A la memoria de quienes, durante el franquismo,
impartieron clases de catalán en la clandestinidad.
Con una cierta intermitencia resurge un debate de baja intensidad acerca de la necesidad o incluso la conveniencia de traducir al catalán –y lo mismo valdría para el gallego o el euskera– obras literarias escritas originalmente en lengua española. Se produjo, por ejemplo, al aparecer en 2003 la versión catalana de Ponç Puigdevall de Soldados de Salamina, de Javier Cercas, pero contaba con antecedentes tan interesantes como la de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que Avel·lí Artís Gener tradujo en 1970 para poner a prueba su dominio del catalán, pero sin pretensiones de publicarla, y muy bien podría haberse suscitado la misma cuestión en 1966, cuando apareció la versión del Viaje al Pirineo de Lérida, de Camilo José Cela, traducida por Josep M. Llompart (quien se vio en la necesidad de justificar de un modo un tanto singular su trabajo mediante un prólogo a la obra):
Traducir del castellano al catalán es una pérdida de tiempo y de energías, un rotundo disparate. […] Vana tortura de la que yo jamás habría aceptado ser agente ejecutivo si no fuera por una causa incontrastable: la voluntad del autor.

Edición dirigida por Pere Antoni Serra de la que se hicieron 400 ejemplares sobre papel de hilo Ingres, numerados, y 50 del I al L, todos firmados por el autor. En 2004 se subastó en El Remate (Madrid) por 400 euros.
A nadie extrañará que, acaso con la mirada puesta ya en el Premio Nobel, Camilo José Cela tuviera mucho interés en que su obra se tradujera a cuantas más lenguas mejor (ya de 1956 es la edición en Palma de Mallorca, con prólogo de Villalonga y traducción de Miquel M. Serra Pastor, de La familia d´en Pascual Duarte; anterior a la gallega); y tampoco sorprenderá a nadie que cuando tuvo la ocasión se sirviera para ello de la editorial que él mismo había contribuido a fundar, Alfaguara, que mediados los años sesenta había abierto en Barcelona una sede con el propósito de, por un lado, publicar en catalán (lo que dio pie a dos colecciones efímeras) y por el otro, captar autores en catalán para su traducción al español (lo que no llegó a suceder). Así lo contó su artífice, Rafael Borràs Betriu:
En abril de 1966, a los seis meses de hacerme cargo de la delegación en Cataluña, se inició en Alfaguara la publicación de La Novel·la Popular Catalana, a semejanza de la que se publicaba en Madrid dirigida por Jorge C. Trulock: La Novela Popular. Inédita. Popular. Española.

X. Benguerel.
La Novel·la Popular Catalana, dirigida por Manuel Costa-Pau (luego conocido escritor y editor de Llibres de l´Índex y Llibres del Segle), se dedicó a la narrativa breve, con la pretensión inicial de publicar en edición de bolsillo un título mensual, y se estrenó con una obra de Ramon Folch i Camarassa, Adéu abans d´hora, al que seguirían autores como por ejemplo Joaquim Amat-Pinella, Miquel Arimany, Pere Calders, Félix Cucurull, Víctor Mora, Robert Saladrigas, Manuel de Pedrolo… Y hay constancia de textos que no llegaron a publicarse, pues a Llorenç Villalonga se le pidió sin éxito algún texto breve, y a Manuel de Pedrolo se le rechazaron dos textos (uno de ellos, por previsibles problemas con la censura).
Ara i Ací [Ahora y Aquí] tenía una presentación más lujosa, y llegó a constituirse en un catálogo muy interesante y bastante curioso, en el que Xavier Benguerel, como explica Borràs Betriu en sus memorias, ocupó un lugar particularmente destacado, con cuatro títulos de los catorce publicados en esta colección. Con el primero de los libros ya se puso de manifiesto el acierto de tal elección. Como se cuenta en las memorias ya citadas:
Gorra de plat obtuvo un éxito fulminante: se agotaron 3.000 ejemplares (recuérdese, en catalán; recuérdese, en 1967) la tarde del Dia del Libro de aquel año. Dos meses después sacábamos la segunda edición (recuérdese, también, que las técnicas de impresión y encuadernación no eran entonces lo que son hoy), de 3.000 ejemplares más, y todavía una tercera edición, revisada y corregida.
Posteriormente Busquets i Grabulosa ha calculado en 14.000 los ejemplares vendidos sólo en catalán de este título (en 1969 se publicó, también en Alfaguara, la traducción de Luis Carandell). La siguiente obra de Berenguel en Ara i Ací, Els vençuts (1969), fue una creación bastante singular. Consta de una primera parte que es una reelaboración de una novela que había publicado en 1956 en la Editorial Selecta de Josep M. Cruzet con el título Els fugitius, y de una segunda titulada La fam i les fúries. Pero el caso es que fue un éxito todavía mayor.
Tras Viatge al Pirineu de Lleida, L´estiu més bonic, de Folch i Camarassa, y Gorra de plat, el cuarto título, en 1967, fue una novela de Aurora Bertrana (1892-1974), Vent de grop, escrita o por lo menos concluida a instancias de la también escritora Caterina Albert (Víctor Català”), según se dice en la dedicatoria: “A Caterina Albert, verdadera promotora y animadora de esta obra, la cual probablemente no hubiera escrito sin su afectuosa insistencia.” Tres años más tarde, en 1970, se estrenaba una versión cinematográfica a partir de un guión elaborado por Francesc Rovira-Beleta y Joaquim Jordà, con el título La larga agonía de los peces fuera del agua, dirigida por el propio Rovira-Beleta, que se hizo famosa sobre todo porque en ella aparecía cantando algunas piezas Joan Manuel Serrat.

Francisco Rovira Beleta (1912-1999).
El quinto número de Ara i Ací fue la novela de Concepció G. Maluquer (1914-2004) Aigua tèrbola, que en declaraciones a El Correo Catalán describió como la que más satisfacciones le dio, por el trato profesional que le dispensó el editor, por la promoción de la obra y, en particular, por el respeto a la integridad de la obra. Maluquer tenía una experiencia previa, poco satisfactoria, con el responsable de El Club dels Novel·listes, Joan Sales, en relación con su novela Gent del Sud (1964), hasta el punto que en el año 2001, con prólogo de Francisco Candel, consiguió por fin publicar la obra que había publicado tal como la había concebido (en la colección Biblioteca Pirinenca de Garsineu Edicions). El año anterior, Maluquer había recibido de Costa-Pau el encargo de una obrita para La Novel·la Popular Catalana, que se concretó en Què s’ha fet d’en Pere Cots? (1966), y le había puesto en contacto con Alfaguara.
También Josep Maria Espinàs, que publicó como número 6 de Ara i Ací La collita del diable, que originalmente se titulada, más explícitamente, Els desterrats, llegó a Alfaguara después de cierto roce con Joan Sales, quien en 1956 le había publicado Tots som iguals. Así lo contó Espinàs:
Llegó un momento en que terminé una novela […] y se la llevé aa Joan Sales. Entonces va Sales i se lanzó en su estilo: lleno de una profundísima buena fe armada de tozudería. Creyó que la novela “ganaría mucho con algunas alusiones estratégicamente colocadas acerca de los horrores de la guerra en el Priorato. Jo le decía que era partidario de prescindir de “qué novela se hubiera podido escribir”, pero el replicaba “Si antes de imprimir el autor tiene tiempo de mejorarla, me parece que esto es en beneficio de todos: autor, editor y público” […] Su vehemencia chocó contra mi pereza.
Además de Cela, aunque sin duda por motivos bien distintos, se tradujo en Ara i Ací a otro autor en lengua española, el por entonces muy famoso Francisco Candel, y semejante tarea recayó en Ramon Folch i Camarassa (quien al año siguiente publicaría en la misma colección El Rusc, es decir, La colmena). El libro de Candel, Trenta mil pessetes per un home i altres narracions (1968), toma el título de un relato que había aparecido en el número inicial de la revista Tintín (16 de noviembre de 1967) y, a decir de una nota aparecida en Triunfo el 21 de febrero de 1970, de la versión en español de este volumen de dieciocho relatos, que apareció Alfaguara con posterioridad a la traducción al catalán, en 1969, en se hizo una tirada realmente asombrosa de diez mil ejemplares.
En realidad, casi todos los catorce títulos publicados en esta colección tienen detrás una historia curiosa o divertida, o están asociados a jugosas anécdotas, y por ejemplo la elaboración y publicación de la Antologia de la poesía social catalana, preparada por Ángel Carmona, es digna de capítulo aparte.
Apéndice. La colección Ara i Ací (Alfaguara).
1 Camilo José Cela, Viatge al Pirineu de Lleida, traducció i pròleg de Josep M. Llompart, 1966.
2 Ramón Folch i Camarassa, L´estiu més bonic, 1966.
3 Xavier Benguerel, Gorra de plat, 1967 (2ª ed. 1967; 3ª revisada, 1973) Se calcula que se han tirado 14.00 ejemplares sólo en catalán.
4 Aurora Bertrana, Vent de grop, 1967.
5 Concepció G. Maluquer, Aigua tèrbola, 1967.
6 Josep M. Espinàs, La collita del diable, 1968.
7 Jaume Picas, Tren de matinada, 1968.
8 Francisco Candel, Trenta mil pesetes per un home i altres narracions, traducción de Ramon Folch i Camarassa, 1968.
9 Camilo José Cela, El rusc, versió de Ramon Folch i Camarassa, 1969.
10 Xavier Benguerel, Els vençuts, 1969. Se le calculan unos 25.000 ejemplares sólo de la versión en català.
11 Ángel Carmona, ed., Antologia de la poesía social catalana, 1970.
12 Vicenç Riera Llorca, Joc de xocs, 1970.
13 Xavier Benguerel, Memòries 1905-1940, prólogo de Pere Calders, 1971.
14 Xavier Benguerel, 1939. Segona part de Els vençuts, 1973. Se calculan 6.000 ejemplares vendidos.
Fuentes:
Montserrat Bacardí (traducida como, «La traducció del català al castella. Una història aleatìoria«, 1611. Revista de Historia de la traducción, núm. 1 (2007).
Montserrat Bacardí, “La traducció del castellà al català al segle XX. Esbós d’una història accidentada”, Visat, núm. 9 (abril de 2010).
Lluis Busquets i Grabulosa, Xavier Benguerel, la màscara i el mirall, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1995.
Josep M. Espinàs, “Record de Joan Sales”, Avui, 18 de noviembre de 1983.
M. Landrón, “Treinta mil pesetas por un hombre (1968)”, en la web El Candel.
Joaquim Molas, “Dotze cartes inèdites de Llorenç Villalonga”, en Germà Colón, Tomás Martínez Romero y Maria Pilar Perea, eds., La cultura catalana en projecció de futur. Homeantge a Josep Massot, Castelló de la Plana, Universitat Jaume I, 2004.