Métailié y la divulgación de la literatura latinoamericana en Europa

No hay duda de que Francia, y en particular París, ha sido desde hace por lo menos un siglo uno de los mayores y más importantes centros de irradiación de la literatura en lengua española. Basten para demostrarlo la trascendencia que tuvo esa ciudad en el hecho de que se hicieran un nombre en el ámbito de la edición internacional escritores como José María Vargas Vila (1860-1933), Rubén Darío (1867-1916), Amado Nervo (1870-1919), Enrique Gómez Carrillo (1873-1927), Victoria Ocampo (1890-1979), Vicente Huidobro (1893-1948), Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Alejo Carpentier (1904-1980), Alfredo Gangotena (1904-1944), Julio Cortázar (1914-1984), Elena Garro (1916-1998), Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), Héctor Bianciotti (1930-2012), Severo Sarduy (1937-1993)…

Logo conmemorativo de los primeros cuarenta años de la editorial, con su característica salamandra, símbolo, al decir de Anne Marie Métailié, de la pasión incombustible.

En las últimas décadas, y si bien, como dice Gustavo Guerrero, «tanto el capital simbólico como el capital económico están más dispersos y la producción de valor, a nivel global, se ha fragmentado y atomizado», no hay duda de que una de las editoriales que ejerce más conscientemente esa función irradiadora ha sido Éditions Métailié, fundada en 1979 por Anne-Marie Métailié, una estudiante de origen pied noir que, quizá no casualmente, tras formarse en ciencias políticas y en lengua y literatura española y portuguesa, había colaborado con Alain Touraine (n.2915) y Pierre Bordieu (1930-2002) en la Maison des Sciences de l’Homme.

De hecho, como ha contado en diversas ocasiones, la vocación de Anne-Marie Métailié se forjó como consecuencia de esa colaboración, concretamente realizando un estudio sobre el papel del editor en el campo cultural: «Me encontré con Jérôme Lindon, director de Éditions de Minuit, y me impresionó la extraordinaria forma en que hablaba de libros. Me quise reconocer en un trabajo como el de este hombre». Acaso su siguiente contacto con el mundo editorial fuera ya la traducción al francés, con Gérard Bessière, de una antología del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal publicada por la histórica editorial dominica Éditions du Cerf en 1974.

Anne-Marie Métailié.

Sin embargo, en esos años, aunque muchos puestos subalternos los ocupaban mujeres, había en Francia solo otra editorial importante a cuyo frente estuviera una mujer, Régine Desforgues (cuya editorial L’Or du Temps se estrenó con Le Con d’Irene, de Luis Aragon, y por el que fue condenada a cinco años de pérdida de derechos civiles por «ultraje a las buenas costumbres»). Eso contribuye a explicar la anécdota que Métailié contó al periodista Pablo del Llano acerca de sus inicios:

En el 79, cuando abrió su editorial, un día [Anne-Marie Métailié] fue a ver al dueño del mejor taller gráfico de París. Un anciano de 85 años que se desplazaba por la ciudad en un Rolls Royce blanco. Le acompañó su marido. Cuando llegaron, el señor del taller se dirigió al hombre para empezar a hablar de negocios, pero él le dijo: «Yo soy el chófer, la editora es mi esposa». Entonces el viejo del Rolls blanco llamó a su mujer: «Querida, haz el favor de atender a esta señorita».

En su discurso de recepción del Premio al Mérito Editorial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en 2014, la editora completó esa misma anécdota dotándola de un matiz un poco distinto acerca del lugar de las mujeres en el sistema editorial de aquellos años en Francia: «el director llamó a su esposa para negociar conmigo, y ella me dijo: “somos pocas mujeres en el oficio, le voy a poner buenas condiciones para pagar, pero, por favor, no me defraude”».

Contando con el capital suficiente para poder publicar tres libros, la editorial se estrenó con una obra bastante asombrosa que había sido un gran éxito de ventas cuando se publicó por primera vez, en 1557, Nus, féroces et antropophages (traducido en español como Verdadera historia y descripción de un país de salvajes desnudos, feroces y caníbales situado en el Nuevo Mundo), en el que el soldado y marinero alemán Hans Staden (1525-1579) narra por primera vez el encuentro con un pueblo caníbal, en este caso los tupinambas brasileños, del que estuvo preso durante nueve meses hasta que finalmente logró escapar. Sin embargo, la tirada inicial que se hizo de la edición francesa (3.000 ejemplares) tardaría veinte años en agotarse.

No obstante, quizá no sea este un título muy representativo de los primeros años del catálogo de Métailié, que inicialmente pone de manifiesto el interés de su directora por divulgar las ciencias humanas en un estilo accesible a todos los públicos en las colecciones Traversées, dirigida por el etnólogo Pascal Dibié (n. 1949), y Leçons des Choses, dirigida al principio por el historiador y sociólogo Michel Pollak (1948-1992) y luego por el sociólogo, poeta y cineasta Luc Boltanski (n. 1940). En estas colecciones se ha publicado el grueso de la obra del sociólogo David Le Breton, así como títulos de Nietzsche, H.G. Wells, Michel Butor y Louis Pinto, entre otros muchos.

Sin embargo, sobre todo a principios de los años ochenta, progresivamente fue ganando terreno la literatura de ficción traducida, consecuente tanto con la voluntad de la editora de atenuar los efectos de la colonización cultural angloamericana como con su conocimiento y aprecio de la literatura latinoamericana, si bien Métailié lo ha atribuido también a la necesidad de mantener la solvencia económica de la editorial, así como al descubrimiento de que el trato con los escritores de ficción le resultaba menos rígido y más agradable que, en general, el de los académicos. La preferencia por la narrativa sobre todo latinoamericana (e inicialmente en lengua portuguesa) ha quedado también adecuadamente explicada:

Cuando tomé esa decisión, todo el mundo me decía que la literatura latinoamericana estaba muerta. […] esto me llevó a pensar que todos los jóvenes con los que había hecho campaña contra las dictaduras de América Latina, que soñaban con ser poetas, que tenían que huir, que habían sido encarcelados y muchos de ellos habían tenido que exiliarse, inevitablemente se despertarían un día u otro y volverían a la literatura, que habían tenido que abandonar. Y no me equivoqué.

Aun así, el primer beneficiado de este cambio de orientación editorial fue la obra narrativa de Machado de Asís (1839-1908), cuyas traducciones al francés, al decir de la editora, habían envejecido muy mal. Sin embargo, el primer éxito de ventas de una cierta importancia en el campo de la literatura llegó, ciertamente, un poco inesperadamente de la mano de la recuperación de un prolífico novelista italiano, Luigi Natoli (1857-1941), de quien publicó primero La bâtard de Palerme (Histoire des Beati Paoli) (1990), donde se cuentan los orígenes de la mafia siciliana, y al que siguieron, los otros dos volúmenes del ciclo Histoire des Beati Paoli: La mort à Messine (1991) y Coroliano (1991).

La segunda mitad de la década de los ochenta fueron tiempos difíciles desde el punto de vista financiero, hasta el punto que José Saramago  (a quien en 1982 había publicado Memorial do Convento) abandonó en 1986 la editorial (ganaría el Nobel en 1998), y poco tiempo después Lobo Antunes siguió sus pasos para regresar a su anterior editor francés, Christian Bougois.

El libro que permitió a Métailié saldar las deudas acumuladas y alcanzar una cierta estabilidad económica tras una década bregando con las estrecheces sí fue muy representativo de ese interés por la narrativa latinoamericana postboom, Un viejo que leía novelas de amor, del chileno Luis Sepúlveda, quien desde entonces ha publicado toda su obra en francés en Métailié, si bien hasta que no hubo vendido más de 36.000 ejemplares Le vieux qui lisait des romans d’amour (1992) no empezó a despertar el interés de la crítica de actualidad francesa (y posteriormente ganó el Premio France Culture a la mejor novela extranjera). Su éxito, pues, se forjó en el boca-oreja y, sobre todo, a través de la complicidad con los libreros. Además, Sepúlveda le dio a conocer a otros autores que pasarían a engrosar el catálogo de Métailié e incluso a ser parte importante del mismo, como es particularmente el caso de Paco Ignacio Taibo II, por ejemplo.

Progresivamente Métailié publicaría a Selva Almada, José María Arguedas, Bryce Echenique, Horacio Castellanos Moya, Santiago Gamboa, Rafael Gumucio, Sylvia Iparraguirre, Lídia Jorge, Miguel Littin, Maitena, Elmer Mendoza, Rosa Montero, Elsa Osorio, Sergio Ramírez, Leonardo Padura, Rafael Reig, José Luis Sampedro, Santiago Roncagliolo, Juana Salabert, Karla Suárez, Dalton Trevisan… Aun así, los latinoamericanos no suponen ni la tercera parte de los nombres del catálogo, y como regla general Métailié procura fidelizar y retener a sus autores para poder publicarles así el grueso de su obra.

Al final de la década siguiente, con las finanzas ya saneadas y la voluntad de asegurar la continuidad de la editorial y dejar de frecuentar a los banqueros, en 2009 vendió el 85% de la empresa a Éditions du Seuil, con la que sea había asociado ya en 1991 para la distribución. Así lo explicaba en el citado discurso: «Elegí asociarme con Le Seuil porque son editores, tienen una cultura editorial y no hacen como los grupos que compran para echar a la calle a los editores y remplazarlos con contables, eliminando así todo margen de riesgo, pero eliminando así también la suerte».

Casi inmediatamente después de cerrar el trato con Seuil (en 2010) contrataba a la editora Lise Belperron (a quien se atribuyen los descubrimientos, por ejemplo, del nigeriano Leye Adenle en la agencia Van Aggelen y, en el catálogo de Pontas Agency, la india Shubhangi Swarup). Además, en el momento en que cumple cuarenta años de labor editorial, cuenta entre sus colaboradores con Nicole Barry, para el ámbito de la lengua alemana, Keith Dixon, para la escocesa, Serge Quadruppani para la italiana y Pierre Léglise-Costa para el ámbito portugués, mientras que de la literatura brasileña, a día de hoy, sigue ocupándose personalmente Anne-Marie Métailié.

Fuentes:

Web de Éditions Métailié

Michel Bertrand y Richard Marin, «Regard d’un éditeur sur la production littérairelatino-américaniste» (entrevista a Anne-Marie Métailié), Caravelle, núm. 100 (2013), pp. 101-117.

Claude Combet, «J’ai le syndrome des oeuvres completes» (entrevista a Anne-Marie Métailié), Livres Hebdo, 8 de febrero de 2019, pp. 34-36.

Manuela Corigliano, «Entrevista a Anne-Marie Métailié» (vídeo), en Manuela&Co, 21 de noviembre de 2019.

Astrid Éliard, «Anne-Marie Métailié, la passioné», Le Figaro, 28 de julio de 2008.

Tina García, «Entrevista a Anne-Marie Métailié, editora (Éditions Métailié)», Ah Magazine, 23 de octubre de 2014.

Marie Françoise Govin, «Anne-Marie Métailié, éditrice à la salamandre», Mediapart, 19 de abril de 2018.

Pablo del Llano, «Anne-Marie Métailié: “El premio Nobel entierra al escritor» (entrevista), El País, 30 de diciembre de 2014.

Anne-Marie Métailié, «30 ans», en la web de Éditions Métailié.

—, Discurso de aceptación del Premio al Mérito Editorial de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2014.

Liza Pulecio, «La politique éditoriale de Métailié:”Pour nous ouvrir le monde passionnément», Monde du Livre, 20 de julio de 2013.

La edición clandestina, de Minuit a Negra Nit

Uno de los retos más complejos, por razones evidentes, a los que se enfrenta la historia de la edición, es el deber de reconstruir, en la medida en que sea posible, la trayectoria de las ediciones clandestinas, de las que en el caso de la historia española, como en otros muchos en que la censura se cebó en la obra editorial, es posible que existan más ejemplos de los que hasta ahora son comúnmente conocidos.

En este ámbito particular, existen bastantes datos dispersos acerca de Edicions Negra Nit, nacidas en 1945 de la mano de Esteve Albert (1914-1995), quien en 1942 había salido de la prisión de Ondarreta, y Josep Benet (1920-2008), militante del clandestino Front Universitari de Catalunya, y cuyo nombre parece cuando menos inspirado en las Éditions de Minuit del ilustrador Jean Bruller (1902-1991), hijo del editor húngaro Louise Brüller, y el periodista de origen algeriano Pierre de Lescure (1891-1963). Éditions de Minuit había surgido unos pocos años antes en la Francia ocupada, y el 20 de febrero de 1942 sacó un primer libro, Le silence de la mer, firmada por Bruller empleando el seudónimo Vercors. A su vez, en La bataille du silence, Bruller contó que el origen del nombre de este proyecto editorial, cuyo objetivo inicial era dar salida a su propia obra, estuvo en algunas obras de Georges Duhamel y Pierre MacOrlan, pero aun así la leyenda ampliamente divulgada lo atribuye al hecho de que imprimían los libros por la noche. Sería una bella historia, pero lo cierto es que el mencionado primer libro de Éditions de Minuit lo imprimió muy lentamente Claude Odeville, a plena luz del día aunque con las precauciones pertinentes, y los siguientes libros corrieron a cargo de Ernest Aulard, que los imprimía los domingos. Entre los méritos extraordinarios de Éditions de Minuit en sus primeros años se cuenta el hecho de que fue la primera editorial (y hasta el momento de escribir estas líneas, que se sepa, la única) que, como tal, fue galardonada con el Premio Fémina, en 1944, por el conjunto de su obra durante la guerra. Al término de la misma, en 1946, empezó a dirigir la editorial el celebérrimo y reputadísimo Jérôme Lindon (1925-2001), y desde su muerte la hija de éste, Iréne Lindon.

Logo de Éditions de Minuit.

Edicions de Negra Nit, nacida con el propósito de publicar en catalán en tiempos particularmente difíciles, se estrenó con La subterrània deu, como primera entrega de una serie de Poesia de Resistència y encuadrada en la colección Rat Penat («murciélago» en catalán). Se trata de una publicación en un formato de 8 x 11 de apenas 24 páginas, lo que facilitaba enormemente su distribución de tapadillo y su ocultación. Lógicamente, el único canal para dar a conocer estas obras era la prensa también clandestina, y aparecieron algunos textos sobre ellos en la revista Horitzons, una publicación adherida al Front Nacional de Catalunya  que imprimía el mismo Albert con la misma imprenta con que publicaba los libros. Con la venta de una primera tirada de cien ejemplares en papel de hilo y numerados se financiaba una tirada más modesta cuyos ejemplares se regalaban de mano en mano, con el propósito evidente de fomentar la continuidad de la lectura en catalán.

Logo de Edicions de Negra Nit.

De hecho, es muy probable que Petita vall, un libro un poco más extenso (124 páginas) aparecido en 1946 en Dosrius sin pie editorial y firmado por Esteve Albert i Corp, se imprimiera del mismo modo. Sin embargo, su anterior Única amor (1945), había aparecido en la Imprenta Aquitania y con pie falso en Montepellier (se imprimió en Mataró). En cualquier caso, también de 1946 es el segundo volumen de las Edicions Negra Nit, Himnes patriòtics, como número II de la Poesia de Resistència y con el que se estrenaba la colección Pàtria i Llibertat. Se trata de un libro colectivo de 32 páginas con el mismo formato que el anterior, si bien se indica como lugar Barcelona, y que puede verse digitalizado en el blog de Pere Plana Panyart.

El tercer y último libro de esta efímera editorial apareció también en 1946, Sonets dels temps difícils, presentado como anónimo pero obra de Maurici Serrahima, abogado y poco menos que mentor de Benet, con quien poco después colaboró estrechamente en el también clandestino grup Miramar (creado en 1947 para mantener la memoria histórica a la espera de tiempos propicios). Se anunciaron en las Edicions de Negra Nit unas Commemoracions nostrades que ya no llegaron a publicarse.

Placa en homenaje a Esteve Albert i Corp en la placeta de Sant Esteve de Andorra la Vella.

 

Puede aventurarse que el abrupto fin de esta iniciativa, antes de que Esteve Albert se trasladara a vivir a Andorra, donde prosiguió una fecunda labor de divulgación cultural y de resistencia antifascista, se debió muy probablemente a la progresiva apertura de pequeños resquicios que permitían la publicación de determinadas obras en catalán, como es el caso particularmente de la poesía, de las traducciones de literatura griega y latina o las obras de algunos clásicos, si bien siempre con algunas restricciones. Ese año 1946 aparece el primer libro inédito en catalán con permiso de la censura y publicado por una editorial, Mosaic, de Victor Català, que no se ajustaba a las normas gramaticales de Pompeu Fabra; la primera reedición de un libro juvenil, en la editorial Baguñà o el primer diccionario en catalán impreso desde 1939 (el de la editorial Pal·las, que se distribuyó sobre todo en 1947). Es pues el momento que retrospectivamente se ha denominado la represa, la reanudación.

 

Fuentes:

Pierre Assouline, L´Épuration des intellectuells, Bruselas, Complexe, 1985.

Pascal Fouché, L´Édition Française sous l´Occupation 1940-1944, Bibliothèque de Littérature Française Contemporaine (Université de París-7),vol. I, 1987.

Maria Josepa Gallofré i Virgili, L´edició catalana i la censura franquista (1939-1951), Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Abat Oliva 99), 1991.

Albert Manent y Joan Crexell, Bibliografía catalana: cap a la represa (1944-1946), Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Serra d´Or 90), 1989.

Pere Plana Panyart, «La Negra Nit«, en De les golfes, ves! Quina troballa

Joan Samsó, La cultura catalana: entre la clandestinitat i la represa pública, 2 vols., Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Abat Oliva 141 y 147), 1994 y 1995.