Descentralización editorial contra censura

En algunas ocasiones se ha alegado la edición de obras del poeta romántico Jacint Verdaguer (1845-1902) a principios de los años cuarenta del siglo xx para intentar minimizar el efecto de la censura franquista en el retroceso que experimentó el uso de la lengua catalana tras la guerra civil española. Lo que se oculta en estos casos es cómo, por qué y en qué condiciones se pudo publicar a Verdaguer ya en 1943.

Jacint Verdaguer.

En su reciente tesis doctoral dedicada a la editorial La Selecta, Mireia Sopena ha reconstruido ese proyecto, que arranca en 1941 (cuando ya cursa un primer permiso para publicar a Verdaguer) y que cristalizó en la publicación de un texto escrito en un catalán previo a la reforma ortográfica llevada a cabo por el filólogo Pompeu Fabra y unánimemente aceptada. Escribe Sopena (traduzco del catalán):

A partir de la edición en rústica de Francesc Matheu, i con un prólogo de Frederic Mistral, las Obres completes de Jacinto Verdaguer se estamparon con un copyright de la Cada del Libro y el pie editorial de una llamada Biblioteca Selecta, si bien al poco tiempo la obra se transformó en el número 1 de la colección Biblioteca Perenne. La NAGSA imprimió un tiraje de casi 1.500 páginas y 123.000 ejemplares, que debían permitir amortizar los costos de edición y producción, aunque el precio de 175 pesetas era excesivamente elevado si se tienen en cuenta el de obras homologables de la competencia, que rondaban las 125 pesetas, y el de novelas en castellano de doscientas páginas a unas 15 pesetas.

Basta echar un vistazo a esa edición para comprender que si se pudo publicar fue, entre otros motivos, porque iba destinada a las clases pudientes y el arcaísmo del texto lo hacía poco menos que incomprensible para los lectores poco formados. Lo que quizá no se esperaran es que se convirtiera en un exitazo (se agotó en menos de un año). El fin de la guerra mundial propició un interés de la censura franquista por dar muestra de su manga ancha, lo que propició que este tipo de tejemanejes se repitiera con Victor Català (retablo en 1944, Mosaic en 1946) y que de Verdaguer, con motivo del centenario de su nacimiento, se hicieran en esos años otras diversas ediciones.

Dibujo de Junceda para el Canigó.

El excelente dibujante Joan Junceda (1881-1948) ilustró algunos pasajes del poema narrativo de Verdaguer Canigó, del que en 1945 hizo una edición de mil ejemplares en rústica a la que la única objeción que puso la censura fue a la intención de incluir un texto preliminar (meramente biográfico, de apenas media página y en catalán prefabriano). Además de los mil ejemplares corrientes, se hizo una tirada de ciento cincuenta en papel de hilo, numerados, con los dibujos ilustrados a mano y protegidos con papel de seda y acompañada de un estuche. De nuevo, el libro se dirigía a un determinado tipo de lectores, pero en este caso es particularmente interesante la casa editora: Sala, de Vic, que lo hizo imprimir en la igualadina Estampa de Pere Bas i Vic (creada en 1930 y que publicó en los años treinta mucha prensa local y en la postguerra, por ejemplo, El Club de Futbol Igualada, campeón de Cataluña, 1945-1946 y en 1958, en catalán, La indústria textil igualadina. Història d’un gremi, de Josep Riba i Ortínez).

Los orígenes de las ediciones de la Sala de Vic se remontan a la creación de la librería homónima en agosto de 1941 por impulso de Francesc Sala i Cidera, a quien el poeta Agustí Esclassans inmortalizó en el poema «A un llibrer de Vic» (en Beatrix, 1954). La librería, punto de reunión y de tertulia, actuó como catalizadora y difusora de la cultura en la ciudad de Vic y alrededores, y ya en 1943 hacía imprimir una edición de El criterio, del filósofo y teólogo Jaume Balmes (1810-1848), ilustrada por Junceda. Dos años después, además del Canigó, aparecía Don Serafín: ¿Bailamos o no bailamos? Interesantes y borascosas ideas sobre un problema de candente actualidad, que el obispo Ramon Masnou (1907-2004) firmó como Darío.

En la primera solapa de la sobrecubierta de este libro se encuentra alguna información interesante, como por ejemplo que la edición corriente de Canigó valía 35 pesetas y los 150 ejemplares numerados, 350. Sin embargo, más interesante es el anuncio de la «Colección Aures de la Plana. Volúmenes poéticos de autores vicenses» y sobre todo de una colección de goigs en ediciones limitadas de doce ejemplares de Escrits inèdits de Mn. Cinto Verdaguer i homes de l’Esbart de Vich, que es dudoso que se llevara a cabo, pues no parecen haber dejado ningún rastro. También de 1945 es la antología de viñetas Garabatos de Lluis Mallol. Cuentos, chistes, historietas, encueaderbado en cartoné y con la cubierta impresa a dos tintas y el interior en bicromía (esto es: la viñeta en azul, rojo o negro, con una orla enmarcándola en amarillo o verde, por ejemplo).

A quien por entonces era rector del seminario de Vic, Climent Villegas, le publica Sala Ejemplaridad de Balmes en 1946 y ese mismo año se imprime El alma religiosa de Contardo Ferrini, de Ánngelo Portaluppi y prologado por Agostino Gemelli y traducido por el filósofo y escritor Josep Miquel i Macaya (1907-1995), pero mayor importancia tuvo la mencionada colección en catalán Aures de la Plana, que se estrenó en 1947 con Els meus racons de Vic, de Miquel S. Salarich i Torrents y prologado por de Eduard Junyent, Hores enceses, de Josep Clarà i Roca y con prólogo de Tomàs Roig i Llop y Messa novella, de Ramon Vidal i Peix e introducción de Artur Martorell i Bisbal, y en la que en los años sucesivos se publicarían, entre otros, Records de juventud, de Pilar Pratdesaba de Surroca prologado por Miquel S. Salarich i Torrents (1952), La finestra oberta, del mencionado Salarich prologado por Ramon Rucabado (1954) y Díptic, de Nuria Arbó y Maria Àngels Anglada y prólogo de Marià Manent (1972) (puede verse el catálogo completo de esta a colección en el artículo de Miquel S. Ylla-Català i Genís mencionado en las fuentes).

Desde 1949 se habían empezado a hacer habitual la edición de opúsculos ilustrados con motivo fechas señaladas, como el día del libro o Navidad, ilustrados en su mayoría por Salvador Puntí (1909-1970), pero también otros por artistas como Joan Vilà i Moncau (1924-2013), Jacint Conill (1914-1992) o Pere Brugulat (n. 1922).

Mayor interés tiene otra modesta colección, destinada al género dramático y llamada Biblioteca Teatral Ausona, en cuya creación tuvo un peso importante el actor, dramaturgo y polifacético hombre de teatro Josep Subirana (1874-1951), conocido también como «Manel dels ous». Según cuenta Pilar Cabot:

Hubo autores que escribieron algunas obras pensando específicamente en él [Josep Subirana]; para que él las estrenara, como fue el caso de Florenci Cornet, Lluís Rossic, l’Aubanell… Però él padrí lo completaba: las ponía en escena y las editaba. Creó la Biblioteca Teatral Ausona, una colección abierta a autores en lengua catalana y que tenía dos vertientes: Obras de Centre Catòlic (solo hombres) y Obres amb Dama. Los impresores eran Aleu, Domingo & Cía., de la calle Calàbria (entonces en el núm. 89), en Barcelona. Más adelante reconvirtió la colección. Pasó a llamarse Biblioteca Teatral Subirana y se imprimía en Vic, en la Tipografia Balmesiana de la calle de la Riera (por entonces en el núm. 5).

En esta colección se publican en 1947 en rápida sucesión El rabadà a Betlem (Pastorets): dividit en tres actes i quatre quadres, de Ramon Vidal i Pietx;  La comtesseta de Bella flor: drama líric en quatre actes (1947), de Joan Villacís y música de Adjutori Vilalta; Amor triomfant y Sospirs d’infant: quadrets lírics (1947), de Joan Vilacís y Joan Brugalla i Saurina, con música de Lluís Brugarolas i Ventulà Sala (como título inicial de una serie dentro de la colección llamada Joai Infantil); Llum dintre la fosca: drama líric per a nenes dividit en dos quadres i El bes de la caritat: quadrets lírics per a nenes, de Joan Villacís y continuación de la mencionada Joai; El calvari d’una llar: drama en tres actes i en prosa per a noies, de Francesc Carbó i Trilla, y tras una pausa en el ritmo de publicación se añaden A la ciutat de Lleida: poema líric en tres actes (1950), de Joan Casanovas i Molist y música de Josep Casanovas i Molist, Poemes d’infants: quadrets originals (1952), de Francesc Carbó i Trilla y Joana d’Arc: poema històric en vers, obra de teatre catòlic per a noies (1952), de Francesc Planas i Vilaró.

Y es importante esta colección porque su publicación es casi coincidente en el tiempo con la iniciativa de Sunyol de crear un pequeño grupo teatral de jóvenes, que cuajaría en la Schola Teatral y en la organización del Primer Cicle de Teatre Actual, cuya pretensión era estrenar en la ciudad a grandes dramaturgos internacionales, alentar el interés de los jóvenes por el teatro y, además, investigar nuevas formas de preparar la puesta en escena del teatro contemporáneo a partir de las innovaciones que en este campo se estaban produciendo en toda Europa. Lamentablemente, no pasó de la primera edición, por problemas de financiación, pero sí dejó un cierto poso como punto de partida del teatro independiente en la ciudad, que con el tiempo cristalizaría en el grupo vanguardista La Gàbia (1961-1994) fundado por Lluís Sola i Sala (quien en 1976 se convertiría en director de la sede del Institut del Teatre en Ososa) y que empezó a rodar en 1961 con Poemes civils, de Joan Brossa (1919-1998), en la creación en la Universitat de Vic de un posgrado en Teatre i Educació, en la fundación del Centre Dramàtic d’Osona, etc. 

Fuentes:

Maria Antònia Bisbal i Cendra, «La imprenta a Igualada», Miscellanea Aqualatensia, núm. 3 (1983), pp. 289-311.

Pilar Cabot, «Josep Subirana (Vic 1874-1951)», Ausa, vol. XX, núm 150 (2002), pp. 683-693.

Ramon Pinyol i Torrents, Verdaguer sota el franquisme: censura i manipulació, discurso de recepción del autor como miembro numerario en Secció Històrico-Arqueològica del Institut d’Estudis Catalans, leído el 25 de enero de 2018.

Carme Rubio, «L’activita teatral a Vic a partir de la postguerra», Ausa, vol. Xx, núm. 148-149 (2002) pp. 221-243

Mireia Sopena, La Selecta, centre de l’edició i de la vida literària(1943-1962), tesis doctoral, Facultat de Filosofia i LLetres, Universitat Autònoma de Barcelona, 2021.

Miquel S. Ylla-Català i Genís, «La llibreria Sala, gresol de cultura vigatana», Ausa, vol. IX, núm. 100 (1981) pp. 425-431.

Ediciones de Jacint Verdaguer en el primer franquismo

A Julia Escobar, editora, traductora y escritora hasta la médula

El centenario del nacimiento de uno de los grandes poetas que ha dado la cultura catalana, Jacint Verdaguer (1845-1902), dio una excelente ocasión al régimen franquista para simular una cierta apertura que de algún modo silenciara las voces que lo tildaban de represor con la cultura catalana. Así, ya en 1943 se autorizó una edición de las obras completas del insigne poeta, pero con una condición que la profesora Montserrat Bacardí califica de «estrambótica y malintencionada», pues:

Debía reeditarse con la irregularidad ortográfica originaria, sin pasar por el cedazo normativizador de la reforma fabriana. El producto resultante, de regusto folklórico manifiesto, no resultaba precisamente apto para atraer a nuevos lectores. Aun así, el libro se agotó enseguida, y tal acogida sirvió de acicate a Josep M. Cruzet, el tenaz artífice de la [editorial] Selecta.

Es realmente asombroso que una obra escrita en una lengua que, en su forma, resultaba ya ajena casi por completo al lector medio pudiera tener un éxito importante, cuando lo habitual es que ese tipo de ediciones, cuando no entran en los planes de estudios, queden restringidas a un público lector altamente especializado. Contribuye además a explicar que en los años posteriores incluso los lectores bilingües prefirieran libros interesantes en (o traducidos al) español que tostones en catalán que presentaban evidentes problemas para su goce.

Muy poco después, en 1944, con las mencionadas restricciones, que al parecer de Manent y Crexell permiten tener a éstas por «ediciones españolas de textos de una lengua considerada muerta», aparecieron pues los libros de Verdaguer L´Atlàntida (con una carta-prólogo de Frederic Mistral), Canigó y Montserrat.

Victor y Joan Seix.

Y al año siguiente se sucedieron las ediciones conmemorativas, e incluso se creó una «comisión oficial» en la que figuraban Gabriel Arias (como vicesecretrario de Educación Popular del Movimiento), Antonio Correa Veglison (en calidad de gobernador civil de Barcelona y jefe provincial del Movimiento), José Pardo (jefe del Departamento de Propaganda), el erudito Martí de Riquer y el eminente editor falangista Luis de Caralt entre algunos otros. El Ayuntamiento de Barcelona costeó una edición facsímil del conocido como manuscrit de Can Tona (1867) de L´Atlàntida; Indústrias Gráficas Seix Barral hizo una edición de cien ejemplares para la Asociación de Bibliófilos de Barcelona de Lo mariner de Sant Pau con ilustraciones de Ramon Fabres; la vigatana Editorial Sala hizo una de Canigó ilustrada por Junceda y con un dibujo en portada de A. Freixes (con el texto y las notas en catalán arcaico); y Casiopea una de Què diuen el ocells con ilustraciones de Alexandre Coll y un asombroso epílogo de Antoni Julià de Capmany escrito en español.

Luis de Queralt durante la guerra civil española.

Es evidente la utilidad que tenía para el régimen franquista esta apropiación de la figura del gran poeta de la Renaixença catalana, sin que por ello supusiera un riesgo importante para la extensión, divulgación o ampliación de la lectura en lengua catalana, que sólo ocasionalmente se autorizaba y predominantemente cuando se trataba de poesía de traducciones de clásicos.

Sin embargo, ese mismo año 1945 aparece también, en México, una edición de L´Atlàntida más legible preparada por Joan Sales para la editorial Minerva, que se publicó precedida de un prefacio de Josep M. Miquel i Vergés. De nuevo en este caso se hace difícil comprender la salida que tuvo una edición hecha en semejantes circunstancias, más allá de la colonia catalana en México y en algunas otras ciudades americanas.

En 1946 están fechadas una segunda edición en Selecta de las Obras completas, así como una edición de 125 ejemplares no venales de Oda a Barcelona, acompañada de un comentario de Josep Pin y Soler e impresa en la Sallent de Sabadell, a cargo de la Asociación de Bibliófilos de Barcelona, y la primera edición crítica de L´Atlàntida, llevada a cabo por Eduard Junyent y Martí de Riquer partir de los manuscritos autógrafos y de las ediciones de 1877 y 1878, y de cuya impresión se ocupó Horta por encargo del Ayuntamiento de Barcelona (se tiraron novecientos cincuenta ejemplares). A raíz de esta última edición escribía en la edición del 9 de junio de 1946 de La Vanguardia Española Ana Nadal de Sanjuán unas palabras que producen poco menos que vergüenza ajena: «Gran acierto este acuerdo rendido a la memoria de Verdaguer, que repercute al eterno espíritu de nuestra patria, ya que nadie puede negar la españolidad de Mosén Cinto»

Aun en agosto de 1947 se autorizaría a Montaner y Simón y Editorial Casiopea una edición de bibliófilo de Flors de Maria, de Verdaguer, de la que se hizo una tirada de cuatrocientos ejemplares.

Y al año siguiente se publicaba una versión de Canigó transcrita, anotada y prologada por Joan Sales, en esta ocasión en la Biblioteca Catalana del insigne editor poumista establecido en México Bartomeu Costa-Amic. Sales, además, pudo partir ya de un texto con la ortografía modernizada, pues contaba con un ejemplar manuscrito preparado por el profesor catalán Antoni Bargés (exiliado también en México y que impartía clases en el colegio Cervantes).

La paradoja, pues, quizá resida en el hecho de que en Cataluña se publicaban ediciones que difícilmente podían encontrar su público, mientras que las que podían satisfacer a esos lectores se publicaban en tales condiciones que resultaban prácticamente inaccesibles.

Fuentes:

Sello andorrano.

Montserrart Bacarrdí, La traducció catalana sota el franquisme, Lleida, Punctum (Quaderns 5), 2012.

Teresa Férriz Roure, La edición catalana en México, Jalisco, El Colegio de México, 1998.

Maria Josepa Gallofré i Virgili, L´edició catalana i la censura franquista (1939-1951), Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Abat Oliva 99), 1991.

Albert Manent y Joan Crexell, Bibliografía catalana: cap a la represa (1944-1946), Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Serra d´Or 90), 1989.

Joan Samsó, La cultura catalana: entre la clandestinitat i la represa pública, 2 vols., Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Abat Oliva 141 y 147), 1994 y 1995.

Francesc Vilanova i Vila-Abadal, Repressió política i coacció económica, Barcelona, Publicacions de L´Abadia de Montserrat (Biblioteca Abat Oliva 216), 1999.