinte, y se publicaron con la siguiente justificación de tirada (que traduzco):

4 ejemplares en papel Japón Imperial marcados a, b, c y d, no venales; 4 ejemplares en papel Holanda numerados I, II, III,y IV, no venales; 48 ejemplares en papel de hilo Guarro, 18 de los cuales marcados de 1 a 18, firmados por el autor y con el nombre de los bibliófilos de La Mirada a los cuales han sido especialmente dedicados, y los 30 restantes, numerados de 19 a 48, puestos a la venta; y 444 en papel especial L.M., sin numerar.

Al año siguiente Històries de la carn i de la sang se incluía en la Col·lecció Popular de Les Ales Esteses, una edición destinada a un público más amplio, y Janés no solo la incluyó, durante la guerra civil española, como 152 en sus Quaderns Literaris (que habían adoptado el nombre Biblioteca de la Rosa dels Vents), sino que además proyectó una frustrada edición en gran lujo que Xavier Nogués (1873-1940) se había comprometido a ilustrar y ya en la posguerra publicó su traducción al español en la editorial Lauro en 1946 (que luego se reimprimió en 1960 en la colección Novelas y Cuentos de Revista Literaria). Por si no bastaba con ello, Janés recopiló los cuentos que Esclasans había descartado para la edición de La Mirada y los publicó con el título Miquel Àngel y altres proses, que Emili Grau Sala (1911-1975) embelleció con frontispicios a pluma a dos tintas. Ya más recientemente, en 2019, la editorial Males Herbes publicó las Històries de la carn i de la sang, con una imagen que homenajea la de Les Ales Esteses.

Logo de Les Ales Esteses.

Anexo. Obras publicadas en la Col·lecció Popular de Les Ales Esteses

1 Victor Català, Marines.

2 Alexandre Plana, A l’ombra de Santa Maria del Mar.

3 Apel·les Mestres, Tots els contes. Primera serie.                

4 Josep Mª de Sagarra, Cançons de rem i de vela.

5 Alfred de Musset, «Mimí Pinson», seguit de «Frederic i Bernadeta» i «El fill de Tizià», traducción de Melcior Font.

6 Prudenci Bertrana, Josafat.

7 Martí Genís i Aguilar, Julita.

8 Jean Jacques Bernard, El foc que es revifa malament, traducción de Josep Pous i Pagès.

9 Carles Soldevila, Una nit a Bonrepòs.

10 Josep Mª de Segarra, La filla del Carmesí.

11 Agustí Esclasans, Històries de la carn i de la sang.

12 Apel·les Mestres, Tots els contes. Segona serie. Nits de Llegenda.

13 Josep Lleonart, Rondant de nit.

14 Narcís Oller, La bogeria.

15 Josep Berga i Boix, L’estudiant de La Garrotxa.

16 Joan Crespí i Martí, La ciutat de la por.

17 Adelbert de Chamisso, La meravellosa historia de Pere Schèmil, traducción de Gustau Llobet.

18 Josep Sebastià-Pons, Amor de pardal. El singlar.

19 Xavier Benguerel, Pàgines d’un adolescent.

20 Enric Prat de la Riba, La nacionalitat catalana.

Fuentes:

Sílvia Caballeria i Ferrer, «La Col.lecció Popular Les Ales Esteses (1929-1931) d’Avel.lí Artís i Balaguer», Revista de Catalunya, núm. 165 (2001), pp. 79- 90.

Jordi Chumillas i Coromina, «Semblanza de Col·lecció popular Les Ales Esteses (1929-1930)», Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED.

Agustí Esclasans, La meva vida (1920-1945), Barcelona, Selecta (Biblioteca Selecta 222), 1957.

Jacqueline Hurtley, Josep Janés. El combat per la cultura, Barcelona, Curial (Biblioteca de Cultura Catalana 60), 1986.

Maria Mercè Miró i Vilà, «Julita i l’edició de Les Ales Esteses (Correspondència Marí Genís i Aguilar-Avel·lí Artís i Balaguer)», Ausa, vol. XV, num. 132-133 (1994), pp. 27-40.

 

El impresor-editor Artís i Balaguer, antes de extender las alas y alzar el vuelo

El prestigio que llegó a adquirir Avel·lí Artís i Balaguer como impresor es perfectamente comparable al éxito del que durante unos años gozó como dramaturgo, gracias en particular a obras como Comèdia d’amor i de guerra (1921), Les noies enamorades (1924) y sobre todo Seny i amor, amo i senyor (1925), y que empezó a forjarse desde muy joven.

Según consigna Óscar Fernández Poza en la tesis que le dedicó, rondaría Artís i Balaguer los trece años cuando empezó a trabajar como aprendiz de cajista en una imprenta llamada Vidal Germans, ubicada en el número 12 de la Ronda de Sant Pere, que se dedicaba a pequeños trabajos para comercios e industrias, pero sin duda consolidó sus conocimientos con rapidez, al tiempo que hacía sus primeros escarceos como dramaturgo.

En 1904 crea junto a su hermano Manuel el semanario humorístico ilustrado Palla Nova, primer ejemplo de otra veta importante de Artís i Balaguer, la de fundador de iniciativas editoriales. De las posibles vicisitudes de esta efímera revista quizá sean indicativos algunos datos: El primer número, fechado el 1 de agosto, lo imprimió Francisco Badia, y aparece en color verde y en formato de octavo. Sin embargo, a partir del número 3 figura como impresor F. Baixeres y desde el número 6 en adelante se publica en papel color crema. En el octavo y último (con fecha del 28 de septiembre), que es el único en formato de cuarto, figura como impresor J. Ortega. No parace, pues, una trayectoria muy plácida, pese a su brevedad.

Muy poco posterior es Ep!, una publicación del mismo cariz e igualmente de corta vida (ocho números en 1906), a la que siguen entre octubre y diciembre de ese mismo año los diez números de Marramau…, que inicialmente se imprimen en Porcar (carretera Real, 11) y luego en la Imprenta de Monsonís, en el carrer de Ponent, 2, que es la misma dirección de la redacción de la revista. Ese mismo año, Artís i Balaguer se convierte en corrector de pruebas en la redacción de El Poble Català, que ese mismo año había pasado a dirigir Francesc Rodon y lo había convertido en diario y poco después pasaría a ser el órgano oficial del Centra Nacionalista Republicà de Jaume Carner i Romeu (1867-1934), así como en colaborador habitual de ese periódico.

El cambio de década viene marcado por su dedicación a la literatura dramática y a los estrenos teatrales, pero ello no le impide, a principios de 1912, ocuparse de la impresión de la revista humorística ilustrada de vida efímera Picarol, dirigida por el pintor Josep Aragay (1889-1973) y el ilustrador y grabador Xavier Nogués (1873-1941) y entre cuyos colaboradores se contaban el filósofo Francesc Pujols (1882-1962), pero más importante es sin duda la creación a finales de febrero de ese mismo año de la revista de referencia en su materia El Teatre Català (1912-1917).

Margarida Xirgu, en la portada del número del 4 de abril de 1912.

En la fundación de El Teatre Català, que pretendía tomar al pulso a la escena catalana mediante textos y fotografías, acompañaban a Artís i Balaguer el crítico teatral Francesc Curet (1886-1972), que se convirtió en su director, el editor de literatura sicalíptica y escritor anarquista Joan Sanxo Ferrerons (1887-1957) y el escritor y profesor de teatro Ambrosi Carrión (1888-1973), y entre sus colaboradores contó con firmas de la categoría y popularidad de Ángel Guimerà (1845-1924), Apel·les Mestres (1854-1936), Adrià Gual (1872-1943), Josep Pous i Pagès (1873-1952), Rafael Marquina (1887-1960), Alexandre Plana (1889-1940), Lluis Capdevila (1893-1980)…

En una nota al segundo número de esta revista, correspondiente al 7 de marzo de 1912, se publica una nota indicativa del esmero y escrupulosidad de Artís i Balaguer en sus labores de imprenta, y de la importancia que a ellas otorgaban en la revista:

El mucho trabajo que, por suerte para él, tiene Artís en su imprenta fue el motivo de que no pudiera ocuparse más que de componer el primer número de El Teatre Català y que tuviera que darlo a tirar fuera de casa. Esto fue motivo de que nuestro número anterior no quedara tan bien como nosotros esperábamos y Artís deseaba. Pero todo se arreglará poco a poco y, confiando en ello, los lectores sabrán disculparnos.

Avel·lí Artís i Balaguer.

Ese mismo año, en octubre, aun se ocupa Artís de la composición e impresión de otra revista interesante por su importancia histórica y por la complejidad que tenía en el aspecto gráfico, el Correo de las Artes & de las Letras, creación del poeta vanguardista Josep M. Junoy (1887-1955), en cuyo primer número aparecía, por ejemplo, una defensa del cubismo a cargo de Guillaume Apollinaire (1880-1918). También la presencia de esta revista en el panorama editorial catalán fue fugaz, apenas tres números, pero en ella pueden leerse textos del pintor y crítico Miquel Utrillo (1862-1934), del poeta Vicent Solé de Sojo (1891-1963), del empresario y crítico teatral René Blum (1878-1942), del crítico de arte y adalid del cubismo Maurice Raynal (1884-1954) o del ya mencionado Adrià Gual, junto a ilustraciones de Emili Casanovas (1929-2019) y Joaquim Sunyer (1874-1956). La sede de la redacción era la de la propia imprenta, Balmes, 54.

Que en aquellos años se encargara a Artís i Balaguer la composición e impresión de revistas de arte profusamente ilustradas como la Ars. Ilustración artística y literaria (1911-1912) o Vell i Nou (1915), así como los últimos números de la también muy ilustrada Iberia (1915-1919) de Claudi Ametlla (1883-1968) permiten presuponer que contaba ya con un prestigio entre quienes se embarcaban en proyectos semejantes, en los que además se estaba otorgando cada vez mayor relieve al diseño y la composición.

Sin embargo, quizá tenga mayor importancia histórica que, unos años más tarde, fuera el impresor de Un enemic del poble, la «fulla de subversió espiritual» del poeta Joan Salvat Papasseit (1894-1924), en cuyo primer número le acompañaban las firmas del pintor y escritor anarquista Josep M. de Sucre (1886-1969), el psiquiatra, filósofo y escritor Diego Ruiz (1881-1959), el pintor y teórico uruguayo-catalán Joaquim Torres García (1874-1949) y el librero y escritor izquierdoso Emili Eroles (1895-1983), autor luego de unas fascinantes Memòries d’un llibre vell. Cent anys de la vida d’un llibre (publicado por Pòrtic en 1971 y no reeditado). En los números siguientes alternarían los nombres del anarquista Ángel Samblancat (1885-1963), el dramaturgo Jaume Brossa (¿1869?-1919) y el ensayista y traductor Josep Farran i Mayoral (1883-1955) con los de los poetas Josep M. López Picó (1886-1959) y Joaquim Folguera (1893-1919), entre otros, así como con ilustraciones de Francesc Elías (1892-1991), Celso Lagar (1891-196) o Torres-Garcia. Inicialmente, la composición a tres columnas, con letra muy legible y con márgenes generosos, era en este caso particularmente dinámica, con cursivas que daban variedad a su aspecto general y acaso la única dificultad que presentaba era reproducir fielmente las ilustraciones, pero en números sucesivos la composición fue haciéndose más dúctil para acomodarse a la creatividad poética de Salvat Papasseit, y Artís i Balaguer supo corresponder a ella.

Pese a las muchas y muy diversas cabeceras de cuya impresión se ocuparon los talleres de Artís en esos mismos años –Butlletí de L’Aditorium (1913), Joventut téxtil (1914), Catalunya lliberal (1917), Gaseta Catalana d’Art Dramàtic (1917), o los últimos números del muy combativo semanario radical La Tralla (1922)–, es incuestionable que el siguiente gran hito en la carrera de Artís i Balaguer fue la remodelación gráfica de la revista humorística L’Estevet (en la que participaban figuras de primer orden como Gaietà Cornet, Feliu Elias y Junceda) y sobre todo la creación de la revista infantil La Mainada, cuyo éxito se prolongó desde su inicial número (del 10 de junio de 1921) hasta que, por orden gubernativa, fue clausurada en noviembre de 1923 (en el contexto de la persecución de publicaciones en catalán de la dictadura de Primo de Rivera). El éxito se explica bien por la variedad de secciones, con páginas con letra mayor para los más pequeños, por ejemplo, y por la auténtica pléyade de dibujantes y escritores jóvenes que reúne de Clementina Arderiu (1889-1976), Joan D’Ivori (Joan Vila [1890-1947]), Lola Anglada (1892-1984) y Josep Obiols (1894-1967) a los ya mencionados Apel·les Mestres, Elías o Junceda.

Entre sus peculiaridades más interesantes se cuenta la publicación en modo de folletín de algunas obras que luego se reunían en volumen, como es el caso por ejemplo del muy célebre Capcigrany, de Blai Einer (Francesc Maspons [1872-196]), El penjoll d’or y En Jan Petit, ambos firmados por Montserrat Puigmal (muy probablemente un seudónimo), en las colecciones Contes de La Mainada y Biblioteca de La Mainada, porque suponen el estreno de Artís como editor de libros, pero también la aparición entre sus colaboradores de Joan Salvat Papaseit, que publica por entregas las anécdotas o narraciones minimas que conforman «Els nens de la meva escala», sobre cuya publicación posterior en volumen vale mucho la pena leer el texto que se le dedicó en Piscolabis & Librorum.

Una vez cerrada esta exitosa revista infantil y juvenil, Artís i Balaguer se estrena como librero con la inauguración en el número 423 de la Gran Via (esquina Entença) de la Llibreria Renaixença, un nombre que era toda una declaración de intenciones en plena dictadura primorriverista, y poco después, hacia 1924, entra como colaborador en la exquisita revista de Antoni López Llausàs (1888-1979) D’Ací i d’Allà que dirigía Carles Soldevila (1892-1967), pero será en el mismo ámbito de su librería de donde surgirá su gran hallazgo editorial de preguerra, la colección Les Ales Esteses (1929-1930), que durante muchos años actuó como ejemplo de colección literaria a precios populares.

Fuentes:

Óscar Fernández Poza, Avel·lí Artís i Balaguer (1881-1954), comediógrafo e impresor-editor. Entre la plenitud del cambio de siglos y el exilio, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2016.

Teresa Fèrriz Roure, La edición catalana en México, Jalisco, Colegio de Jalisco, 1998.

Rafael Tasis, «Avel·lí Artís, home de teatre, periodista, editor i catalanista», Pont Blau, núm. 27 (enero de 1955), pp. 6-7; recogido en Lecturas de postguerra, edición de Montserrat Bacardí y Francesc Foguet, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat (Biblioteca Serra d’Or 491), 2016.