La edición de felicitaciones navideñas, uno de cuyos objetivos era sin duda la promoción editorial o la posibilidad de demostrar la calidad que eran capaces de ofrecer las empresas papeleras y de artes gráficas, fue una actividad muy arraigada durante mucho tiempo en la posguerra española, una costumbre social que generó toda una corriente de coleccionismo, porque, obviamente, y por la cuenta que les traía a los implicados, el resultado era muy a menudo de gran calidad. Masid Valiñas ha escrito al respecto:
La impresión con motivos navideños fue una costumbre que contaba con una importante tradición en Cataluña, pero experimentó un impulso definitivo a partir de 1945, incrementándose en los años siguientes el intercambio y el coleccionismo. Se trataba de impresos en los que las variaciones de formato, temas, técnicas de impresión y estampación se multiplicaban ilimitadamente. De presentación muy cuidada –en forma de díptico, en pliegos con dos dobleces– se imprimían en papeles de calidad, llevando grabados originales y frecuentemente iban iluminados a mano.
Recuerda también el mismo estudioso que fuera de Barcelona este tipo de publicaciones apenas tuvieron difusión, si bien menciona también las salidas en Santander de los talleres Hermanos Bedia (imprenta fundada en 1948 por los hermanos Joaquín y Gonzalo Bedia, que publicaría obra a Gregorio Marañón, José María de Cossío, Gerardo Diego y las primeras de José Hierro), así como las editadas por Castalia (antaño tan prolífica y generosa en el ámbito de la bibliofilia), y concluye Masid Valiñas:
El conjunto de estas felicitaciones reproduce el mundo de las ediciones de bibliófilo de la época, conformando un pequeño universo paralelo a todo este fenómeno editorial. A partir de estos especímenes puede elaborarse un auténtico catálogo de ilustradores, impresores, así como de las características formales que identifican a estas publicaciones.
Ciertamente, la lista de editores, impresores y papeleros que publicaron felicitaciones navideñas es inagotable, y en ella aparecen nombres tan importantes como los de Jaume Pla (1914-1995), Ramon de Capmany (1899-1992) o el ilustrador Pedro Riu, las diversas editoriales de Josep Janés, la Editorial Pérgamo del poeta Carles Fages de Climent (1902-1968), la papelera Luis Guarro Casas, Industrias Gráficas Oliva o el Instituto Gráfico Oliva de Vilanova, el corredor de libros Josep Porter, la Librería Editorial Argos, la Librería de las Galerías Layetanas, las Galerías Syra… Del mismo modo, la nómina de ilustradores es extensísima e incluye a casi todo los grandes nombres de la época.
Ese mismo año 1945 que Masid Valiñas señala como de auge o relanzamiento de este tipo de ediciones, la empresa fundada a mediados del siglo XIX como Tipo-litografía Seix y Librería Barral, que desde 1911 había adoptado el nombre de Industrias Gráficas Seix y Barral Hermanos, publicaba con motivo de las Navidades no ya un díptico o un tarjetón con algún grabado original, sino un sorprendente texto de Mariano José de Larra (1809-1837) destinado a sus clientes y amigos, La diligencia, componiendo un bello volumen.
A cualquiera que recuerde el inicio de ese excelente e incisivo artículo de costumbres de Larra le asombrará quizá semejante elección para conmemorar las fiestas navideñas en una posguerra española en la que la censura estaba muy vigilante, y si bien es cierto que los volúmenes tan breves no eran objeto de un escrutinio minucioso por parte de las autoridades, es evidente que era arriesgado poner en circulación un texto cuya apertura reza:
Cuando nos quejamos de que esto no marcha, y de que la España no progresa, no hacemos más que enunciar una idea relativa; generalizada la proposición de esa suerte, es evidentemente falsa; reducida a sus límites verdaderos, hay un gran fondo de verdad en ella.
Es posible que a los buenos conocedores de Larra, si tenían buena memoria, esa alusión no les pasara desapercibida, pero lo cierto es que en la felicitación navideña de Seix y Barral lo que se publicó fue una versión fragmentaria, que suprime toda la introducción y se inicia a partir de «No es fácil imaginar qué multitud de ideas sugiere el patio de las diligencias», con lo cual queda más específicamente restringida a la sociedad contemporánea al escritor y hace más difícil que el lector pueda interpretar (precisamente por el pasaje suprimido) la publicación del texto como una crítica velada a la sociedad franquista. Al fin y al cabo, se ha eliminado casi una tercera parte del texto tal como lo publicó originalmente la Revista Mensajero el 16 de abril de 1835, si bien según la anotación final del volumen de Seix y Barral apareció originalmente en La Revista Española en esa misma fecha, y desconozco si, caso de ser correcto el dato, apareció allí en una versión abreviada. De todos modos, parece evidente que, aun cuando pudiera haber un guiño al lector avisado, la supresión responde más a la voluntad de ajustar el texto a las páginas disponibles que a ninguna otra cosa.
Se trata de un volumen en octavo menor, de 14 páginas numeradas (a color), con guardas con el logo de la empresa y encuadernadas en cartulina protegida con una sobrecubierta ilustrada y con orlas en relieve, unida a la cartulina mediante solapas. Tanto la cubierta como el interior contienen ilustraciones a color y capitulares historiadas obra de Ricard Giralt-Miracle (1911-1994), cuyo padre Francesc (1873-1947) se había hecho un nombre como grabador y litógrafo precisamente en la Seix Barral, y el propio Ricard se había iniciado en el oficio en la misma empresa. Este mismo volumen de La diligencia es ejemplo de que a su regreso del exilio Giralt-Miracle, además de trabajar en diversos proyectos con Josep Janés, reanudó la relación profesional con la Seix Barral, pero a lo que Giralt-Miracle fue también muy fiel a lo largo de toda su vida, y en particular desde que en 1947 monta Filograf, es a la tradición de hacer, ya a partir de 1953 y hasta 1989, espectaculares plaquetas como felicitación navideña (a las que algunos años añadía otra versión en ocasión de las vacaciones estivales), con textos breves de Cervantes, Dante, Juan Ramón Jiménez, Maragall o Salvat Papasseit, entre otros.
Nota: La tirada de La diligencia no debió de ser muy reducida, pues todavía hoy pueden encontrarse bastantes ejemplares, en estado de conservación diversos, a precios que oscilan entre los 6 y los 40 euros aproximadamente.
Fuentes:
Sergi Dòria, «El poeta de la tipografía»,Abc, 20 de diciembre de 2009.
Jordi Duró, «Giralt-Miracle y el tiempo libre», en O.
Germán Masid Valiñas, La edición de bibliófilo en España (1940-1965), Madrid, Ollero y Ramos, 2008.
Alfredo Navarro Saldaña, «Ricard Giralt-Miracle», en Educastur, 31 de marzo de 2010.
Zeneide Sardà, Perfils (con prólogo de Jordi Sarsanedas), Barcelona, Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 1999, pp. 87-96 (entrevista fechada en octubre 1994).