Los orígenes trotskistas de la FNAC

A la vista de la manera en que entró en el siglo XXI la enorme empresa de venta de libros, discos, entradas de conciertos y todo tipo de cachivaches electrónicos Fnac, no sólo resulta asombroso el origen y trayectoria previa de sus fundadores, sino que incluso resulta sorprendente el significado original de esas siglas, Federation Nationale d’Achats (Federación Nacional de Compras), reconvertido luego en su primera deriva sospechosa en Fédération Nationale d’Achats des Cadres (Federación Nacional de Compras para los Ejecutivos Medios).

La primera piedra de lo que hoy constituye una red de almacenes, que a su vez forma parte de un inmenso grupo empresarial (Groupe Fnac Darty), la pusieron en 1954 dos hombres cuyas intenciones al hacerlo quizá queden bien explicadas por sus trayectorias biográficas, André Essel (1918-2005) y Max Théret (1913-2009), apasionados ambos de la fotografía que habían coincidido ya en 1935 en la creación de la organización trotskista dirigida por Yvan Craipeau (1911-2001) Jeunesses Socialistes Révoluctionaires (Juventudes Socialistas Revolucionarias). Al parecer, quien les puso en contacto fue el pintor Fred Zeller (1912-2003), militante también de las JSR y quien había sido secretario de Leon Trotski en Noruega.

Sin embargo, otro aspecto importante para entender su éxito es el contexto en que se produce este nacimiento, en un momento en que han aumentado tremendamente en Francia los ciudadanos con estudios superiores, una vez dejados atrás los efectos más duros de la guerra, y cuando está a punto de iniciarse el amplio período (1958-1969) del escritor  André Malraux (1901-1976) al frente del Ministerio de Cultura, durante el cual pondrá en marcha y extenderá por todo el país las Maisons de Jeunes et de la Culture.

Théret y Essel.

Max Théret, hijo de un jefe de sección en los grandes almacenes Printemps, había entrado en 1931 en el Mouvement des Jeunes Socialistes, y en 1934 es testigo como fotógrafo de la revolución de Asturias, lo que le llevó luego a implicarse personalmente en la campaña electoral de 1936 al lado del Frente Popular y a combatir como voluntario en la guerra civil española hasta 1938. Durante la guerra mundial combate en la Resistencia, y una vez concluida la misma se hace conocido como fundador de Économie Nouvelle, una central de compras destinada a los funcionarios.

Por su parte, Essel, nacido en Toulouse e hijo de un hombre de negocios, empezó como obrero en la Talbot antes de militar también en la Resistencia francesa distribuyendo propaganda y, una vez concluida la guerra, dirigiendo la Drapeau Rouge des Socialistes. Cuando se une a Théret trabajaba como representante de una marca fotografía, y cuando ponen en marcha su primera oficina (en la parisina calle Sebastopol) su primer objetivo es poner al alcance de las clases medias los aparatos fotográficos, cinematográficos y discográfico, a los que años más tarde, en parte debido a las dificultades para llegar a acuerdos con las empresas de material fotográfico, añadirían los libros (en 1974).

Théret y Essel.

 

Inicialmente, siguiendo el modelo de Économie Nouvelle, intentaron crear n sistema mediante el cual los poseedores de un carnet los clientes tenían derecho a un descuento del 20% en la compra en los comercios asociados. Y ese mismo 1954 fundan como revista propia Contact, una publicación con una tirada de 300.000 ejemplares (que irá derivando desde la propaganda hacia la publicidad) que inicia una implacable campaña contra los precios injustificadamente altos de los bienes culturales y denuncia la defectuosa calidad de algunos productos. Particularmente polémicos –e irritantes para algunas marcas– fueron sus tests comparativos entre productos similares, que les llevarían incluso a crear, en 1972, un laboratorio para llevar a cabo tales estudios. Este activismo político-cultural en defensa de los derechos de los ciudadanos les permite en un primer momento aglutinar a sus clientes (o asociados) en una lucha entre los consumidores y la gran industria fabricante y distribuidora.

Paralelamente, en 1957 abierto su primer almacén, al que siguió un segundo en 1960 (en la avenida Wagram), hasta 1972 no fundarían el primero fuera de la capital (en Lyon) y en 1981 el primero fuera de Francia (en Bruselas).

Otra iniciativa bastante interesante como dinamizadora de la vida cultural fue la creación en 1965 de la primera asociación privada francesa del mundo del espectáculo, Alpha (Arts et Loisirs Pour l’Homme Aujourd’hui), bajo la dirección desde el principio de Raymonde Chavagnac. Entre sus objetivos estaba conseguir entradas para espectáculos a precios preferentes, además de divulgar información cultural y promocionar y coproducir o patrocinar algunos espectáculos (entre ellos, el Festival de Teatro de Avignon y los teatros Rond-Point, L´Athénée y el Silvia-Montfort). En último sentido, quizá su mayor éxito fue la creación del Festival de la Jeune Chanson Française, destinado a descubrir y apoyar a nuevos, compositores e intérpretes.

Algunos números indicativos bastan para hacerse una idea del rápido crecimiento de la década de los sesenta: los socios pasan de 20.000 en 1955 a 400.000 en 1969, y los asalariados de 22 en 1960 a 580. En el año 2000 los asociados llegaron al millón.

De 1974 es el exitoso nacimiento de la sección de libros, a la que no es una exageración atribuir el prolongado debate y las tensiones entre los editores y los libreros en Francia, que no se cerró hasta el final de la década con la conocida como pionera Ley Lang (1981), que estableció un precio inamovible para cada libro y el 5% como el descuento máximo que se podía aplicar a éste. Las pequeñas librerías tenían motivos más que sobrados para temer el modo de funcionar de la Fnac, que sin embargo le permitió ya a fínales de los setenta ofrecer a sus asalariados dos días de descanso semanal y la reducción de la jornada de 48 a 38 horas semanales y el pago del transporte. Pero para entonces la Fnac estaba ya inmersa en un acusado proceso de transformación.

La ampliación de capital necesaria para seguir creciendo hizo que en 1970 los fundadores vendieran el 40 % de la empresa al Banque de París y las Assurances de París y surgen las primeras tensiones entre Théret, que necesitaba fondos para sus actividades paralelas, y Essel, que se resiste a abandonar el barco. Aun así, en 1977 venden la empresa a la Société Générale des Coopératives Consommateurs, y sólo Essel permanece en la Fnac como director asalariado (cargo del que dimite en 1983 para pasar a asesorar al grupo Hachette y más tarde publicar sus memorias y dirigir el periódico Le Matin, entre otras labores). Dos años después, en 1985, la cooperativa experimenta una profunda crisis que tiene como primera respuesta una claro deterioro de las condiciones laborales. Se iniciaba una etapa completamente distinta de la Fnac.

Fuentes:

Vincent Chabault, «La FNAC. Du militantisme politique à la grande distribution culturelle», Histoire d’entreprises, 2008, pp.66-71.

Vincent Chabault, La FNAC, entre commerce et culture, prólogo de Patrice Fridenson, París, Presses Universitaires de France, 2010.

José María Martí Font, «Max Théret, cofundador de las tiendas culturales FNAC», El País, 26 de febrero de 2009.

Frédéric Leblanc, «La FNAC, histoire d’une normalisation», La vie des idees, 24 de junio de 2010.

Edwy Plenel, «Hommage a Max Théret, aventurier de l’espérance», Meidapart, 1 de marzo de 2009.

Thomas Wieder, «Max Théret, fondateur de la FNAC», Le Monde, 28 de febrero de 2009.

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