«K. L. Reich» y la autocensura, una enigmática historia editorial

Tanto el proceso de escritura como el de publicación de una de las obras más estremecedoras e impactantes sobre la vida de los republicanos españoles en campos nazis, K. L. Reich, ha sido objeto de largas, enrevesadas y en algunos casos enconadas controversias, pero que al fin y al cabo han contribuido bastante a esclarecer la génesis de su publicación.

Joaquim Amat-Piniella.

Todo parece indicar que Joaquim Amat-Piniella (1913-1974) completó una primera versión de la obra entre septiembre de 1945 y abril de 1946, apenas ocho meses después de haber sido liberado por las tropas estadounidenses (en mayo de 1945) y mientras residía en Andorra, concretamente en Sant Julià de Lòria. Es más, David Serrano identifica una primera versión del episodio del asesinato del personaje de Vicent en K.L. Reich en un relato que se publicó ya en 1945 en la revista del exilio catalán en Niza Per Catalunya con el título «La Fam», y que años después se publicaría de nuevo de forma independiente en la recopilación póstuma Retaule en gris (Bromera, 2012).

En noviembre de 1947 aparece otro fragmento de esta versión en una interesante revista barcelonesa dirigida por el militante de Estat Català Antoni Ribera (1920-2001) titulada Antologia dels fets, les idees i el homes d’Occident. De esta publicación clandestina de divulgación cultural, entre cuyos colaboradores habituales se contaban el poeta y compositor Lluís de Rialp (Lluís Soler, n. 1920), el pedagogo y lingüista Políglot (Delfí Dalmau, 1891-1965), el crítico literario Joan Triadú (1921-2010) y los escritores exiliados Josep Carner (1884-1970), Agustí Bartra (1908-1982) y Josep Pous i Pagès (1873-1952), se hacía una tirada privada de mil ejemplares que distribuía el corredor de libros Pere Bonada con el método de cadena; hasta que en mayo de 1948 fue suspendida por orden gubernativa. Sin embargo, en el número 7 se publicó entre las páginas 52 y 59 el mencionado texto de Amat-Piniella con el título «Eutanàsia» y la siguiente indicación (que traduzco):

De los siete mil españoles que han pasado por el campo de concentración alemán de Mauthausen, apenas han salido unos mil ochocientos. El autor es uno de los supervivientes y, acerca de los recuerdos de su cautiverio de cuatro años y medio, ha escrito un reportaje novelado con el título K. L. Reich, aún inédito, y del cual publicamos hoy un capítulo.

Resulta cuanto menos curiosa pero quizá desorientadora la adscripción del texto al género del «reportaje novelado», pero es interesante que se publique en una revista que en cierto modo actuaba como catalizadora de la obra de diversos exiliados (como era por entonces el caso de Amat-Piniella) o de puente entre autores del interior y del exilio. En junio de 1953, fue el mencionado Agustí Bartra quien se planteó la posibilidad de publicar, en México, la obra de Amat-Piniella, enmarcándola en el proyecto de colección Fona que estaba planeando con el impresor Guillem Gally (1906-1981) y que pretendía dar a conocer obras impublicables en España por razones de censura, acompañándolas además de los pertinentes documentos ministeriales de prohibición. El fracaso de ese proyecto hizo que K.L. Reich siguiera inédita aún unos cuantos años más.

Sin embargo, el caso es intrigante porque la primera presentación de la obra a censura documentada es la del editor Santiago Albertí (1930-1997), y cuando Amat-Piniella hacía ya unos años que se había establecido en Catalunya. En abril de 1955 está fechada la denegación de la autorización para publicar la versión que se había presentado, de 140 páginas, a pesar de que el preceptivo informe del censor no señalaba en ella ningún pasaje y ningún motivo para prohibirla. Segundo enigma.

Tal vez la siguiente mención pública de la novela se produce en las páginas de la revista Destino, que en el número del 19 de abril de 1958, en el marco de un amplio reportaje sobre las novedades para el Sant Jordi de ese año con entrevistas a los editores, se alude a K. L. Reich como una «extensa e importante novela» inédita en la que Amat-Piniella «recoge extraordinarias experiencias de su internamiento en un campo de concentración alemán», al presentar al autor con motivo de la reciente aparición de su Roda de solitaris en la Nova Col·lecció Lletres del ya mencionado Santiago Albertí.

Hay muchas pruebas de que por lo menos la existencia de la obra y su tema era ampliamente conocido en el milieu, y poco después, en el número de enero de 1959 de la principal revista del exilio catalán en Buenos Aires, Ressorgiment, la traductora, periodista y escritora Anna Murià (1904-2002) le dedica el artículo «K. L. Reich, novel·la inèdita de J. Amat-Piniella», sin duda porque debió de tener acceso al manuscrito a través de su cónyuge, Agustí Bartra.

Finalmente, en 1961 se presenta de nuevo a censura, pero lo más notable de este episodio es que la obra había ido creciendo hasta las 250 páginas, lo que permite concluir a Josefina Sabaté que de Andorra no llega ya con una versión definitiva sino que, muy al contrario, el autor fue puliendo y retocando su texto a lo largo de esos años. Es incluso posible aventurar que el ejercicio de autocensura que Sabaté advierte en el texto definitivo sea consecuencia del contacto directo del autor con el ambiente cultural y literario de la Barcelona de esos años, donde, como en todas partes, se habían desarrollado diversas estrategias ante la censura (y que en el ámbito del teatro tuvieron dos polos opuestos representativos en el posibilismo de Buero Vallejo y el imposibilismo de Alfonso Sastre). En cualquier caso, el 10 de abril de 1961 José de Pablo Muñoz firmaba un informe de censura en el que consideraba, puesto que no atacaba ninguna de las instituciones fundamentales del régimen franquista, que «puede publicarse».

En 1963 aparece finalmente K. L. Reich, pero lo hace en una traducción al español firmada por el escritor Baltasar Porcel (1937-2009), si bien quienes tradujeron la obra fueron en realidad el propio Amat-Piniella, en colaboración con su amigo el médico, pintor y escritor Josep M. Cid-Prat y Porcel se limitó a hacer una corrección de estilo. Esta edición en español se publica en la colección Testimonio de Seix Barral, pero poco después ese mismo año lo hace también la edición en catalán, en este caso en el Club Editor de Joan Sales (1912-1983), cuyos procesos de producción y problemas con la programación de las obras en cartera acaso eran menos fluidos que en Seix Barral.

Estas fueron, pues, las ediciones disponibles durante muchos años, hasta que en 1995 Serrano Blanquer sacó a la luz un nuevo manuscrito íntegro que halló en un maletín que le facilitó el hijo de Amat Piniella y que difería del hasta entonces conocido, así como pasajes que tampoco figuraban en la edición publicada. Se generó entonces una cierta polémica acerca de los motivos de las diferencias entre uno y otro, básicamente entre quienes pensaban que respondían a motivos de censura y quienes pensaban que era una versión menos pulida y en un estadio en que el proceso de autocensura al que la sometió el propio autor no era aún evidente. En cualquier caso, esa fue la versión, editada por el propio Serano Blanquer, que Edicions 62 publicó en el año 2001.

Probablemente, lo más interesante que nos han dejado los análisis y cotejos de estas diferentes versiones que se han ido publicando, así como de las notas del autor y prólogos que las acompañaban, sea, de facto, un «estudio de caso» tremendo de lo que fue la autocensura durante la dictadura franquista.

Fuentes:

Joaquim Aloy i Bosch, «Les dues versions diferents de K. L. Reich», web Joaquim Amat-Piniella, escriptor i intel·lectual manresà (1913-1974).

Marta Marín-Dòmine, «K. L. Reich (1963)», Visat, núm. 16 (octubre de 2013).

Josep Massot, «Centenario de Joaquim Amat-Piniella, un catalán en Mathausen», La Vanguardia, 19 de febrero de 2013.

Josefina Sabaté, «Análisis de las variantes autógrafas en la “Nota de l’autor” de Joaquim Amat-Piniella en K. L. Reich», Represura, núm. 3 (2018), pp. 39-71.

Publicar contra la censura, el proyecto de Guillem Gally y Agustí Bartra

A principios de la década de 1950 empezó a gestarse una curiosa colección literaria mexicana cuyo propósito era publicar aquellos títulos de literatura catalana que la censura española hubiera prohibido con argumentos realmente insólitos y/o delirantes, y acompañarlos además del pertinente documento de Censura. Lamentablemente, tan original proyecto no llegó a tomar mucho vuelo.

Guillem Gally Grivé.

Al frente del mismo se había puesto un veterano militante de la CNT, el impresor Guillem Gally Grivé (1906-1981), que en 1952 acababa de instalarse en el Callejón de San Antonio Abad de México. En el aspecto profesional, Gally Grive se había iniciado en Barcelona en las imprentas Clarassó y Vicente Ferrer, mientras que en el político había llegado a ser secretario del Front d’Esquerres de Catalunya (equivalente al Frente Popular en el resto de España) y durante la guerra civil española combatió seis meses encuadrado en la legendaria Columna Macià-Companys. En los momentos finales de la guerra pasó a Francia, donde inició un periplo por diversas ciudades (Perpiñán, Bédarieux, París, Amberes) antes de embarcarse con destino a México, adonde llegó en abril de 1939 en compañía de sus hermanos Hèctor (1910-1978) y Humbert (1915-1989). Hasta octubre de 1942 no consiguieron reunirse con él su esposa y su hijo.

En un primer momento, Guillem Gally adquirió una pequeña imprenta dedicada a las menudencias e impresos menores en la calle Aquiles Serdán, pero no tardó en asociarse con sus dos hermanos, residentes también en México, y crear la Imprenta Grafos. Entre sus clientes se ha podido identificar, por ejemplo, a las Ediciones Sol, para las que en 1951 imprimió la obra colectiva La teoría de la vida eterna (en traducción de Roberto Guzmán y con guardas ilustradas a sangre en blanco y negro) o en 1953 Un nuevo modelo del Universo, de Piotr Ouspensky (en traducción de Horacio Flores Sánchez y profusamente ilustrado) y Los signos. Desvelaciones del lenguaje de los signos, de Pedro Astete.

Sin embargo, ya previamente (por lo menos desde 1944) habían aparecido algunos volúmenes con pie editorial de Talleres de Imprenta Grafos, como es el caso de La flota republicana de España (1944), memorias del que fuera su comisario general, Bruno Alonso (1887-1977), por entonces exiliado en México tras su paso por el tremendo campo de prisioneros argelino de Maknassy; Guerra en España, 1936 a 1939 (1947), del que fuera coronel de la República Española Jesús Pérez Salas (1892-¿?) y que previamente había estado al frente de la columna Macià-Companys, acompañado de un prólogo de quien fuera l coronel del Estado Mayor Mariano Salafranca (1878-1946), exiliado como Pérez Salas en México; o ya en 1950 Max Nettlau, el herodoto de la anarquía, de Rudolf Rocker.

Mayor importancia aún, en relación al proyecto editorial de obras prohibidas tuvo la publicación en 1946 de L’arbre de foc. Poema de l’Home. Poema de Rut, ilustrado por el pintor barcelonés exiliado en Estados Unidos Joan Junyer (1804-194) en el caso de «L’arbre de foc», y por el hijo de Victor Serge, exiliado en México, Vlady (1920-2005), en el de «Poema de l’Home», y todo ello precedido de una ilustración de cubierta del ilustrador y escritor también exiliado en México Pere Calders (1912-1994). De esta edición de autor se hizo una tirada de 240 ejemplares, los diez primeros en papel Ameca Buff y el resto sobre papel Malinche, todos ellos firmados por el autor y distribuidos en buena parte por suscripción. El interés de esta edición reside sobre todo en el hecho de establecer una relación entre poeta e impresor, cuya continuidad explicó muy atinadamente la escritora Anna Murià (1904-2002), pareja de Bartra, en relación a la desaparición de la revista Lletres, de cuya impresión debía ocuparse Gally en cuanto dejó de hacerlo el incombustible el Bartomeu Costa-Amic (1911-2002):

Entonces, otro amigo impresor, Guillem Gally, se comprometió a continuar editando la revista y a cargar con el déficit; cuando nosotros nos marchamos [de México], a finales de 1948, tenía en prensa «Rèquiem», el poema de Bartra dedicado a la muerte de su padre, que debía aparecer como suplemento de Lletres. Pero sin Bartra la distribución falló y ya no fue posible que saliera el número 11 d la revista, que ya estaba compuesto.

No obstante, el germen de la original iniciativa editorial de Guillem Gally la contó perfectamente el escritor e ilustrador Pere Calders en una carta fechada en México el 19 de julio de 1953:

La historia del nuevo intento editorial en México es la siguiente: el impresor Guillem Gally, al saber que la censura [española] había prohibido el Odisseu de [Agustí] Bartra [1908-1982], obra de intención puramente literaria, tuvo la idea de editarla adjuntando el oficio de censura, sin ningún comentario. De ahí nació el propósito de editar todas aquellas obras de publicación imposible en Cataluña, pero esencialmente las de prohibición injustificable.

Pere Calders.

El epistolario de Calders es muy rico en datos acerca de este proyecto, y en otra carta, del 25 de agosto de 1953, explica que «Gally es un impresor que ha conseguido cierta posición con su trabajo, pero está lejos de las grandes posibilidades. Su propósito consiste en impulsar la colección invirtiendo el capital inicial y resignándose a no ganar nada, o incluso a perder dinero de forma moderada.» En cualquier caso, la edición del Odisseu fue muy esmerada, de nuevo con portada de Pere Calders y en este caso con ilustraciones del escultor, cartelista y pintor Josep Maria Giménez-Botey (1911-1974), y según se indica en su colofón (traducido): «Esta primera edición de  Odisseu, de Agustí Bartra, se ha impreso bajo el cuidado y dirección de Guillem Gally, en los obradores de Impresora Galve, S. A., de donde estuvo lista el día 19 de juliol de 1953». Efectivamente, para entonces se había producido un cambio de nombre y un nuevo traslado (al callejón de San Antonio Abad), pero con este título se estrenaba la colección Fonda (honda), nombre con el que en 1929 había existido en Sabadell una colección en cuya gestación había participado, entre otros, Amadeu Aragay i Daví (1886-1965), exiliado en México.

Rafael Tasis (1906-1966).

También gracias al espléndido epistolario de Calders es posible saber que la edición, de seiscientos ejemplares, tuvo un coste de 4.576 pesos y que el precio de venta era de 15, que el 40% del precio se lo llevaba el impresor y que el resto, una vez cubiertos los costes de redacción y producción, era para el autor, así como que la distribución fue un desastre, y de ahí en buena medida que no se diera continuidad al proyecto. En junio de 1954, le escribe Calders a Rafael Tasis: «La distribución de este libro ha sido un fracaso tan grande que me temo que la empresa empezará y acabará aquí». Así pues, quedaron sólo en proyecto El riu i els inconscients, de Maria Dolors Orriols (1914-2008), que poco antes había ganado el Premi Concepció Ravell en los Jocs Florals de Montevideo con Cavalcades y el Josep Trueta en los de Londres con Reflexos, y K. L. Reich, la impresionante novela sobre los campos de concentración nazis que Joaquim Amat Piniella (1913-1974) escribió basándose en su propia experiencia en Mauthausen  y que no conseguiría publicar hasta 1963 (en el Club Editor de Joan Sales).

Con todo, la relación Bartra-Gally tuvo continuidad con la edición de un poema dedicado a Maria Companys (hermana de quien fuera presidente de la Generalitat y esposa de Hèctor Gally), «Coral a Lluís Companys per a moltes veus», acompañado de un dibujo de Joan Junyer, que salió también con pie de Galve.

Cubierta de Misioneros con boina, diseñada por Manuel Rivera.

Otras obras editadas por Galve fueron Estampas de México (1954), de la etnóloga estadounidense Doris Stone; Hágase la luz (La novela de un filósofo existencialista) (1955), de la feminista cubana Ofelia Rodríguez Acosta (1902-1975); Misioneros con boina. La vida de los españoles en América (1954), novela del exiliado español Felipe Morales (1913-1987); Personalidad de la mujer mexicana (1961), de Margarita Loreto Hernández o una carpeta con tres libros de romances del poeta mexicano José Maria Gurría Urgell (1889-1965): Romancero del recuerdo, Romancero de Veracruz, Romancero de los tres dioses (1966).

Paralelamente, la empresa fue adquiriendo algunas empresas, como Encuadernación Leal, así como editoriales preexistentes, casos de la veterana Árbol (dedicada a la pedagogía, la psicología o la medicina alternativa, pero también al teatro y la arquitectura), Concepto (en la que se publicaron clásicos tan variados como El Príncipe de Maquiavelo o el Popol Vuh) o la editorial Pax, en la que se inició como redactor y corrector de estilo Héctor Gally Companys (1942-2010) y donde publicó los libros de cuentos Diez días y otras narraciones (1963), Los restos (1966) y Cuentos a Orfeo (1967), preparó la edición y prologó 30 cuentos de autores mexicanos jóvenes (1967) y publicó la novela Fuego negro (197).

A la muerte de Guillem Gally Grivé pasó a dirigir la empresa su hijo Guillem Gally Amorós, nacido en España pero llegado de niño a México. Su hermana Elisenda, nacida en 1945 ya en México, publicó en Concepto una edición comentada de la novela Juanita la Larga, de Juan Valera.

Fuentes:

Manuel Aznar Soler y José Ramón López García, eds., Diccionario biobibliográfico del exilio republicano de 1939, vol. 2 (Casanovas-Guerra), Sevilla, Renacimiento-Gexel (Biblioteca del Exilio. Anejos 30), 2016.

Pere Calders, «L’Odisseu d’Agustí Bartra», Pont Blau, 11 (setembre 1953), pp. 212-213.

Teresa Ferriz Roure, La edición catalana en México, Guadalajara (Jalisco), El Colegio de Jalisco, 1998.

Anna Murià, Crònica de la vida d´Agustí Bartra, Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat (Biblioteca Anna Murià. Obres completes), 2004.

Josefina Sabaté, «Análisis de las variantes autógrafas en la “Nota de l’Autor” de Joaquim Amat-Piniella en K. L. Reich», Represura, núm 3 [nueva época] (2018), pp. 39-70.

Josep Vall, coord., L´Esquerra a Mèxic, 1941-1980, Barcelona, Fundació Josep Irla, 2016 (ed. corregida y ampliada).