A Amadeu Pons, coleccionista de goigs
Al poco tiempo de aparecer la que sin duda fue una de las revistas literarias más importantes de la cultura catalana de la primera mitad del siglo XX, La Nostra Revista (dirigida por el poeta Josep Maria Junoy y con Pompeu Fabra, Josep Pla, Just Cabot y Carles Riba entre sus principales colaboradores), publicaba en ella el arqueólogo e ingeniero agrario Epifani de Fortuny i Salazar (1898-1989) un breve texto en el que intentaba describir la bibliofília y anunciaba la reciente creación de una sociedad dedicada a compartir el conocimiento sobre el libro y su historia, Els XII, de cuyos miembros da concisa noticia en el siguiente pasaje que traduzco:
En Els XII se encuentra la más variada gama de las aficiones: desde la cartulina de visita (Manuel Rocamora), para algunos insignificante, hasta los libros de horas (Josep Escobet), riquísimo en miniaturas, obsequio de príncipes y reyes; desde los exquisitos figurines (Condesa de Vilardaga), demostración de la veleidad femenina, a los goigs (Dr. Roca i Bellver), ejemplo abundante de la devoción popular catalana, de la imaginería y de la imprenta; desde la austeridad de las Imitaciones de Cristo (Epifani de Fortuny), a la suntuosidad de las encuadernaciones y ediciones modernas (Gustau Gili [i Roig]). Qué bella diversidad la de todas estas colecciones; tanto como las especializaciones de Ramon Miquel i Planas con su completísimo arsenal de materiales para la historia del libro, de Domènec Carles-Tolrà en la historia de Catalunya, de Josep M. Carles-Tolrà en ciencias exactas i relojería, y las monografías de Eduard Zaragoza y los interesantísimos acopios de Oriol Martorell y mosén Jaume Barrera.
Como se cuenta también en este mismo artículo aparecido en el cuarto número de La Nova Revista (de abril de 1928), el objetivo inicial de esta sociedad de bibliófilos era reunirse una vez al mes alternativamente en la residencia de cada uno de ellos y mostrar y comentar las principales piezas de las respectivas colecciones. A diferencia de lo habitual en muchos círculos de esta naturaleza, no se planteaban ni la celebración de conferencias ni la publicación de obras singulares o raras, pero sí, una vez al año, por sorteo y a cargo del interesado, la edición de detallados catálogos de las colecciones de cada uno de ellos.
Un poco anterior a la aparición de este artículo es la publicación de un primer texto anunciando la creación de Els XII en un contexto un poco sorprendente, la revista de periodicidad semanal y carácter humorístico y satírico El Borinot, fundada y dirigida por Lluís Bertran i Pijoan (1892-1959) y Josep Aragay (1889-1973) y que contaba entre sus más fieles ilustradores con las firmas de Apa (Feliu Elias i Bracons, 1878-1948), D’Ivori (Joan Vila i Pujol, 1890-1947) y Quelus (Miquel Cardona i Martí, 1908-1964).
En este segundo texto (publicado en el número del 13 de enero de 1927), se añaden algunas precisiones de cierto interés. Se indica por ejemplo que la colección de la condesa de Vilardaga (Carmen Gil Llopart, ¿?-1966) la componían libros sobre la historia de la indumentaria y de la moda; que la de Lluis Escobet (a quien se tiene por el único poseedor de una encuadernación de Jean Grolier en toda la península) incluía, además de libros de horas, cancioneros y romanceros; que, además de tarjetas de visitas, la colección del escritor, pintor y mecenas Manuel Rocamora (1892-1976) incluía impresos relacionados con el arte dramático o que la del político Oriol Martorell se centraba en libros del siglo XVIII. Además, permite fechar el proyecto un poco antes del inicio del año 1927.
A pesar del nombre asignado a esta asociación, que parecía restringir de antemano su número de componentes, llevó a cabo una iniciativa que, al parecer, tuvo una amplia repercusión y despertó mucho interés (se calcula que recibió diez mil visitantes), la exposición en enero de 1928 de una selección de lo más importante de las colecciones de sus miembros en las muy conocidas Galerías Laietanas, acerca de la que el escritor y periodista Just Cabot (1898-1961) escribió una muy completa y extraordinariamente ilustrada reseña en las páginas de la mencionada La Nova Revista (núm. 15, marzo de 1928, pp. 256-263).
Por su parte, en la publicación de Foment de les Arts Decoratives, Arts i Bells Oficis, se describía esta iniciativa como «una verdadera revelación para muchos, que ignoraban la existencia en nuestra tierra de colecciones que en otras partes contribuirían a la gloria de la ciudad», y añadía a continuación: «Y es que generalmente nuestros coleccionistas viven aislados, se sienten sumergidos en un ambiente hostil que los repele con sus afanes positivistas e imediatamente utilitarios».
Se mostraron en esta exposición un total de trescientas sesenta piezas, y se publicó además un catálogo de las mismas impreso en la Tipogràfica Occitània. Entre las singularidades de la exposición se encuentra además la exposición de un ejemplar aportado por el miembro número 12+1 de la sociedad (miembro honorario), el rey Manuel de Bragança y Orleans (1889-1932): las pruebas con correcciones del propio rey de Portugal de un Catalogue of a Collection of Early Portuguese Books, del que poco después Maggs Brothers hizo una tirada de cuarenta y cinco ejemplares numerados y firmados por el último monarca portugués.
Es interesante también advertir algunos cambios que se han producido en tan poco tiempo entre los miembros iniciales de la sociedad y los de quienes expusieron libros. Ya no aparecen ni Oriol Martorell, ni Eduardo Zaragoza ni mosén Jaume Barrera, que han sido cumplidamente sustituidos por el abogado, archivero y diputado a Cortes Leonci Soler i March, Maria dels Àngels Perpinyà (coleccionista de estampas religiosas) y Albert Lleó (especialista en libros orientales modernos).
Hubo, al parecer proyectos de editar algunos almanaques y algunas otras obras menores, pero no consta que ni estas ni los proyectados catálogos exhaustivos de las colecciones de Els XII llegaran a realizarse o, cuanto menos, a completarse.
Aunque tenue, porque los planteamientos y los objetivos eran otros, puede trazarse una línea de continuidad entre Els XII y la Associació de Bibliòfils de Barcelona (ABB), a cuyo frente aparece uno de los integrantes de este grupo, Ramon Miquel i Planas (que además de intervenir en las reuniones iniciales fue vocal en la primera junta de gobierno) y entre sus socios Epifani de Fortuny, Manuel Rocamora, además de Gustavo Gili Esteve (hijo de Gili i Roig). Y fue precisamente la ABB la que en 1965 publicó una edición de muy corta tirada con la conferencia que el 15 de diciembre de 1965 pronunció sobre la historia de este singular grupo, y en la que, entre otras cosas, contó que su pasión inicial por las ediciones de la Imitación de Cristo surgió después de haber encontrado alguno de ellos mientras curioseaba en la imponente biblioteca (unos ochenta mil ejemplares) de su padre, el político y escritor Carles de Fortuny i de Miralles (1872-1931), conde de Esponellà y en 1918 diputado a Cortes por la Lliga Regionalista.
Fuentes:
Anónimo, «Els XII (Una agrupació de bibliòfils)», El Borinot, núm. 164, 1927, p. 10.
Anónimo, «Els XII», Arts i Bells Oficis. Revista mensual de Foment de les Arts Decoratives, marzo de 1928, pp. 92-93.
Jordi Estruga i Estruga, «L’Associació de Bibliòfils de Barcelona», en AA. VV., La bibliofília a Catalunya, Barcelona, Fundació Jaume I, 2001, pp. 52-63.
Epifani Fortuny, «Els XII», La Nova Revista, núm 4, abril 1928, pp. 376-378.
Aitor Quiney y Jordi Estruga i Estruga, «Els col·leccionistes són corporativistes: les societats de bibliòfils», en Col·leccions privades, llibres singulars, Biblioteca de Catalunya, 2005, pp. 87-97.
Siempre me da alegría recibir una nueva entrega de Negritas y Cursivas. Lo cito en trabajos de investigación y lo recomiendo a mis alumnos. Gracias.
Gracias a ti por contármelo, me produce una enorme satisfacción saber ver que resulta útil lo que escribo. De veras, gracias.