A Mariella del Riego, agradecido.
El 8 de septiembre de 1877 nacía el primer centro destinado a aglutinar a los asturianos residentes en Cuba en forma de Centro de Beneficiencia Asturiano, y una década después se fundaba con unos propósitos más ampliamente sociales el Centro Asturiano (1886), que al poco tiempo creaba también El Heraldo de Asturias, destinado tanto a información sobre la vida comercial, social y cultural de los asturianos en la isla como a recoger las principales noticias ocurridas en Asturias. Ya en las primeras décadas el siglo XX se fundaron otros diversos centros similares (Club Avilesino, Naturales del Concejo de Boal, Club Allerano, Naturales del Concejo de las Regueras, Club Cangas de Tineo, Naturales del Concejo de Navia, etc.) y continuaron fundándose periódicos y revistas de un talante similar (La Montera, El Clamor de Asturias, órgano oficial de la Sociedad de Beneficencia Asturiana, El Correo de Asturias, El Eco de Covadonga, Voz Astur, Tierra Asturiana…). En este contexto, a nadie sorprenderá que no tardaran en surgir iniciativas editoriales un poco más ambiciosas.
De fecha tan temprana como febrero de 1879 es la publicación en la Imprenta y Papelería El Correo Militar de la zarzuela en asturiano y en un acto Una romería en Mieres, de Sergio García y Echevarría, con música de Felisindo Rego, que el 7 de septiembre de ese mismo año se estrenaba en el Gran Teatro de Tacón con acompañamiento del Coro Asturiano. Se trata sin embargo de apenas 32 páginas, pero que incluyen la leyenda “Censura de imprenta de la Isla de Cuba”, corroborada y firmada por el censor M. Cañas.
En los años inmediatamente posteriores aparecieron otras ediciones de características similares, de obras que por aquellos mismos años subían a la escena, como el cuadro en asturiano Los quintos de la Manxoya, de Perfecto F. Usatorre (Imprenta La Razón, 1881, 28 pp.) o las piezas bilingües del mismo autor. La vaca pinta (1883) y Manín el güerfanu (Imprenta La Tipografía, 1884). La presencia de textos teatrales bilingües se explica sobre todo por el empleo del asturiano como un vehículo para caracterizar geográfica e incluso socialmente a cada uno de los personajes de las obras teatrales.
Ese mismo año aparece el Álbum literario de El Eco de Covadonga (1884), impreso por Carlos Ciaño (1858-1925) como regalo a los suscriptores de esa cabecera que dirigía, que acaso sea el primer volumen, de una cierta extensión, que contiene textos en asturiano, pues incluye una reedición de «Costumbres asturianas. La Danza», de Teodoro Cuesta (1829-1945), y «Pobre mozu» de Nolón (seudónimo de Perfecto Fernández Usatorre, 1847-1911), si bien el grueso de este libro lo componen textos en lengua española.
Tal vez el primer volumen de autor único que incluye una muestra literaria en asturiano publicado en Cuba sea Pote asturiano (1899), de Francisco Fernández Santa Eulalia (h. 1850-1901), que se presenta como una «colección de cuentos, cartas y narraciones históricas. Soliloquios y siluetas, amén de otros componentes que lo harán más sabroso al paladar», y que en definitiva recoge nueve cuentos, ocho cartas y cinco artículos que previamente habían ido apareciendo desde 1895 en El Heraldo de Asturias. Entre ellos, algunos en asturiano, como «Casianín», «¡Ye la Güestia!», «Felipón de Xuaca», «Xibla que xibla», «Carta de Piedres Turbies», etc. Casi cien años después, la Academia de Llingua Asturiana recuperó estos textos, a los que añadió otros también dispersos, en De Pote asturiano y otros trabayos (1997).
De fechas muy cercanas es la publicación de la pieza en un acto, también en asturiano, Xuaquina (1891), de Fernández Usatorre (Nolón), si bien se trata de apenas 24 páginas salidas de la Imprenta del Avisador Comercial de Pulido y Díaz. Ya años antes, Nolón había puesto en manos de la habanera Imprenta La Tipografía Manín el güerfano, una obra en verso, bilingüe y asimismo en un acto, que en 1899 se publicaría también en Oviedo.
De un carácter similar es otro texto de Nolón, Don Luis, obra en un acto y dos cuadros en verso, bilingüe, que se estrenó en el Gran Teatro Tacón el 16 de septiembre de 1894, y que salió de la misma Imprenta del Avisador Comercial ese mismo año (30 pp.).
Sin embargo, no es hasta 1906 cuando, salvo error, aparece el primer libro íntegramente escrito en asturiano, Caxigalines, de Isidoro Díaz de la Torre (1878-1917), un poemario precedido de un prólogo del escritor y periodista Atanasio Rivero (¿1865?-1930) que salió de las prensas de C. Martínez y Cía. Impresores. Ramiro González Delgado lo ha caracterizado sintéticamente como «un libro poético de temática costumbrista asturiana (leyendas, cuentos, mitología)».
De todos modos, en los años sucesivos este tipo de ediciones asturianas en forma de volumen continuarán siendo sumamente escasas, pues no tenían ningún tipo de viabilidad ni económica ni de difusión social, por lo que resulta más lógico que la literatura asturiana siguiera canalizándose a través de las numerosas publicaciones periódicas, escritas mayoritariamente en español, que puso en circulación la comunidad asturiana en la isla.
Más relieve literario tiene la aparición en 1913, en la Imprenta Militar de Pérez Sierra Hermanos, del primer poemario de quien, pese a escribir en lengua española, llegaría a ser considerado el Poeta Nacional de Asturias, Alfonso Camín Meana (1890-1982). Camín se dio a conocer en Cuba con el título Adelfas, que tuvo una segunda edición también americana (México, Librería Española, 1920) y una tercera, aumentada y prologada por Antonio Iraizoz (1890-1976), con el título Adelfas y nuevos poemas (México, Revista Norte, 1959). Escribe el investigador cubano Jorge Domingo Cuadriello sobre la influencia de este escritor asturiano en el devenir de la literatura cubana:
De mayor significación para nuestra literatura fue el gijonés Alfonso Camín, quien debe ser considerado con toda justicia uno de los iniciadores inmediatos de la llamada poesía afrocubana. En una fecha tan temprana como el año 1913 incluyó en su libro Adelfas el poema «Musa africana», dirigido a exaltar la belleza de la mujer negra, y con posterioridad, a través de sus composiciones «Elogio de la negra» y «Damasajova», pertenecientes al volumen Carteles (1926)

Alfonso Camín, De la Asturias simbólica (Poesías), impresa en La Militar y editada y distribuida en las librerías J. Maza Pereda-La Escena de La Habana y Fernando Fé de Madrid.
Vale la pena consignar también, aun a modo de paréntesis, que de la mencionada Imprenta Militar, de cierta tradición previa, se habían hecho cargo los hermanos asturianos Antonio y Segundo Pérez Sierra, y en este ámbito de la impresión cubana destacan también otros asturianos, como José Fernández Castro (Imprenta Fernández Castro y Cía.), Valentín Cuesta Rendueles (que en 1890 fundó en Güines la imprenta El Demócrata) o Manuel García González, propietario de la Editorial Neptuno, cuya importancia se cifra en el hecho de poseer almacén de papel, además de talleres gráficos e imprenta propios.
En cualquier caso, poca incidencia podía tener la literatura en lengua asturiana sobre el contexto cultural cubano, y más bien constituía un vehículo de memoria, de expresión de la nostalgia y de cohesión de una comunidad lingüística. Se va manteniendo, pues, una cierta continuidad sobre todo de la literatura dramática teatro, apoyada en los centros asturianos, y en paralelo surgieron cabeceras de periodicidad disímil, como, entre otras muchas, Crónica de Asturias (1907-1914), Avilés (1911), El Progreso de Asturias (1919), Asturias (1914-1920 y 1925) y Voz Astur (1918-1920), en algunas de las cuales asomaron en el Caribe otros textos literarios escritos en asturiano, si bien a menudo en forma de piezas teatrales bilingües. Además, algunas de estas obras teatrales, lógicamente de carácter más o menos costumbrista, se estrenaron, sobre todo en La Habana, generalmente como un modo de recaudar fondos para beneficencia. En la revista Asturias, por ejemplo, desde 1915 se hacen habituales los textos breves escritos en asturiano (cuentos, ensayos divulgativos de tema folklórico, breves textos parateatrales), tanto de autores residentes en la isla como remitidos desde la península o bien reimpresos a partir de publicaciones peninsulares, como “Felipon de Xuaxa, de Francisco Fernández de Santa Eulalia, “Les Indies”, de Carlos Ciaño, “Los convites del Tio Caloyo”, de Manuel Álvarez Marrón o “El tratu ye tratu”, de Emilio Robles Muñiz.
Sin ser tan visible como la catalana o sobre todo la gallega, la vida cultural de la comunidad asturiana en Cuba tenía una notable vitalidad, tanto en lengua española como en la asturiana, y personajes como Nolón, Eva Canel (1857-1932), Pepín de Pría (José García Peláez, 1864-1928), Españolito (Constantino Suárez Fernández, 1890-1941) o Alfonso Camín Meana, además de otros ya mencionados, dejaron testimonio de la presencia y continuidad de una cultura en un contexto que en nada se parecía al que la vio nacer. De todos modos, la presencia en Cuba de literatura en asturiano (inserta en publicaciones periódicas o en forma de opúsculos o libros), sin embargo, no deja de tener un valor más testimonial que literario, si bien ello no la hace culturalmente menos relevante.

Eva Canel, que entre otros textos literarios es autora de una conferencia titulada «El divorcio ante la moral social», leída en el Centro Asturiano el 8 de octubre de 1914 y publicada en La Habana dos años después.
Nota: La Academia de la Llingua Asturiana ha pubilcado ediciones facsimilares de varias de las obras que se mencionan en el presente texto.
Fuentes:
Jorge Domingo Cuadriello, «Asturianos en Cuba en el siglo XX», en http://www.emigrastur.com/uploads/files/guelga.pdf
Jorge Domingo Cuadriello, «La literatura asturiana en Cuba», en Actes del II Conceyu Internacional de Literatura Asturiana, Academia de la Llingua Asturiana, Uviéu, 2009, pp. 197-216.
Ramiro González Delgado, «Lliteratura asturiana en Cuba a primeros del sieglu XX», en Actes del I Conceyu Internacional de Literatura Asturiana, Academia de la Llingua Asturiana, Uviéu, 2003, pp. 255-262.
Xosé Ramon Iglesias Cueva, «La segunda metá del sieglu XIX», en Miguel Ramos Corrada, coord., Historia de la literatura asturiana, Uviéu, Academia de la Llingua Asturiana, 2002, pp. 197-264
Enrique Miralles, «Catálogo de Obras Teatro del siglo XIX por autores asturianos» Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica, núm. 28 (2003), pp. 241-328.
Andrés Villagrá, «Aspectos de la literatura asturiana en la emigración» en Actes del I Conceyu Internacional de Literatura Asturiana, Academia de la Llingua Asturiana, Uviéu, 2003, pp. 191-208.
Andrés Villagrá, «La emigración y la literatura asturiana. Pasado y presente», en Actes del II Conceyu Internacional de Literatura Asturiana, Academia de la Llingua Asturiana, Uviéu, 2009, pp. 217-238
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