Libros sobre música: el caso de Los Juglares de Júcar

Cuando a principios del siglo XX se produjo en España una cierta eclosión de libros con la música como tema –particularmente en sellos de nombre tan inequívoco como Ma Non Troppo, Es Pop Ediciones o Global Rhythm y en otros como Fundamentos o Libros Crudos–, fue habitual al comentarla evocar una experiencia de principios de los años setenta, la colección Los Juglares de la editorial gijonesa Júcar (con sede en Ruiz Gómez, 10), fundada en 1967 por Silverio Cañada (1938-2002) y Ángel Pariente (1937-2017) y que no tardó en abrir sede en Madrid (en Chantada, 7). Menos habitual, en cambio, fue vincular Los Juglares con la colección en la que evidentemente se inspiraba, Poésie et Chansons, de la editorial parisina Seghers.

Alphonse Bonnafé, Georges Brassens, París, Seghers (Poetes et chansons), 1974.

Pierre Seghers (1906-1987), a quien había introducido en el mundo de los libros el artista catalán Lluís Jou (1882-1968), se había estrenado autopublicándose sus poemas con el sello por él creado para tal propósito, Les Éditions de la Tour, y tuvo una primera experiencia editorial ya durante la segunda guerra mundial con la revista clandestina Poètes Casqués y posteriormente Poésie, hasta que en mayo de 1944 sale la célebre colección Poetes d’adjourd’hui con el sello Seghers y en 1966 Poetes et chansons. En realidad, esta última colección pretendía dar cabida a un tipo de poetas cantantes que inicialmente había publicado en Poetes d’adjourd’hui, como Leo Ferré, Georges Brassens, Jacques Brel o Charles Aznavour, y en ella se publicaron también libros dedicados a Edith Piaf, Julitette Greco, Paolo Conte, etc.

Edición en Seghers del Jacques Brel de Jean Clouzet.

Viendo el catálogo de Júcar no sólo es fácil emparentar Los juglares con Poetes et chansons, sino incluso Los Poetas con la de Pierre Seghers Poetes d’adjourd’hui. A modo de ejemplo, vale la pena constatar que los cuatro primeros números de Los Juglares fueron Bob Dylan (1972), por Jesús Ordovás (n. 1947), la traducción que llevó a cabo el dramaturgo Fermín Cabal (n. 1948) del Jacques Brel (1972), de Jean Clouzet, publicado previamente por Seghers, un Joan Manuel Serrat preparado por el periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), y un Brassens firmado por el también periodista afincado en París Ramón Luis Chao (que a partir de la segunda edición ya apareció firmado como Ramón Chao [1935-2018]).

Edición en Los Juglares del Jacques Brel de Jean Clouzet.

Según ha contado Mariano Antolín Rato, que da una idea de la manga ancha con que se editaba en esa casa, la idea de ampliar el abanico de músicos en Júcar se la sugirió él mismo al director de la editorial cuando ya llevaba un tiempo traduciendo la serie policíaca de Harry Dickson (los primeras traducciones de la cual aparecen firmadas por José Manuel Caballero Bonald, Fermín Cabal y Alfonso Sastre):

Traducía una a la semana, y además añadía contenidos inventados, porque me pagaban por páginas y así llegaba a la siguiente página, con dos líneas ya cobraba otra. Añadía frases inspiradas en H. P. Lovecraft o lo que fuese, porque eran novelas medio policiacas, medio de terror. Entonces con Cañada empecé a traducir y él montó la colección Los juglares. Un día, hablando con él, le pregunté por qué en vez de sacar en Los juglares solamente a Serrat y otros cantautores no sacáis también a los Beatles, los Rolling Stones y esos. Y, efectivamente, los sacaron y se forraron. Entonces Cañada me ofreció un cargo fijo en Ediciones Júcar, que dirigía Caballero Bonald, y me iba muy bien porque les pasaba información, les hablaba de Pink Floyd y grupos de los que ellos no tenían ni la más remota idea, a la vez que les buscaba libros y autores.

Pero más allá del catálogo de títulos de Los Juglares, en el que se puede advertir una cierta evolución en cuanto a los intereses predominantes (de lo más folk al rock, y con cierta obsesión por Bob Dylan), es notable la coincidencia en la idea y la disposición de las dos colecciones. Si los libros de Seghers se basaban en una selección de textos, una discografía, ilustraciones (generalmente fotografías) y un texto biográfico y crítico, eso mismo exactamente es lo que compone los títulos de la colección Los Juglares.

Al igual que su modelo francés, los libros de Los Juglares estaban pensados con el objetivo de que su precio de venta al público fuera lo más moderado posible, en el caso de Júcar encuadernándolos con una cartulina basta (con un formato de 11 x 18 y unas 200 páginas), que a la primera doblez perdía la tinta, e impresos en papel muy tosco y en rotativa. Durante mucho tiempo, concretamente en la madileña Altamira-Rotopress, una sociedad que presidía el procurador a Cortes franquistas Enrique Sánchez de León (luego ministro de Sanidad y Seguridad Social por UCD) y que imprimiría colecciones como la Biblioteca Básica Salvat, los Libros RTV de Salvat o los suplementos de El País y revistas como El Socialista y Tiempo.

En cuanto a los autores de estos libros, abundan los periodistas versátiles, no estrictamente musicales en algunos casos, así como los profesionales de la pluma, con nombres bastante conocidos, como son los casos de Eduardo Haro Ibars (1948-1988), que se ocupó del volumen Gay rock (1975), Eduardo Cerdán Tato (1930-2013), que preparó el de Ovidi Montllor, Ramón de España, que firmó los dedicados a Roxy Music (1982) y Buddy Holly (1987),  Javier Barreiro, que firmó el dedicado a El tango (1985), Carlos Zanón,  autor de Bee Gees (1998), o Josep Maria Espinàs, que escribió el dedicado a Pi de la Serra (1974). Más curiosa es la presencia de autores muy estrechamente vinculados al mundo del teatro, como es el caso de los dramaturgos exiliados en México Álvaro Custodio (1912-1992) y Paco Ignacio Taibo I (padre de Paco Ignacio Taibo II, que dirigió la colección policíaca en Júcar), o Marcos Ordóñez, que firmó el dedicado al Gato Pérez (1987), así como un par de profesores especialistas en literatura y cine españoles del siglo XX, como es el caso de Agustín Sánchez Vidal, autor de Simon & Garfunkel, y José-Carlos Mainer, que preparó el de Labordeta (1977).

Aun así, los nombres de más relumbrón que aparecen en este catálogo son sin duda los vinculados al boom de la novela latinoamericana: el escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), con Daniel Viglieti (1974), el escritor argentino  Ernesto Sábato, que prologa el del historiador y poeta argentino León Benarós sobre Eduardo Falú (1974), y el de Jorge Luis Borges (1899-1986), que firma el prólogo del volumen dedicado a Carlos Gardel (1976), obra del historiador uruguayo Carlos Zubillaga.

Acerca del libro ya mencionado sobre el cantautor francés Georges Brassens, contamos con un interesante comentario que dejó Ramon Chao que puede ser orientativo acerca del método de selección de autores y el modo de confección de los libros:

Este mi primer libro fue de encargo. Me lo pidió Silverio Cañada en uno de sus viajes a París. No es que el tema me apasionara, pero por algo hay que empezar, me dije. Me puse a escuchar canciones de este juglar, y a indagar en su vida. Mis conocimientos musicales eran más que suficientes para analizar la música (tónica-dominante en general) del vate francés. Y hurgando en libros y entrevistas descubrí que la imagen de mi héroe no se correspondía con la realidad.

Vicente Escudero, que en la década de los noventa acaparó la autoría del grueso de la producción de Los Juglares, se ha mostrado paradójicamente muy crítico con la orientación que en esos años tomó la colección (que se resistía a hacer productos de usar y tirar y con fecha de caducidad muy corta) y da también pistas acerca de las condiciones en que se escribían estos libros. Así, en relación a Auge y caída de Michael Jackson (1994), lo describe como un «libro eminentemente periodístico, de rápida edición, aprovechando un momento coyuntural», y añade: «Fue escrito a “seis manos”: Julia [Cibrián], Miguel [Martínez] y yo mismo; en un tiempo récord. Se trataba, precisamente de eso: unir música y actualidad. Júcar no lo entendió y no pudo profundizar en el tema de unir «música» con actualidad periodística». Pero aún más ilustrativa es su caracterización del libro que Escudero preparó sobre Phil Spector: «Un nuevo reto personal: ¿En cuánto tiempo podía escribir un libro…?».

Lo cierto es que buen testimonio del apresuramiento con que se llevaba a cabo todo el proceso de la colección Los Juglares —al margen de la asombrosa superficialidad de algunos textos— es la calidad muy limitada de muchas de estas ediciones. José Manuel Caballero Bonald hizo un retrato del ambiente que se respiraba en la sucursal madrileña de Júcar, en la que él mismo trabajaba, que quizá pueda explicar algunas cosas acerca del espíritu de la época y de los resultados de tal empeño:

Por Júcar pasaban a menudo personajes de muy distinta condición, aunque los más frecuentes eran los inclasificables: especímenes de vagas afinidades con traductores espontáneos, noveles pretenciosos, diseñadores incomprendidos, proveedores de hachís y desocupados crónicos. María [Calonje] y Mariano Antolín solían encargarse de bandear a esas visitas con invariable efectividad.

Fuentes:

José Manuel Caballero Bonald «Caballero Bonald, episodios asturianos», La Nueva España, 9 de marzo de 2010.

Ramón Chao, «Georges Brassens», en el blog de Ramon Chao, s/f.

Vicente Escudero, Blog personal.

Antón López, «Entrevista con Juan Manuel Domínguez: “En España hubo problemas con la publicación de Yonqui», Libros Crudos, web de la editorial.

Bruno Mattiusi, «Entrevista a Mariano Antolín Rato, traductor, novelista, ensayista, psiconauta y agitador cultural», Trans. Revista de Traductología, núm. 21 (2017), pp. 253-275.

Listado (muy provisional e incompleto) de los títulos publicados en Los Juglares.

1/ Jesús Ordovás, Bob Dylan, 1972.

2/ Jean Clouzet, Jacques Brel, 1972.

3/ Manuel Vázquez Montalbán, Joan Manuel Serrat, 1972.

4/ Ramón-Luis Chao (Ramon Chao a partir de la 2ª ed.), Brassens, 1973.

5/ Alan Dister, Beatles, 1974.

6/ Phillipe Bas-Rabérin, Los Rolling Stones, 1973.

7/ Jesús Ordovás, Jimi Hendrix, 1974.

8/ Félix Luna, Atahualpa Yupanqui, 1974.

9/ Jean-Marie Leduc, Pink Floyd, 1974.

10/ Sergio Laguna, Leo Ferré, 1974.

11/ León Benarós (con prólogo de Ernesto Sábato), Eduardo Falú, 1974.

12/ Jean Clouzet, Boris Vian, 1974.

13/ Mario Benedetti, Daniel Viglieti, 1974.

14/ Josep Maria Espinàs, Pi de la Serra, 1974.

15/ Phillipe Bas-Rabérin, El blues moderno.

16/ Viale Moutinho, Jose Alfonso.

17/ Mariano Antolín Rato, Bob Dylan 2, 1975.

18/ Héctor Vázquez Azpiri, Víctor Manuel, 1974.

19/ Gaspar Fraga, Elvis Presley.

20/ Eduardo Haro Ibars, Gay rock, 1975.

21/ Agustín Sánchez Vidal, Simon & Garfunkel, 1975.

22/ Hervé Muller, Jim Morrison y los Doors.

23/ Jesús Ordovás, El rock ácido de California.

24/ Enrique Cerdán Tato, Ovidi Monllor.

25/ Alan Dister, El rock inglés.

26/ Jacques Vassal, Leonard Cohen, 1978.

27/ Álvaro Custodio, El corrido popular mexicano (su historia, sus temas, sus intérpretes), 1976.

28/ Antonio Cillero, Beatles 2, 1976.

29/ Álvaro Feito, Joan Báez, 1976.

30/ Armando Tejada Gómez, Horacio Guarany.

31, Galvarino Plaza, Victor Jara, 1976.

32/ Francisco López Barrios, La nueva canción en castellano (L. A. Aute, Pablo Guerrero, Julia León, Rosa León, Luis Pastor, Elisa Serna), 1976.

33/ Carlos Zubilaga (con prólogo de Jorge Luis Borges), Carlos Gardel, 1976.

34/ Patricio Manns, Violeta Parra, 1978.

35/ José-Carlos Mainer, Labordeta, 1977.

36/ Esteban Leivas, David Bowie, 1977.

37/ John Pidgeon, Eric Clapton, 1976.

38/ Alain Dister, Frank Zappa y The Mothers of Invention, 1981.

39/ Jorge Arnaiz, Los Who, 1980.

40/ Alicia Dujovne, María Elena Walsh.

41/ Jesús Ordovás, Bob Marley, 1980.

42/ George Tremlett, Rod Stewart, 1981.

43/ Álvaro Feito, Alan Stivell, 1981.

44/ Víctor Claudín, Sisa, 1982.

45/ Alberto Manzano, Jackson Browne, 1982.

46/ Danny Faux, Dylan 3, 1982.

47/ Ramón de España, Roxy Music, 1982.

48/ Fernando Márquez, Vainica doble, 1983.

49/ Sagrario Luna, The Jam, 1983.

50/ Ignacio de Juan, Stones 2, 1983.

51/ Jaume Pomar, Raimon, 1983.

52/ J. M. Plaza, Luis Eduardo Aute, 1983.

53/ Fernando González Lucini, Carlos Cano, 1983.

54/ Ignacio Q. Santander, Quilapayún, 1983.

55/ Javier de Juan, Jethro Tull, 1984.

57/ José Luis Álvarez, Miguel Ríos. ¿El rock que no termina?, 1984.

58/  Danny Faux, Kris Kristofferson, por los Buenos tiempos. Retrato de un artista americano, 1985.

59/ Connie Berman, Linda Ronstadt, 1985.

60/ Judith Davis y Danny Faux, Queen, 1985.

61/ Javier Pérez de Albéniz, Bruce Springsteen, 1985.

62/ Paco Ignacio Taibo I, Agustín Lara, 1985

63/ Danny Faux, Michael Jackson, 1985.

64/ Javier Barreiro, El tango, 1985.

65/ Álvaro Feito, Dire Straits.

66/ Carlos Toro, Charles Aznavour.

67/ Maurilio de Miguel, Joaquín Sabina.

68/ Daniel Tubau, Deep Purple, 1986.

69/ Mikel Barsa, The Kinks, 1987.

70/ Ramón de España, Buddy Holly, 1987.

71/ Marcos Ordóñez, Gato Pérez, 1987.

72/ Ángel Vivas, Javier Krahe, 1991.

73/ Luis Lapuente, Jery Lee Lewis, 1992.

74/ Vicente Escudero, Bob Dylan 4, 1992.

75 y 76/ José Luis Atienza Merino, Jacques Brel 2, 1987.

77/ Juan Mari Montes, Suzanne Vega, 1992.

78/ J. J. Medina, Queen 2. Freddie Mercury (1946-1991), 1994.

79/ Vicente Escudero, Phil Spector, 1994.

80/ Miguel Martínez y Vicente Escudero, Lennon, 1994.

81/ Vicente Escudero, Julián Cibrian y Miguel Martínez, Auge y caída de Michael Jackson, 1994.

82/ Vicente Escudero, Bob Dylan y la prensa española (1980-1993), 1995.

83/ Vicente Escudero, Eric Clapton 2, 1995.

84/ Vicente Escudero, Cher, 1995.

85/Vicente Escudero, Bob Dylan. Los discos, 1996.

86/ Vicente Escudero, Bob Dylan. Las canciones, 1996.

87/ Vicente Escudero, Bob Dylan. Las palabras, 1996.

88/ Bob Dylan, Tarántula, 1985.

89/ Andrés López Martínez y Vicente Escudero, John Lennon 2.

92/ Carlos Zanón, Bee Gees. La importancia de ser un grupo pop, 1998.

93/ Juan Martí Montes, Elton John, 1998.

Los Juglares. Serie Especial

1/ Anthony Scaduto, La biografía de Bob Dylan.

2/ Anthony Scaduto, Mick Jagger.

3/ LeRoy Jones, Música negra, 1978.

5/ Julian Beck, Canciones de la revolución (Living Theatre).

6/ Ramón J. Martínez [Ramoncín], Animal de ojos caídos. Poemas y musiquitas.

7/Simon Frith, Sociología del rock, 1978.

8/ Victor Claudín, Canción de autor en España, 1981.

9/ David Dunaway King, Una canción sin Pete Seeger, 1993.

Publicidad de una presentación de Los Juglares.

Manuel Andújar, agente literario oficioso de Clemente Airó en España

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Manuel Andújar.

Si bien hay pocas dudas de que Clemente Airó (Clemente Arveras Oria, 1918- 1975) llegó a convertirse en uno de los principales adalides de la edición literaria en Colombia, no por ello se atenuó su intención de ver publicada su propia obra narrativa en el país que le vio nacer: Para ello contó además con la colaboración inestimable de Manuel Andújar (Manuel Culebra Muñoz, 1913-1994), quien, a su regreso a España en 1967, gracias a los contactos que había ido estableciendo en sus empleos en el Fondo de Cultura Económica, en González Porto y en Alianza Editorial, se convirtió en un activísimo difusor de la obra de los escritores exiliados como consecuencia del resultado de la guerra civil española, ya fuera mediante su actividad como crítico literario, ya –sobre todo– aprovechando su posición de privilegio como bisagra entre los creadores exiliados y los editores del interior.

A finales de los años sesenta, Clemente Airó había ido publicando ya el grueso de su obra narrativa en Colombia, desde la inicial Yugo de niebla (1948) hasta Cinco… y siete. Cuentos de una misma historia (1967), pero era muy consciente de que en el ámbito hispánico esas ediciones en Espiral apenas tenían ninguna repercusión, más allá del elogio de algunos compañeros de exilio y del aprecio de algunos críticos importantes en el ámbito académico (como es el caso de Marra-López en Narrativa española fuera de España, 1963).

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Dibujo de Judith Márquez para el libro de Airó Cardos como flores (1955).

Antes de 1964 Airó había estado en tratos con Carlos Barral para la publicación de Yugo de niebla, pero no llegaron a buen puerto, según contó al crítico literario y poeta Joaquín Marco. El primer intento serio llevado a cabo por Andújar para dar a conocer en España la obra de Airó se produjo en el marco de su colaboración con Valira, la colección de la Editorial Andorra, para la que gestionó también los contactos con, por lo menos, Manuel Lamana, José Ramón Arana y Simón de Otaola. Aun cuando este primer intento fracasó, al parecer debido a las propias dificultades de la Editorial Andorra de Jaume Aymà, Andújar no se arredró y la de Airó –de la que siempre se destacada el arraigo a la realidad social colombiana, en comparación con la de otros exiliados republicanos españoles–, fue una de las que con mayor tesón defendió Andújar.

En una carta ampliamente citada por Blas Medina Ávila, Andújar expone de un modo muy claro qué respuesta hay que dar a la crucial pregunta que Francisco Ayala se había planteado en 1948 desde su exilio bonaerense: «Para quién escribimos nosotros». Escribe Andújar a su corresponsal bogotano:

Como es natural, me complace ponerme aquí a tu disposición para la novela La ciudad y el viento [Espiral, 1961]. Comprendo tu actitud, esos avatares, por inhibición, de la obra, tu legítimo deseo de que lectores y críticos la conozcan y valoren en España, aparte de la nueva repercusión que en Colombia y en otros países iberoamericanos alcanzaría… [26 de octubre de 1970].

Como no podía ser de otro modo, Andújar era muy consciente de que Barcelona se había convertido en una plataforma que daba patente de calidad –aun cuando en algunos casos efímera– a un buen número de escritores radicados o cuyo origen estaba en Hispanoamérica, y entre los colombianos, junto al caso de Gabriel García Márquez (1927-2014), destacaba el de Eduardo Caballero Calderón (1910-1993) ganador del Premio Nadal con El buen salvaje (1966). También demuestra Andújar un muy buen conocimiento de las corrientes y tendencias editoriales al informar a Airó de que se marca como principales objetivos la colección El Puente, que desde Buenos Aires dirige el también exiliado Guillermo de Torre para Edhasa, la editorial Andorra (que venía dedicando amplio espacio a la literatura del exilio) y Helios (donde el propio Andújar publicaría en 1971 el libro de relatos Los lugares vacíos).

Sin embargo, la voluntad de Clemente Airó (como la de tantos otros exiliados, por otra parte) respondía a la intención más amplia de establecer puentes de comunicación entre las literaturas en lengua española –por ejemplo mediante la revista que dirigía en Bogotá, Espiral–, propósito ante el que detectaba un cierto desinterés por parte de los escritores del interior del que se quejaba ya en abril de 1964 en carta a Joaquín Marco: «La posición firme de Espiral es la unión de la geografía de nuestro idioma –por lo menos en literatura– para hacer frente al desprecio de otras lenguas», a lo que Marco apostilla: «Tenía razón Clemente Airó cuando se lamentaba del escaso interés por parte de los escritores españoles del interior de figurar en revistas o aventuras literarias. De hecho, no existían suficientes puentes».

Sin éxito en estas gestiones iniciales, Airó vuelve a la carga en enero de 1973, cuando en carta a Andújar insiste en la particular situación de los escritores exiliados (considerados extranjeros tanto en su país de origen como en su tierra de acogida):

Mi posición de exiliado empecinado no es la más indicada para que a uno le «pongan bolas» por estas latitudes. Uno está al final de la cola, y ese final rara vez tiene «chance». Tú muy bien sabes de esto, has sido compañero de exilio. Si se trata de una lista de novelistas para editar, pues yo por acá no entro o quedo de último por ser español. Y si se trata por allá, España, pues nadie me conoce. Hace falta tener muchos arrestos para seguir escribiendo, pero no desmayo, y algún que otro pequeño pellizco voy logrando. [carta a Andújar del 19 de enero de 1973]

Manuel Andújar (1913-1994)

Manuel Andújar.

Tres meses más tarde escribe de nuevo a su amigo para solicitarle que emprenda gestiones para la novela que acaba de concluir, La rueda del molino, de la que Andújar propone cambiar el título por el de Todo nunca es todo, y habla de ella al crítico y profesor Santos Sanz Villanueva y al director de la editorial Novelas y Cuentos Manuel Cerezales (1909-2005), pero le propone a Airó además que la presente a algún premio literario, y menciona específicamente el Premio Nadal.

Según el fallo de este certamen, en la convocatoria de 1973, con el título Todo nunca es todo, la obra de Clemente Airó pasó una primera criba (con un voto), pero ya entonces destacaron con cinco votos las novelas de José Antonio García Blázquez, Gabriel G. Badell y Aquilino Duque (ganó Blázquez con El rito y fue finalista Aquilino Duque con El mono azul).

La misma obra, con el título La rueda del molino, obtuvo una mención honorífica en la convocatoria de 1974 del Premio Puente Colgante (convocado por los ayuntamientos de Getxo y Portugalete y dotado con 250.000 pesetas), al igual que las obras presentadas por Antonio Petit Caro, Ricardo Laustalet y Juan Antonio Fernández Serrano, y se llevó el premio grande el crítico literario del periódico Unidad Santiago Aizarna con Los zamuros.

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Manuel Caballero Bonald.

Andújar recurrió también al consejo de la agente literaria Carmen Balcells, de la que fue cliente durante un breve tiempo, para intentar colocar esa novela de Airó en Seix Barral o en Plaza & Janés, pero también sin resultados tangibles. Del mismo modo, se la propuso a Francisco García Pavón (de Taurus), a Aymà, a Fernando Gutiérrez (por entonces en Noguer), a José Vergés (de Destino) y pareció encarrilar la publicación cuando consiguió que la leyera José Manuel Caballero Bonald, por entonces en Júcar, sobre quien le comunica:

Acabo de hablar con J. M. Caballero Bonald, que en breve te escribirá… Me complace adelantarte su concepto de que se trata de obra valiosa y digna (y que era justa la apreciación que yo le había dado), así como que piensa incluirla en su programa editorial para publicación, probablemente, a fines de este año o principios del próximo. Ya te lo concretará él. En consecuencia, queda invalidada cualquier otra presunta gestión. ¡Afortunadamente y con mis más cordiales felicitaciones! [carta a Clemente Airó, de 2 de abril de 1975].

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Firma de Manuel Andújar.

Tan avanzadas estaban las gestiones con Caballero Bonald, que, como recoge Fernando Larraz, cuando en enero de 1975 Airó viaja a España se anuncia en la prensa la próxima recuperación en España de La ciudad y el viento y la primera edición de Todo nunca es todo. Sin embargo, por un lado la salida ese año de Caballero Bonald de Júcar, y por otro y sobre todo la muerte de Airó en julio de 1975 acabaron por desbaratar el largamente ansiado contacto entre el autor y sus lectores. Aun así, tanto Andújar y Caballero Bonald como su viuda, Solita Bello, siguieron insistiendo sin descanso.

Finalmente, en 1982, Todo nunca es todo se publicó en Plaza & Janés; concretamente, sin embargo, en la sucursal de esta empresa en Bogotá y en la colección Narrativa colombiana, junto a Marco Tulio Aguilera Garramuño, Germán Arciniegas, Rodrigo Parra Sandoval, Plinio Apuleyo Mendoza…

Fuentes:

Fernando Larraz, «La “operación retorno” de la narrativa en el exilio en la prensa diaria del Franquismo (1966- 1975). Los casos de ABC, Informaciones y Pueblo», Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, vol. 29, pp. 171-195.

Antonio Mancheño Ferreras, «Cartas siguen siendo cartas (un espigueo en la correspondencia de Manuel Andújar)», en Manuel Aznar Soler, ed., El exilio literario español de 1939. Actas del Primer Congreso Internacional, Sant Cugat del Vallès, Cop d´Idees-Gexel, 1998, vol. I, pp. 504-515.

Joaquín Marco, «Entre España y América», en Joaquín Marco y Jordi Gracia, eds, La llegada de los bárbaros. La recepción de la literatura hispanoamericana en España, 1960-1981, Barcelona, Edhasa (El Puente), 2004, pp. 19-40.

Blas Medina Ávila, Manuel Andújar, su correspondencia, fe de vida y de obra, Facultad de Filología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2014.

Una colección emblemática de la Transición: Crónica General de España

A Jesús del Campo (y a Jack Bosco).

Las muy prolíficas Ediciones Júcar son un claro ejemplo de la desproporción entre la importancia e influencia de algunas iniciativas editoriales y su presencia en las historias de la edición modernas. Como apunté en cierta ocasión, muy probablemente ello se deba en buena parte a la dificultad, si no imposibilidad, de acceder a la información necesaria, en contraste con lo que ocurre con otras empresas de las que, aun siendo menos importantes, disponemos de cuantiosa información. Tal vez en estos casos un modo de ponerse manos a la obra sea empezar por reconstruir algunas de sus colecciones más nutridas.

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Silverio Cañada.

Al frente de Júcar se encontraba Silverio Cañada (1938-2002), que se había estrenado en el mundo del libro vendiendo de matute en la Universidad de Oviedo libros de pensamiento político prohibidos por la censura franquista, y con su esposa Tina Estébanez fundó luego en Gijón la Librería Universal, hasta que en 1967 creó la editorial Júcar, que además de contar con José Manuel Caballero Bonald (n. 1926) como director literario, tuvo entre sus colaboradores al periodista Juan Cueto (n. 1942), al escritor y prestigioso traductor literario Mariano Antolín Rato (n. 1943) como punto de anclaje en Madrid, al sociolingüista y poeta Xesús Alonso Montero (n. 1928) y al también poeta Ángel Pariente (Ángel Manuel Aragón Pariente, n. 1937), entre otros nombres destacados.

51b7943dbe5c8dc6f1c6ad63547955Probablemente, entre las colecciones más recordadas de Júcar se encuentra Poetas, conocida como “la colección amarilla”, dirigida por Manuel Aragón y construida a partir de monografías acompañadas de antologías representativas y de algunos pliegos de fotografías que estrenó con Rosalía de Castro (a cargo de Xesús Alonso Montero) y Jorge Luis Borges (Marcos Ricardo Barnatán) e incluyó a Bécquer (por Gabriel Celaya),Juan Ramón Jiménez (por Ángel González), Jorge Guillén (por Carlos Meneses y Silvia Carretero), José Hierro (Aurora de Albornoz), Gerard de Nerval (Ramón Gómez de la Serna), Leopardi (Antonio Colinas), Alfonso Costafreda (Jaime Ferran), así como antologías dedicadas a la poesía portuguesa contemporánea (al cuidado de Angel Crespo), la poesía culterana (Ángel Pariente) o la poesía surrealista (también a cargo de Pariente), entre otras muchas.

Desgajada o derivada de esta muy bien nutrida colección, con portadas firmadas por J. M. Domínguez a partir de un diseño de Jas Hayden, nació Los Poetas-Serie Mayor, dirigida también por Manuel Aragón y consistente en antologías de estudios críticos y de historia literaria centrados en escritores tan diversos como Antonio Machado (en edición de Francisco López), o bien en antologías de textos breves de diversos autores, como Rosa Chacel (La lectura es secreto, con estudio preliminar de Ana Rodríguez-Fischer) o Corpus Barga (Crónicas literarias, presentadas por Arturo Ramoneda Salas).

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Rosa Chacel (1898-1994).

Un libro singular en Júcar, cuyo interés por la cultura y la literatura gallega de la etapa republicana es evidente, fue la edición a cargo de Xesús Alonso Montero del álbum de Castelao Nós (1974), cuya reproducción de los dibujos es realmente muy deficiente (al margen de que faltan dos ilustraciones con respecto al original publicado en 1931 e impreso en la madrileña Casa Hauset y Menet, de la que unos años después Akal hizo una edición facsimilar). La singularidad se la otorga el hecho de que las traducciones de los pies de las ilustraciones a las principales lenguas de España son obra de los dramaturgos Antonio Buero Vallejo (al castellano), Ricard Salvat (al catalán) y al poeta Gabriel Aresti (vascuence).

Otras colecciones muy recordadas son Etiqueta Negra, dedicada a la novela policíaca en español o traducida (Juan Madrid, Paco Ignacio Taibo II, Andreu Martín, J.P. Manchete, Donald Westlake…), su hermana dedicada a la ciencia ficción Etiqueta Futura (Orson Scott Card, Frederik Pohl, Phillip K. Dick), Los Juglares, destinada a la biografía de músicos, acompañada de una antología con las letras de sus principales temas (Jim Morrison, Bob Dylan, Jimi Hendrix Bob Marley, Boris Vian, Miguel Ríos, Aute o Serrat) o la tan heterogénea como heterodoxa La Vela Latina, dirigida por Caballero Bonald (y que incluyó a José Luis Cano, Paco Ignacio Taibo I, Jenaro Talens, Jacinto Benavente, Antonio Espina, León Felipe, Antonio Sánchez Albornoz, José Bergamín).

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Caballero Bonald en 1963.

En sus memorias (o pseudomemorias), Caballero Bonald ha estacado que fue gracias al extraordinario éxito de la edición por fascículos de la Gran Enciclopedia Asturiana (1970), dirigida por el propio Cañada, Luciano Castañón y José Antonio Mases, y la Gran Enciclopedia Gallega Silverio Cañada (1974), dirigida por Perfecto Conde, Arturo Reguera López y Xosé Ramón Fandiño Veiga, que Júcar pudo ampliar su radio de acción, abrir oficinas en Madrid (a cuyo frente se pusieron Mariano Antolín y su esposa María Calonge), y a ese mismo empuje atribuye otra de las colecciones que él dirigió, la Crónica General de España, dedicada a textos políticos y que curiosamente abrió fuego en 1976 con La revolución y la guerra civil española, de Stanley G. Payne, para a continuación dedicarse a la recuperación de textos que el franquismo había intentado retirar por completo de circulación (Francisco Ferrer, Ilya Ehrenbug, Trotski, Albert Camus), así como de autores exiliados como consecuencia del resultado de la guerra civil española (José Peirats, Diego Abad de Santillán, Gustavo Durán, Valentín González El Campesino, Victor Alba o Claudio Sánchez Albornoz). Así lo cuenta el propio Caballero Bonald:

Empecé a trabajar por aquel entonces, no más de tres o cuatro horas matinales, en la editorial Júcar, una empresa de incipiente despegue familiar con sede en Gijón, planteada un poco a ojo y con intermitentes baches financieros, a la que me enrolé como director literario a propuesta de Ángel Pariente -también llamado Manuel Aragón […] Su dueño era un tal Silverio Cañada, librero y animador de proyectos varios, que había editado sendas enciclopedias por fascículos de Asturias y Galicia. Eso le otorgó cierto aparente desahogo económico […].

[El] puesto ni me ofrecía demasiadas compensaciones ni me resultaba particularmente halagüeño, sobre todo porque nunca llegué a entenderme con Cañada. Pero me tomé el trabajo en serio y, aparte de alentar las colecciones ya existentes -Los Poetas, Los Juglares, Biblioteca Júcar- o la de narrativa que dirigían Juan Cueto y Fernando Corujedo -Azanca-, puse en marcha otras dos: Crónica General de España y La Vela Latina. La primera estaba orientada a los estudios históricos y la segunda acogía preferentemente ensayos literarios, y creo que funcionaron bastante bien, dentro siempre de las no escasas irregularidades emanadas de la central gijonesa.

AnarquistasCrisis-191x300Se trató en realidad, pues, de una importante colección que se añadía a la “operación rescate” del legado cultural republicano, con una particular atención a la historia asturiana (véase el apéndice) y que en una muy buena proporción se alimentaba de textos que sin bien había tenido una amplia difusión antes de la guerra había dejado de circular, como es el caso por ejemplo de Trotski o Ehrenburg; o bien de textos que no habían tenido la repercusión que quizá merecían (caso de El arraigo del anarquismo en España, publicado originalmente por A. Redondo Editor en 1973, recogiendo a su vez textos aparecidos en los años veinte y treinta en las revistas L´Opinió, Justcia Social y Leviatán) o, caso de Nueva Era, la reimpresión debidamente contextualizada de una amplia muestra de ensayos políticos aparecidos originalmente de una de las revistas más importantes del pensamiento izquierdista en los años treinta.

De las dificultades y zigzagueos económicos de la editorial hay alguna muestra en el epistolario de Francisco Umbral, si bien los testimonios de autores y colaboradores no suelen ser muy explícitos acerca de los problemas que tuvieran con Cañada (pero al parecer no fueron pocos)..

En cuanto a la Crónica General de España, en cierto modo constituye una reformulación de la fallida Historia de las Revoluciones, una colección que, después de que en los años setenta la censura autorizara unos primeros títulos, en cuanto se desplegó una estridente campala publicitaria que se basaba en incluía pósteres con la imagen del Che, Mao o Lenin pegados por diversos puntos de Madrid, acabó por ser definitivamente prohibida. Probablemente, es de justicia que una colección como esta, o cuanto menos las Ediciones Júcar, ocupen  el lugar que les corresponde en cualquier intento de historiar la edición española reciente.

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Anexo: Crónica general de España:

1 Stanley G. Payne, La revolución y la guerra civil es España, traducción de José Palao, 1976.

Franccisco Ferrer  Guardia, La escuela moderna, prólogo de Carlos Díaz, 1976.

3 Ilya Ehrenburg, España, república de trabajadores, traducción de N. Lebedofi, 1976.

4 José Peirats, Los Anarquistas en la crisis política española, 1976.

5 Nikoz Kazantzakis, España y viva la muerte, traducción de Joaquín Mestre, 1977.

6 Victor Alba, ed.,  La Nueva Era. Antología de una revista revolucionaria, 1930-1936, 1977.

7 León Trotski, La revolución española, prólogo y traducción de Juan Andrade, 1977.

8 Carlos M. Rama, Ideología, religiones y clases sociales en la España contemporánea, 1977.

9 Frank Jellineck, La Guerra Civil en España, traducción de Francisco Velasco, 1978.

Escáner_20160209 (2)10 Manuel Buenacasa, El movimiento obrero español, 1886-1926 (historia y crítica). Figuras ejemplares que conocí (Teresa Claramunt, Joaquín Costa, Ramón Acín, Anselmo Lorenzo, Salvador Seguí, Max Nettlau, Santiago Ramón y Cajal, Eduardo Barriobero y Herrán, Pablo Iglesias, etc), 1977.

11 Claudio Sánchez Albornoz, Historia y libertad. Ensayos sobre historiología, 1979.

12 N. Molins i Fábrega, UHP, la insurrección proletaria de Asturias, prólogo de Wilebaldo Solano, 1978.

13 Victor Alba, ed., La revolución española en la práctica. Documentos del POUM, 1978.

14 Victor Alba, La alianza obrera. Historia y análisis de una táctica de unidad en España, 1978.

15 Albert Camus, ¡España libre!, traducción de Juan Manuel Molina, 1978 (artículos publicados previamente en Combat junto con discursos y entrevistas de entre 1944 y 1956.

16 Diego Abad de Santillán (Sinesio García Fernández), Alfonso XIII, la II República, Francisco Franco, 1979.

17 Ignacio Iglesias, Leon Trotski y España (1930-1939), 1979.

18 Juan Peiró, Trayectoria de la CNT, 1979.

19 Manuel Grossi Mier, La insurrección de Asturias, 1978 (originalmente en La Batalla, con una carta introductoria de Ramón González Peña, prólogo de Joaquín Maurín y epílogo de Julián Gorkin, 1935)

20 Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, Documentos Secretos sobre España, 1978.

21 Miguel Ángel González Muñiz, Constituciones, Cortes y elecciones españolas. Historia y anécdotas(1810-1936), 1978.

22 Alberto Gil Novales, Textos exaltados del Trienio Liberal, 1979/8.

23 José Bullejos, España en la Segunda República, 1979.

24 Ilya Ehrenburg, Corresponsal en la guerra civil española, 1979.

Escáner_2016020925 S. Cánovas Cervantes, Proceso histórico de la revolución española. Apuntes de Solidaridad Obrera, 1979.

26 David Ruiz, El movimiento obrero en Asturias. De la industrialización a la II República, 1979.

27 Albert Balcells, El arraigo del anarquismo en Cataluña, textos de 1926-1934, 1980.

28 Gustavo Durán, Una enseñanza de la guerra española, edición de J. Martín-Artajo, 1980.

29 Valentín González, el Campesino, Comunistas en España y antistalinistas en la U.R.S.S., 1980.

30 Jeanne Maurin Cómo se salvó Joaquín Maurín (Recuerdos y testimonios), 1980.

31 Jacques Delpierre de Bayac, Las Brigadas Internacionales, ¿1978?

32 Philippe Nourry, Francisco Franco: la conquista del poder, traducción de Arturo Collera y Benito Gómez Ibáñez, 1976

ElArraigo-185x30033 Aldo Garosci, Los intelectuales y la guerra de España, traducción de G. Guijarro, 1981.

34 Francisco Carrasquer, ed., Felipe Alaiz. Estudio y antología del primer anaquista español, 1981.

35-36 Paco Ignacio Taibo II, Asturias 1934, 1984.

37 Renée Lamberet y Luis Moreno Herrero, Movimientos obreros y socialistas. España 1700-1939, Cronología y bibliografía, 1985.

 

Fuentes:

Xesús Alonso Montero, «Un editor de noso», La voz de Galicia, 30 de mayo de 2002.

M. Caballero Bonald, La novela de la memoria, Barcelona, Seix Barral, 2010.

Jean-François Botrel, «Enciclopedias, identidad y territorios en la España postfranquista, en Presse, Imprimés, Lecture dans l´Aire Romane, 2002, p. 32-44.

Javier Cuartas, «Silverio Cañada, editor», El País, 21 de mayo de 2002.

Gonzalo Mieres, «Recordando a Silverio Cañada», Las mil caras de mi ciudad, 28 de octubre de 2010.