La primera sede de la que probablemente sea la librería más importante de Valencia, Tres i Quatre, estuvo en la planta baja del número 7 de la calle Pérez Bayer, que hasta entonces había sido una autoescuela propiedad de la familia del abogado Joan Senent Anaya (1916-1975). El padre de éste, Joan Senent Ibáñez, natural de Massarrojos y conocido popularmente como Tio Roig el Fariner, además de notable arqueólogo había sido pionero en la edición de manuales de circulación ‒la primera edición del exitosísimo El examen de conductor. Carmet de chofer, escrito y editado por él mismo bajo el sello Senent, data de 1946‒, así como en la docencia de las técnicas de chófer. También Senent Anaya aparece como autor de la actualización de alguno de estos libros. Por si fuera poco, su tío, el activista cultural y empresario Nicolau Primitiu (1877-1971), también estaba estrechamente vinculado al mundo de los libros, no sólo como coleccionista sino también como fundador de la revista bilingüe Sicània (1954-1959) y de la editorial homónima. Y habría que establecer si existe parentesco con Miguel Senent, el Cojo Senent, que con el escritor Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) fundó en 1893 la efímera empresa editorial La Propaganda Democrática.
Se da la circunstancia de que Senent Anaya ya había cedido antes locales a comercios libreros: la Can Boïls (la primera librería valencianista de la postguerra), gestada en el seno de la asociación Lo Rat Penat (por Lluís Aracil, Josep Lluís Carrión y Emili Boïls) y fundada en 1962, y poco después de que ésta cerrara (en 1965), la también valencianista Concret Llibres, impulsada por Valerià Miralles, Alfons Cucó y Tomàs Llorens, abierta en 1967 y objeto desde el primer momento de la vigilancia, el acoso y de diversas multas por parte de secuaces del Ministerio de Información y Turismo (a cuyo frente se encontraba por entonces Manuel Fraga).
En diciembre de ese mismo 1967, Senent Anaya y su hijo Joan Senent Moreno figuran entre los creadores de la sociedad civil Tres i Quatre, junto con Joan Fuster, Rosa Raga y Eliseu Climent, una de cuyas primeras iniciativas será la apertura de la mencionada librería homónima.
Antes, ese mismo año, había aparecido con sello de Senent la novela de Maria Beneyto (1925-2011) La dona forta, precedida de un prólogo del prestigioso filólogo e historiador Manuel Sanchís Guarner (1911-1981) y galardonada con el entonces aún recientemente instituido Premi Joan Senent de narrativa.
El 25 de febrero de 1968, Senent Anaya registra una solicitud de autorización para una iniciativa de enorme trascendencia, que el 19 de diciembre es aprobada. Así, el 1 de junio de 1969 empieza a aparecer el boletín bibliográfico inicialmente bimestral Gorg, que incluía resúmenes y fragmentos de obras publicadas en lengua catalana, a menudo acompañadas de breves biografías de sus autores. Era un modo de dar a conocer en Valencia una producción bibliográfica muy mayoritariamente generada en Cataluña a un conjunto de lectores potenciales que empezaba muy tímidamente a crecer. Tal como lo cuenta Senent Moreno, traducido:
…aprovechando el fin de la pena de prisión de Enric Valor [(1911-2000)] con la que el franquismo lo reprimió […] y durante la cual mi padre, valiéndose de su condición de abogado para entrar libremente en la cárcel, iba a visitarlo todas las semanas. Cuando Valor salió de prisión le proporcionó una actividad y un medio de subsistencia, ya que le habían confiscado todos sus bienes, la cuantía de los cuales ignoro, y fue así como nació Gorg. En un rincón al fondo del local del negocio familiar, en la gestoría de la calle Colom, entre los dos hacían la revista.
La eficacia de lo que en origen era un simple boletín bibliográfico, puramente informativo, estriba entre otras cosas en la labor altruista de Senent, quien, según cuenta el mismo Enric Valor, «regaló por todo el País Valenciano, a entidades culturales, colegios, bibliotecas e incluso a peluquerías y tiendas importantes», los ejemplares de los dos primeros números. Con todo, esta revista de casi una cincuentena de páginas se distribuía a un precio de 10 pesetas sobre todo en quioscos y librerías, tanto en el País Valenciano como en Cataluña y las islas Baleares, además de contar con numerosos suscritores, lo que permitió hacer tiradas de hasta ocho mil ejemplares.
Si bien de la vertiente organizativa y de buena parte de los textos se ocuparon Senent Anaya y Valor, lo cierto es que contaron también con la colaboración del corresponsal en Valencia de Serra d’Or, Oriflama y La Vanguardia, Josep Maria Soriano, y con una pléyade de excelentes colaboradores entre los que destacan el filósofo y escritor Josep Maria Capdevila (1892-1972), el escritor y activista Gonçal Castelló (1912-2003), el poeta y traductor mallorquín Josep M. Llompart (1925-1993), el historiador Alfons Cucó (1941-2002), el considerado padre de la sociolingüística catalana Rafael Ninyoles (1943-2019), el entonces joven dramaturgo y traductor Rodolf Sirera (n.1948) y el célebre y muy influyente ensayista y editor Juan Fuster (1922-1992), al margen de que en Gorg se publicaron fragmentos de obras firmadas por escritores de primer orden como Pere Calders (1912-1994) o Jean Paul Sartre (1905-1980), entre otros muchos, que contribuían a suscitar debate intelectual en esas tierras. Progresivamente, estas notas informativas fueron creciendo y las páginas de Gorg acogieron tanto breves ensayos o críticas como pequeñas polémicas, siempre de tema literario, así como crónicas, reportajes y entrevistas; sin embargo, lo que aumentó también de un modo notable el interés de la revista fueron las cartas al director, que vehiculaban algunas de las preocupaciones de los lectores y generaban ciertos debates culturales con inevitables connotaciones políticas.
En el ámbito visual las iniciativas vinculadas a Gorg contaron con la colaboración del empuje renovador y vanguardista que representaban el Equip Crònica, compuesto por Juan Antonio Toledo, Rafael Solbes y Manolo Valdés, así como el escultor Andreu Alfaro (muy vinculado también a las ediciones de Tres i Quatre).
Acaso como consecuencia del éxito y el crecimiento del proyecto, a principios de la década de 1970 Gorg acabó por topar de frente con la censura, que decidió cerrarla con el pretexto de que estaba excediendo el contenido para el cual había obtenido autorización, precisamente cuando Senent solicitó autorización para convertir Gorg en una revista cultural. Senent Anaya se presentó al combate, y el 5 de febrero de 1972 presenta alegaciones ante el Ministerio de Información y Turismo, que nunca hasta entonces había hecho ninguna advertencia al respecto; como a nadie sorprendería, el MIT rechazó las alegaciones y canceló su número en el Registro de Empresas Periodísticas. A esas alturas, Senent no se arredra y pide entonces un recurso de alzada ante el Consejo de Ministros, que en julio de 1972 ratificó la suspensión. Ni así se rindió el combativo mecenas y agitador cultural, que en diciembre de 1972 aún presentó recurso ante el Tribunal Supremo. La cosa iba para largo, y mientras, hasta abril de 1972 la revista había seguido publicándose.
Luego, Senent cedió el nombre a Gonçal Castelló y le proporcionó además un espacio en lo que hoy es el passeig de Russafa (donde estaba también la distribuidora El Molinet), y Castelló creó Els Quaderns Gorg, una serie de revistas monográficas que eran casi libros colectivos (un poco al estilo de lo que fue, para esquivar la censura, la revista Critèrion), el primero de cuyos números se tituló Estimem la nostra lengua (1973), con un prólogo de Castelló y dos textos, uno de Manuel Sanchis Guarner y el otro de Josep Melià.
Llegaron a publicarse once números, entre los cuales la traducción de Enric Valor de L’ingenu (1974), de Voltaire, con un prólogo del periodista cultural Rafael Ventura Melià (1948-2020) y único número de la colección La Ploma, la obra teatral L’ombra de l’escorpí (1974), que Maria Aurèlia Capmany escribió por encargo del Grup d’Estudis Teatrals d’Horta, uno colectivo sobre Les Falles (1974) en el que colaboraron Sanchis Guarner, Rodolf Sirera, Joan Fuster, Vicent Andrés Estellés (1924-1993), y en cuya portada lucía un fotomontaje de Josep Renau (1907-1982), Nova frontera económica (País Valencià 1974), con textos de Joan Fuster Màrius Garcia Bonafé y Ernest Lluch, entre otros, y Homenatge a la imprenta valenciana 1474-1974, en el que escriben Pere Bohigas, Josep Perarnau y Joan Fuster.
Es más, en esos años empiezan también a aparecer libros con el sello Editorial Gorg; Millorem el llenguatge (1971), que recogía el título de una sección de la revista, de Enric Valor; Viure a Madrid. Cròniques des de l’altiplà (1973), de Gonçal Castelló; Els quaderns d’ Emili Coniller. Diari 1958-1960 (1973), de Emili Boïls; Curso medio de gramática catalana, referida especialmente al País Valenciano (1973), de Valor, de quien se inicia la publicación además de la Obra literaria completa, con dos volúmenes (1975 y 1976), de más de cuatrocientas páginas y con textos preliminares de Sanchis Guarner, Ninyoles y Neus Oilag.
Resulta muy significativa la solicitud que en diciembre de 1973 cursa el fiscal del Estado en la que insta al Tribunal Supremo a dictar sentencia sobre Gorg cuanto antes, porque ésta expresa: «un radicalismo separatista que constituye un claro ataque a los principios que muestran toda la savia sociológica del régimen vigente». Con todo, el Supremo no avaló el cierre de la revista hasta el 15 de marzo de 1975; apenas tuvo tiempo de disfrutar de ello Senent Anaya, que murió el 22 de diciembre de 1975, solo un mes después que el dictador.
Póstumamente, con sello de Gorg, se publicó su muy elocuente libro En defensa del regionalismo (Proceso a la revista “Gorg”), 1976.
Fuentes:
Índices de la revista Gorg:
Santi Cortés, El compromís amb la cultura. La història de Tres i Quatre, València, Edicions 3i4 (La Unitat 205), 2014.
Francesc Martínez Sanchis, Premsa valencianista. Repressió, resistencia cultural i represa democrática (1958-1987), prólogo de Joan Manuel Tresserras, Universitat de València (Aldea Global 36), 2017.
Joan Josep Senent i Moreno, «Gonçal Castelló i Gorg», en Àngel Velasco y Vicent Terol i Calabuig, eds., El món de Gonçal Castelló, Gandia, Centre d’Estudis i Investigacions Comarcals Alfons el Vell, 2013, pp. 32-38.