Quinientas entradas sobre libros e historia editorial

Con la presente entrada llega este blog a los quinientos textos publicados, lo cual, aunque a nadie o casi nadie interese (y desde el principio tuve claro que este blog no iba destinado a muchos), me parece buena excusa y me apetece echar la mirada atrás y recapitular lo que han sido estos casi diez años de leer, escribir y publicar acerca de aspectos de la historia editorial; así que voy a remontarme a los orígenes y a contar cuatro cosas sobre estas primeras quinientas entradas.

Bastantes de los primeros textos que aquí pueden leerse procedían de lo que tuvo que descartarse de la versión original y en exceso prolija de lo que luego sería el libro A dos tintas. Josep Janés, poeta y editor (Debate, 2013), que en general recogían información que en algunos casos me había costado bastante localizar y sistematizar y que me producía cierta frustración tener que guardarme para mí. Algunos se eliminaron porque no estaban directamente vinculados con el tema del libro y otros porque contribuían a hacerlo más extenso de lo que era razonable. Fue la agente que se ocupó de endosarle a la editorial Debate ese libro, Maru de Montserrat, de International Editors, quien me sugirió la idea de crear un blog en el que, al tiempo que daba a conocer algunos detalles sobre el poeta y editor Josep Janés (1913-1959), pudiera contar esas pequeñas historias o retratar a ciertos personajes con los que me había ido topando a lo largo de la investigación y no habían tenido cabida en el libro. Esto empezó así, pero al cabo del tiempo se amplió, creció y se dispersó.

La primera entrada, publicada en diciembre de 2012, cuando el libro ya estaba muy encarrilado y estaba a punto de cumplirse el centenario de su protagonista, lleva por título «Any Espriu (y los otros)» y subraya los vínculos personales, profesionales y literarios entre algunos escritores y editores importantes en la cultura catalana de cuyo nacimiento se cumplían en 2013 cien años: Bartomeu Rosselló-Pòrcel (1913-1938), Ignasi Agustí (1913-1974), Salvador Espriu (1913-1985), Joan Teixidor (1913-1992) y Josep Janés. En los años inmediatamente previos a la guerra civil española, con un buen grupo de jóvenes colegas (Mercè Rodoreda, Pere Calders, Francesc Trabal, Andreu Nin, etc.) abanderaban o cuanto menos auguraban un saneamiento y una renovación del campo literario catalán que quedó drásticamente cercenado por el golpe nacional católico.

Sin embargo, ya en enero de 2013 daba rienda suelta a mi interés por otros aspectos y ámbitos de la historia de la edición y remedaba sin las limitaciones propias del género una reseña que había publicado unos años antes en la revista Quimera, en ese caso concreto a partir de los libros de André Schiffrin La edición sin editores (Destino, 2000) y de Jason Epstein La industria del libro (Anagrama, 2002) y titulado «Jason Epstein vs. André Schiffrin». El recurso de acudir a reseñas ya publicadas, en muchas ocasiones traduciéndolas del catalán, me ha permitido dar a conocer ininterrumpidamente a lo largo de todo este tiempo un texto breve sobre cuestiones editoriales cada viernes. Las reseñas que ocasionalmente y por gentileza del profesor Amadeu Pons i Serra previamente se pudieron leer en catalán en el Blog de l’Escola de Llibrería han sido en este sentido una de las fuentes de entradas para el blog; no obstante, también hay algunas otras escritas pensando sólo en Negritas y cursivas, entre las que la primera fue la dedicada a la novela de la escritora suiza Anne Cuneo (1936-2015) Le maître de Garamond, que por desgracia no sirvió para que algún editor se animara a publicarla en lengua castellana, así que Anne Cuneo sigue sin poder leerse en esta lengua.

Con todo, quizá la mayor parte de los textos aquí acumulados no sean ni resultados de investigaciones propias ni reflexiones personales, sino que a menudo pretenden, por un lado, ser un primer agarradero que sirva de impulso o invitación a llevar a cabo análisis y estudios más profundos sobre aspectos de la historia de la edición que me parecen injustamente desatendidos. Eso explica también en parte que me haya preocupado siempre por dejar constancia de las fuentes empleadas (que pueden evitar a los lectores engorrosas búsquedas preliminares) y siempre que estaban en línea y ha sido posible he procurado dejar los enlaces a ellas. Constatar que la historia de la edición y de las editoriales ha de ser un trabajo colaborativo es a estas alturas una obviedad y una perogrullada. Pero, por otra parte, también pretendía contribuir a divulgar, sin mistificaciones, algunos aspectos o trayectorias de la labor editorial en sus diversas facetas (y de ahí el interés de ocuparme también de agentes literarios, traductores, ilustradores, maquetistas, tipógrafos, correctores, impresores, etc.),mediante la creación de algo así como un repositorio de datos y trayectorias. Y esta idea surgía del convencimiento de que es difícil que alguien valore y aprecie algo que apenas conoce.

La escritura del blog ha propiciado encuentros que en ocasiones han desembocado en colaboraciones muy gratificantes, y ya en ese lejano 2013 pude contar con el apoyo de la editora María Serrano y el diseñador Alberto Hernández para confeccionar una entrada cuya inspiración inicial fue el Bookcamp celebrado en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona en 2011 («Libros híbridos. The Publishing Lab»). Del diálogo con lectores a través de los comentarios a las entradas surgió la posibilidad además de colaborar con algunas publicaciones periódicas —me hizo especial ilusión poder ser leído en revistas chilenas como Dossier, de la Universidad Diego Portales, y Rosa. Una revista de izquierda— e incluso prologar algunos libros que creo que vale mucho la pena leer (como es el caso de la edición argentina de Leer en rojo, de Alejandro Civantos, o el epistolario entre el editor Joan Gili y el poeta J.V. Foix). Con todo, si la memoria no me falla el primer caso y por ello especial fue la petición del editor Manuel Ortuño de publicar en la revista Trama & Texturas una fusión de las dos entradas dedicadas al editor Charles Orengo (1913-1974). Ha habido también quien ha sugerido reconvertir el contenido del blog en un libro, que en realidad sería otra cosa: la versión en red me ha permitido en ocasiones corregir errores y erratas detectadas por los lectores en algunas entradas (cosa que siempre agradezco mucho), y además enlazar aquellos términos que no tengo paciencia para definir o explicar a webs o blogs en los que el lector hallará cumplida explicación (e incluso información complementaria) y también enlazar otras entradas previas, lo que me evita tener que repetir datos o información que ya están en el blog. En cualquier caso, insisto, un libro sería otra cosa que requeriría un trabajo de unificar y dar cohesión a materiales muy diversos.

Haber podido homenajear públicamente a algunos escritores, editores, traductores y a pesar de ello buenos amigos como Victor Alba (Pere Pagès i Elias, 1916-2003), Carlos Pujol Jaumandreu (1936-2012), Manuel Serrat Crespo (1942-2014) o Enrique de Hériz (1964-2019) ha sido otra de las grandes satisfacciones que me ha dado la escritura del blog, y no menor es la colaboración recibida por lectores que completaban y añadían información a las entradas o me advertían de algunos errores (en ocasiones garrafales, confieso, y que el hecho de tratarse de un blog me permitía subsanar fácilmente). Mención especial para quienes hasta ahora han colaborado en el intento que lancé en septiembre de 2013 de reunir y mantener actualizada una lista con todas las referencias bibliográficas, hemerográficas, videográficas, etc. acerca de la figura y el trabajo de Josep Janés. Muchas gracias a todos ellos, pues, así como a quienes a través de diversas redes sociales, pero particularmente a través de twitter, han dado difusión a los textos de Negritas y cursivas.

Mención aparte merece también la generosidad del crítico musical y escritor catalano-costarricense Jordi Antich, que puso en mis manos y autorizó la publicación en el blog de una espléndida e histórica foto de grupo que muestra al grueso del equipo que fundó y puso en marcha la hoy ya legendaria editorial catalana Proa y que pudo verse aquí por primera vez. Apareció en la entrada titulada «Continuidad en el exilio de un gran proyecto editorial», publicada en diciembre de 2017. Justo es también agradecer a quienes han atendido por diversos medios mis consultas, a veces un tanto extemporáneas, acerca de informaciones, datos o detalles que me permitieran redondear algunas entradas; en este sentido, la lectura atenta y minuciosa que el memorioso editor Jorge Herralde ha dedicado a algunos de los textos aquí reunidos y las precisiones o puntualizaciones que me ha hecho llegar merece también ser destacada, como también la de otros colegas como María Antonia de Miquel o Francesc Parcerisas y a otros muchos que si intento hacer la nómina completa es posible que pase por alto alguno. De mismo modo, debo agradecer el temple y la colaboración de quienes han tenido la paciencia de dejarse entrevistar, y aquí sí puedo mencionarlos a todos: el agente literario Guillermo Schavelzon («Casi cincuenta años de edición en lengua española»), el profesor Fernando Larraz («Aún leemos novelas censuradas»), el editor Max Lacruz («Vigencia de un infatigable de la edición española») y el escritor y editor Gustavo Guerrero («El acto de editar como acto de escritura/lectura»); no menos paciencia está teniendo el escritor y editor Enrique Murillo, cuya entrevista sigue aún en proceso de elaboración más por culpa mía que suya.

Para concluir, un vistazo a las estadísticas generadas por wordpress me ha permitido comprobar que no soy capaz de advertir similitudes o rasgos comunes entre las entradas más vistas hasta este momento, que han sido, en este orden, «Una oleada de pequeñas editoriales españolas» (2017), «Germán Plaza y la Pulga» (2013), «Maxwell Perkins, una especie de editor (en peligro de extinción)» (2016), «El diseño gráfico, entre el arte y la publicidad (Daniel Gil)» (2014 y que hubiera sido imposible sin la generosidad de Antonio Adsuar), y «El librero grafómano de Cien años de soledad: Ramon Vinyes y su trasunto literario» (2014). No me sorprende en cambio —salvo por un detalle— la procedencia del grueso de los lectores del blog (en este orden: España, y a mucha distancia Estados Unidos, México, Argentina, Colombia, Chile, Francia, Perú, Hong Kong y Venezuela), pero tampoco ese dato me permite dar explicación a por qué esas y no otras son las entradas más leídas.

Sin más, gracias a todos los lectores y sobre todo a aquellos que generan algún tipo de feedback, y hasta la próxima.

La colección Clàssics Moderns y la creación del canon de la literatura universal reciente

En los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado, uno de los cambios que se estaban produciendo en el panorama editorial español era el progresivo crecimiento del público lector en lengua catalana, y, después de un primer momento en que se hubo publicado a los autores importantes en lengua catalana (exiliados y del interior, más o menos canonizados y jóvenes), diversas editoriales dieron respuesta a este crecimiento del número de lectores con estrategias destinadas a poner a disposición de esos lectores unos cánones de la gran literatura universal reciente.

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Ejemplo de ello es la colección Les Millors Obres de la Literatura Universal (1981-1986), que en el año 1986 se abriría también a obras del siglo XX y que se pudo llevar a cabo gracias en parte a la coincidencia en el tiempo de empresas potentes como Edicions 62 y Enciclopèdia Catalana, que a su vez adquirieron los sellos Proa (que ya antes de la guerra había creado una muy notable pléyade de traducciones de clásicos), La Galera y Pòrtic.

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Francesc Parcerisas.

Sólo un poco anterior a la serie Siglo XX de la MOLU es la colección creada en el seno de Edhasa y capitaneada por el entonces joven pero ya laureado poeta y traductor Francesc Parcerisas (n. 1944) Clàssics i Moderns, que en un período muy breve consiguió poner los cimientos de un canon de la literatura universal reciente con un eclecticismo y una amplitud de miras (presencia de literatura fantástica, de novela juvenil, de textos clave de la gran literatura decimonónica, etc.) que hacen que todavía hoy sea difícil ponerle peros a la vigencia del catálogo de Clàssics i Moderns (véase el Apéndice al final). Sobre las intenciones y los modelos escribió un fragmento muy iluminador el propio Parcerisas como apertura a su muy citado artículo «Sobre la traducció catalana d´Una historia de dos ciutats»:

Cuando en el año 1985 empecé a dirigir la colección de traducciones Clàssics Moderns, en la editorial Edhasa, tenía claro que el modelo debía ser un poco ecléctico, para poder publicar en ella autores modernos pero, sobre todo, para poder llenar todas aquellas lagunas de la literatura moderna que los lectores catalanes aún no tenían al alcance. Los modelos de la Biblioteca Popular de L´Avenç, de la Biblioteca Universal, de la Editorial Catalana y de la colección A Tot Vent de Proa eran parte de la historia y del ejemplo, en particular porque la mayoría de colecciones que proliferaron en aquellos años finales del siglo XX estaban mucho más atentas a las novedades y a traducir a los autores contemporáneos que triunfaban en todo el mundo…

Cuando Parcerisas aterrizó en Edhasa, donde desde el primer momento compartió despacho con María Antonia de Miquel (que gestionó algunos derechos que interesaban a Parcerisas), dirigía esa editorial Javier Pérez, pero sin duda el editor de referencia de la casa era el gran Paco Porrúa (descubridor tanto de Cortázar como de García Márquez e introductor en España de la gran novela fantástica y de ciencia ficción moderna), a quien es muy comprensible que le cayera en gracia quien había sido traductor al catalán de El Hòbbit (La Magrana, 1983) y que en esos mismos años traduciría los tres volúmenes de El senyor dels anells (Vicens Vives, 1986-1989).

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A través del jugoso epistolario de Parcerisas con el traductor establecido en Buenos Aires Jordi Arbonés (1929-2001), publicado en Punctum y digno de un comentario más pormenorizado, es posible reconstruir con cierta precisión cómo va creciendo y desarrollándose el catálogo, que se abría con mucha fuerza en los últimos meses de 1985 con tres autores absolutamente indiscutibles y que daban ya medida del rigor y la exigencia estética que guiarían el proyecto: Herman Hesse (Demian, en traducción del poeta Feliu Formosa), Joseph Conrad (La follia d´Almayer, en la traducción del escritor

Antoni López Llausàs.

Antoni López Llausàs.

exiliado en México Josep Carner-Ribalta, que en 1929 había publicado Antoni López Llausàs en la Editorial Catalana) y Virginia Woolf (Orlando, en traducción de Maria Antònia Oliver, quien en 1973 ya había traducido Els anys, para la editorial Nova Terra, y que ese mismo año 1985 obtenía el Premi a la Traducció al Català de la Generalitat de Catalunya). La cuestión no era sólo facilitar el acceso de los lectores catalanes a las grandes obras y autores de los siglos recientes, sino además hacerlo mediante la revisión de las mejores traducciones existentes, caso de haberlas, y sobre todo mediante nuevas traducciones que no estuvieran demasiado apegadas al momento en que se escribían y que, por tanto, pudieran también convertirse en canónicas. Es indudable que los condicionantes de un mercado tan restringido como el catalán influyen en ello, pero resulta asombroso comprobar que la enorme cantidad de esas traducciones encargadas y revisadas por Parcerisas son las mismas que siguen leyéndose más de treinta años después, y lo insólito es que no hayan envejecido más que los originales de los que parten ni delaten el momento en que fueron escritas.

Tras esta tremenda irrupción, Clàssics Moderns empieza a publicar casi un título mensual, de autores además que no estaban libres de derechos, lo que puede dar una cierta medida de las dimensiones de la apuesta que se estaba haciendo por entonces por esta colección. Al margen de una cierta preferencia por la literatura en lengua inglesa (ocho de esos diez títulos) y del hecho de que varios los títulos y autores habían sido ya publicados en español en Sudamericana y Edhasa (Robert Graves, Virginia Woolf, o más adelante Doris Lessing, Graham Greene o Salinger), es notable la coincidencia que sugieren estos títulos en la concepción editorial entre Parcerisas y Porrúa, pues ambos se atreven a situar al lado de clásicos que cuentan con un amplio consenso en las altas esferas académicas (Thomas Mann, Joyce o Hemingway) a otros autores cuya inclusión puede interpretarse –sobre todo en aquellos años– como una reivindicación de su dignidad literaria. Valga como ejemplo el de Ursula K LeGuin (n. 1929), quien en 2016 se convirtió en una de las pocas personas vivas cuya obra ha sido publicada en la célebre colección impulsada por Edmund Wilson (1895-1972) Library of America. Y a ella podrían añadirse los casos de Ray Bradbury (1920-1912; con cuyas Crónicas marcianas había iniciado Porrúa su editorial Minotauro y que al catalán las traduce Quim Monzó), C.S. Lewis(1898-1963; célebre por sus Crónicas de Narnia), el de Isaac Asimov (1919-1992) o el del ya mencionado Tolkien (1892-1973).

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En octubre de 1986 está fechada una carta de Parcerisas a Arbonès en la que le cuenta que, debido a la avalancha de traducciones que ha recibido, se ve en la necesidad de hacer ciertos reajustes en la programación. Es evidente que el mercado catalán, aun habiendo crecido, no estaba tampoco en aquellos años en condiciones de absorber tal cantidad de gran literatura, y sobre todo en el caso de los autores que todavía no estaban libres de derechos esas contrataciones suponían una inversión que, añadida a las generadas por las traducciones, convenía empezar a amortizar con una cierta celeridad. Por si estas dificultades no bastaran, ese año empezaban a circular los primeros títulos de la MOLU Segle XX, que constituía una dura competencia en un mercado que no daba ya mucho más de sí. Además, gracias a la colaboración de La Caixa, la MOLU podía ofrecer a los traductores unas remuneraciones sensiblemente superiores; tanto es así, que Parcerisas alternó la dirección de Clàssics i Moderns con la traducción para la MOLU de una antologia de Poesia anglesa i nord-americana (1985), y se incluyó también en la MOLU Segle XX la versión que había hecho en 1968 para Edicions 62 de A cadascú el que és seu, de Leonardo Sciascia (1921-1989).

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Sin embargo, ni la cadencia ni la calidad de títulos aparecidos el año siguiente, 1987, se resienten de ello, y es además el momento en que sale a la luz un proyecto largamente deseado tanto por Parcerisas como por Arbonès, la traducción lo más completa posible de la extensa obra narrativa de un autor cuya imagen literaria se había visto sensiblemente distorsionada por sus problemas con la censura, Henry Miller (1891-1980), y a quien ambos consideraban un autor imprescindible en una colección de estas características. Esta operación se abre con El colós del Marussi, con lo cual la pretensión de Arbonès de completar la Trilogía Rosada queda de momento aparcada. Junto a Miller, es notable el empeño de dar a conocer a un escritor con fama de difícil como Nabokov, de quien ese año se publica L´encantador y Lolita, junto  a un surtido de grandes autores que van equilibrando la panorámica de otras literaturas y géneros, pues si bien aparece un Scott Fitzgerald traducido por Neus Arqués, se publican también obras de Dostoyevski, Dylan Thomas o, de nuevo, Herman Hesse.

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En el verano de 1987, Parcerisas hace un primer breve balance de Clàssics i Moderns en una interesante carta a quien sin duda se había convertido en uno de sus traductores más fiables, fieles y comprometidos con la colección:

…tenemos todavía un montón de traducciones paradas y, como siempre, lucho entre encargar aquello que creo importante –y necesario– y que me hace ilusión ver publicado, y aquello que sé que tendrá que pasarse meses en el limbo de los cajones. De todos modos, la colección no va mal y la editorial parece bastante contenta. No es de ningún modo algo espectacular desde el punto de vista económico, pero tampoco deben de perder dinero, cosa que, hoy por hoy, ya es bastante notable.

Lo demostraría por ejemplo, que 1988 es el año en que se publican más títulos (trece), y entre ellos unos Dublineses de Joyce, traducidos por el especialista en tan peliaguda tarea Joaquim Mallafré (n. 1941), la traducción del Retrat de l´artista adolescent, del mismo autor, en la versión que Maria Teresa Vernet (1907-1974) había preparado originalmente para Isard, la colección que dirigía Josep M. Boix Selva en Vergara (1967), la que hizo Estanislau Vidal-Folch (hermano de Ignacio) de Viatge al fons de la nit o la que Helena Valenti (1940-1990) llevó a cabo de El factor humà, de Graham Greene.

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María Antonia de Miquel.

En 1989 la producción vuelve a descender a ocho títulos (entre ellos A repèl, de Huysmans, traducido por el poeta Miquel Martí Pol, dos de Gerard Durrell y Un niu de tórtores, de Katherine Mansfield), pero 1990 es el año en que aparecen más títulos en Clàssics Moderns, quince, quizás en parte debido a que ese año empieza a ser mayor la presencia de autores libres de derechos (D´Annunzio, Stevenson, dos libros de Baudelaire, otros dos de D.H. Lawrence…), lo cual, del mismo modo que el cambio de encuadernación de tapa dura a rústica con solapas, permitía reducir significativamente costes. No obstante eso, la calidad en la selección de títulos y de las traducciones que van apareciendo a partir de ese momento sigue siendo altísima, aun cuando desde ese otoño Parcerisas empieza a dirigir la colección y a mantener el contacto con los colaboradores desde Londres, por lo que Maria Antònia de Miquel se convierte entonces en un enlace importante en el día a día.

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Josep Palau i Fabre (1917-2008)

Ese año empieza a tomar cuerpo la idea de reunir la obra principal de Henry Miller, aparece la traducción de Mallafré del Ulises, la de Jordi Sarsanedas de Franny y Zoey de Salinger, la de Xavier Benguerel de Les flors del mal, la de Jordi Ibáñez de L´origen d´una insinuació, de Thomas Bernhard, otros dos títulos de André Gide… Y al siguiente (1991), la traducción y edición de Josep Palau i Fabre de las Iluminacions i Una temporada a l´infern de Rimbaud, un Jacques el fatalista i el seu amo traducido por Joan Tarrida, los Petits poemes en prosa de Baudelaire en versión de Joaquim Sala-Sanahuja… y así hasta un total de once títulos que poco a poco van equilibrando la presencia de literaturas como la francesa y la alemana, pese a mantenerse el predominio de la escrita en lengua inglesa.

Escribe a su privilegiado corresponsal Parcerisas el 30 de octubre de 1991:

Ahora empiezo a estar contento con la colección: tenemos cincuenta títulos a nuestras espaldas y no me arrepiento de haber editado ninguno de ellos. Si acaso, algunos que yo no hubiera publicado son de los que mejor se venden, pero, de entre los que no se venden, no renuncio a ninguno. Hemos conseguido un cierto prestigio y sólo debemos no bajar la guardia: mantener buenos autores, buenas traducciones y buen diseño. El resto son cabòries.

Si, con esto, algún día se cierra el grifo, como mínimo podemos estar orgullosos de la labor llevada a cabo. De momento, Edhasa, con todo, quizá no ganan dinero, con el catalán, pero tampoco creo que lo pierdan.

ulisesEs muy sorprendente, e indicativo de hasta qué punto en Edhasa los directores de colección trabajaban en buena medida a ciegas respecto al rendimiento comercial de los títulos, sin acceso a los números, que sólo tres semanas después Parcerisas informe a Arbonès de que «es inminente una cierta restricción en nuestras traducciones […] tengo una traducción [de Les bostonianes, de Henry James] que duerme sobre mi mesa que ahora no sé si podremos publicar».

Es muy probable que el motivo sea que en esas fechas, aprovechando la Feria de Frankfurt, los propietarios de Edhasa viajaban a Barcelona y era cuando los editores y directores de colección conocían realmente cómo andaban las cosas en este aspecto. Ciertamente, un simple vistazo al apéndice permite advertir hasta qué punto disminuyó la producción en los años siguientes (seis en 1992, tres en 1993, uno sólo en 1994), antes de que la colección fuera adquirida por Enciclopèdia Catalana, y continuada, con otra dirección, en Proa. Pero aun así hubo tiempo de recuperar por ejemplo la traducción de Josep Ros i Artigas (1907-1998) de Torrents de primavera, que se cuenta entre las primeras de una obra de Hemingway (publicada en los Quaderns Literaris de Janes en 1937) que el propio traductor tuvo aún tiempo de revisar, o Un hivern a Mallorca, de George Sand, en traducción de Marta Bes i Oliva, prologada por el poeta y narrador Antoni Marí y completada con un apéndice obra del ilustre mallorquín de adopción Robert Graves (1895-1985).

La situación económica y de gestión desembocó en la sustitución de Javier Pérez por Jordi Nadal, y la severa reducción de las ediciones en catalán que siguieron, la marcha de Paco Porrúa y su Minotauro, las salidas en poco tiempo de María Antonia de Miquel, Raquel Fosalba, Toni Estela, Joan Roig, así como el absorbente trabajo en la Universitat Autònoma de Barcelona fueron motivos más que suficientes para que en la primavera de 1993 Parcerisas acabara por dejar Edhasa, pero, como bien dijo, a la vista del catálogo de Clàssics Moderns, podía estar orgulloso de la labor llevada a cabo.

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Francesc Parcerisas.

Apéndice: Obras publicadas en Clàssics Moderns Edhasa.

Hermann Hesse, Demian, traducción de Feliu Formosa, 1985.

Joseph Conrad, La follia d´Almayer, traducción de Josep Carner-Ribalta, 1985.

Virginia Woolf, Orlando. Una biografia, traducción de Maria Antònia Oliver, 1985.

androides-previewUrsula K. Le Guin, La costa més llunyana, traducción de Madeleine Casas, 1986. (núm 3)

Ray Bradbury, Farenheit 451, traducción de Jaume Subirana, 1986.

Ursula K. Le Guin, Un mag de Terramar, traducción de Madeleine Cases, 1986.

Sylvia Plath, La campana de vidre, traducción de Josep Miquel Sobrer, 1986.

Robert Graves, Jo, Claudi, traducció d´Helena Valentí, 1986.

Hermann Hesse, Siddhartha, una composició india, traducción de Carme Gala, 1986.

Laurie Lee, Sidra amb la Rosie, traducción de Montserrat Solanas, 1986.

Ursula K. Le Guin, Les Tombes d´Atuan, traducción de Madeleine Cases, 1986.

Aubrey Beardsley, Relació de Venus i Tannhauser, prólogo de Joan Perucho, traducción de Corvo & Myer, 1986.

Marguerite Duras, Moderato cantábile, traducción de Joan Cases, 1986.

captenemicHenry Miller, El colós de Marussi, traducción de Jordi Arbonès, 1987.

Ray Bradbury, Les cròniques marcianes, traducción de Quim Monzó, 1987.

Francis Scott Fitzgerald, El diamant gran com el Ritz, traducción de Neus Arqués, 1987. (contes)

Doris Lessing, La terrorista bona, traducción de Ramon Barnils y Francesc Parcerisas, 1987.

Vladimir Nabokov, L´encantador, prólogo del autor, epílogo de Dmitri Nabokov, traducción de Jordi Arbonès, 1987.

Fiodor M. Dostoievski, Dimonis, traducción de Josep M. Güell, 1987.

Hermann Hesse, El llop estepari, traducció de Margarida Sugranyes, 1987.

Vladimir Nabokov, Lolita, traducción de Josep Daurella, 1987.

Dylan Thomas, Sota el bosc lacti, drama per a veus, traducción de Angela Suxton y Salvador Oliva, 1987.

James Joyce, Dublinesos, traducción de Joaquim Mallafrè, 1988.

fillahomerM. Cotzee, Esperant els bàrbars, traducción de Xavier Rello Andreu, 1988.

Roberts Graves, La filla d´Homer, traducción de Isabel Turull, 1988.

Gerard Durrell, Ocells, bèsties i parents, traducción de Josep Julià, 1988.

Mervyn Peake, El Castell de Gormenghast, traducción de Josep Miquel Sobrer, 1988.

Jane Austen, Persuasió, traducción de Jordi Arbonès, 1988.

James Joyce, Retrat de l´artista adolescent, traducción de Maria Teresa Vernet, 1988.

Virginia Woolf, Els anys, traducción de Maria Antonia Oliver, 1988.

Louis-Ferdinand Céline, Viatge al fons de la nit, traducción de Estanislau Vidal-Folch, 1988.

Graham Greene, El factor humà, traducción de Helena Valentí, 1988.

R. R. Tolkien, El Ferrer de Wootton Major; “La Fulla” d´en Niggle, traducción de Jordi Arbonès, 1988.

els-anysMervyn Peake, L´hereu de Gormenghast, traducción de Josep Miquel Sobrer, 1988.

R. R. Tolkien, Gil, el pagès de Ham, traducción de Carlos Llorach, ilustraciones de Pilar Baynes, 1988.

Huymans, A repèl, traducción de Miquel Martí i Pol, 1989.

Graham Greene, El capità i l´enemic, traducción de Xavier Rello Andreu, 1989.

Katherine Mansfield, Un niu de tórtores, Josep Julià, 1989.

Virginia Woolf, Les ones, traducción de Maria Antonia Oliver, 1989.

Thomas Mann, Els caps bescanviats, traducción de Margarida Sugranyes, 1989.

Gerard Durrell, El Jardí dels Déus, traducción de Jordi Arbonès, 1989.

Gerard Durrell, Filets de palaia, traducción de Josep Julià, 1989.

K. Narayan, En Swami i els seus amics, traducción de Ramon Barnils, 1989.

D. Salinger, Franny i Zoey, prólogo y traducción de Jordi Sarsanedas, 1990.

D.H. Lawrence, La Guineu i altres relats, traducción de Josep Julià i Marta Bes, 1990.

Gabriele D´Annunzio, La Leda sense cigne, El company d´ulls sense pestanyes, traducción de Jordi Cornudella, 1990.

Katherine Mansfield, Una mica infantil, traducción de Josep Julià, 1990.

André Gide, L´Immoralista, traducción de Marta Bes i Oliva, 1990.

D.H. Lawrence, Dones enamorades, traducción de Jordi Arbonès, 1990.

Kenneth Grahame, El vent entre els salzes, traducción de Jordi Arbonès, 1990.

Thomas Bernhard, L´origen d´una insinuació, traducción de Jordi Ibáñez, 1990.

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Xavier Benguerel.

Charles Baudelaire, Els paradisos artificials, traducción de Carles Castellanos, 1990.

Charles Baudelaire, Les flors del mal, traducción de Xavier Benguerel, 1990.

André Gide, La porta estreta, traducción de Marta Bes i Oliva, 1990.

Roberts Louis Stevenson, Marea minvant, traducción de Judith Willis y Toni Turull, 1990.

James Joyce, Ulises, traducción de Joaquim Mallafrè, 1990.

Henry Miller, Tròpic de Càncer, traducción de Jordi Arbonès, 1990.

Sommerset Maugham, Els Mars del Sud, traducción de Lluis Canyadas, 1990.

Arthur Rimbau, Il·luminacions. Una temporada a l´infern, versión, introducción y notas de Jaume Palau i Fabre, 1991.

S. Lewis, El nebot del mag, traducción de Jordi Arbonès, 1991.

S. Lewis, El lleó, la bruixa i l´armari, traducción de Jordi Arbonès, 1991.

Gerard Durrell, L´excursió i d´altres maremàgnums, traducción de Jordi Arbonès, 1991.

Chales Baudelaire, Petits poemes en prosa, prólogo y traducción de Joaquim Sala-Sanahuja, 1991.

Jane Austen, L´abadia de Northanger, traducción de Jordi Arbonès, 1991.

Denis Diderot, Jacques el fatalista i el seu amo, traducción de Joan Tarrida, 1991.

Horst Bienek, La primera polca, traducción de Carme Gala, 1991.

Charles Dickens, Una historia de dues ciutats, traducción de Jordi Arbonès, 1991.

R. R. Tolkien, Silmaríl·lion, traducción de Dolors Udina, 1991.

Richard Adams, El turó de Watership, traducció de Montserrat Solana i Mata, 1991.

S. Lewis, El cavall i el seu noi, traducción de Jordi Arbonés, 1992.

Fulco di Verdura, Una infancia siciliana. Els dies feliços d´estiu, traducción de Caterina Molina, 1992.

George Sand, Un hivern a Mallorca, prólogo de Antoni Marí, apéndice de Robert Graves, traducción de Marta Bes Oliva, 1992.

Giacomo Joyce, James Joyce, introducción y notas de Richard Ellmann, traducción de Joaquim Mallafrè, 1992.

Isaac Asimov, La segona fundació, traducción de Sílvia Aymerich, 1992.

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Hemingway con, a su izquierda, el editor Maxwell Perkins.

Ernst Hemingway, Torrents de primavera, novel·la romantic en honor d´una gran raça en extinció, traducció de Josep Ros-Artigues, 1992.

Ursula K. Le Guin, Tehanu. L´ultim llibre de Terramar, traducción de Madeleine Cases, 1993.

Gerard Durrell, Amb un zoo a les maletes, traducción de Josep Sala Barbany, 1993.

Philip K. Dick, Els androids somien xais electrics. Blade Runner, traducció de Manuel de Seabra, 1993.

R. R. Tolkien, Contes inacabats de Númenor i Terra Mitja, introducción, comentarios, índice y mapas de Christopher Tolkien, 1994.

Fuentes:

Sam Abrams, «Francesc Parcerisas, traductor», Caràcters, núm. 10 (enero de 2000), pp. 7-8.

aarbones-parcerisas-180x276Jordi Arbonès y Francesc Parcerisas, Epistolari, edición al cuidado de Jordi Mas López, Lleida, Punctum (Visions 6), 2016.

Anónimo, «Edhasa reorganiza su plantilla y reduce novedades como reacción a la crisis», El País, 22 de enero de 1993.

Francesc Parcerisas, «Sobre la traducció catalana d´Una historia de dos ciutats», L´Avenç, núm. 411 (abril de 2015), p. 9; recogido en los anejos del epistolario de Parcerisas con Arbonès ya citado, pp. 259-276.

Rosa Maria Piñol, «Edhasa enceta una nova col·lecció de narrativa estrangera en català», La Vanguardia, 24 de diciembre de 1985.

Sobre Jordi Arbonès, véase el portal de la Càtedra Jordi Arbonès, de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Y el testimonio oral, que agradezco muchísimo, de Esther López, María Antonia de Miquel y Pablo Somarriba.