“Siempre fui consciente de la superioridad literaria de Németh. Él era un artista, yo sólo un periodista”
Arthur Koestler

Sándor Márai (1900-1989).
El extraordinario escritor Sándor Márai (1900-1989) aparece como personaje en –por lo menos– dos muy buenas novelas húngaras de las que existe traducción al español.
La primera de estas novelas es Viaje en torno a mi cráneo, obra pionera en el empleo del monólogo interior y el fluir de la conciencia escrita en 1937 por el antaño famoso Frigyes Karinthy (1887-1938), notable narrador, dramaturgo y traductor que debe la posteridad en particular a su teoría de los seis grados de separación. De esta novela, Férenc Oliver Brachfeld publicó en 1941 una traducción en Argos, que posteriormente apareció en las colecciones El Manantial que no Cesa, de José Janés, en 1949 y Lauro de Plaza & Janés en 1961 y Galaxia Gutenberg recuperó en 2007 como número 48 de su Serie Narrativa.

Edición en la colección El Manantial que no Cesa, José Janés, 1949.
Sin embargo, Sándor Márai –quien dijera que “sin cafés no hay literatura”– tiene mayor presencia en la espléndida novela Reservado para una tertulia, obra de un escritor húngaro pendiente aún de recuperar, pese a los diversos libros suyos que circulan en Europa, sobre todo en traducciones al francés: Andor (o Endre, o André) Németh (1891-1953).

Andor Németh (1891-1953).
Hubo una breve época (en los años cuarenta) en la que Németh tuvo una presencia notable en las librerías españolas, donde le acompañaban además un buen número de compatriotas (Lajos Zilahy, Jenö Heltai, Férenc Kormendi o los propios Márai y Karinthy), gracias sobre todo a la labor de Ferenc Oliver Brachfeld (1908-1967) como divulgador en España de la literatura húngara, pero fue en particular en su vertiente como biógrafo que Németh alcanzó reconocimiento.
Así, en 1941 aparecía en la editorial Tartessos su Metternich y su tiempo (en traducción firmada por Javier Carballo), y al año siguiente, sin pie editorial, una traducción de Oliver Brachfeld de Napoleón (en una colección llamada Historia y salida de la Imprenta Atlántida), a la que seguiría María Teresa de Austria (en la editorial Apolo, de nuevo en traducción de Oliver Brachfeld, en 1952). Intercalada en esta sucesión de biografías había aparecido en agosto de 1948 la novela en clave Reservado para una tertulia como número 48 de la colección El Manantial que no Cesa de José Janés.
La vida de Németh es una de las muchas marcadas por los avatares de la historia política y militar europea. Nacido en una familia judía, fue una de las firmas de la prestigiosa revista Nyugat (que el narrador aparece leyendo en Reservado para una tertulia). A raíz de la primera guerra mundial conoció los campos de concentración franceses (Noirmourtier), y de su historia (la de los presos en Francia por el simple hecho de ser húngaros) ha quedado una intensa recreación literaria en Monasterio Negro,* de Aladár Kuncz (1885-1931), quien por cierto aparece episódicamente como personaje en Reservado para una tertulia.

Aladár Kuncz (1885-1931).
Tras la disolución del Imperio Austrohúngaro, Németh se estableció durante unos años en Viena (1919-1926), con una obra aún menor a sus espaldas (algunas piezas de teatro y textos de crítica literaria y poemas de influencia simbolista) pero ya como una de las figuras importantes de la literatura de vanguardia que se expresaba en las revistas literarias de entreguerras. Posteriormente pasó unos años de lo que suele llamarse “exilio interior” en Budapest (1927-1939), la etapa literariamente más brillante, en la que aparecen sus obras ensayísticas sobre La comuna de París en 1871 (1932), María Teresa de Austria (1938) o Metternich (1939) y traduce además a grandes narradores franceses (Victor Hugo, Dumas, Zola, Balzac, Malraux, Maurois), del mismo modo que en los años sucesivos traduciría a escritores como Stefan Zweig, Theodore Dreiser, Somerset Maugham, Sinclair Lewis, Ernst Hemingway…

Jean Vigneau Editeur, 1947 (traducción de Victor Hinz).
Con el ascenso del nazismo, Németh emprendió un exilio en Marsella, Cassis-sur-mer y Montauban (1939-1947), y con el tiempo Francia se convertiría, hasta el día de hoy, en el puente de las traducciones de su obra a otras lenguas. Allí publica uno de sus libros más famosos, Kafka ou le mystère juif (1947), pero el mismo año de su publicación regresa a Budapest, donde vive otra breve etapa con el viento en las velas, hasta que la presión comunista lo lleva a desaparecer de la vida pública. Fallece el 13 de noviembre de 1953, dejando una obra muy diversa en cuanto a géneros, con curiosidades como una obra escrita a cuatro manos con Arthur Koestler (aparecida póstumamente en francés en 1996 como Au chat qui louche en Calmann-Lévy) y una notable cantidad de manuscritos que todavía no han visto la luz ni siquiera en húngaro y que se conservan en el Museo de la Literatura Húngara (Petófi Iroldami Múzeum) de Budapest.
Tras años inédita, la novela policíaca de Koestler-Németh, la publicó Calmann-Lévy en 1996.
Reservado para una tertulia, aparecida inicialmente por entregas entre 1938 y 1939 en el periódico Az Ujság y luego en volumen en 1942, es una novela en clave cuyo escenario principal es el café Beleznai, y entre los tertulianos, además del propio Németh, figuran el mencionado Karinthy (que de hecho es sobre quien pivota la tertulia), el filósofo y crítico literario Georg Lukács y Sándor Márai en su momento de mayor fama, que aparece con el nombre de Mihályfi-Messer y que resulta además muy bien retratado en sus intervenciones por sus propias y no muy alentadoras palabras acerca del momento literario:
La era de las experimentaciones, de las extravagancias ha pasado; superada la época de las formas de vida individuales, nos acercamos a pasos agigantados hacia la sociedad íntegra de los ideales de vida colectivos, unitarios. El intelectual que está obligado a darse cuenta hasta de cómo crece la hierba, hace bien en acomodarse oportunamente a esa formidable metamorfosis. Hoy día, todo representante del espíritu debe ser serio, consciente de su deber y hasta pedante como un maître d´hôtel.[…] La humanidad ya está harta de libertades; amanece la era de las dictaduras, que tampoco será más que una transición hacia la segunda Edad Media del género humano.
Y, realmente, el retrato colectivo de la tertulia del Beleznai que hace Németh es tanto un acercamiento de la psicología de cada uno de los personajes (en ocasiones sorprendente, y en el caso de la del propio Németh quizá incluso un poco cruel), como sobre todo y más interesante, constituye una foto fija de un ambiente intelectual en un momento en que la clase a la que pertenecía el grueso de los escritores, la burguesía, como salvaguarda de la gran tradición literaria, se veía amenazada tanto por el auge del totalitarismo nazifascista como por el empuje de los movimientos políticos de raíz marxista.

Placa dedicada a Németh en la estación ferroviaria de Celldömöllki.
Interés añadido de la novela lo constituye el capítulo titulado “Intermedio”, ocupado por una breve pieza en la que el narrador hace una transposición en forma de parábola mediante personajes más o menos mitológicos, de lo que acontece en el Beleznai, en lo que supone una estructura de cajas chinas que pone en cuestión la capacidad de la literatura para recrear fielmente la vida (como suele atribuirse a la probablemente mal llamada “novela burguesa”), y la consecuencia de ello es que el lector se encuentra con un relato dentro de un relato que, a su vez, es una transposición de personajes y acontecimientos reales.
Resulta un poco asombroso que una cultura relativamente minoritaria como la húngara haya dado al mundo una pléyade tan extensa, diversa y heterogénea de excelentes escritores de esos que a veces los pequeños editores en lengua española logran convertir en masivos por puras y simples razones interés humano y calidad literaria de sus obras. Valgan como ejemplos Sándor Petöfi, Károly Pap, Lajos Zilahy, Aladár Kuncz, Sándor Márai, Magda Szabó, Gyula Illyés, Péter Esterházy, Péter Nádas o el premio Nobel Imre Kertész. Es evidente que con un público potencial tan limitado como los 13 millones de hablantes de magiar (aproximadamente el mismo que de griego, kurdo o serbio), la vitalidad de la literatura húngara se sustenta precisamente, por lo menos en parte, en la militancia cultural de esos hablantes y en particular de una burguesía dispuesta a mantener vivo el mercado y la industria editorial necesaria, así como en la capacidad de esa industria para interesar lo suficiente a los editores de otras culturas en las obras de estos autores como para que inviertan en traducirlos y publicarlos.
Lo intrigante es saber qué nos depara esa ingente cantidad de manuscritos de autores húngaros que, debido a la trompicada vida política de su país, aún permanecen inéditos… ¿Alguien duda que quedan joyas por descubrir?
*De Monasterio Negro hay una traducción al español de Andrés Revesz y otra con traducción y notas de Eva Cserháti y Antonio Manuel Fuentes Gaviño e introducción de Ricardo Menéndez Salmon, publicada en Oviedo por KRK en 2012.
Andor Németh, Reservado para una tertulia, traducción y nota previa de Férenc Oliver Brachfeld, Barcelona, José Janés Editor (El Manantial que no Cesa 90), 1948.
Fuentes:
Javier Aparicio Maydeu, «De letras húngaras», Libros. El Periódico de Catalunya, 3 de diciembre de 1999, p. 6, recogido en Lecturas de ficción contemporánea. De Kafka a Ishiguro, Madrid, Cátedra, 2008, pp. 525-526.
Eszter Oszbán, «Sin cafés no hay literatura«, Literatura Húngara on line.
Niño Vampiro, «Viaje en torno a mi cráneo, de Frigyes Karinthy«, en El Niño Vampiro Lee, 1 de junio de 2012,
hola interesante tu artículo. ¿Sabes quien tiene los derechos de Németh, herederos o fundación o quién? «La tertutlia» la tengo leída, todos son personajes en clave. Bachfeld y su editorial «Victoria» merecerían una entrada aparte, mi padre lo conoció y … Badosa, has de hablar con Badosa, que conoció bastante a Janés, no entiendo cómo no lo hiciste para tu libro…Y Badosa merce también una entrada. El hijo de Karinthy es muy buen autor, Ferenc. Le he publicado dos libros. ** +
Y no sé si sabrás Márái que es un seudónimo, él se llamaba Sándor Grosschmid von Mára (que de hecho no es tampcoo un apellido sino un título de pequeña nobleza de su familia, una demrcación rumana, Maramures… Márai sería por von Mára y esto vendría por lo de «señor de Maramures») y hablaba alemán en casa con la mitad de la familia y escribía en alemán a principio. Los hijos del primo hermano de Marái son españoles, son hijos del primo de Sandor Márai, un húngaro que se hizo argentino (y taxista) y que recibía cartas de su primo en EEUU en que ya se notaba que se iba a suicidar: los hijos, casi setentones, viven desde hace años en España, desde que llegaron de Argentina en 60, donde habían emigrado al acabar la guerra, tras pasar una temporada en Viena en cada de una abuela.Pablo y María Grosschmid son intérpretes de alemán y húngaro al español, y hace años que los conozco. un abrazo max
** Ferenc Karinthy nació en Budapest en 1921, hijo del célebre escritor Frigyes Karinthy (1887-1938). Escribió su primera novela, La noche de Don Juan, en 1943 cuando aún era estudiante de literatura y lingüística en la Universidad Pázmán Péte. En 1945 se doctoró en lingüística y trabajó al inicio de su carrera como dialoguista para los teatros Nemzeti Színház y Madách y, posteriormente, como dramaturgo para los teatros Miskolc, Szeged y Debrecen. Entre 1957 y 1960 tradujo a numerosos autores, entre ellos a Maquiavelo y Molière, y obtuvo varios galardones literarios, los más importantes de los cuales fueron el Premio Baumgarten, el József Attila, y el Kossuth. Al margen de su carrera literaria, fue campeón de water-polo, periodista deportivo y presentador de concursos televisivos. Durante los últimos años de su vida realizó una gira de conferencias en Estados Unidos. Murió en Budapest en 1992. Entre sus muchas obras cabe destacar la novela de culto con tintes kafkianos titulada Épépé (Metrópolis en su título español), escrita en 1970, traducida a muchas lenguas y que ha sido comparada con 1984 de George Orwell, Un mundo feliz de Aldous Huxley y El proceso de Franz Kafka. Napló , el diario que Karinthy escribió entre 1969 y 1991, fue publicado póstumamente en 1994. En 2009, Editorial Funambulista publicó su novela La edad de oro.
Muchas gracias por el cúmulo de datos adicionales. Ciertamente, hay muchos personajes que merecerían tener una entrada propia, si bien sobre Oliver Brachfeld he escrito en diversas ocasiones. Tomo nota del asunto Badosa, pero puedo asegurarte ¡que tengo más temas y personajes en mente que tiempo para dedicarme a ello! Gracias por todo una vez más.
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