Catalonia, la librería y la editorial chilenas

Al pueblo chileno, que a tantos intelectuales catalanes acogió en 1939

Apenas iniciada la primera década del siglo XXI, se abrió en Santiago de Chile una librería cuyo nombre remitía de inmediato a una de las más míticas e influyentes de cuantas estuvieron en activo en Barcelona durante la Segunda República, Catalonia. La Catalonia catalana la había fundado el luego famoso impulsor de Editorial Sudamericana, Antoni López Llausàs (1888-1979), asociado a Manuel Borràs de Quadras y al más tarde editor de la legendaria Selecta Josep Maria Cruzet (1903-1962). Sucedía esto en 1924 e inicialmente con sede en la plaza Catalunya, en lo que hasta entonces había sido un comercio de material eléctrico, y enseguida empezó a destacar como una librería moderna, entre cuyas peculiaridades estaba la posibilidad de hojear los libros, dispuestos contra lo que era habitual en mesas en lugar de en anaqueles, y la musculosa actividad cultural que generó, incentivo y promovió (conferencias, debates, lecturas, presentaciones de libros…). Hay testimonio gráfico del enorme despliegue que solían llevar a cabo con motivo del Día del Libro, pero todo eso concluyó como consecuencia del resultado de la guerra civil española, tras la cual se vio obligada a cambiar su nombre por el de La Casa del Libro.

La Catalonia barcelonesa.

Tendrían que pasar casi sesenta años para que alguien les tomara el relevo. Unos pocos años antes de la creación de la Catalonia barcelonesa, en 1918, había llegado la luz a lo que a principios de siglo era una zona del sector oriente de Providencia (en Santiago de Chile), donde existía un famoso establecimiento de restauración con música y baile regentado por unas hermanas (las Urbinas), en el que solían detenerse los habitantes del centro que salían hacia la periferia en busca de espacios más abiertos y rurales. De estas hermanas procede el nombre de la calle en la que estaban, el callejón de las Urbinas, donde, pasado el tiempo y modernizada la zona, en el año 1996 Drina Beovic Gómez (1948-2001), a quien su hija Laura Infante Beovic recuerda como «muy sociable y alegre», decidió fundar la librería Catalonia.

Drina Beovic.

La web de esta librería, que en los años noventa llegó a disponer de cuatro establecimientos diseminados por la capital chilena, pone claramente de manifiesto la voluntad de dar continuidad al proyecto catalán:

…desde su comienzo intentó recoger la tradición de la mítica librería barcelonesa de la plaza Cataluña, en España. En su inicio, la librería desarrolló una importante difusión de catálogos de editoriales hasta entonces desconocidas para el lector chileno, y se destacó por la gran cantidad de actos culturales que buscaban vincular al lector y al autor. Llegó a tener cuatro locales de venta existentes en los noventas, lo que la posicionó como una de las librerías más importantes de la capital.

A la muerte de la fundadora, la librería vivió una etapa de cierta languidez, ya con sólo la sede de Las Urbinas en pie, pero mientras tanto el editor de la diáspora Arturo Infante Reñasco, hermano menor del poeta Sergio Infante Reñasco, había creado a finales del año 2003 la Editorial Catalonia, que se presenta como «una empresa chilena, independiente, de vocación literaria y cultural». Sergio Infante, que huyendo de la dictadura de Pinochet se había establecido en Barcelona, cuando fundó la editorial Catalonia tenía ya una larga trayectoria en el mundo editorial, que había iniciado en 1974 en Seix Barral, después de haberse licenciado en filología hispánica en la Universitat de Barcelona. Posteriormente, además, había dirigido la sede bonaerense de esta editorial, de donde pasó a dirigir la del Grupo Planeta en la misma ciudad hasta que regresó a Chile para fundar y dirigir la estructura de Editorial Sudamericana (que por entonces dirigía la nieta de Antoni López Llausàs, Gloria Rodrigué) en Chile, hasta el momento en que Sudamericana fue subsumida en lo que por entonces era el Grupo Random House- Mondadori (hoy Penguin-Random House).

Antes de que terminara 2003 aparecían en la Editorial Catalonia la Historia de Chile desde la invasión incaica hasta nuestros días, de Armando de Ramón (1927-2004), Premio Nacional de Historia en 1998 y conocido sobre todo por sus obras sobre historia del urbanismo; Chile, un país dividido, del profesor y luego diplomático Carlos Huneeus e Historia de los antiguos mapuches del Sur, del antropólogo José Bengoa, que obtuvo por él el Premio Municipal de Literatura, pero también los menos académicos Diario enamorado, del veterano poeta y ensayista Armando Uribe Arce, y Las diez cosas que un hombre en Chile debe hacer de todas maneras, de la periodista Elizabeth Subercaseaux (cuya carrera en la ficción había iniciado en 1986 con el libro de relatos entrelazados Silendra, publicado por Ediciones del Ornitorrinco) y sobre todo, Allende, cómo la Casa Blanca provocó su muerte, de la periodista y escritora Patricia Verdugo (1947-2008), cuyo resonante éxito permitió asentar los pilares de una labor a más largo plazo.

Progresivamente, desde la historia y las ciencias políticas, el foco de Catalonia fue abriéndose a las crónicas y libros de testimonio, la filosofía, la investigación periodística y, en el ámbito de la ficción, a la narrativa, la poesía y el libro infantil. Y, además de ser fiel editor de alguno de los autores iniciales, como es el caso Bengoa (El tratado de Quilín, 2007, y la reedición de Mapuche, colonos y el Estado nacional, 2014), ha incorporado a su catálogo a escritores de prestigio como, entre otros muchos, la antropóloga Sonia Montecino (Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2013), a quien entre otros libros publicó una reedición ampliada y actualizada de Madres y huachos, alegorías del mestizaje chileno (2007), el filósofo Humberto Giannini (1927-2014), también galardonado con el Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (en 1999) y que con La metafísica eres tú (Catalonia, 2007) obtuvo el Premio Nacional del Libro y la Lectura 2008 y el Premio Altazor de Ensayo 2009, o el abogado y escritor comunista Volodia Telteiboim, a quien en 2004 le publicaron Neruda 100 Multiuso/Todoterreno.

Paralelamente al crecimiento del catálogo de la editorial, Catalonia se convirtió además en una de las distribuidoras de referencia para las editoriales españolas, y gestiona por ejemplo los catálogos de Blackie Books, Comanegra, Candaya, Plataforma Editorial, Claret, Serres, así como sellos de varios países latinoamericanos (Brujita de Papel, Latin Books, Peisa, Libros de la Araucaria, Losada…).

Al iniciarse la segunda década del siglo, la librería recibió un nuevo impulso, se revitalizó y modernizó, abrió en 2015 una sucursal en Santa Isabel (también en Providencia), empezaron a organizar encuentros, debates, talleres y uno de los primeros y más importantes clubs de lectura de Santiago de Chile, dirigidos por la profesora de Letras María José Navía y el pedagogo y librero de la Catalonia Gerardo Jara, en los que la inscripción a los mismos consiste en la compra del libro que se comenta y que no tardó en ramificarse en tres: un club de poesía, a cargo del editor y profesor de literatura James Staig, otro de narrativa y un tercero de ensayo feminista, dirigido o coordinado por la historiadora, biógrafa y editora de contenidos de Memoria Chilena María José Cumplido, autora de Chilenas (2017), Chilenas rebeldes (2018), Chilenas rebeldes 2 (2019).

Al frente de esta renovación y ampliación, cuando se cumplían diez años de la muerte de Drina Beovic, estaban sus hijas Catalina (también editora en Catalonia) y Laura Infante Beovic, así que no sería de extrañar que quizás algún día Las Urbinas se conozca como las Infante Beovic…

Fuentes:

Web de la Librería Catalonia

Web de la Editorial Catalonia

Martí Crespo, «Unes llibreries Catalonia a 11.000 km, de Barcelona», Vilaweb, 5 de septiembre de 2019.

Vale Lopresti Fuenzalida, «El boom de los clubes de lectura en Chile explicado por un librero», El Definido, 14 de mayo de 2014.

Tamy Palma, «Laura Infante: “Mi mamá murió el día de mi cumpleaños» (entrevista), La Tercera, 29 de marzo de 2019.

 

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